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Follando a Mariela
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Hace unos dos años tuve el placer de follarme a Mariela en un parque público, una hermosa chica que trabaja conmigo. Desde hace 6 años atrás empezamos una relación llena de adrenalina, pudor y mucho sexo.

Era una noche de fin de semana, Mariela había quedado de salir de fiesta con unas amistades a Casco Viejo, le gustaba mucho divertirse. Yo me encontraba en mi casa tranquilo, descansando sin planes de salir.

Tipo 11 pm, me avisa, escribe y me pasa una foto, la estaba pasando muy bien, me dice que quería verme. Yo como siempre cachondo cada vez que se trata de ella, me gustó la idea, pero le dije me avisara cuando saliera de la fiesta, que nos podíamos encontrar un rato.

Pasaron las horas y ella seguía en fiesta, ya entrada la noche decidí dormir un rato. A eso de las 1:30 am, Mariela me llamó, ligeramente escuché y le escribí. Me reincorporé rápido y me cambié de ropa, quedamos en vernos en un parque frente al mar. Yo salí muy rápido hacia allá, era una noche oscura y llena de luces de la ciudad.

Llegando decidí llamarla y al contestar noté que estaba borracha o algo pasada en tragos. Traté de guiarla al lugar, pero tomó otra área que no era donde me encontraba, tuve que irla a buscar en mi auto y guiarla hacia a dónde habíamos quedado.

Al bajarnos de los autos puse ver su vestido negro y algo corto, dejaba ver sus piernas delicadas y hermosas. Estaba tomada, pero en sus 5 sentidos, hasta ese momento no sabía que íbamos a hacer el amor bien rico allí mismo.

Luego de besos y abrazos, ella me dijo que quería que se lo metiera, así es, ella siempre me dice así "quiero que me lo metas". En ese momento pensé que estábamos muy expuestos, a pesar que estábamos en su auto en la parte de atrás, había otros autos, personas e incluso rondas de la policía del sitio, pero eso no importó, el deseo de coger era más grande.

La tomé por la cintura y le dije que se sentara en mis piernas frente a mi, empecé a besarle el cuello apasionante mientras con una mano tocaba su rico culo y lo apretaba, con la otra acariciaba parte de muslo, uno donde tiene un tatuaje que me excita mucho.

Ella gozaba con sus ojos cerrados, nos besamos mucho con mucha lengua, ella trataba de abrazarme con sus manos, pero a la vez me tomaba por el cuello y me llevaba hacia ella, la sentía muy excitada.

Entonces procedí a subir su vestido hasta la cintura dejándola al descubierto y noté su tanga roja… que delicia, se le notaba su coño grande y carnoso asomándose para que lo viera y con ganas de que lo devoren. Allí ella tomó el control, se hizo a un lado y empezó a buscar mi polla. Ella le llama "mi verga", así decía "dónde está mi verga" mientras me quitaba el pantalón. Al sacarla no dudó ningún segundo cuando la tomó con su mano y la introdujo entera en su boca. Sabe mamar como una diosa, no saben lo rico que es sentir su lengua, su saliva, sus chupadas, una mamadora, y es mía solo mía, y allí estaba comiéndome la verga, su verga. La tenía bien dura, cómo el acero.

Luego de mamar buen rato, se incorporó y se sentó frente a mí de nuevo, introduje mi polla hasta el fondo de su vagina, su expresión y gemido era tan alto de puro placer, estaba gozando su verga. La cogí muy rico, duro y suave, mientras la besaba y acariciaba sus pechos, movía su cintura fuerte, circular y hacia adentro, no quería dejar ni un centímetro afuera, toda adentro rozando hasta lo más profundo de ella.

Se sentía mojada, rica, podría palpar sus latidos con mi propia verga adentro de ella… era excitación plena. Cogimos, la puse en 4, la puse de lado, hicimos varias poses (algo incómodo en el auto). Ese auto se tenía que mover con locura, pero no veía a nadie cercano desde la ventana.

Ella se vino varias veces, gritando "hay papi" "que rico papi", cuando mi leche venía hacia fuera ella metió mi verga en su boca y se tragó toda la leche, me dio otra mamada para no dejar gota libre.

Luego nos acomodamos, nos vestimos, nos dimos un beso y un abrazo. Y cada quien a su casa.

Al día siguiente descansamos y lunes que nos vimos en la oficina, adivinen qué? Volvimos a follar… siguiente historia.

Esa es Mariela, mi mami, mi mujer, mía… solo mía…

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