Más allá del deseo que va creciendo por Araceli, viene de la mano por el amor que nos empezamos a profesar el uno por el otro, nos comentamos situaciones diarias tratando de verles el lado positivo a la turbulencia que nos rodea, recordamos pasajes de nuestras vidas y los comentamos, nos reímos o burlamos de los mismos, ella ya entiende mucho más mi humor así que más allá de ofenderse también empieza a hacer críticas acidas a los temas.
Pero no todo podía ser miel, no se podía tapar el sol con un dedo, en casa ella ya no tenía sexo con su esposo, lo cual lógico le hacía ruido a él y empezaba a tocar el tema del “amante”, me comentaba que en las discusiones ella estaba “mal cogida”, por lo del mal humor que aparentemente ella tenía y que el “pendejo” (ese soy yo), hiciera bien su trabajo, a lo que le respondía a ella… si me conociera, me diría más adjetivos… y si supiera todo lo que hacemos se vuelve loco, al parecer ya había modificado su forma de vestir también que lógico se notaba y generaba fricciones que según ella tenía bajo control.
El plus es que también sus hijos estaban sobre ella cuestionando cuanto tiempo pasaba en el celular, ya que se podía ver su estado de conexión y curiosamente no había mensajes de ella con alguno de ellos, y para prevenir más inconvenientes decidimos usar Signal, si fue antes de que todo el mundo pensara que Whatsapp robaba información, así que de un modo seguíamos en contacto sin que le cuestionaran el tiempo en línea.
Y efectivamente como lo comento Araceli en la parte de su relato, con las fotos que nos tomábamos y/o videos tenía la inquietud de subirlos a la red, lógico después de pasar los estándares de calidad de ella. De inicio fue su negativa, ya que un argumento es que alguien nos reconocería, que alguien pudiera verle la “cicatriz” o el “lunar”, a lo que respondía… ¿pues cuantos han visto tu lunar en la nalga?… algo que me daba mucha risa, pero a ella no.
Así que buscando una respuesta donde los dos pudiéramos estar cómodos con mi petición, conseguí unas pelucas y antifaces, así podríamos mantener un poco de misterio en lo que haríamos, por fin llegó el momento de volvernos a ver, seguíamos subiendo las escaleras del deseo a pasos agigantados y si no era regla u obligación para Araceli orinar en mi boca lo hacía para satisfacerme de cuando en cuando.
Llegamos a nuestro encuentro, para variar se veía exquisita, la ropa justa marcando sus deliciosas piernas, sus generosas nalgas, sus tetas jugosas, su cabello rubio cubriendo su rostro, llegue y la bese, me beso, nos abrazamos, nos dirigimos a nuestro base de amor, ya entramos con más naturalidad, sin nervios, pero sin con ansiedad de aprovechar cada minuto juntos.
Si bien pensaba yo sorprenderla con las pelucas y antifaces el sorprendido fui ¡¡yo!!, llevaba unas medias negras, que contrastaban con su bella piel blanca, no podía dejar de devorarla y lógico, ella de llenar mi boca de sus flujos, tener esas ansias de apretarle las nalgas, que sus piernas rodearan mi cintura, mamarle sus tetas, morderlas lo cual le dolía y me decía, pero honestamente hacia que me calentara más, por lo cual la mordía más.
Sentir esa comunión a su lado haciéndonos uno es maravillosa ya que si bien hay gran parte de deseo ya hay amor, empatía y cariño ¿así son los amantes?
Después de nuestro primer encuentro y de seguir admirando su silueta con esas medias, le mostré lo que yo había llevado.
Eran dos pelucas, de cabello corto una negra y la otra roja, que más bien parecía caramelo, el antifaz negro tomando la bolsa, se recogió el cabello, se puso el antifaz y la peluca negra, aun con sus medias, sus ojos resaltaban sobre ese antifaz, en ese momento se me puso dura la verga, acerco su boca con la lengua de fuera y empezó a darme una mamada exquisita, sintiendo como pasaba la lengua sobre mi verga, la sensación era maravillosa, ella es experta en todo y sin preguntar se volteó poniéndose en cuatro dejándome admirar ese culo maravilloso, dándole duro como me gusta (y a ella) termine dentro de su conchita, admirando como goteaba mi leche desde su conchita hermosa.
Y sin decir algo más se probó la peluca roja, como como era lógico me calentó de inmediato y por inercia metí mi verga en su boca a lo cual respondía dándome otra mamada inolvidable, me recosté y se puso sobre mi cabalgándome, apretándole las nalgas maravillosas que tiene y sin dejar de mamarles sus tetas color rosa. Lógico el momento quedo captado en video, de los cuales han sido varios e increíbles.
Algo que es parte de nuestro rito de amor es bañarnos antes de irnos, yo le he pedido que nos vayamos así sin bañar, pero aún tiene inquietud porque en su casa la huelan a mí, ya que en las primeras ocasiones a pesar de bañarse le preguntaban del olor de ella, así que nos metimos en la regadera y ella delicadamente me baña de pies a cabeza, a lo que le regreso el favor, aunque seré honesto hay veces que en lugar de bañarla me la termino cogiendo de nuevo.
Le he pedido en varias ocasiones practicar sexo anal, el cual se niega alegando que podría lastimarla, pero no quito el dedo del renglón, pero hemos ido compensando esa situación con otras distintas igual de excitantes y placenteras para los dos.
Y si bien se nos han olvidado algunos aretes también hemos olvidado ropa, que por lógica no preguntamos si aún las tienen, pero mínimo nos deberían de hacer un descuento de cliente frecuente.