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El mejor amigo de mi esposo
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Por mi marido sabía de sus aventuras con otras chicas. Su mejor amigo era un don Juan y se jactaba de ser muy buen amante.

Tantas aventuras le conocí que comenzó a enterarme la cosquillita de si era tan bueno como decía.

Empecé a verlo con otros ojos. Empezó a gustarme.

Lo miraba y me calentaba. Y cada vez que me masturbaba pensaba en él. Cuando venía a casa le miraba su paquete.

Cuando íbamos a su casa, le sonreía coqueta a ver si se lanzaba. Pero el nada. Ni me miraba.

Así que me tocaba dar el primer paso si quería comprobar lo rico que era…

En una reunión, estábamos tomando. Se hacía más noche y la gente poco a poco se fue yendo. Nos quedamos solo mi marido, yo, su mejor amigo y su mujer. Era casa de ellos así que ella se fue a recostar porque se le subió el alcohol.

Yo me asegure de que mi marido y él también bebieran bastante.

Bueno. Ella se fue a dormir. Estábamos en el patio y comenzó a refrescar el clima.

Cómo vivimos cerca, le dije a mi marido que tenía frío. Que si podía ir a casa por un suéter para mí a lo que accedió.

Nos quedamos solos su amigo y yo en el patio. Estábamos sentados. Me levanté como si fuera ir al baño, en vez de eso me senté sobre él y comencé a besarlo. Él primero se resistió, pero luego cedió.

Empezó a besar mi cuello y acariciar mis pechos y culo. Yo traía falda así que me levanté un poco y saqué su miembro y lo descubrí un poco. Era grande y gordo y así de una, hice mi panti a un lado y me clave todo su miembro.

Fue una sensación deliciosa. Gemí y él también. Me quedé quieta. Nos miramos y lo bese. Mientras comencé a subir y bajar en él. Y moverme en círculos.

Sabía que debía ser rápido pues mi marido no tardaría.

Mientras el chupo mis pechos, sentía su duro pene en mi. Y como me mojaba cada vez más. Me besaba el cuello y de pronto sentí su respiración más agitada. Sabía que estaba a punto de acabar, pare un poco y de pronto sentí eso electrizante cuando estoy a punto de acabar. Comencé a moverme más duro y el succionó de mi cuello. Y nos dejamos ir.

Me lleno de su leche por completo. Y yo escurría también de mus jugos de lo rico que sentí. Un orgasmo maravilloso.

En eso oímos que tocaron la puerta. Me levanté rápido.

Él se metió su pene y subió el cierre. Y vacío un poco de cerveza sobre él. Sacó su camisa para tapar lo mojado que quedó. Mientras yo me metí al baño él fue a abrir a mi marido. Salí del baño y puse el suéter que muy amable me trajo. Su amigo le dijo que se iría a cambiar ya que se le volteó un vaso encima.

Cuando salió seguimos platicando, y el de repente me miraba y sonreía.

Y así comenzó lo que hasta hoy no logramos parar…

Continuará…

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