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Tiempo de lectura: 6 minutos

Hola, mi nombre es Jorge y les voy a platicar una gran experiencia que tuve en mi trabajo.

Soy valuador de construcciones, y cierto día me llaman para hacer un trabajo de valuación en una casa que tienen rentada, después de convenir precio y términos le digo al cliente que necesito ver la casa, normalmente cuando están ocupadas hay que avisar con tiempo a los habitantes, ya que suele ser incómodo. Al parecer no les importo y me citaron en la dirección, llegamos y los dueños llamaron al timbre, y salió una mujer madura, como de 40 años (espero no haber faltado en mi pronóstico), ella al reconocer a sus arrendadores les pregunto que se les ofrecía, ellos le explicaron que yo tenía que entrar a la casa a registrar datos para hacer el avalúo.

Al notar el clima tenso le comente a la señora, que si gustaba que yo fuera otro día, no había problema, ya que por experiencia sé que a veces encuentra uno cosas que no debe ver en una casa (desorden, suciedad y cosas intimas).

Ella me miro de una forma que me hizo sentir un poco incómodo (tal vez se enojó pensé), así que le di mi teléfono y le dije, tómese su tiempo y me avisa para venir, le comente, no se llevara mucho tiempo. Les indique a los dueños, que yo volvería cuando ella me lo indicara y les sugerí que nos fuéramos, para destensar la situación.

Salimos de la casa y conversamos en la calle sobre términos del trabajo, el tiempo de entrega, el costo, etc., estuvimos algunos minutos, nos despedimos y subí a mi auto y a las pocas cuadras sonó mi teléfono, me detuve y conteste, era la habitante de la casa, me dijo que si gustaba podía pasar en ese momento, a lo que respondí que de inmediato.

Regrese y llame al timbre de nuevo y abrió ella, volví a saludar y me pidió que pasara. Soy un poco distraído así que no advertí a la primera que ella se hizo un cambio de ropa, anteriormente salió con ropa deportiva y tenis, pero ahora, traía un vestido y zapatos de tacón.

En fin, empecé mi trabajo, le indique que pasaría a todas las habitaciones que elle me permitiera pasar y que tomaría fotografías de todas las habitaciones a lo que me respondió que estaba bien.

Empezamos por las habitaciones comunes: sala, comedor, cocina y mientras iba registrando todo trataba de hacer platica con ella, me dijo se llamaba Norma, que tenía 42 años (acerté en mi pronóstico), que era casada, pero el marido prácticamente no estaba por su trabajo de ventas por todo el país, que tenía dos hijos que estaban en la escuela, en resumen, estaba sola.

Mientras me platicaba los sola que se sentía, comencé a mirarla detenidamente, tenía un cuerpo muy bien proporcionado, se notaba su cintura corta, unas amplias caderas, suculentas nalgas, unas increíbles pantorrillas, además de un buen par de tetas.

Ella continuaba hablando pero yo ya no le ponía atención, me dedicaba a ver su cuerpo y a imaginarme como sería tenerla, de tal manera que se empezó a hacer evidente una gran erección.

De esta manera llegamos al cuarto de baño, le pregunte si podía pasar a lo que me respondió amablemente que sí, abrí la puerta y lo primero que vi fue una hermosa tanga color azul colgando del gancho de la toalla, voltee a verla tratando de ver qué cara ponía, pero ella no se inmuto, parecía que a propósito la había puesto en ese lugar, mi excitación llego al punto que ya no me importaba verme impertinente, así que saque una foto de la tanga, la tome, la acerque a mi cara para tener su aroma y le dije: se le cayó señora.

Ella tomo su tanga y me sonrió, preguntando: que más quiere ver?, a lo que respondí: su recamara por favor.

Entramos a su cuarto y en la pared tenía un espejo tamaño natural, se veía completo su cuerpo por la parte de atrás, ya que estaba de frente a mi, me pregunta: cuantas fotografías debe tomar?, de inmediato le respondí: las que sean necesarias. Muy bien contesto, empiece a sacarlas.

De inmediato se levantó la falda por la parte de atrás, por el espejo podía ver sus redondas nalgueas en un cachetero negro.

De inmediato saque mi teléfono y comencé a sacar fotografías del reflejo en el espejo, ella paraba las nalguitas para que se vieran más grandes, después se metió el cachetero entre las nalgas para que quedara solo una tirita muy delgada perdida entre esas masas de carne redonda.

Siguió con el strip, poco a poco se desabotono la blusa, dejando ver un hermoso brasiere de encaje negro, se desabrochaba por el frente, así que se dio vuelta hacia el espejo y lo desabrocho, liberando un hermoso par de tetas, comenzó a amasárselas, mientras con su boca hacía gestos que advertían que estaba disfrutando el momento. Yo deje presionado el accionador de la cámara, no sé cuántas fotografías llevaba ya, probablemente se podía hacer una película, pero estaba absorto viendo ese maravilloso espectáculo.

Finalmente se bajó el cachetero negro hasta los tobillos, abriendo las piernas, de frente al espejo, era un espectáculo inigualable, su cuerpo era una delicia, pero el cachetero en sus tobillos parecía como un atrapasueños delicioso, entonces me mira y pregunta: que te parece?, yo apenas pude responder: eres una mujer muy hermosa, el hombre que pueda poseerte es un afortunado. Entonces con una sonrisa pícara me invito: por que no pruebas tu fortuna.

