Quiero hacerlos participes de esta historia contada por una adolescente y que es toda una fábula de amor y sentimiento. Esto comienza así:
En realidad no quiero que sientan que fui violada o que por lo que digo en el título de mi narración, me siento arrepentida o he tenido secuelas o problemas en mi vida sexual, ahora que soy adulta.
Vivía en ese entonces a mis 18 años sola con mis padres, quienes por razones económicas decidieron no tener más hijos (aunque por accidente, después mi mamá salió embarazada y nació mi hermanita). Por esta misma razón, ambos trabajaban y yo asistía a un colegio con un horario bastante fuerte en el cual solo quedaba libre a las 3 de la tarde y donde allá mismo recibía mi almuerzo. Después de salir de clases, venía a la casa y compartía el resto de la tarde con unas vecinas de mucha confianza y con las cuales hablaba y jugaba con los otros jóvenes sin ningún problema.
Sin embargo, mi papá empezó a andar con una de esas tales vecinas de confianza y mi mamá lo descubrió, por lo que vino una etapa de muchísimo conflicto que terminó por hacernos mudar a mi mamá y a mí a otro barrio con tal de no estar con mi papá y mucho menos, viviendo al lado de su amante.
Fue así como mi mamá, después de haber encontrado un apartamento pequeño ubicado en el nivel superior de un bloque de dos pisos donde solo estaban tres apartamentos, decidió repentinamente que nos fuéramos sin nada más que nuestra ropa. Afortunadamente, mi papá buscó a toda costa reconciliarse con mi mamá y en menos de lo que todo el mundo esperaba, a los pocos días ya estaba viviendo con nosotros nuevamente, eso sí, en el nuevo apartamento al que nos habíamos mudado.
De ahí en adelante todo retomó su rutina, salvo por el hecho de que al salir de mi colegio tenía que venirme para el apartamento y quedarme sola puesto que en los otros dos apartamentos vecinos que estaban en el mismo nivel, uno estaba deshabitado y en el otro, vivía una pareja de cuarentones sin hijos que se la pasaban trabajando al igual que mi papá y mi mamá, así que me la pasaba supremamente aburrida viendo tele, esperando que acabara la eterna tarde y llegara la noche para que retornaran mis padres de su trabajo.
Entonces un día normal como todos los otros, después de salir de mi colegio llegué al bloque de apartamentos, abrí la puerta común de acceso a las escaleras para subir al segundo piso y noté con mucha extrañeza que la pueda del apartamento donde vivían el señor y la señora que siempre estaban trabajando ubicada casi pegada al nuestro, estaba abierta, solo con la reja y dentro el señor Alejandro viendo televisión, por lo que al pasar él me miró y yo le respondí con un buenas tardes.
Luego mientras quitaba el candado de nuestra reja y abría la puerta para entrar, se me ocurrió preguntarle por qué no estaba en su trabajo como de costumbre y con un gesto frunciendo el ceño me dijo que había quedado sin trabajo. Yo realmente me alegré mucho porque sabía que aunque fuera un señor de 40, al menos no iba a estar totalmente sola y con todo lo aburrida que me sentía, cualquier novedad sería positiva para buscar algo en que entretenerme. Fue así como entonces, esa misma tarde después de cambiarme el uniforme por ropa de estar en casa, salí y de manera descarada me puse al pie de su reja con la excusa de estar viendo el programa de televisión que tenía sintonizado y él, pues obviamente apenado me preguntó si prefería entrar y sentarme para que estuviera más cómoda, a lo cual accedí.
Recuerdo con total claridad que el señor Alejandro fue siempre un hombre respetuoso y mantenía la distancia conmigo, aunque con el pasar de los días ya teniendo más confianza por la costumbre que yo misma establecí de irme a ver televisión a su sala después de llegar del colegio, nuestros temas de conversación fueron tornándose un poco más íntimos, empezando porque yo le contaba de mi atracción por uno de mis compañeros de clase con el que supuestamente tenía una relación de noviecitos, pero que me molestaba que se comportara como un niño bobo, siempre pendiente de jugar con sus amiguitos y que yo quería era uno que me consintiera mucho y me diera muchos besitos. El señor Alejandro por su parte, permanecía en silencio después que yo le contaba mi forma de pensar y si en alguna ocasión me aconsejó algo, estoy segura que siempre fueron las palabras de «eres una niña y debes pensar como niña, concentrarte en salir bien en el colegio. Para eso habrá tiempo después».
