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La chica del cuarto de al lado
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Tiempo de lectura: 4 minutos

El GPS me indicaba que había llegado a mi destino. Había llegado al hotel que me albergaría por la siguiente semana. Tenía una asignación especial en la oficina de New Jersey del bufete donde trabajo. El viaje fue largo y cansón por lo tanto solo quería llegar a mi cuarto y acostarme a dormir pues tenía que estar temprano en la oficina.

Me preparé para dormir y me luego de ver un rato de televisión me apagado todo para dormir. La sensación del día agitado no me dejaba dormirme. Pasaron unos minutos cuando comienzo a escuchar un sonido conocido, pero no esperado. Era el gemido de una mujer que se escucha desde el cuarto contiguo al mío. No se escuchaba compañía por lo que presumí que estaba sola disfrutando de sí misma. Entre gemidos pude distinguir unas palabras, no era inglés, de eso estaba seguro. La duda paso a un segundo plano pues aquel agradable sonido me invito a hacerle coro. Así por los próximos minutos complací mi morbo tocando mi erecto miembro hasta que exploté poco antes de que ella silenciara la noche. Aquella acción logro que durmiera que me durmiera casi de inmediato.

En la mañana salí con la esperanza de poder identificar la autora de aquella linda melodía. Solo pude ver una mujer que regresaba de una carrera matutina. Era de aspecto europeo, de unos 40 años y unas piernas mandadas a hacer a mi medida. Me sonreí con ella, pero no recibí reacción alguna de su parte. Me fui deseando que esas dos mujeres con quien había tenido contacto fuesen la misma persona. Trabaje todo el día, aunque no puse mucha atención pues me pase fantaseando con aquella mujer. Dieron las 7 de la noche y salí de la oficina, tenía planes de comer fuera pero como era tarde, compré comida de camino y entonces comer en mi cuarto.

Llegue al cuarto y no prendí el televisor para que este no opacara cualquier sonido que pudiera venir del cuarto del lado. Una vez terminé mí comida salí a buscar un café al lobby y nuevamente me topé con aquella mujer. La salude nuevamente y esta vez me regalo una disimulada sonrisa. Creo que se dio cuenta que yo era el que se hospedaba en el cuarto contiguo al de ella. Busqué rápido mi café y sin perder tiempo fui a mi cuarto a esperar el espectáculo de la noche. Como no pasaba nada me bañe y me prepare para dormir. Al igual que la noche anterior ella empezó su espectáculo cuando apague la luz del cuarto. Esta vez tenía más intensidad, se escuchaba más salvaje y sin inhibiciones. Me levante para ver si la escuchaba mejor pero torpemente golpee la lámpara de esquina haciendo un ruido tremendo. Ella se dio cuenta que no estaba sola y pausó. Yo no podía creer que mi torpeza había arruinado nuestra diversión.

En un acto desesperado recordé que el número de teléfono de cada cuarto era el mismo de la habitación así que eso me daba su número. Me vestí de valor y la llame. Ella contesto con un inglés más marcado que el mío y un acento alemán que le daba más sensualidad aún. Le dije que era su vecino y que lamentaba haberla molestado con tan violento ruido. Ella me dijo que no me preocupara que no había pasado nada. Como yo quería que ella siguiera sin dudarlo le pedí que siguiera, le dije que lo estaba disfrutando. Ella soltó una carcajada y me colgó el teléfono bruscamente. Algunos minutos después y para mi sorpresa ella continúo su espectáculo. Esta vez era más excitante pues ella sabía que tenía un fanático escuchándola. Se lució como antes no lo había hecho. De pronto paro y segundos después fue mi teléfono el que sonó. Era ella aun jadeante preguntándome si gustaba del espectáculo. También me dijo que sabía que yo hacía lo mismo y que lo más justo era justo que ella escuchara también.

Me tomo por sorpresa, pero yo estaba muy excitado así que la complací. Así los dos escuchábamos al otro disfrutar solitariamente. Yo quería más y ella también así que casi al unísono ambos nos invitamos a tener un encuentro en persona. Le pregunte si quería venir a mi cuarto, pero ella prefirió que yo fuera al de ella. Me puse solo un pantalón corto y salí de inmediato. Ella me abrió la puerta, el cuarto estaba oscuro, pero pude distinguir su figura de inmediato. Le pedí que encendiera la luz para poder admirarla mejor y así lo hizo. Estaba en un diminuto panty y no tenía sostén. Sin cruzar palabras nos besamos, ella besaba de forma agresiva, me gustaba eso.

La tire a la cama y me le eche encima. Chupe sus pezones y su vientre a la vez que rosaba su sexo con mi mano. Ella se torcía de placer y yo me emocionaba más. Metí la mano por su panty y penetré mi dedo índice en ella. Se sentía caliente y muy húmeda. Ella gemía y decía cosas en alemán que, aunque no entendía ni una palabra podía ver que era por placer. Dejé sus senos y empecé a quitar su panty. Siempre es súper emocionante ese momento donde la mujer levanta sus caderas para que uno puedo quitarlo. Bajé a su vulva y comencé a lamerla. Pasaba mi lengua extendida sobre sus labios y su clítoris. Luego me concentré solo en clítoris e introduje dos dedos en su caliente cavidad. Al unísono la penetraba con mis dedos mientras chupaba sus jugos. Ella arqueaba su espalda y gritaba de placer. Me pidió que no parara, y yo no tenía la intención de hacerlo. Tuvo su primer orgasmo en mi boca, a este le siguieron dos más violentos.

Con su ingle casi inentendible me pidió que la penetrara. Me acosté boca arriba y ella agarro mi pene y desesperadamente lo chupo por varios minutos. Como sabía que si seguía me haría terminar la detuve y la acomode sobre mí. La agarre por las caderas y comencé a penetrarla. Ella me agarro el pecho mientras yo alternaba mis manos entre su espalda, nalgas y caderas. Me incline hacia ella y chupe nuevamente sus pezones. Ella era mía en ese momento y se lo hacía saber. Sorpresivamente me pidió que cogiera su teléfono y tomara fotos de ella encima de mí. Le hice una sección fotográfica nuestro encuentro.

Ya sentía que iba a terminar y se lo dije. Ella entre gemidos me dijo que quería que terminara dentro de ella. Yo dentro de mi excitación y sin medir consecuencias la complací. Ella también termino casi al mismo tiempo. Una vez termino se echó sobre mi exhausta. No dijo nada más. Dormí con ella hasta que la alarma de mi celular sonó. Me fui a mi cuarto y me preparé para trabajar. Al volver del trabajo la busque. Repetimos nuestros encuentros todas las noches por el resto de la semana.

Llego el sábado y con esto la hora de partir. Tome mis cosas y deje el hotel sin despedirme. Nunca nos dijimos nuestros nombres, lo único que nos dejamos como recuerdo fue una de las mejores experiencias sexuales que habíamos tenido en nuestras vidas y claro, muchas fotos de nuestro sexo desenfrenado.

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