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Rumba y culo
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Tiempo de lectura: 2 minutos

En esta tercera anécdota de mis aventuras con Esteban quiero contarles como me culeó.

Había pasado casi mes y medio desde que nos conocimos y empezamos a acostarnos, yo la verdad antes jamás había dado colita.

Ese viernes pudimos salir a rumbear, porque su esposa estaba de viaje de trabajo y solo regresaba hasta el sábado en la tarde.

Después de bailar súper rico nos fuimos a un motel, llegamos con algo de traguito encima y muy reídos.

Mientras estábamos en nuestros “juegos” en la cama a mi me dio por empezarle a rastrillar mi cola a él, esto lo hacía por ratos, se la rastrillaba, pero pues no dejaba que se hundiera, seguimos tomando unas copas de ron mientras seguíamos en la cama.

Lo que casi lo enloquece fue en un momento que nos pusimos de pie, tomando una copa más yo me le acerqué de espaldas bailando y empecé a rastrillarle mi cola y con mi mano se lo agarraba por ratos, recuerdo que reíamos mucho.

Me di la vuelta y de rodillas empecé como jugar a hablarle a su pene, diciéndole, quieres culparme, y el con su mano lo movía de arriba abajo, jugamos así un poco.

Tome el tarro de aceite y lo unté bastante, y aun de rodillas le dije, pues hoy estoy dispuesta, ¡pero que no me duela!

El me levantó muy emocionado, dio la vuelta y así de espaldas fue llevándome a la cama, para ese momento nos tomamos otra copa de licor.

Literal él me acomodó en la cama en cuatro y lo primero que hizo fue empezar a acariciarme todo el cuerpo y la cola untándome de aceite muy rico se sentía todo

Yo le pregunté, tu esposa segura no te da culo, el riendo un poco dijo no, para nada.

Después empezó a rastrillarlo por mi cola, y fue hundiéndose muy despacio, la verdad se sintió súper sin dolor, que era lo que no quería.

Entró y salió así muy despacio, yo le pedí que siguiera echándose aceite y en un momento que se salió le pedí otra copa, con lo cual la verdad quedé muy relajada.

Finalmente me tomó de las caderas (que no tengo muchas jajaja) y empezó a moverse con muy buen ritmo, yo tenía mi cara sobre la cama, parecía una muñeca de trapo, él solo movía adelante y atrás mi cuerpo hasta que lo sentí reventarse dentro de mí. Él solo gemía y yo seguía poseída por él.

Definitivamente una amante hace de todo!!!

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