Mi vida a principios del confinamiento andaba patas arriba, de baja recuperándome de un accidente de tráfico, con una depresión brutal por estar enamorado de una señora casada que después de años de "relación" y aventura loca no dejaba a su esposo-monedero. Sumado a todos estos baches y llevado por la frustración me refugié en el consumo de cocaína.
Llevaba un año viviendo con mi hermana ya que vendí mi vivienda al presentarse una oportunidad de oro y así estar más cerca de mis hijos. Aquí estaba a mis 44 años sin encontrar el rumbo en plena pandemia y comprando a un vecino dedicado a la venta de productos ilegales, una bolsita de evasión en el rellano de los trasteros del edificio, cuando en plena negociación salida de la nada apareció la vecina de al lado y nos cazó en toda regla. Quise disimular tontamente pero, ya era tarde y me puse nervioso sin saber bien que hacer, algo bloqueado y mirando como en un torneo de tenis hacia el vendedor y hacia la vecinita en un desesperado bucle. El vendedor bien hábil hizo el intercambio y se esfumó casi sin darme tiempo a reaccionar y yo torpemente me giré pensando en huir de allí, pero la voz de Blanca, la vecinita, me detuvo diciendo…
Blanca: Eyyy Raihar! Me ayudas con una cosa del trastero, por favor?
Raihar: Siii claro.
Rezando mentalmente para que no llegase a más esa pillada, abrí la puerta entornada del trastero y allí estaba ella, sin mascarilla, sonriente con una mirada de loba que acaba de rodear a su presa y se dispone a dar un buen mordisco.
Blanca: Te he pillado, nunca pensé que eras de esos, tan modosito siempre con tus hijos, siempre tan educado… vaya vaya Raihar que sorpresa.
Raihar: … mira Blanca, estoy en… (sin poder acabar la frase)
Blanca: No digas nada, si no voy a juzgarte, solo voy a chantajearte con un par de favores a cambio de mi silencio.
Raihar: (balbuceó) aaa ver que quieres?
Blanca: Pues mira, quisiera un IPhone nuevo como el que tú llevas, pero no puedo pedirte eso porque mis padres me preguntarían que de donde lo he sacado, pero sí que me vendría bien 1.500 euros para comprarme ropita este año, que dices?
Raihar: Trató hecho, pero más te vale no jugármela porque no tienes ni idea de lo cabrón que puedo llegar a ser…
La mirada se clavó en los ojos de Blanca como un animal acorralado avivado por el veneno que ya corría desde hace tres días por la sangre, casi sin haber dormido y lleno de rabia por la miserable vida que sentía cargar a cuestas, hizo a Blanca bajar un poco su estado altivo.
Raihar: Y qué más?
Blanca: Solo eso
Raihar: Dijiste un par de favores. Que más quieres? (elevando notablemente la fuerza de su voz)
Blanca: (retrocedió un paso cual loba protegiéndose ante un inminente ataque)… Bueno, para que confíes en mi palabra quiero probar lo que has comprado, es que veras todas mis amigas lo han probado y dicen que es la hostia…
Raihar vio con rapidez sus siguientes movimientos y una victoria clara.
Raihar: Claro Blanca, eso está hecho, ahora mismo te hago una filita y verás que subidón. Oye y cuenta con la pasta que encantado té la doy para que lo inviertas en esa ropita que te hace ese cuerpazo espectacular que tienes….
Mientras, Raihar, se adentraba decidido al trastero, cerrando tras de sí la puerta, echó la llave y cogió las llaves con el llavero de peluche de Blanca. Se las echo dentro del bolsillo trasero de los pantalones cortos de deporte, he hizo un hueco en la estantería donde vaciar una generosa cantidad de producto recién comprado.
Afanado en su tarea preso del nerviosismo de la situación y del mono por consumir de vez en cuando miraba fijamente a los ojos de Blanca. Ella no dejaba de prestar atención a ese proceso y quizás también nerviosa por todo aquello con ánimo de quitar hierro al asunto comentó.
Blanca: Llevas mucho tomando coca?
Raihar: La verdad? Solo un par de años y esporádicamente, pero hace unos meses que me pongo hasta el culo para no pensar.
Blanca: No pensar en qué?
Raihar: En la puta mierda de vida que vivo…
Blanca: Y que se siente?
Raihar: Ahora lo vas a saber (sonrío pícaramente), te lo aspiras a tope y traga como si tuvieras moquitos…
Blanca nerviosa no se dio cuenta de la jugada, hipnotizada por aquella línea blanca y pendiente del tubito que le ofrecía el zurró viejo, no observó cómo hábilmente sacaba el móvil del bolsillo con la otra mano e iniciaba una grabación. Ella al agachar la cabeza no era consciente de que Raihar veloz grababa su estreno, ni incluso se dio cuenta mientras se rascaba la nariz de que él sonreía grabando un primer plano con todo detalle.