Con el pasar de los días, la confianza fue creciendo y empecé a sentirme atraída por el señor Alejandro hasta el punto de desear que se acabasen rápidamente las clases para irme a casa a ver televisión, conversar con él y sentirlo cerca. Así que una vez, después de cambiarme como de costumbre el uniforme por ropa cómoda e ir a pararme al pie de su reja para que me abriera, esperé que se sentará en el sofá y me le lancé encima, abrazándolo muy cariñosamente y poniendo mi cara en uno de sus hombros, fingiendo tener sueño y preguntándole que si me podía quedar dormida de esa forma.
El solo se quedó inmóvil y yo feliz de que mi plan estuviese funcionando que hasta ese momento no era otro que simplemente sentirme consentida, pero como suele pasar en estas situaciones, una cosa va llevando a la otra y yo, que venía ya varias noches fantaseando con varios compañeritos del colegio y ahora últimamente con el mismo señor Alejandro, empezaba a sentir más necesidad de avanzar a niveles más atrevidos.
Sin lugar a dudas, ese fue el inicio de la situación que me llevó dos años después a perder mi virginidad con toda la complacencia del mundo después de haber vivido una cantidad de situaciones muy íntimas de las cuales no me arrepiento y que han servido para enriquecer mi sexualidad ahora que soy una mujer madura.
A esa edad ya tenía un poquito de información sexual, las escenas sexuales (poco explicitas) de películas, los besos muy fogosos de novelas, y alguna caricia que había visto en el colegio de unos novios que encontré escondidos, metiéndose mano; y si sufría unas noches de excitación que calmaba medianamente abrazando una cobija enrollada con las piernas; pero realmente no sabía masturbarme ni qué era eso. El primer abrazo con carácter sexual que tuve en mi vida fue con Alejandro (con el señor Alejandro) aunque él no correspondía en un principio. Y en el segundo o tercer abrazo que le di viendo tv sentí excitación.
Supongo que él lo notaría, pero no fue sino a la semana más o menos que el me empezó a responder los abrazos; recuerdo que lo primero que hizo fue acariciar mis mejillas y cuello, y progresivamente ya no me recostaba a su pecho sino que me bajaba a sus piernas; la primera vez fue el que me bajo; luego era yo. Y me empezó a tocar la cintura las caderas las piernas, el vientre, solo las hacia como caricias. Ya para mí era normal sentirme excitada y me gustaba, aunque aún no entendí que era eso que sentía.
Un día (ya teníamos como un mes con mis visitas) me acosté o me acostó en sus piernas e hizo que mis manos quedaran sobre su pene. Yo me impresione un poco, pero él no se inmutó y a mí la curiosidad me impidió reaccionar quitándole las manos de allí. Lo tenía parado. Tenía puesto un pantalón corto de tela suave y lo sentía completo su pene en mis manos. No moví mis manos a pesar que la curiosidad me mataba. Así nos quedamos por unos minutos; él se levantó y pude ver su erección sobre la ropa y comprender que no era lo normal, fue a la puerta y la cerró un poco más… era la primera vez que lo hacía. Volvimos a la misma posición y comenzó a decirme cosas acercándose a mi oído y a darme besitos.
Eso me puso a un nivel de excitación que no había experimentado; me moje mucho sola, varias veces; creo que tuve un primer orgasmo de mi vida y fue múltiple. Tanto que quedé como dormida en sus piernas; el empezó a darme besitos en los labios y yo no hacía nada; me empezó a tocar la vagina, metiéndome la mano debajo de la falda sin mucho preámbulo (cuando ya me vio excitada) y me decía que me quería mucho y me preguntaba si me gustaba, yo solo le decía que sí; también me preguntaba si seguía haciéndome y le decía que sí. Me apretaba el clítoris y en otro lado y me decía que le dijera donde quería que me tocara; era para manipularme o hacerme creer que yo le pedía que lo hiciera… claro, cuando me presionaba el clítoris yo le decía: ahí, deme ahí.
Esa fue la primera vez que tuve sexo. Me dieron muchas ganas de hacer pis y fui a mi casa. No volví ese día porque estaba como en shock, no sabía qué hacer si regresar o llorar; hasta me asuste pensando que mis padres se darían cuenta que hice eso. Pero al otro día regrese.
