Así las cosas, habíamos dejado el capítulo anterior con aquella conversación telefónica entre Carmen y yo y que todo el pueblo se había enterado vivía con dos hombres. Uno blanco y otro de color.
Ramón, de repente había cambiado mucho su actitud. Se le veía triste y taciturno. Sin embargo a Enrique no sé qué le daban en la Guardia Civil que cada día estaba más ansioso y cariñoso de mi.
En cuanto podía me comenzaba a sobar las tetas y besarme el cuello como un loco. Parecía un pulpo. Eso me ponía terriblemente cachonda y al final, las veces estaba con el coño para farolillos me lo follaba hasta que se desahogaba conmigo cosa que era un día si otro no.
Sin embargo con mi negrito no iban las cosas bien.
-Te pasa algo, Ramón?
-Si. Logró confesar de una vez.
-Qué pasa, cariño. Le dije cogiéndolo de la mano.
-Que mi mujer se ha ido con otro y ha dejado abandonados a los niños…
Eso era en realidad lo que quería oír. Maldita zorra. Si ya lo sabía yo… Esa negra era más puta que las gallinas. Se le estaba bien empleado a Ramón por enamorarse de esa furcia. Hacía falta ser marrana para dejar a dos criaturas abandonadas.
-Ohhh!… Qué horror, Ramón! Le dije fingiendo. Solo me hizo falta disfrazarme de Celestina…
-Y los niños??
-Están con mis padres a la espera de que pueda salir de aquí y hacerme cargo. Mis suegros viven en Senegal.
Fue por su cartera y me sacó una foto. En ella estaba la asquerosa de su mujer con dos pequeños rubios como querubines. Se llamaban Erica como la madre (ese esperpento) y Ramón como el padre.
-Ohhh… pobrecitos. Oye… pero… no son negritos.
-Es que son adoptados… Es que… yo no valgo para tener niños. Soy estéril…
-Pues hijo… parece mentira con la pedazo verga que tienes… no te preocupes que ya se solucionará todo. Cuando cese el confinamiento vas a buscarlos y os venís aquí…
No me había dado cuenta que con esa frase había sellado mi destino final…
-Si? Podemos venir? En la empresa para la que trabajo buscan gente para esta zona…
La había liado totalmente. Ni corto ni perezoso, Ramón llamó a sus hijos para contárselo. Además no tenían porque esperar a acabar el curso puesto que con la pandemia iban a dar aprobado general. Luego llamó a su jefe quien le dijo…
-Joder, Ramón. Menos mal encuentro a un tipo quiera ocupar la zona de Levante-Andalucía… ni subiendo el sueldo quiere nadie. En cuanto pase el confinamiento te mudas.
No sé cómo lo hizo, pero en 5 minutos me había contado todo, le habían subido el sueldo, se había librado de esa ramera y se iba a venir a vivir aquí… estaba totalmente exultante de alegría. Solo le faltaba tocar el tam-tam para celebrarlo…
-Bésame, Karen…
Ya sabía yo lo que quería…
-Ven corazón… que te quiero mucho. Vamos a celebrarlo le dije sacando su gran polla de los pantalones.
Como siempre, una gran verga negra brotó de sus bóxer quedándose mirándome la cara como una serpiente.
Comencé a mamársela a mi negrito. Se puso muy envarado y recto. Me agarraba a sus negras piernas como podía con tal de meterme más centímetros de su verga en la boca. Él gemía sin parar y se le veía grácil y contento.
-Me gusta tu rabo. Le dije mientras jugueteaba con una gotita de líquido seminal en mi barbilla…
-Uhhh… ya te salen negritos por ahí, corazón? Voy a tragarme todos tus negritos hoy. Me vas a dar muchos?
-Si. Pero mis negritos no sirven de nada…
-Es igual, amor. Yo los quiero…
Hacía como una semana Ramón no estaba para darme negritos y aliviado de sus problemas ese hombre iba a descargar conmigo todo su semen acumulado.
-Mira… me quité el sujetador y saqué mis tetas subiendo y bajando su verga con las manos.
-Son bonitas, ehhh?
