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La cuñada virgen
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Tiempo de lectura: 5 minutos

En mi época de estudiante de bachillerato solía ser muy noviero, estudiaba en un colegio público y era mixto, lo que permitía el contacto permanente con las jóvenes y ahí nacía las relaciones sentimentales entre todos. Conseguí una novia de nombre Constanza, pasábamos muy chévere, sobre todo para hacer las tareas en grupo unas veces en mi casa y en otras ocasiones en la casa de ella.

En una de esas oportunidades conocí a su hermana Vanessa (cuñada) de 20 años, que también estudiaba, pero en otro grupo. Esa noche conversamos de varios temas, pero noté que en la charla me daba a entender que le había gustado. Me preguntó a solas que si era posible visitarme en mi casa para tratar tareas de matemáticas que no entendía muy bien y necesitaba un repaso, le contesté que con mucho gusto le avisaba el día y la hora para el encuentro.

En la noche en mi habitación la observaba en mis pensamientos, su cara esbelta y su cuerpo muy tallado, el día del trabajo que la conocí vestía un short de color azul y una camiseta que por lo apretada dejaba notar sus téticas con un brassier de talla de 34 aproximadamente. Soñaba con el día del encuentro y como sería la forma de conquistarla, máxime que con la relación con su hermana no era tan fácil, ya que al darse cuenta podría perderla a las dos.

Todo debía suceder en la más estricta reserva como se lo advertí a Vanessa y ella coincidió igualmente que nadie podría saber de lo clandestino de esa cita. Con lo convenido seguí preparando lo acordado, debía estar solo y contar con el tiempo necesario para atender a la niña, primero explicarle lo de su tarea y luego tratarla de conquistar. Hice mis cuentas y todo quedo para un domingo a las once de la mañana cuando mi madre se iba con sus amigas a trabajar en el costurero del barrio.

Se llegó el día y la hora. Apareció la reina y cuál sería la sorpresa cuando también apareció la novia Constanza con ella. Es decir estaban en mi casa la novia y la cuñada. No supe que decir, las mandé a seguir y les traje algo de tomar. Esperé que se iniciará la conversación por parte de algunas de ellas y así sucedió:

Constanza: Papito, mi suegra se encuentra en casa.

Yo: No mi amor, se fue para el costurero.

Vanessa: Que bien, mejor para todo!

Yo: Será que podemos empezar el trabajo?

Constanza: Cuál trabajo mi amor, solo vine a cumplir una promesa de Vanessa y en donde participamos los tres. Queríamos darle una sorpresa.

Vanessa: Así es mi bello varón, estamos perdiendo tiempo, debemos empezar ya. Podemos pasar a su cama y le explicamos.

Yo: Claro, con todo gusto, pasen y se ponen cómodas.

Con una luz tenue, agua y un par de cervezas a la mano, entramos, en ese momento las dos dirigieron su mirada a mi diciendo todo sin pronunciar una palabra.

Suavemente me empujaron sobre la cama avanzaban seguras y deseosas, no sé de qué hablaron antes de llegar pero era innegable su complicidad, ya en mi cama y frente al espejo, empezamos a besarnos, Vanessa se recostó en la parte superior de la cama, con la vista clavada en Constanza su hermana y novia mía..

Entre mí novia y la cuñada brotaron miradas y caricias que subían de tono, yo tocaba los excelentes senos de Vanessa mientras ella acariciaba mi verga que estaba muy caliente, todo iba sucediendo con calma, hasta que Constanza se acercó a Vanessa y le dio un beso largo y apasionado al cual mi cuñada respondió de la misma forma, sumando la mano sobre la vagina, fue un momento mágico que desencadenó toda la pasión que flotaba en el cuarto y que todavía no entendía. Los besos entre ellas no eran simplemente apasionados, ni mucho menos tiernos, era lujuria desbordada, algo que yo no había experimentado nunca, a pesar que hacíamos el amor constantemente con mi novia, pero no le conocía esos dotes de putica rica.

Quería comerme sus labios, los labios de las dos, y no solo los de sus bocas sino los vaginales, quería devorar sus lenguas, quería que sintieran que eran mías por completo, ya era un desorden que no podía parar. Estábamos acostados de tal forma, que yo podía observar las reacciones de Constanza, quien observaba a Vanessa con deseo. Yo en un arrebato cómplice despojé a Vanessa de su blusa y mis manos seguían hurgando en su entrepierna, ella inquieta, apoyándose en mi pecho, hizo lo mismo con Constanza, y fue así sin más ni más que arrancó de un jalón la falda de Vanessa que también sin contemplaciones respondió de la misma forma, luego las dos se enfocaron en mí, y sin planearlo, sin decir una palabra ya estábamos desnudos, llenando de besos y caricias nuestros sexos.

