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Me cojo a mi estudiante en el motel
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Había fajado con Ashley -nombre ficticio- varias veces. Lo hicimos una vez, de manera apresurada y con ropa. Después de ello salimos varias veces y acabábamos besándonos como desesperados. Un día antes Ashley me había preguntado a dónde iríamos al día siguiente. Le contesté que a darnos muchos besos. No quise ser prosaico y decirle: "iremos al motel". Si bien es cierto que Ashley era una mujer muy abierta, apenas llevábamos un par de semanas saliendo, por lo que aún había muchas cosas que conocer el uno del otro. Así pues, mientras daba la vuelta para entrar al motel me dijo: "a mí no me gusta ir a moteles y así…" Inmediatamente le respondí: "si no quieres, no entramos…" con ese respeto que me caracteriza: jamás he forzado a nadie a hacer algo en contra de su voluntad. "No" me contestó, "contigo si quiero ir…”. Sus palabras no sólo me excitaron: también llenaron mi corazón de gozo.

Llevaba puesta una blusa blanca y una falda roja, con un patrón estilo escoces; un par de botines negros realzaban su figura, se veía simplemente deliciosa. Entramos a la habitación y nos acostamos en la cama. Prendió la TV y buscó… algo, supongo pornografía, pero quizá finalmente le dio pena ponerla y la dejo en cualquier canal.

Después de ello comenzamos a besarnos, con toda la pasión posible, como si no hubiera un mañana. Mis manos se dirigieron inmediatamente a sus tetas, a esas deliciosas tetas que me vuelven loco y le arranqué como pude el brasiere y el top que llevaba puesto. En esos momentos mi boca ya había pasado de sus labios a su cuello y sus hombros por lo que, en cuanto sus pezones quedaron descubiertos mi boca buscó lamerlos, cosa que hice con placer infinito. Sus tetas me vuelven loco por lo que las mordía y llenaba mi boca de ellas y con ellas llenaba mi boca.

Mientras tanto mi mano derecha ya había levantado su falda y acariciaba su panocha por encima del calzón. Ashley misma se tocaba el clítoris mientras gemía y decía: "si, si así… chingado si, si" y gemía maravillosamente. Hice su calzón de lado y comencé a meter un dedo, sólo la punta, después completo. Cuando lo hice Ashley gimió de excitación lo que hizo que me excitara más de lo que ya estaba.

Yo tenía aún la ropa puesta por lo que sólo hice una pequeña pausa, me incorporé y me quite totalmente el cinturón y lo tiré al piso. Cuando volví a acostarme Ashley se volteó dándome la espalda y parando sus deliciosas nalgas, un par de nalgas redonditas y paradas, con un culito redondito y delicioso. Me restregaba desde atrás, contra sus nalgas, aún con ropa, tratando de poner mi verga en medio de sus nalgas mientras besaba su cuello y pellizcaba sus tetas y las amasaba con las dos manos. Ashley hizo su mano hacia atrás y me desabrocho el pantalón, metió la mano en mi bóxer y comenzó a acariciarme la verga, de arriba a abajo, a veces con la mano abierta, a veces rodeaba mi pito con su mano.

Hice otra pausa para incorporarme y quitarme todo, menos el bóxer. Cuando me acosté lo hice sobre Ashley y la bese con pasión, al igual que ella a mí.

Entonces baje a su panocha y comencé a lamerla toda; mi lengua subía por sus labios, se detenía en su clítoris, lo movía de lado a lado, lo rodeaba con mis labios y lo succionaba para después acomodarme en sus labios y besarlos como si besara su boca, metiendo la lengua y sintiendo su delicioso sabor. Entonces metí un dedo en su panocha mientras mi boca succionaba su clítoris. Los gemidos de Ashley aumentaron y mi excitación también. No aguanté más, me quité el bóxer, subí, me puse encima de ella en posición del misionero y ella misma tomo mi verga y la dirigió a la entrada de su panocha, así que, ya estando a la entrada de un solo empujón de la deje ir toda. Los dos gemimos al unísono y comenzamos un mete saca delicioso. La besaba en la boca, en el cuello, le tocaba todo lo que podía.