Ya era rutina el meterme el dedo y se sacaba el pene y lo masturbaba hasta que eyaculaba. Cuando empecé las vacaciones aumentó todo. Mi papá un día le dijo al Sr Alejandro que estuviese pendiente de mí, que no llegara nadie a la casa porque estaba sola y si venia alguien que él la atendiera. Alejandro ya me había advertido que no dijera que me pasaba a su casa a ver tv. Él dijo que me llamaría por teléfono siempre a media mañana y le dio su celular a mi papa para que lo llamara de ser necesario. Sin embargo mi mama me dijo que no me fuera a su casa a menos que fuese necesario o una emergencia, pero que no entrara allá ni lo molestara de ser necesario… Ya en ese momento me desnudaba con él en su cama.
Fueron como 2 meses que estuve de vacaciones y metiéndome en la cama con Alejandro; porque llego un momento que me desnudaba en su cama y me besaba toda; me hizo el primer oral una de esas mañanas y quede extasiada. Con 18 años, eso era ir y volver del cielo. Me pasaba que cuando tenía un orgasmo así fuerte me quedaba como dormida y el me hacía de todo mientras, sin penetrarme hasta esos momentos.
Así en una de esas desmayadas me puso el pene en la boca y le hice su primer oral casi sin darme cuenta; luego hacíamos oral todos los días. Me hice experta en el 69 y el me acababa en la boca y me decía que me tragara su semen para no manchar nada.
A veces, en las noches mi mama me mandaba a llevarles dulces o comidas, como agradecimiento por estar pendiente de mí; siempre me habría su esposa Clara y entraba hasta la cocina y conversaba un ratico con ella.
Un día ella se bañaba y me abrió Alejandro, entre y nos chupamos rapidito en el mueble de la sala, como por morbo, y a mí me gustaba ya esconderme.
Luego de mis clases y él empezar a trabajar nos veíamos menos. A veces un solo ratico en la semana. Él ya me ponía el pene sobre la vagina desnudos los dos y yo me le afincaba como si tuviéramos sexo de verdad, sin penetrarme. Recuerdo que me encantaba cuando eyaculaba y el me hacía a veces tragarme su semen, aunque no me gustaba mucho yo lo hacía. Así cumplí 19 años. Ya tenía un poquito más de libertad y podía salir en las tardes a casa de unas vecinitas que conocí. A veces nos poníamos de acuerdo y pedía permiso para ir a donde las vecinas, pero me metía un rato en el apartamento con Alejandro y luego iba para allá. Mis padres me buscaban en casa de las vecinas luego.
Una vez mis padres salieron de viaje y me dejaron en casa de Alejandro un sábado hasta el domingo porque tenía un juego en el colegio. Clara su esposa tenía un curso o algo así de su trabajo, aunque en la ciudad, no vendría hasta la noche. Fui al juego y a las 10 de la mañana ya estaba en la casa. Alejandro me hizo desnudar y que me quedara desnuda todo el día… fue una orgia, me mamaba, se me restregaba, me ponía a mamarle, me hizo bailarle desnuda y me intento penetrar por atrás pero no pudo porque me dolía mucho.
Esa vez recuerdo que fue desesperante la excitación; creo que el hecho que nunca me penetrara me tenía sobreexcitada e insatisfecha definitivamente. Yo sentía que faltaba algo y no sabía qué; ahora entiendo que era que no me penetraba. Pero él no se atrevía. Ya en esos días me ponía la cabeza del pene en la entrada y allí se quedaba, me lo movía y a veces yo me arqueaba para que me lo metiera todo pero él se separaba prudentemente. Ese día me pregunto que si me lo hacía completo yo lo dejaba y no le decíamos a nadie, yo le dije que si… tenía 19 años estaba en undécimo de secundaria. Sin embargo esa vez no me lo hizo, pero me chupo toda, se lo mame todo el día y me acababa en la boca. Cuando llego Clara, me estaba durmiendo sola en la sala.
Cuando cumplí 20 años empecé a notar la mirada y las atenciones de los varones, cosa que no pasaba antes. Creo que el ser prematura en el sexo disparó mis hormonas y era como muy formada y con curvas de más para mi edad; mi papa hacia comentarios en son de broma que iba a comprar un perro y un arma; y las visitas de chicos a mi casa empezaron a ocurrir. Mi papa no le gustaba y Alejandro me puso un ultimátum por un chico de unos 20 años que no quería salir de la casa.