-Si, Karen. Y tu muy buena mujer…
Cogí su gran verga entre mis tetas y las comencé a subir y bajar haciéndole una cubana. Nunca le había hecho eso a un hombre.
Había momentos en los que parecía mentira una polla de 19 centímetros desapareciera entre mis grandes tetas erectas y fuertes para luego volverse a ver de nuevo. Si… seguía estando ahí y Ramón gimiendo de gusto.
Noté como mi coño destilaba su esencia mojándome las bragas pero no estaba para placeres personales sino para hacerle sentir a Ramón un hombre de verdad. Al final se fue sin remedio llenándome el cuello de su semen.
-Ohhh… Karen… qué bien lo has hecho…
-Es la primera vez lo hago así con mis pechos.
-Pues lo has hecho muy bien…
-Mira… como me has dejado llena de tus negritos, amor… Qué bonitos. Dame un besito.
Me besó con locura y me abrazó con fuerza tanto que no le importó mancharse de su propio semen el pecho.
Cuando nos limpiamos nos sentamos a ver la tele y se me encendió la bombilla.
-Ramón!! Te gustaría aprender flamenco con una amiga?
-Ohhh, si. Estoy tan aburrido…
Llamé a Carmen y se lo dije. Me contó que lo quería ver a las 9 de la mañana como un clavo en su casa y que las clases iban a ser "gratis". Le mandé una foto de Ramón para que viera quien era. Carmen exclamó…
-Uhhh… qué negraso… no voy a dejar ni el rabo…
Al otro día Ramón se presentó en casa de Carmen. Enrique y yo nos quedamos solos en casa
-Que va a aprender Ramón flamenco con Carmen???
-Si. Así estará entretenido y no le dará vueltas a lo de su familia.
-Pero tu sabes lo salida debe estar esa mujer? Pero si lo va a devorar…
-Ohhh… Qué cosas dices…!
-Esa tiene que tener más hambre que un caimán en el desierto… pero si hace 9 años que no cata rabo…
-No digas eso. Los hombres solo pensáis en lo mismo…
Era cierto. Carmen se caracterizaba porque todos los hombres del pueblo la habían intentado cortejar pensando su castidad desde la muerte de su marido la hacía presa fácil. Además, estaba buena y cobraba una sustanciosa pensión de viudedad y de orfandad por su hijo Carlitos. Decía que hasta que Carlitos no se hiciera mayor iba a ser su marido.
Tampoco era para tanto pero ella era así…
Ding-Dong!!!
-Hola!!! Tu debes ser Ramón. El amigo de Karen. Dijo Carmen vestida de sevillana.
-Si, soy yo…
-Oh… pero que negrito más guapo me ha mandado Karen. Siéntate, amooor…
-Shiquillooo pero que marshaaa me da esto del framenco. Dijo Carmen moviendo las manos como si llevase castañuelas…
Carmen puso su mano en sus piernas mirando su paquete.
-Ven aquí, corazón que vamoz a empesar la primera clase…
Carmen sacó de su vestido unas enormes tetas que brotaron a la primera erectas como piedras.
-Chúpalas, negrito. No te cortes… dijo cogiendo la cabeza de Ramón y poniéndosela en el canalillo casi asfixiándolo.
-Señora, que yo vengo a clases de flamenco! Exclamó Ramón.
-Primero, lo primero… amor. Que te voy a dar las primeras clases gratis.
Carmen estaba buena. Era ese tipo de mujeres maduras con abundantes hechuras como yo. Solo que su piel era más aceitunada. Era la típica belleza andaluza de pelo negro y rizado. Muy gitana.
-Ven aquí, negraso… que voy a ver lo que tienes entre las piernas. Hoy estoy muy puta…
Ramón se puso de pie y ella le bajó los pantalones. La polla de Ramón estaba erecta y atrapada en sus calzoncillos.
-Ohhh… que tamaño tiene mi negrito…! No te preocupes que no te voy a echar de este baile…
Carmen se armó de valor, aspiró aire y cerró los ojos bajándole esos calzoncillos. Cuando los abrió vio la negra polla de Ramón tiesa como una tabla.
