Miércoles en la mañana y ya tenía el calendario de trabajo lleno de reuniones virtuales. Mi outfit del día, camisa de botones roja que no combinaba con mis bóxer azules, que naturalmente era lo único que traía puesto de la cintura hacia abajo. Vestirme bien de la cintura hacia arriba lo encontraba genial, manera cómoda de cumplir con la política de mi compañía que requiere uso continuo de las cámaras para todas las reuniones.
Luego de una mañana de tensas reuniones, por fin llegó un aburrido training. Lo único que tengo que hacer es aparentar prestar atención. Para esto abrí unas pantallas en mi browser y para usar mi WhatsApp y leer las noticias en Twitter. Entre noticias, bochinches y memes se colaron varios clips porno de lo más interesantes. Ya que estaba hablando con mi novia decidí enviárselos. Los primeros eran de formato gif, lo cual no tiene audio. El ultimo que envié era un video de una escena outdoor el cual contenía audio, y que audio. Con todo propósito se lo envié para ver que ocurría. Baje el volumen de mi training y justo ahí el audio del video retumbó por toda la casa.
No pasaron 10 segundos cuando recibo un mensaje de ella que decía “yo te voy a achocar”. Aparentemente ella no tenía silenciado su micrófono y el audio se coló por las bocinas de todos los que estaban reunidos con ella. Demás está decir que pasó el bochorno de su vida y que todos vieron su reacción en cámara. Ese mensaje se lo contesté con un “Oops y la carita riéndose”. Mi respuesta solo provocó un mensaje de amenaza de su parte.
Pasó mi adiestramiento y llegó la reunión más importante de la semana. En esta reunión tenía la responsabilidad de presentar el nuevo proyecto de la firma. Me puse erguido y empecé mi monologo. A los pocos minutos de presentar sentí que mi novia entro al cuarto, pero como toda mi atención estaba puesta en el monitor de mi computadora nunca vi para donde ella se dirigió. Seguí mi presentación cuando de repente siento sus manos tocando mis muslos. Estaba debajo de la mesa y pude ver sus malas intenciones. Seguí presentando, pero ella cada vez subía sus manos por los muslos. Comenzó a pasar sus uñas por la parte interior de mis muslos hasta llegar a mis testículos. Ahí cambio a pasar la mano abierta por toda el área del pene. El estrés que esto comenzó a crear hacía que yo no tuviera respuesta alguna. Ella noto esto y siguió pasando la mano sin éxito. Como vio que no reaccionaba comenzó a besar el área pasando toda su cara por mi calzoncillo. Ya mi cara reflejaba tensión, pero tenía que disimular mi incomodidad.
Como vio que no respondía me quitó el bóxer de un jalón que casi hace que me cayera del sofá. Ya ahí mi jefe me preguntó que si estaba todo bien. Le dije una excusa que honestamente no recuerdo. Yo sabía que no podría resistir mucho más. Ella ya con mi parte de abajo desnuda comenzó a manosear mi pene con sus dos manos. Esto causo una erección potente casi al instante de sentir su piel en contacto directo con la mía. Cuando pudo tener la erección completa en sus manos comenzó a masturbarme lentamente. No podía mirarla, pero sabía que ella solo miraba la expresión en mi cara y como yo trataba de disimular aquella rica sensación.
Como estaba comenzando con su tarea podía mantenerme en mi disertación y hasta una sensación de relajación tuve momentáneamente. Cuando vio que no me estaba estresando tanto como ella quería comenzó a mover sus manos rápidamente. Acto seguido añadió la boca a sus manos, en una mezcla de sexo oral con manual. Definitivamente ella quería vengarse de aquel video que le había enviado. La manera como estaba haciéndome el oral tenía solo propósito de hacerme venir rápidamente. Yo como pude baje mis manos tratando de sacarla de lo que hacía, pero ella no me lo permitió.
Ya mi cara se había desfigurado, estaba sudando y mis palabras casi no podían mantener una lógica. En más de una ocasión mis compañeros de trabajo me preguntaron si me sentía bien. Sabía que si ella seguía iba a terminar gimiendo frente a la cámara. Estoy seguro de que era lo que ella quería lograr. Ya las reacciones de mi cuerpo le decían que pronto iba hacerme terminar. Yo tuve que hacer silencio para tratar de evitarlo. Se repente ella paró lo que hacía y se salió de debajo de la mesa. Yo más aturdido que nunca casi lloro en cámara pues necesitaba terminar con aquello. Ella ya de pie y desnuda me escribió en un papel pegadizo “La venganza es dulce y tú te vas a venir cuando yo quiera”.
Allí yo sin palabras, desnudo de la cintura hacia abajo y con una erección intacta trate de reincorporarme a la presentación, pero ya era imposible. Mi jefe muy serio me pregunto qué pasaba y yo ya en control de casi todas mis funciones corporales pude inventar la excusa de que había recibido varias notificaciones de los vecinos de que habían visto a alguien robando en mi carro. Esto causó empatía en mi jefe y el atribuyo todas mis extrañas caras y reacciones a tan seria noticia. Me dijo que pausaríamos la presentación en ese momento para que atendiera mi problema y que cuando pudiera llamara a otra reunión para terminar. Desconecte la llamada saque la mesa y le hice señas a mi novia de que viniera hacia mí. Ella mirándome seria, con cara de molesta se me acerco lentamente. La agarre por la cintura y ella me saco las manos y me empujó hacia atrás quedando yo acostado en el sofá. Me dijo que ella tendría el control y que no quería que yo hiciera nada.
Se sentó sobre mí, me desabotono la camisa y me la quitó. Sinceramente estaba algo pasmado y esto causo que mi pene perdiera algo de dureza. Ella lo noto y comenzó a frotarlo nuevamente hasta que volvió a su dureza original. Mirándome fijamente lo agarro y se lo coloco en su vulva dejando se caer. Noté que todo aquel ritual de venganza la tenía muy excitada pues estaba muy húmeda y lubricada. La agarre por las nalgas para comenzar a penetrarla con fuerza, pero ella me saco las manos recordándome que ella tenía el control. Me dijo que si no quería que me amarra las manos que las pusiera detrás de mi espalda lo cual hice.
Ella puso sus manos sobre mi pecho y comenzó a subir y bajar suavemente. Poco a poco la intensidad fue subiendo. Ella se abalanzo sobre mi poniéndome los pechos sobre mi cara y dándome la instrucción de que los chupara. Yo como novio obediente y consentidor lo hice. Además de que amo hacérselo siempre que puedo. Ella siguió cabalgándome sin piedad sacándome los tan ansiados gemidos los cuales quedaron opacados por los que ya ella generaba. Ella llego al punto de excitación y placer que olvido que tenía el control. Gritándome me pidió que la agarrara por las nalgas y que “le diera duro”. Yo muy obediente la agarre y comencé a envestirla con todas mis fuerzas. Aquel cuarto se llenó de gemidos, pero el sonido tipo aplausos que generaron nuestros cuerpos lo sobrepaso. Ella en un grito me indico que había llegado a un orgasmo que sin planear fue la señal para yo terminar también.
Ambos quedamos abrazados en aquel sofá que quedo impregnado con el olor a sexo. Ella me miró fijamente y me dijo “La venganza es dulce y cuando yo me vengo, me vengo rico como hoy”. Esto saco una carcajada en mí. Ahora el problema que tengo es como le hago para solucionar la excusa que le di a mi jefe.