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No aguanté más y me la cogí en la cochera
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Ella me ha calentado en la vida como ningún otra, su manera de ser, su cuerpo y su forma de coger me traían bien pendejo, así me tenía Ivette.

Y es que contarles mis encuentros con ella me hace recordar esos tiempos donde le daba verga y disfrutaba de su compañía y cuerpo.

Desde que me la cogí por primera vez, no dejaba de pensar en su cuerpo y luego me la cogí en la fiesta de su novio y aunque se distancio un poco logramos arreglar las diferencias.

Ivette comprendió que me traía loco y obvio aprovechaba y me calentaba más las ganas, le gustaba mucho darse a desear.

Me manda fotos de ella con sus vestiditos, mallones y bikinis, y me permitía arrimarle mi verga, acariciarle las piernas y obvio sus nalguitas ricas y firmes.

Era mediados de mayo y un viernes nos pusimos a tomar a fuera de mi casa, estábamos ella y yo y un par de amigos más, teníamos buena fiesta y yo no dejaba de pensar en lo rico que sería cogérmela ya que traía un mayon amarillito que dejaba ver su tanga y aunque traía suéter su escote se notaba magnifico.

Pero también dudaba, ya que después de casi violarla en la fiesta sé que no sería sencillo que me dejase acercarme para algo más, pero aun así no dejaba de pensarlo.

Al pasar el rato ella me dijo que la dejara pasar al baño, en la casa tengo un baño en la cochera así que abrí la puerta y entré con ella, mientras ella hacia su necesidad yo no dejaba de fantasear con darle mi verga, luchaba contra mis instintos, pero el alcohol me domino y la esperé en la puerta así que en cuanto ella salió la detuve.

T: ¡Oye espera!

I: ¿Qué pasó?

T: ¡Ya no aguanto más!

I: ¿De qué hablas?

Me acerqué lentamente a ella, que solo me miraba, la abrace con suavidad y la comencé a besar, ella no me alejó, al contrario, también respondió el beso.

Yo sin perder tiempo comencé a acariciarle las nalgas ricas y ella se me pegaba más, le besaba su cuello y ella el mío, me puse calientísimo que sin pensarlo comencé a meterle mano por debajo de la calza.

I: ¿Qué haces?

T: Te deseo, ¡que rica te ves!

En un acto de aceleración, comencé a bajarle su calza hasta abajo, ella no hizo nada solo cerro sus ojos y me permito seguir.

Le besaba sus ricas piernas, ella me permitía eso, al tocarle su vagina me di cuenta que estaba húmeda, así que sin decir más comencé a hacerle sexo oral, metía y sacaba mi lengua, jugaba con su clítoris y lamía sus ingles.

Ella se aguantaba los gemidos ya que afuera estaban los amigos, entre el alcohol y que estaba vulnerable terminó dejándome gozar su pucha.

I: ¿Qué haces? ¡Nos van a escuchar!

T: No me importa, tenía ganas de ti, ¡me tenías todo jarioso Y ganoso de ti!

Disfrute de su rica pucha tragando sus fluidos y metiéndole mis dedos, apretando su clítoris y dándole ricas mordidas, pero como sabía que tenía tiempo contado pase a lo siguiente.

Me bajé el pantalón y la trusa, ella me miró, no dijo nada y se bajó a chupármela.

Daba una rica mamada, yo le apretaba la cabeza para que no parara de chupar.

Ella jugaba con su lengua y mordía el tronco de mi pene, eso me excitaba demasiado, sus mamadas me la ponían durísima, Ivette sí que sabía cómo mamar una verga.

I: Me encanta tu verga, la tienes gruesa, ¡dura y de buen tamaño!

T: Así me pones chiquita, ¡sigue!!

I: ¡Nos van a escuchar esos dos!

T: ¡No importa tu síguele!

Ella me la siguió mamando un rato más hasta que la puse en pie, había unos tambos de agua, yo le baje la calza totalmente, ella se agarró de los tambos mientras yo le cargaba las piernas y le metía la verga.

I: ¡Ah!! ¡Que incomodo!

T: ¡Uhm, pero que rico!

Se movía delicioso, apretaba maravillosamente la verga, gemía despacio ya que no quería que nos oyeran, yo le levante la blusa y comencé a mamarle las tetas, le mordía los pezones, ella me acariciaba y seguía moviéndose deliciosamente.

Cambiamos de posición, la puse un poco inclinada ella agarrándose del tambo de agua y yo la tomé de la cintura y comencé a penetrarla, la penetraba suave y fuerte al mismo tiempo, le metía mis 17 cm de verga, mientras ella se aguantaba el gemido.

T: Que rico coges, me encantas, ¡que rico!

I: ¡Ah! me encanta tu verga, dame más dame más!!!

Seguí penetrándola, le acariciaba sus tetas, le daba de nalgadas y le jalaba el cabello, ella gemía y movía su cuerpo para sentirla mejor.

Escuché que nos gritaban, y tocaban la puerta, eso nos calentó más así que seguí dándole con todo, sabía que pronto se asomarían, la penetré fuerte y ella se movía más rápido que ambos nos venimos juntos.

I: ¡Tyson, uhm, que ricota!!!

T: Toma mi leche, ¡tómala!!

I: Ah, te odio, siempre te sales con la tuya, ¡uhm!!!

T: ¡Me amas jajá, uhm!!

Nos venimos juntos, nos quedamos pegados reposando de nuestro orgasmo un par de minutos.

Nos pusimos la ropa, ella fue nuevamente al baño y yo salí con mis amigos que ya un poco ebrios no notaron nada o eso creo, a partir de ahí Ivette y yo comenzamos a coger más seguido y esas historias las contaré después.

Tyson.

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