-Uffff… y todo esto es para mi, amorcito? Si ya me había dicho Karen lo bien dotados estaban sus dos gorilas…
-Qué te ha dicho Karen?
-Nada, amooor…. que te diese clases de baile. Pero no te preocupes que vamos a bailar juntos…
Carmen estaba salida perdida como decía Enrique. Comenzó a chupar la polla de Ramón hasta los huevos algo que era imposible para mi.
-Mmmm… quiero polla!!! 9 años sin saborear ninguna desde que murió mi marido, Ramoncito. Y ahora me cae esto del cielo… Qué rica está. Quiero rabo!!!
Subía y bajaba con ganas y fuerza y se refrotaba la verga de Ramón por toda la cara mientras se acariciaba el coño por debajo de su folclórico traje.
-Cuánto tiempo, negrito mío. Dame más polla. Quiero rabo todo el día. Sin parar, amor… Qué sabor más bueno tiene.
Se quitó el traje aprisa y corriendo y se puso a 4 patas en el sofá.
-Dame fuerte, negrito. Lléname el coño de tu verga. Qué ganas tengo.
Ramón introdujo la punta se su pene con cuidado.
-Venga, no te cortes… métemela hasta adentro. Si supieras la cantidad de cosas me he metido en estos 9 años ahí no te andarías con remilgos. Dame, rabo. Dame rabo…
Ramón hacía lo que podía pero nada era suficiente para esa mujer deseosa de sexo.
-Más, quiero más. Me voy a correr, negrito… me corrooo…!
Carmen se corrió pero aún quería más.
-Ven amor… Se tumbó en el sofá abriendo las piernas.
-Venga, a qué esperas. Fóllame así ahora que lo estás deseando cabroncete… Qué negro me ha mandado el cielo por Diosss!!! Dame más…
Estaba inquieta y ansiosa.
-Me voy a correr otra vez… amor… Bufff… ya me viene… más fuerte. Yaaaa…! Me voy…
Carmen volvió a incorporarse y quiso otra postura después de correrse por segunda vez.
-Ven aquí… que ahora vas a saber lo que es una mujer, Ramoncito… Quiero follarte en todas las posturas.
Puso a Ramón sentado en el sofá y comenzó a montarlo.
-Así, así… Le dijo poniéndole las tetas en la cara.
-Mama más, mama más… trágatelas todas. Que son para ti…!!!
Carmen se movía subiendo y bajando sus caderas como una loca.
-Qué escasez durante tanto tiempo… Ahhh!!!… No sé cómo he podido aguantar sin esto…
Ramón estaba completamente aturdido. Sin saber qué hacer. Todo le parecía poco a esa mujer.
-Y tú? No te vas a correr? No te gusto?? En cuanto lo hagas luego más, amor…Qué pija tienes. Y qué fuerte está mi negrito…!!
-Si, si… ya voy, Carmen… dijo Ramón tímidamente.
Ella comenzó a mover tanto sus caderas que los mofletes de su culo subían y bajaban deformándose por completo. Jadeaba sin parar.
-Más, más… amor… más!!! Quiero más!!! Aullaba Carmen clavándole sus fucsias uñas en el lomo a Ramón.
-Me voy a correr, Carmen…!!!!
-Córrete, negrito pero acuérdate que luego quiero más, cariño… no me dejes así que quiero más polla antes de que te vayas. Si quieres hasta te puedes quedar a dormir.
-Ohhhh… me corro….!!!
-Dame semen, negrito. Quiero mucho semen!!
Carmen no paraba de subir y bajar mientras se corría Ramón. Lo hizo hasta que su polla cayó en firme decadencia y se salió de su vagina chorreando esperma y flujo.
-Bésame, Ramón. Bésame. Necesito mucho cariño siempre después.
Ramón besó a Carmen que necesitaba cada vez más besos.
-No pares!! Cómeme a besos…!! Qué polvo, Virgen de la Macarena!!! Esto si que es un polvazo de los buenos. Y las ganas que tenía…
-Te ha gustado???
-Si, Carmen.
-Pero luego más, cariño!! Tómate un ratito. Quieres una limonada?
