back to top
InicioConfesionesMi proveedor

Mi proveedor
M

el

|

visitas

y

comentarios

Apoya a los autores/as con likes y comentarios. No cuestan nada.

Mi proveedor.

Tengo ya buen tiempo de separada, mi relato anterior (“En la tienda”), sucedió cuando tenía poco más de medio año y más menos contaba con unos 36 añitos. En esta ocasión les quiero contar, una experiencia que tuve con un proveedor de mi negocio, el Sr Helu, era como le conocía, antes de ello quiero describirles como soy, pues es algo que omití anteriormente. Soy una mujer alta, con un cabello negro intenso, ondulado y brilloso, continuando con la sinceridad, mis tetas son peques pero mis pezones son grandes, como botones carnosos con una aureola café amplia a su rededor, piernas torneadas, una cintura normal, amplias caderas y lo mejor de mí (pienso yo), un trasero redondo con unas nalgas mucho muy paraditas.

En fin que para mi experiencia de esta ocasión tenía unos 43; en contra parte mi proveedor el Sr Helu era un hombre de unos 52 años aproximadamente, un tipo fuerte, entrecano, la verdad atractivo. Según me comentó, sus visitas fueron más continuas ante la falta de personal de entrega; pude darme cuenta que el sabía cómo abordar a una mujer, era respetuoso, agradable y con esa chispa de doble sentido que algunas de nosotras nos encanta, de tal manera que el ambiente entre él y yo se iba creando de forma rica, el roce de nuestras manos, su mirada penetrante que en ocasiones sentí que me desnudaba, entre otras cosas.

La salida.

El ataque final a ese rico juego, llegó cuando en una de sus entregas checo con mi hora de comer, situación que no desaprovechó pues caballerosamente se invitó a acompañarme, y para ser sincera yo también estaba esperando:

Helu: ¿Maryrho yo tampoco he comido, podría acompañarle?

Mary: Claro adelante.

Nos sentamos y entre pláticas, se dio el inicio

Helu: ¿Puedo preguntarle algo?

Mary: Puede por favor.

Helu: ¿cómo podría compensarle su gran aceptación de mis productos?

Mary: Con un buen descuento, jajaja

Helu: Cuente con él, pero además me gustaría que aceptara asistir a nuestra reunión anua, el próximo viernes.

Mary: No sé si podría, pero checo la agenda y nos comunicamos?

Helu: Insisto por favor, sin usted como mi invitada de honor, no sería igual.

Su mirada y la forma que lo pidió no vi como negarme y acepte. El día llegó fue una reunión de ambiente agradable y camaradería, aunque noté que él se desvivía en estar conmigo y sus copas fueron subiendo, no perdía el control y esta termino un tanto tarde.

Con todo entre los dos

Me despedí y agradecí la invitación, él me pidió permanecer un rato más, pero le comenté que mi servicio de Uber estaba por llegar, y dijo de forma tajante: "Mary de ninguna manera voy a permitir que usted se vaya en Uber, yo la llevo por favor y no acepto negación alguna". Para esos momentos había cierto cosquilleo en mi, la hora y la verdad de que el tipo me agradaba, pues tenía todo lo que le agradaba a una mujer, no quise hacerme del rogar y acepte.

Ya rumbo al estacionamiento, y ante el calor de las copas yo lo veía más aventado, me dio el paso en el elevador y me tomó del talle, sentí su mano amplia en mi, me agradó, me inquietó y pude notar, que él se dio cuenta, al llegar al carro me abrió la puerta y al pasar junto a él, me tomo y se abalanzó sobre mí con un ardiente beso, yo puse mis manos en su pecho rechazándolo, pero él con firmeza me sujetó más a él y… pude sentir su miembro, fuerte, tenso, duro como queriendo brotar de su pantalón, yo sentí humedecerme y abrí más mis labios aceptando su ardiente beso. Luego de forma suave y deliciosa susurro en mi oído, por favor no te vayas ahora, ya no tengo que explicarles más detalles y de cuál fue la dirección que tomamos ya en su carro abordó.

Al entrar el inmediatamente a mis espaldas dijo: "Siempre quise saber cómo se sentiría rozar esas paradísimas nalgas que tienes, son preciosas". Ya sin recato alguno sentí esa vergota en mi, y se las empuje más hacia él, y vino la misma pregunta: ¿cómo la tendrá, cómo estará?

En mi relato anterior, les confesé que me encanta mamar verga. Sin embargo, esta vez no me lo permitió, a menos de entrada, pues de plano me tiro sobre la cama y no esperando ni siquiera a desnudarme me vi sin mi tanguita, totalmente empinada hacia él, mamándome de prisa, suave, fuerte y muy rico mi hoyito, para ese momento le pedía que no se apartara, que me penetrara con su lengua, se veía que él ya había imaginado, deseado ese momento, pues no paraba de decírmelo: Mamacita estás tal cual te había imaginado, tienes unas Nalgas hermosísimas, que culo tan rico y parado lo tienes, está y sabe delicioso, y que hermoso lunar tienes.

Con ello yo estaba súper mojada mi verijita pedía que no la olvidara, ella también deseaba ser mamada, quería ser chupada, pues debo confesarles que tengo mis labios vaginales exageradamente salidos, mucho muy carnosos y en ese momento ya muy mojados. Me cogió muy rico unas tres veces, yo ayudé a parársela con unas muy ricas mandas que le di, pero debo decirles que hubo un momento, que me encantó cómo me puso:

El totalmente abierto de piernas y yo encima, me daba unos sentones fuertes y firmes, balanceándome con todas mis fuerzas, sobre esa muy ancha, venosa, palpitante y potente verga, que yo al bajar en cada sentó, él arremetía hacia arriba con gran potencia, eso motivaba que me preguntara: ¿cómo puede estar tan rica una verga así? Sintiéndola hasta adentro, llenándome toda mi profundidad… fue exquisito.

Extenuados, descansamos y ya casi en el amanecer me pare sigilosa me vestí y me retiré en silencio. Fue riquísimo.

Compartir relato
Autor

Comparte y síguenos en redes

Populares

Novedades

Comentarios

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Los comentarios que contengan palabras que puedan ofender a otros, serán eliminados automáticamente.
También serán eliminados los comentarios con datos personales: enlaces a páginas o sitios web, correos electrónicos, números de teléfono, WhatsApp, direcciones, etc. Este tipo de datos puede ser utilizado para perjudicar a terceros.