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Mi amiga Ariana
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Esta historia sucedió hace 20 años en pleno 2000, en ese entonces yo tenía 22 años y entré a trabajar en una compañía de pinturas industriales en el área desarrollo de pinturas y barnices para madera ya que era técnico industrial acá en Monterrey. 

Me describo un poco, 1.82 metros, 95 kilos un poco gordito, tez blanca, ojos café claros, cabello castaño, ni feo ni guapo y pues no muy dotado, pero no he oído quejas… jajaja, nunca me consideré atractivo o mujeriego, pero he tenido suerte.

A los pocos meses nos hicieron exámenes de rutina, sangre, vista, si teníamos hernias e inyección contra el tétanos, y resultó que me hacía falta usar lentes por miopía y un pequeño astigmatismo. Ahí fue que la conocí, mujer soltera, alta poco más de 1.70 metros, tez perlada, gruesa sin ser gorda, bonita de acara, unos labios hermosos, cabello negro azabache, un busto no muy grande, pero lo que más me llamó la atención fue su trasero, grande y respingón ajustados a unos jeans azules.

Ella se llama Ariana, en ese entonces contaba con 33 años los cuales me contó en pláticas posteriores, ni que decir de su trato amable y formal, ella es ingeniero industrial y se encargaba de todo lo que tenía que ver con los permisos municipales, estatales y federales para que la compañía no tuviera problemas y se pudiera laborar en un ambiente de seguridad.

Sentí que hicimos buena química desde que nos conocimos, ya que siempre que nos veíamos me saludaba un poco más efusiva que a los demás compañeros, desde ahí, empecé a tratar de coincidir con ella en algún lugar de la planta o en el comedor.

Un día después de los exámenes físicos me mandó llamar a su oficina y comentó que era necesario usar lentes para poder laborar bien, y le comento que en aquellos momentos empezábamos a vivir solos mi hermano y yo y apenas nos acabábamos de instalar en un departamento y teníamos lo indispensable para vivir y nos habíamos agotado nuestros ahorros y no contaba con dinero para la compra de los mismos. Ella me comenta que se podía hacer un préstamo por parte de la empresa y me rebajarían de mi nómina. Acepté encantado y en un arrebato valentía y sin medir le propuse que si me acompañaba a verlos ese fin de semana le invitaba a comer, a lo cual me dice que no podría porque iría a ver a sus papás a Tampico, ha de haber visto mi desilusión en mi rostro y me responde “con gusto te acompaño a recogerlos cuando regrese”. Nos dimos nuestros teléfonos, para ponernos de acuerdo para vernos.

Ese sábado fui a escoger y encargar los lentes un poco aburrido por ir solo y que los tendrían para el próximo fin de semana. Regresé al departamento y vi que mi hermano se disponía a salir con sus amigos a divertirse, me invitó a acompañarlos, pero yo no traía ánimos de salir y le dejé irse solo.

En ese entonces andaba de amigo con derechos con una chica, le llamé para ver si nos podíamos ver y pasarla bien los dos. El trato era que mientras no tuviéramos compromisos los dos, nos podíamos ver sin problemas, le marco a su casa y me dice que trae novio e iban a salir esa noche.

No daba de desánimo por haber desairado a mi hermano y a sus amigos y que en eso mi amiga anduviera con su novio, me dispuse a buscar algo para cenar e irme a dormir, en eso suena el teléfono, estuve a punto de no contestar. Era Ariana desde la casa de sus papás en Tampico, la saludé y me subió el ánimo al momento, me dice que quería verificar si en realidad era mi número telefónico entre risas y que sus papás se habían ido dormir y se había quedado sola y sin salir algún lado.