-No, no hace falta…
-Qué bueno es mi chico…!
Estaba con Enrique viendo la tele y recibí un mensaje de Ramón.
-Pero esta mujer está salida perdida… Casi me mata. Yo que venía aquí a dar flamenco…
-No te preocupes lo que pasa es que anda muy escasa desde que falleció su marido. Pero es muy buena mujer. Ya la conocerás. Da clases de flamenco y de Filosofía en el colegio.
-Joder!! Karen. Y tan escasa…
Carmen entró en el salón. Ahí estaba Ramón medio desnudo con su verga al aire medio erecta.
-Y qué me cuentas, negrito? Le dijo Carmen poniendo la mano en su pierna.
Ramón le explicó todo. Y porque estaba allí a lo que ella abrió los ojos como platos y las orejas como antenas escuchando con atención. Unas tímidas lágrimas asomaron por sus ojos.
-Ohhh… no llores, Carmen…!!
-Ayyy… mi negrito. Que hemos empezado follando y acabamos envueltos en lágrimas…! Es que desde que se murió mi marido ando muy sensible. Si no fuese por mi Carlitos…!!!
Uhhh!!! Carlitos!!! Que está a punto de venir… y tu y yo aquí como Dios nos trajo al mundo!! Corre!! Vístete, amor. Otro día te daré otra clase…
Carmen se puso el traje de faralaes y a Ramón lo vistió de cordobés. Justo cuando Carlitos entraba por la puerta Ramón se ajustaba su sombrero de bailaor.
-Hola!! mamá!!!
Ramón en un gesto reflejo cogió las bragas de la madre del niño que habían ido a parar a una lámpara metiéndolas en el bolsillo de su chaqueta.
-Quién es este señor, mamá?
-Mira, Ramón. Este es mi hijo Carlitos.
Este señor se llama Ramón y va a venir a dar clases de flamenco con tu madre, corazón. Le dijo guiñándole un ojo a Ramón.
Carlitos era el típico niño consentido por su madre. Iba correctamente vestido con ropa de marca, alto y guapo además sacaba muy buenas notas.
-Y… cuántos años tienes, majo? Le preguntó Ramón.
-Catorce, señor.
-Ahhh, mira que copado el niño…! Y tienes novia?
-No ni falta le hace. Interrumpió la madre.
-Ahhh, bueno… dijo Ramón.
-Quédese a cenar señor Ramón! Dijo el chico.
-Si. Quédate negrit… No, señor Ramón.
-Bueno, si insisten madre e hijo…
Ramón se sintió seguro con el chico delante.
Ramón y Carmen se desnudaron para cambiarse. Carmen lo hizo a toda prisa para entrar en la habitación de Ramón. Echándole la mano a la entrepierna le dijo…
-Hummm… si te quedas a dormir te chuparé bien la polla, negrito…! Ya has visto que me la trago entera…, amor!!
Carmen preparó pollo al horno y sacó unas tostadas de caviar iraní que tenía guardado para la ocasión.
-Qué mayorcito está ya mi Carlitos. Creo es hora de que me eche novio, Ramón. O algún hombre que cuando pase por aquí se acuerde de mi. Dijo Carmen mirando a su interlocutor adulto. Quien puso cara de… "A mi no me disparen que solo soy el pianista…".
Cenaron los tres con apetito. Y Carmen sacó una botella de Möet Chandom para el postre que eran fresas con chocolate.
En una ausencia de Carlitos Carmen dijo entre risitas…
-Es que a mi el champán bueno me abre bien el coño, negrito…
Ramón aprovechó el comentario para mandarle un mensaje a Karen que decía…
-"Me han secuestrado. Me temo esta noche me quedaré a dormir aquí…".
Se lo enseñé a Enrique quien dijo…
-Pobre hombre… me parece que nuestro negro va a volver hecho unos zorros…
-Pero si Carmen es tan cariñosa. No te gustaría se liaran y hacer cuartetos de cuerda?
-Con tu amiga Carmen??? Mi madre…!!!
La velada se alargó hasta las 3 de la mañana. Carmen le preparó el sofá cama a Ramón y Carlitos se fue a dormir.
