Sebastián fue mi novio durante mucho tiempo, mi padre y familia lo querían mucho, tanto que ya hasta lo dejaban quedarse a dormir conmigo en mi habitación, después de 6 meses de noviazgo un día ya no lo dejaron irse en una reunión familiar que habíamos tenido, así que le dieron una habitación de la casa, claro durante las primeras veces, yo muy calenturienta siempre iba con mi hombre a darle sus servicios por la madrugada, entraba a su recamara, se la mamaba, me hacía lo que él quería y me regresaba a mi habitación, a lo largo de dos años construimos amistad, confianza, pasión y sobre todo placer y sexo.
La primera ocasión que se quedó a dormir en mi recamara, yo estaba un poco enferma y fue a verme, era fin de semana y se quedó en mi cama sobre mis pies, que en la madrugada entro mi papá y le coloco una cobija, por la mañana mamá pregunto porque se había quedado en mi recamara y papá dijo que no tenía nada de malo, que nunca me había conocido un novio y que él pensaba que era lesbiana, y eso le daba gusto, si él se hubiera enterado de mi pasado le hubiera dado un infarto.
Al poco tiempo de aquella ocasión empezó a quedarse conmigo en mi habitación y ya nadie en la casa decía nada, uno de mis hermanos también llevaba a su novia y se quedaba con él.
Sebastián tenía en mi un poder de convencimiento, y una influencia sobre mis sentimientos, él me decía como vestirme, y que ponerme de bajo, una vez fuimos a la boda de un amigo y pregunté que podía ponerme, me dijo que quería un vestido súper ajustado y entallado rojo con zapatillas negras, no quería que me pusiera nada debajo y así fue, llegamos a la fiesta y muchos me miraban, miraban mis hermosas piernas y mi cintura bien definida, mientras nos sentábamos el colocaba su mano bajo mi pierna y metía sus dedos en mi, obvio yo me excitaba tanto que me retorcía del placer, yo en cada momento tenía que bajar mi vestido para que no se me viera nada, a él, le encantaba que vieran a la hembra que traía, siempre terminamos en un hotel cogiendo al máximo.
Cuando salíamos al centro comercial también hacía que me fuera de minifalda, sin nada debajo, una mini entre ajustada y amplia, al subir escaleras eléctricas, yo apretaba piernas, pero uno que otro debajo miraba toda mi cola depilada, mientras caminábamos el tocaba mis nalgas y yo me excitaba mucho, siempre sentía la mirada de los hombres y también siempre inmediatamente te después de hacer compras terminamos en un hotel llenos de amor y sexo.
En mi familia era tanto su aprecio que también me dejaban quedarme en su casa, así como viajar junto con él. Llegó el día de mi cumpleaños y pedimos permiso para irnos de viaje, me llevo a la playa todo el fin de semana, de viernes a domingo, en el avión le dije que de cumpleaños me hiciera de todo, le dije "voy a ser tu cumpleañera puta" "tienes cartera abierta, hazme lo que quieras, por dónde quieras y dónde quieras y así fue.
Pensé que había reservado un hotel, pero en realidad contrato una casa frente a la playa durante esos días, dijo que no quería a nadie cerca, al llegar había pétalos de rosa y en la cama un gran corazón, pero fue lo único romántico, porque los demás días fue puro sexo, al grado de hacerme su perra y humillarme, claro tenía carta abierta.
Ni siquiera esperó, ni fue a bajar las cosas del auto en renta, entrando me abrazó por la espalda me arranco mi top, me cargó en sus hombros y me aventó a la cama, me jaló los shorts que traía puestos y pues abajo no tenía nada, me arrodilló saco su verga y me la metió en la boca muy duro, me decía perra puta y zorra, me coloco en cuatro patas y me cogió por la culo, sentí un gran dolor, que me retorcí, así me bombeo durante varios minutos, después me lo metió en mi sexo yo estaba adolorida y excitada, pero ya había durado mucho tiempo y el no terminaba, andaba muy caliente hasta que fui yo la primera en chorrear mis líquidos, finalmente vacío como medio litro de semen en mi cara pidiendo que le limpiará lo que faltaba con mi lengua.
El sábado despertamos teniendo sexo, al ir a almorzar yo no podía caminar, estaba muy adolorida y llegando a la casa, me fui a recostar a la playa, ahí estuve dormida cerca de una hora, al poco tiempo, ahí estaba parado frente a mi con la verga de fuera, me dijo; anda perra, mámamela, que a eso viniste, a qué te diera tu cumpleaños por todos lados. Le dije que en la playa no, que podría pasar alguien, pero no entendió, me tomó del cabello y me dio una bofetada y metió su verga en mi boca, sentía ahogarme, me cogió y me puso de varias posiciones, a lo lejos venia una pareja, se recostó me dijo que se la mamara y que no parará, y así fue, no se frenó ni nada, ahí seguí, solo con mis ojos mirándolo a él, la pareja paso de largo y solo nos miraron, pero lo más humillante de todo es que se levantó me pidió que abriera la boca arrodillada para vaciar su semen, pero después de su leche orinó todo mi cuerpo, le dije que estaba loco y me volvió a bofetear y me recordó que era su perra y que tenía mi consentimiento, me levanté y me fui al mar a enjuagarme, cuando regrese a la casa nos recostamos en un camastro abrazados pero no dije nada, en mi cumpleaños me estaba dando una humillación.
Por la noche nos fuimos a un antro y me fui vestida como él dijo, vestido en color azul turquesa súper corto y ajustado sin nada debajo, nos fuimos al antro y bailando se pegaba mucho que se excitó rápidamente, me dijo que fuéramos al baño para que se la mamara, entramos al baño de hombres, nos encerramos en un lugar, me arrodillé y se la mame, hasta sacar toda su leche, al salir muchos chicos nos miraban pero yo sonreía y disfrutaba, al pasar entre la gente muchos hombres me repegaban y rosaban mis nalgas con sus bultos, pero Sebastián no decía nada, sentía arrimones por todos lados.
Cuando Sebastián fue al sanitario me quedé sola en la barra y llegó un chico, estaba tan sudada que todo en mi vestido se marcaba, me invitó a bailar, cómo en ese momento Sebas no llegaba accedí, baile con él, durante unos minutos que me repegaba todo su bulto y yo me excitaba, pero decidí mejor irme a mi lugar y al llegar ya estaba Sebas, se molestó y me dijo que nos fuéramos, pagó la cuenta de los tragos y salimos.
Al llegar a la casa Sebastián me bofeteo me tomó del cabello y me arrastró por el pasillo, me aventó en el sofá y arrancó el vestido, metió su verga en mi culo, que solo vi estrellitas del dolor, me cogió durante mucho tiempo dándome unas embestidas salvajes hasta que me sangro un poco, y finalmente vacío sus chorros en mi boca, me dijo que era su puta y su perra y que no quería volver a verme con alguien más, le gustaba me me mirarán pero no que me tocaran.
De regreso a la ciudad iba muy adolorida apenas y podía sentarme ya que tenía un pene no muy grande pero si muy grueso, al llegar a mi casa me recosté, la verdad estaba muy cansada del viaje y de las cogidas que me propinó mi hombre, al final me habían vuelto a humillar y a tratar como puta, pero me gustaba y más si había amor.