Empezamos hablando de cosas triviales como porqué no teníamos pareja y de nuestras vidas hasta ese momento, le conté que mis padres se estaban divorciando y se había separado la familia y nos fuimos a vivir solos mi hermano y yo. Después ella me cuenta que no encontraba buen trabajo en Tampico y de cómo llegó a vivir aquí en Monterrey, de ahí del por qué no teníamos parejas, ella me cuenta que si tuvo novio por muchos años y habían hablado de casarse cuando salió la oportunidad de trabajar acá y no le quiso acompañar perdiendo su noviazgo. Yo le cuento que tenía un poco más de medio año solo y no me había interesado por nadie desde entonces y así seguimos hasta la madrugada platicando de nuestras cosas.

En algún momento empezamos con pláticas más íntimas, cuando perdimos nuestra virginidad y cuando fue la última vez que nos dieron “amor” entre risas. Me animé a decirle que me gustaba mucho aprovechando el estar en llamada con ella y la distancia que teníamos en ese momento y me responde que yo también le gustaba y le llamaba mucho la atención, solo que no le convencía nuestra diferencia de edades. Al instante le respondí que a mi no me importaba, que para mi se me hacía una mujer muy atractiva e interesante, ella me pregunta muy pícara, que es lo que más me llamo la atención de ella y le respondo que tenía muy bonito rostro y unos labios preciosos, pero ella insistía en que más me había fijado y ya no tuve más opción que decirle que su nalgas, no quería que tuviera esa impresión de mi, que no solo me interesaba por su culo, pero la suerte estaba echada.

Lejos de enojarse u ofenderse se río de mí, que como una treintañera podía levantar pasiones a hombres de veinte. Yo ya no supe que responder, y ella seguía de pícara y que si solo me gustaban sus nalgas, y le respondí que sus tetas no estaban nada mal, y ahí se acabó de reír, no me ofendí tampoco, su risa se oía fresca y divertida, luego me dispara a quemarropa “¿qué me harías si estuviera contigo?”.

Esa pregunta me agarró en curva y me quedé mudo un momento, y le respondo “que no te haría!!!”. Ariana insistía en que fuera específico, le dije que me encantaban sus labios y por ahí empezaría.

Oí que su respiración se agitaba un poco, seguía con quitarle la blusa, playera o pijama (me dijo en susurros que traía playera) y que le quitaría su brasear y disfrutaría de sus senos, ahí fue que se escuchó un jadeo de parte de ella… pensé que estaba masturbándose con el tiempo me lo confirmó) y pues le quitaría el resto, hasta dejarla solo en calzoncitos.

Se oía que jadeaba ya más fuerte, y me pregunta “¿qué más?!!”, “Tu que crees???” Le comenté “te mordería esas lindas nalgas y me comería tu panochita!!!”. Se oyó un suspiro muy fuerte y llegó al orgasmo. Ahora le tocaba a ella seguir si le quitaba la pantaleta o no… Y me dijo que como estaba, claro que si!!! Y le suelto “y a mi ¿qué me harías???”. Me dice un poco más calmada, “a mi también me gustan tus labios, por ahí empezaría y te quitaría todo sin dejar de besarte y sentirte”. Me confesó que le gustaba mi color de piel y que estuviera más alto que ella, el tamaño de mis manos y la forma de mis brazos, según para poderla abrazar completa.

-Sí, pero que más hermosa? Ahora se tu más específica!!!

-Me gustan también tus nalgas -me dijo- también las disfrutaría -y que hasta nalgadas me daría su pudiera, me tuve que aguantar la risa (nadie me había dicho eso).

-Y que más??? -Le pregunte.

-Tu pene… tocarlo y sentirlo en mis manos y en mi boca. -Eso me acabó por tener una erección y pues ahora yo ya me estaba masturbando- obligarte que lo pases por mis tetas, mis nalgas y que me cojas bien rico.

Ya no pude más y tuve un orgasmo, ella me pregunta, si me gustaba la idea de hacerlo realidad algún día, le confesé que me encantaría.

Si les gustó el relato, en la próxima les cuento como fue la recogida de los lentes y la recogida de otras cosas…

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