Después de coger un rato así se movió, se volteó y me puso atrás de ella. Así, los dos acostados, la penetré desde atrás. Cogimos así también por un buen rato gasta que yo la volteé y la puse en cuatro: ¡qué delicia! así podía ver sus nalgas, su culo; mi verga entrando y saliendo de su panocha mientras su delicioso olor llegaba a mi nariz. La tomaba de la cintura y la jalaba hacia mí; o bien sólo me quedaba estático mientras ella se movía hacia mí. Yo le decía cosas como: "¡que deliciosa estas!, ¡que nalgas tienes!, ¡qué tetas…!" mientras le tocaba las tetas, el clítoris o le metía un dedo en el culo. Cogimos así, delicioso por un rato y entonces la giré y comencé a mamarle la panocha de nuevo, su olor, su sabor, su forma, su textura me volvían loco.  Lamí y lamí, como un niño a su mamila, como un becerro a su leche o como un sediento en el desierto. ¡Me fascina su panocha! La besé por un buen rato y entonces, mientras subía a besar su boca y mientras la acariciaba con mis dedos comenzó a venirse: un líquido tibio y delicioso inundo mi mano mientras Ashley gritaba y gemía. Pude sentir las contracciones de su panocha en mis dedos.

Viniéndose nos besamos como locos: la pasión no bajo en ningún momento. Entonces comenzó a descender hacia mi verga hasta que llego y la rodeo con sus labios, con su boca. Comenzó a darme una mamada como nadie me la había dado: subía y bajaba a lo largo de mi troco con la boca, a veces usaba su mano, a veces no; en momentos se la metía toda y me llevaba al cielo (sólo de recordar ya tengo la verga bien parada) me la mamó por un rato hasta que sentí que me venía. Entonces le dije: "amor, ya… me vengo… ya no aguanto…" a lo que Ashley en lugar de sacarla de su boca la metió más profundo por lo que le eche toda mi leche en la boca y se tragó todo. Inmediatamente la bese -ella se negaba un poco pues aún tenía parte de mi semen en la boca- pero yo insistí y aunque no me beso bien del todo pude aún sentir mi sabor en su boca… mmm todo delicioso.

Descansamos un poco mientras platicábamos de ella, de mí, de nuestros planes. Después de un rato comenzamos a besarnos y nos excitamos de nuevo, por lo que volvimos a hacerlo en diferentes posiciones, todas deliciosas y todas muy excitantes. Finalmente se puso sobre mí a horcajadas mientras se movía de adelante hacia atrás, de arriba a abajo o en círculos: no pude más y me vine pero contraje todos los músculos para no eyacular y que así mi último orgasmo fuera el más intenso.

Desafortunadamente no había tenido en cuenta la hora y ya era casi hora de irnos. Comenzamos a fajar y me llevo hasta una repisa donde estaba un espejo. Se sentó ahí, abrió las piernas y comenzamos a fajar de nuevo. Yo aún necesitaba tiempo para recuperarme pues la verga aún no se me paraba. Sin embargo la pasión seguía a toda: nos besábamos y nos tocábamos. En cierto momento le acaricié el clítoris con la punta de la verga mientras la miraba a los ojos y le decía: "¡qué hermosa estás!" En ese momento comenzó a venirse mojando mi mano y mi verga con su venida. La besaba y la acariciaba mientras fajábamos y comenzó a venirse dos, tres veces… no sé cuántas pero creo que fueron varias. El piso estaba completamente mojado con su venida por lo que Ashley estaba medio apenada por ello. Yo por mi parte estaba fascinado y moría de ganas de que se viniera así en mi cara, mojándome todo.

Después de ello me jaló hacia la regadera donde nos bañamos mientras platicabamos y nos dábamos tiernos besos. Platicamos mientras nos bañábamos. Nos vestimos, la abrace y le dije al oído: gracias por una tarde maravillosa. Te amo. A lo que ella respondió, entre sollozos: "ya me merecía algo así… nunca había llorado de felicidad.". Si antes la amaba ahí quedé prendado de ella para siempre. Pero esa es ya otra historia.

Entonces salimos, la lleve a su casa y me despedí con un largo beso, pensando en una de las mejores tardes que la vida me había regalado gracias a Ashley.

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