Un día lo recibí una tarde y nos dimos besos y agarrones (pero era un chico inexperto delante de Alejandro) y unos vecinos del otro apartamento le dijeron a mi mama que unos chicos me visitaban en las tardes. Fue un terremoto, mi papa prohibió las entradas de nadie a la casa si ellos no estaban y algo comentaron con Alejandro y Clara, porque Alejandro se apresuró a pedir vacaciones para quedarse solo en la casa. Luego supe que mi mamá tenía un viaje de trabajo de una semana y yo entraba en vacaciones y me quedaría sola con mi papa… Claro Alejandro vio la oportunidad. Ya me había reclamado por el chico y me dijo que si lo volvía a ver por allí le diría a mi papa y terminaría conmigo; yo de verdad quería a Alejandro, ya era como mi novio y me cuidaba, me mandaba, pero yo necesitaba tener sexo o esos juegos sexuales que él me enseñaba, más seguidos y con él a veces no podía.
Vino el viaje de mamá, yo de vacaciones en el apto y Alejandro también. El segundo día de vacaciones me pase desde las 7 de la mañana a casa de Alejandro en silencio por los vecinos, me desnudo, me acostó en su cama, me lo empezó a restregar primero, luego me hizo el juego de meterme solo la cabeza, pero en un momento me lo fue empujando y yo también empujaba y me lo metió todo; fue el placer más increíble que había vivido; no me dolió como dicen, más bien me puse como loca a moverme y moverme, y gemía duro y él también se puso como loco; yo estaba encima y él se arqueaba hacia arriba y me levantaba penetrándome. Me lo hizo como cuatro veces esa mañana y en la tarde me lo hizo 3 veces más hasta que me fui porque era la hora de llegar Clara y mi papá. A media tarde mi papa llamo y le dijo a Alejandro que averiguara si estaba en el apto y el volvía a llamar. Él le dijo que estaba sola allí, que no entro pero me vio en pijama viendo tv. Y el llamo varias veces a Clara para asegurar que no llegara de sorpresa. También me tuvo desnuda desde que llegue hasta que me fui.
Estuve todo ese año teniendo sexo con Alejandro hasta que nos mudamos a una casa. Empezamos a usar condón; los escondíamos en un escalón de la escalera del pasillo del edificio.
Hicimos la costumbre de buscarme los miércoles en el colegio que salía temprano y nos metíamos en su apto y me cogía un rato; la presencia de los vecinos nos ponía alertas, pero como entrabamos por el garaje ellos no me veían llegar con él a menos que abrieran la puerta del apto nos vieran pasar.
El mes antes de mudarnos, fui con él a un parque que se mantenía solo los días de semana y terminamos teniendo sexo sin condón. Me mudé con el susto de un embarazo. Alejandro me estuvo llamando seguido y hasta fue a la casa nueva a visitarnos, hasta que me bajo la regla, que se desapareció. Supongo que reaccionó del riesgo de dejarme embarazada. Luego como a los 4 meses supe otra vez de él y me decía que dijera que quería visitarnos, así nos veíamos pero no hacíamos nada.
Una vez fui a dormir a casa de ellos negándome ir a un viaje de mis padres y Alejandro solo pudo darme una mamada en la sala en la noche cuando clara se acostó, nos dio miedo que se levantara y a los 6 meses me buscó y me llevó al apartamento y lo hicimos. Luego no lo hicimos más por mucho tiempo.
Yo tuve un novio a los 21 años que solo me metía la mano y lo terminé por aguado, luego tuve otro universitario, pero mi papa me cuidaba mucho de él porque era mayor que yo; solo lo hicimos 2 veces, porque el solo se me montaba me acababa y se iba; nada como lo que me hacía Alejandro. Cuando cumplí 22 años busqué a Alejandro, lo llamaba al trabajo, a la casa; y nos estuvimos acostando varias veces al mes sin que nadie supiera que nos veíamos.
Ahora tengo 23 años, estoy comprometida con un hombre de 48; que es mi amante desde hace 2, que me trata como una reina y mis padres están felices con él. Me caso este año y le dije a Alejandro y Clara que serían mis padrinos de boda… a Alejandro le debo que sea una mujer feliz y satisfecha sexualmente y sin resentimientos ni falsas tristezas por haber tenido sexo desde tan joven.
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