Me acerque a ella de manera inmediata, mis labios se fueron directo a sus tetas, las chupaba frenético, como si supiera que se fueran a evaporar o desaparecer y quería aprovechar al máximo. Mientras tanto mis manos se fueron directo a sus nalgas, las apretaba, las amasaba, se las separaba para poner mi dedo en su culito y en su rajita, ella jadeaba, mientras me decía al oído, tómame papito.

De inmediato la tumbe a la cama, ella quedo casi en la orilla, con su cabeza colgando, entonces me acerque a ella, desabrochándome el pantalón y sacando mi verga dura, le tome la nuca para levantar su cabeza y le ofrecí mi verga a comer, ella abrió su boca y comenzó a chupar despacio, yo al tener el control empecé a mover su cabeza hacia adelante y hacia atrás, al ritmo que quería ser chupado.

Después quería ser yo quien me comiera ese bizcocho, así que me puse entre sus piernas, se las abrí y comencé a lamer su rajita de manera delicada, tratando de hacer que se mojara por completo, subía y bajaba mi lengua por su rajita, al llegar al clítoris me detenía un momento para mover mi lengua de manera circular, mientras ella se estremecía de placer, dejando salir un pequeño gemido. Ya su pepita estaba completamente mojada, mi lengua podía entrar por completo dentro de su vagina, la humedad ya se desbordaba fuera de los labios de su cuquita, así que pensé que era momento de penetrarla. Me puse sus piernas sobre mis muslos, mientras estaba yo de rodillas frente a ella, me hice hacia el adelante, cayendo sobre ella, con mis manos tome sus muñecas, dejándola inmóvil, mientras trataba de dirigir mi verga dentro de ella. Por la mirada en sus ojos pude comprobar que ese acto de dominación le gusto, ya que su mirada cambio de excitada a completamente deseosa.

La penetre hasta el tallo, y empecé a bombear hacia dentro y hacia afuera, pero sin quitar mis manos de sus muñecas, ella solamente me decía al oído, méteme tu verga papi, métemela toda, dime por favor cosas sucias que me excitan.

Le dije, eres una puta deliciosa, me gusta coger putas como tú, que se mojan solo de verlas, eres una perra en celo; ella se calentaba más y más, gemía y gritaba: me tienes papito, me vas a hacer venir.

Así que la solté de las muñecas, me incorpore, le saque mi tronco de su vagina y comencé a restregársela en toda la rajita, de inmediato comenzó a soltar unos chorros deliciosos mientras gritaba, que rico papi, así soltó una gran venida, entonces decidí cambiar de postura, la tome por la cintura y la gire, la hice que se pusiera en 4, levantando su culito y la penetre, ella gozaba con cada metida de tronco, pero me dice: papito, no te gustaría estrenarme el culito?, se de buena fuente que las mujeres maduras son fanáticas del sexo anal, a mi en lo particular me gusta, así que sin decir nada, le saque el miembro de su vagina, metí dos dedos dentro de ella para obtener una buena dotación de jugo y se lo unte en el culito rosado, ya que sé muy bien que una buena penetración anal depende de la lubrican.

Aproveche la postura de ella y solo subí un poco la mía para poner mi verga en la puerta de su culo, coloque la cabeza en la entrada y comencé a empujar muy despacio, sentía como mi cabeza iba abriéndose camino por su ano, mientras ella ahogaba un gemido de placer, hasta que mis huevos rebotaron en sus nalguitas finalmente soltó un grito de placer mas abierto. Comencé a sacar mi tronco de ella, sin llegar a sacarlo todo y lo hundía de nuevo, cada vez que hacia eso ella soltaba un grito ahogado de placer.

En eso estaba cuando ella por entre sus piernas extendió una mano, y se la coloco bajo su culito, extendió la palma, para encontrar mis huevos, y empezó a acariciarlos suavemente, con mi recorrido mis huevos pasaban por su palma, y cuando la ensartaba por completo cerraba su mano; era una danza perfecta, pero como todo no puede durar por siempre; así que le dije: señora me va a hacer venir, a lo que ella respondió: destrózame mi culo señor valuador, y se llevó su mano hacia el clítoris y lo comenzó a sobar con rapidez, mientras yo empecé a acelerar las embestidas sobre su culo, aun puedo escuchar el ruido de mis huevos chocando en sus nalgas, un sonido delicioso, en eso escucho como si alguien hubiera abierto el grifo del agua, ella empezó a tener un nuevo orgasmo, mientras me gritaba: lléname de tu leche mi culo papa, déjame toda llena; y ya no pude mas, deje de bombear, la tome de los hombros e hice la estocada final, hasta el fondo, mientras eyaculaba una gran dotación de semen dentro de su culo.

Gritamos de placer y nos fuimos abandonando poco a poco. Ella cayó sobre su cama y yo encima de ella. Después de tomar un respiro me levante y me comencé a vestir mientras ella me veía desde la cama y me pregunto: va a volver señor valuador?, a lo que le conteste: claro que si, necesitare mas datos, mientras recogía del suelo su cachetero negro, húmedo; se lo mostré y le dije, pero me llevo datos para trabajar en casa. Me sonrió y me fui.

El mejor trabajo que me ha tocado hacer.

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Autor
JORGEFAG
JORGEFAGhttp://jorgefag
Ferviente aficionado de los relatos propios u ajenos (imágenes facilitadas por lectoras y colaboradoras)

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