Fluían besos y caricias en una mezcla indescriptible, para ser la primera vez estábamos bastante sincronizados, noté que la excitación estaba al límite, mi pene más duro que nunca, las dos chicas bastante húmedas literalmente su humedad escurría entre sus piernas y el brillo de sus ojos reflejaba impulsos lujuriosos. Me aparté de ellas para contemplar la escena lésbica, mi novia metió los lindos senos de Vanessa en su boca, la devoraba, mientras Vanessa excitada le tocaba el clítoris una y otra vez, Constanza bajaba del pecho a la entrepierna lentamente, Vanessa cerraba los ojos y yo solo podía imaginar que estaba en un éxtasis de placer nunca vivido.

Vanessa para sorpresa mía, tomó un impulso, recostó a mi novia en la cama y empezó a hacerle sexo oral, pero mientras lo hacía cogió mi pene y la dirigió a su vulva para que la penetrara, y yo lo hice con más fuerza y pasión que de costumbre, sabiendo que era virgen, ya en esa tónica y con ánimo de no sentirme inferior al reto, me dediqué a provocar a Constanza lamiendo a Vanessa mientras ella seguía dándole placer a mi novia, puedo decir que besé a Vanessa, sus senos, su vagina y su ano como nunca lo había hecho.

Mi prometida se levantó y besó a Vanessa en la boca con más fuerza, más ímpetu, demostrando su deseo y pasión, me tomo la mano e hizo que pusiera mi pene entre sus bocas, fue majestuoso, las dos besaban mi pene con desesperación y gusto mientras se masturbaban, lo succionaban muy rico y una se lo pasaba a la otra para que lo degustara. Constanza me pidió que la penetrara hasta el fondo y mientras le metía mi verga en su vagina Vanessa por debajo chupaba mi verga y la concha de mi novia en forma espectacular. Inmediatamente volví a coger a Vanessita por su vagina y le introduje mi pene para desvirgarla bien, pero en su emoción no sentía tanto y se dedicaba a chupar la conchita de Constanza.

Nuestros sentidos no paraban de disfrutar, pero el clímax llegó cuando Vanessa llevada por lo que sentía me pidió que la penetrara analmente, por supuesto lo hice mientras mi novia, la invitada de honor, se acomodaba bajo nosotros, le hacía sexo oral a Vanessa y en cada embestida mía, besaba mis huevos. En lo personal hasta ese punto creo que no faltaba nada, pero Vanessa quería más, empezó por besarle el ano a Constanza que como ya estaba mojada lo disfrutaba mucho más, la tocaba con las dos manos, la hurgaba por el ano y por la vagina mientras yo hacía que Constanza se comiera todo mi pene y lo disfrutara.

Luego de un rato así, Vanessa cogió mi pene con una mano y comenzó a frotarlo en su húmedo clítoris, mientras con la otra mano no paraba de hurgar el ano de Constanza que gemía de placer, a esa altura yo me contenía por no eyacular para no terminar el momento de placer, mientras ellas llegaban a su cuarto o quinto orgasmo, estaban completamente inundadas de leche por todas partes.

Aproveche los fluidos que brotaban de la vagina de Vanessa que sabían delicioso para meter casi todos mis dedos en su interior, estaba feliz, seguía chupando mi pene con gran intensidad. Por la arrechera del ritmo supe que me vendría en poco tiempo, así que saqué de su boca mi pene y contemplé como se acariciaban mutuamente. Con mucho cuidado cogí mi novia le empaque mi verga por el culo hasta que me canse de sacarlo y meterlo. Mientras se fundían en un beso y tocaban sus clítoris yo no resistí más, eyaculé en sus rostros, nunca había visto tanta leche, tan caliente salir de mí, pero puedo decir que hubo suficiente para las dos, ellas lo disfrutaron y utilizaron mi semen para acariciar sus cuerpos, estaban tan excitadas que probaron un poco de mi leche, se besaban, lo compartían, con la que tenían en los dedos seguían masturbándose, realmente estaban encantadas.

Agitados y agotados seguimos recostados sobre la cama un buen rato más, yo, recargado en el vientre de Constanza y lamiendo los deliciosos senos de Vanessa que estaba tirada más abajo acariciando el clítoris de mi novia con un rostro de satisfacción única. Se fueron sin ninguna explicación de lo sucedido.

Al día siguiente me encontré en el colegio con mi novia, hablamos y solo me pidió que le hiciera el amor rico en el baño de la institución y cuando la tenía clavada me dijo que lo del trio era para cumplir una promesa a la hermana Vanessa pero que no podía suceder más, me chupó la verga me vine en su boca y se tragó el semen.

Creo que la síntesis es que tener un trío siempre es bueno cuando se impone el deseo y el placer sobre los prejuicios.

Para consejos estoy: [email protected].

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