Raihar: te tengo perra (dijo en voz baja mirando a través de la pantalla)
Blanca no reaccionó, se quedó paralizada ante la situación, acababa de comprender que estaba jodida y balbuceó diciendo un temeroso por favor, una y otra vez, por favor, por favor, mi padre me mata si se entera, ya sabes cómo es de estricto… por favor por favor…
Mil imágenes pasaban a la velocidad de la luz por la mente de Raihar, aquella loba de 1,60, de pechos pequeños, pero pezones que parecían querer rajar la camiseta blanca estrecha con un dibujo de Hello Kitty, con unos pantaloncitos tan cortos que casi dejaban ver un culito rendondo y perfecto de niña de 19 años, esos labios carnosos dignos de ver como mamaban su polla mientras sus ojos celestes no dejaban de mirarlo fijamente.
De repente, en un abrir y cerrar de ojos, Blanca cambió de jugada. Avanzó hacia mi mirándome sensualmente como loba en celo jugando sus cartas como buena hembra que conoce sus habilidades dijo.
Blanca: quieres que te la chupe? Si quieres te hago una mamada que no olvidaras. Además desde que el año pasado tu hijo dijo que su papá la tenía muy gorda no dejo de pensar en si es verdad que tienes un buen rabo…
Al notar como se acercaba a mí y como su mano iba en dirección a mi polla ya morcillona que abultaba cada vez más, reaccioné cual zorro viejo esquivando la jugada, apartándola de mí y acercándome a la estantería me debute un instante, le quite el turulo de la mano y prepare más producto que quedaba en la bolsita y le dije lo siguiente…
Raihar: A ver, que eres un bombón de mujer, lo eres, que estaría bien esa mamada que propones, pero yo no soy tan retorcido como tú y además que eres muy chica para mi… no se no creo que eso esté bien.
Blanca: (con un cierto aire de despecho) que que? En tu puta vida vas a probar un pibonazo como yo…
Mi estrategia iba viento en popa, devolviéndole el turulo le dije, venga prueba esta raya grande que te he hecho tan mayor que eres.
Blanca sin dar tregua se casco esa fila que le dejó surfeando mentalmente, mientras yo me metía el resto pensando en si mi siguiente movimiento daría el fruto que esperaba… acercándome justo para rozar sus tiestos pezones sobre mi cuerpo le cogí esa pequeña mano y la puse sobre mi polla que ya estaba tomando un buen tamaño y mirándola le dije: Ya te gustaría a ti que te empotrase aquí mismo con este buen pollon….
Su mano se soltó de la mía de repente, en ese momento creí que había fracasado mi estrategia, pero nada más allá, me metió la mano por dentro del pantalón y agarro mi polla ya caliente y mojada por la excitación para sacarla por fuera. Mordiéndose el labio me miraba fijamente mientras subía y bajaba con una habilidad de perra que me dejó sin palabras por un instante.
Blanca: Vecinito que ganas tenía de comprobar si era tan gorda y grande, déjame que me la trague hasta el fondo papi…
Aquellas palabras y esa sensualidad me dejaron sin palabras, caliente como casi nunca lo estuve en mi vida. Blanca se agachó y bajando un poco la piel dejó asomar el capullo ya rojo y brillante por la excitación y sin más se metió solo el principio de mi polla y empezó a mamar con sus labios y pasando la lengua como una experta, haciendo que me gimiera cachondo perdido… me temblaban las piernas un poco del gustazo y de repente se empezó a tragar mi polla ya dura como un martillo hasta casi el fondo y lo combinó con la mamada de capullo con lengua una y otra vez.
Aquella imagen de esa rubita metiéndose al menos 19 centímetros de polla en la boca me volvió loco, hasta que reaccione mirándola y le dije, quieres polla? Te gusta mi polla perra?
Blanca se la sacó de la boca y mirándome dijo… siii hijo de puta, quiero que me folles, cabronazo enséñame que sabes hacer con esta tranca… como una bestia, incontrolado, agarré esa carita de niña con mis manos y la subí hasta estar de pie, me agaché y le baje de un tirón sus pantaloncitos haciendo crujir su tanguita, le levanté una pierna y empecé a comer ese dulce coñito, que rico y dulce sabía, con mis labios succionaba su clítoris alternado la lengua hundiéndose en ese jugoso coño juvenil, le metí dos dedos y la pajeaba con ansia, mientras me agarraba del pelo y gemía como una gatita en celó. Noté como en unos pocos instantes se empapaba cada vez más y más hasta que de repente retorciéndose y temblándole las piernas echo un chorro intenso que yo me trague poniéndome aún más cachondo…
Blanca temblando me decía, follame, follame bien duro papi, hijo de puta empótrame con ese pollon…
Me levanté como una mala bestia y eché un buen escupitajo de saliva en la mano y me lubriqué bien la polla, llevaba sin verme así el rabo desde los 20 años, estaba en mi segunda juventud, con la polla como hacía 20 años, gorda casi como un vaso de tubo, con las venas hinchadas y bien larga como una estaca de 22 centímetros. La cogí en vilo por el interior de sus piernas y de un estacazo se metí hasta que mis cojones llenos de leche chochaban haciendo tope.