-Hoy el señor Ramón se queda a dormir, Carlitos. Y tu vete ya a la cama le dijo mientras apuraba la tercera botella de champán.
Carlitos se fue a su habitación y ellos igual no sin decirle a Ramón…
-En cuanto esté dormido este chico te mando un mensaje y vienes. Le dijo con una sonrisa pícara.
Se fueron los tres a sus camas respectivas y al cabo de 15 minutos Ramón recibió un mensaje.
-"Ya, ya puedes venir".
Ramón entró en la habitación de Carmen quien había dado la vuelta a las fotografías de su difunto marido y puesto velas por toda la habitación. Parecía una sacristía.
Se la encontró envuelta en un blanco picardías ya antiguo y que le iba muy justo con las piernas abiertas y tendida en la cama metiéndose un consolador. En la parte baja de su estómago se adivinaba había dado a luz a su Carlitos por cesárea.
-Ves?, Ramón. Mira como el champán me ha abierto el coño…
Efectivamente. Su concha estaba dilatada y excitada a la vez que una mancha de flujo adornaba una sábana bajera color rosa, justo debajo de su culo. Unos pechos grandes le caían hacia los lados erectos tanto en sus pezones como aureolas tornados color oscuro dada su excitación. Clamaba sexo y cariño.
Ramón se excitó tanto que puso su polla en la boca de Carmen, quien se la tragó entera entre los guturales ruidos de su garganta mientras movía el consolador en su abierto coño.
-Chupa esto! Le dijo Ramón, exhibiendo su gran verga negra al aire en frente de la boca de Carmen.
-Si, si… bramó Carmen escapándosele el consolador de las manos y quedando en las sábanas vibrando.
-Hoy te voy a dar unos buenos rabazos…!!!
Ramón tanteó la dureza de su verga con las dos manos y puso a Carmen a cuatro patas. No se anduvo con delicadezas y metió su polla hasta adentro de una vez quedándose parado con ella dentro gruñendo como un animal. Era manifiesto el coño de Carmen estaba ya bien abierto gracias a su consolador.
-Te gusta esta verga, ehhh?
-Ohhh… amor…!!! No sabía eras tan decidido…
Ramón comenzó a bombear en el coño de Carmen de forma contundente y decidida asiendo su culo con sus manos y juntando y separando sus mofletes. De vez en cuando, Ramón introducía su dedo corazón en el culo de Carmen quien gemía sin parar.
-Eres una buena hembra, Carmen…! Te gusta te jodan fuerte, eh?? Te gustan las pollas grandes y negras, ehhh? Pues aquí tienes una!! A partir de ahora las veces que quieras rabo lo pides!!!
-Ohhh… no sabía esto de ti… antes estabas tan parado…
-Toma bien de polla… Carmen…!
Las gigantescas tetas de Carmen iban de lado a lado por la fuerza de las embestidas de Ramón por lo que Carmen optó por apoyar su busto sobre la cama, y agarrarse a su culo sin remedio clavándose las uñas y abriéndolo para que así Ramón pudiese penetrarla más fácilmente.
-Así, así te puedo dar mejor vergazos. Como lo sabes, eh? Dijo Ramón.
Era obvio, Carmen iba a correrse de un momento a otro cosa que hizo tras un cuarto de hora de una embestida tras otra.
-Ohhh….!!! Ramón… me he ido otra vez… y de qué forma, cariño…!
Carmen cayó sobre la cama como un ovillo y Ramón la besó sin parar. Besó desde su cabeza hasta sus pies. Carmen no daba crédito.
-Qué clases más bien pagadas, Ramón… Sollozó… roja como la grana.
-Bésame, negrito.
Ramón la comió a besos alabando su maduro cuerpo.
Se puso tierna y cariñosa. Era evidente, Carmen había pasado muchos años sola y en un pequeño atisbo de tener algo claro, en tan solo un día se le había abierto el cielo.
Generalmente una historia de amor rara vez consolida el primer día con sexo. Eso es incluso contraproducente. No iba a ser el caso…
(Continuará).