Nos conocimos en la universidad, la hice mía la misma noche en que la conocí, y después de varios años de noviazgo nos acabamos casando con boda oficial y todo, incluido su vestido blanco, no obstante que desde que me la comí la primera vez me di cuenta que ya estaba más culeada que maestra de universidad en retiro. Pero esa es otra historia de la cuál hablaré en su momento.
En nuestro luna de miel nos fuimos a una playa paradisiaca (omitiré su nombre por razones que después entenderán) donde amenizamos con otra pareja de lunamieleros que se hospedaba en la cabaña contigua a nuestro hostal y allí en una noche de tormenta armamos la fiesta y brotaron los excesos del alcohol y la mariguana.
A mi chica, a la que llamaremos Erendira, la mariguana siempre la ha puesto cachonda, y cuando la fuma es solo cuestión de instantes para que acabe copulando con quien esté al lado. Y en esa ocasión el de al lado era el otro lunamielero.
Jugando dominó las cosas se pusieron calientes y pasaron de shots de tequila cuando una pareja perdía a prendas (en una playa tropical en verano era poca la ropa que había que quitar). Y así fue como más temprano que tarde David (el lunamielero) desenvainó el sable mostrándoles a todos el calibre que se cargaba.
Si mi “animal” de 20 cm de moronga deja a las chicas con los ojos como platos, lo de David entraría en calidad de una “bestia feroz”. Mi amada Erendira nomás no podía sacarle los ojos de encima a ese pedazo de carne apuntando al cielo y entre jugada y jugada logré ver que por debajo de la mesa masturbaba frenéticamente ese falo ya espumoso.
María (la esposa de David) hizo lo mismo conmigo y en un fugaz momento estábamos los 4 fornicando sobre la misma mesa que anteriormente alojaba fichas de dominó. Fue increíble ver a mi mujercita cabalgando frenéticamente ese taladro empapada en sudor y hablando sucio ("me estoy jodiendo a tu marido María" decía repetidamente, o "qué lindos se te ven tus cuernitos mi amor" me decía a mí) que muy pronto me hizo sacar la pija de las entrañas de María y dirigir mis potentes disparos de esperma caliente hacia su cara, cabello, cuello y senos.
María y yo quedamos tirados en la arena extenuado, David y mi recién casada esposa seguían enredados como serpientes en coito y pujando lamentos y cosas soeces.
Siempre supe que Erendira era una putita, pero esa primera noche de nuestra luna de miel me mostraron los alcances de su putería. Viendo que el final se aproximaba, María y yo nos acercamos a ellos para verlos mejor, Erendira llevaba ya un minuto con los ojos en blanco balbuceando incoherencias y David machacaba sin parpajo la concha de mi mujer.
-Me vengo -gritó David con su último cejo de fuerzas, se incorporó en cuclillas de un salto y dirigió su aparato hacia la cara de mi mujer. El primer riatazo de esperma fue feroz, todo se incrustó con fuerza en el cuello de Erendira salpicándole la cara y cabello, el segundo y tercer disparos fueron uno a la boca (que mi chica recibió con avidez) y el tercero, cuarto y quinto se alojaron en sus tetas. La última explosión la volvió a recibir en la boca y fue cuando abrió sus ojos para mirarme fijamente. Ver a mi amada con la cara, cuerpo y cabello empapados de esperma de otro fue ecléctico.
Escenas similares a la anterior se repitieron a lo largo de la noche entre los cuatro, pero fue hasta el amanecer, que abriendo levemente los ojos entre penumbras, logré ver a María y Erendira enclaustradas en un ligue lésbico de categoría. Ambas se lamian sus conchas cual perros, Erendira encima de María y David a un costado masturbándose en silencio presenciando a las chicas dándole rienda suelta a sus bajos instintos.
La verga se me puso enhiesta al momento y, listo para la batalla, me uní a las chicas a lamer a las chicas a una a cada rato. María terminó dándome una felación de antología y cuando eyacule lo hice en el lugar más profundo de su garganta. Cuando alcé la vista, vi a María a cuatro patas y a David haciéndole la cola. Me sentí un poco mal porque antes de la boda habíamos hablado que me iba a entregar la cola por primera vez en nuestra luna de miel, pero David se me adelantó. Además, después me dijo Erendira que David es un dios en el anal y que no se arrepiente de haberle dado a él la primacía sobre su ano. Yo lo hice las siguientes noches con las dos.
Nuestra luna de miel duraría 10 días y la de ellos sólo 7, y ya llevaban 3, por lo que al final sólo estuvimos juntos por 4 días, pero los aprovechamos a cabalidad. Los tres días siguientes David y yo gozamos de 6 agujeros a discreción, era chistoso ver la cara de confusión de los pocos turistas del lugar cuando nos veían besándonos con una u otra indistintamente.
De regreso a la ciudad y a las responsabilidades, las cosas no se detuvieron ahí. Pasado un mes Erendira me llamó al salón porque quería hablar conmigo. Cuando llegué, me dijo que me sentara y me extendió una copa de vino.
-Estoy embarazada -me dijo.
Pronto regresaré con más confesiones…