Había visto esa escena muchas veces, esas pollas empalando teens de 19 años y lo estaba haciendo realidad. Solo acertaba a decirle al oído entre suspiros de aire entrecortado, te gusta así perra? Quieres que te reviente? Y mil cerdadas más a lo que Blanca entre gemidos entrecortados respondía guarradas que me ponían a mil, párteme en dos cabron, ayyy que pollon tienes, métemela no pares, yo bombeaba como un campeón sin parar el ritmo, los dos sudábamos empapados chorreándonos los flujos por todas partes a consecuencia de la drogada que llevábamos en lo alto, y en un momento dado Blanca explotó en orgasmos seguidos que perdí la cuenta.
Sus corridas temblorosas me sumieron en un estado primitivo y salvaje hasta que mis piernas empezaron a flaquear y nos llevó a los dos al suelo. En ese momento Blanca salió de la cárcel que le propine y empezó una nueva mamada mejor que la de momentos antes, me volvía loco solo paraba un instante de vez en cuando para decirme… quiero leche papi, aquellas palabras hicieron que en la segunda pasada de su lengua por el capullo descargara un chorro de semen y otro y otro mientras se metía más aún al fondo mi polla tragaba más y más incluso se oía como pasaba por su garganta.
Estuvo así deleitándose con mi polla y la leche un par de minutos hasta dejarme seco y limpio. Me miró y dijo, sabes hacer algo más papi? Sigo con ganas de polla y leche, mientras jugaba con mi capullo enrojecido metiéndolo y sacándolo de sus labios. Mi polla aunque había perdido todas esas venas y algo de dureza me decía que aún podía dar más caña. Le di la vuelta y me levanté levantándola también a ella como una muñeca, le cogí la cabeza y agachándola le metí la polla para que me la mamara hasta el final, dicho y hecho, porque ella solita se la tragaba sin mi ayuda una y otra vez a lo que aproveché para untarme bien de saliva dos dedos que lleve uno a su coño hirviendo el otro por el culito.
Empecé suavemente a meterle por los dos agujeros y se abrían y lubricaban solos y esto le hacía tragar y tragar más polla y temblando sus piernas ayudaba en la doble penetración. Entonces lo vi claro, le saque la polla de la boca que dejó bien ensalivada, le di la vuelta y con el capullo aún algo blando le apunté en ese agujerito del culo. Un instante de presión y Blanca temblorosa se fue ensartando la polla con una facilidad asombrosa hasta el final, donde giró la cara para mirarme y dijo: Párteme en dos con ese pollon papi, dame tan duro que mañana no me pueda sentar. Esas palabras activaron en mi otra vez el estado salvaje animal, y empecé a follarla sin compasión, al principio mi polla se notaba un poco blanda y no seguía bien las estacadas pero en un minuto se puso ardiendo y dura otra vez al estar en ese culito caliente, pollazo tras pollazo notaba como Blanca lubricaba más y más, gimiendo apenas sin aliento y temblando todo su cuerpo decía así así sigue no pares me corro, y yo eso hice, embestir y embestir salvajemente sin parar mientras ella soltaba chorros de corrida que sentía caer ardiendo sobre mis piernas y pies. Bombee incansablemente ese delicioso culito unos minutos hasta que note que me venía otra vez una corrida bestial dentro de aquel caliente agujero. Poco a poco perdí el ritmo hasta quedarme dentro de ella sin moverme. Pasado un minuto así nos despegamos exhaustos, chorreando y agotados. Ella cogió su falda mientras me decía, vete tú primero para abajo y yo voy después…
Yo no tenía fuerzas ni para pronunciar palabra, saque las llaves del bolsillo de mi pantalón y tras abrir la puerta se las entregue… al abrir ella me miró y dijo… Ya sabes aquí no pasó nada y borra ese vídeo ya.
Saque el móvil sin decir nada, le enseñe como eliminaba dicho vídeo y me acerqué a besar sus labios, pero Blanca me miró fijamente y dijo piérdete de aquí ya coño.
Sin decir nada me marché pensando si volvería a follarme a semejante Loba.