Pasaron los días y Walter y Mica siguieron con su vida en forma normal y no hubo otros controles hasta hoy (4º mes).
Se repitió la misma rutina, Mica tenía turno a las 17:30 h con el mismo médico, ya tenía una pancita muy sexy y las lolas estaban más grandes y turgentes, aunque a Walter no se las dejaba tocar mucho porque le decía que le dolían.
Walter organizo su día para poder estar en el consultorio apenas ingrese su mujer con el médico, para ver si se repetía o pasaba algo más.
Era el mismo consultorio y aparentemente el turno de las 17:30 h era el último del médico, ya que solo quedaba la recepcionista en el lugar.
Mica llego puntual y pasó a la consulta, estaba vestida con un vestidito negro que le llegaba hasta las rodillas y dejaba entrever su incipiente pancita.
La puerta esta vez quedo entreabierta y Mica paso a la camilla para el control de rutina, el médico le pidió que se desvistiera y ahí quedo Mica acostada con una tanga negra diminuta de encaje negro que dejaba ver que estaba toda depilada y sin corpiño. El médico rápidamente comenzó a palparle el abdomen, luego siguió por las lolas y después a su entrepierna, para tocarla una y otra vez hasta que Mica comenzó a gemir suavemente y trataba de buscarle el bulto al médico desesperadamente.
El medico se bajó los pantalones, se lo acercó y Mica lo desapareció en su boca mientras él tenía una mano entrando y saliendo de entre sus piernas y otra en sus lolas, que apretujaba y amasaba hasta que se le pusieron duros los pezones.
Los gemidos de ambos fueron en aumento, hasta que Mica arqueo su espalda y ambos llegaron al orgasmo, nuevamente le había acabado en la boca y ella se tragó todo sin dudarlo.
Walter volvió a irse, pero esta vez directo a su casa para poder esperar a Mica sin que ella sospechara.
Continuará…