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En aquella época tenía unos 20 años, iba en la universidad, terminando clases me iba siempre a la biblioteca para realizar los deberes y estudiar. La recepcionista ya era una señora grande y me llevaba bien con ella, pero un día estaba una mujer mucho más joven, de unos 30 años, con una belleza impresionante, cabello rojizo, blusa blanca ajustada, una falda roja donde se notaban unas perfectas nalgas, medias negras y tacones.

Me acerqué a la recepción con voz temblorosa.

-¡Hola, buenas tarde! ¿Eres nueva? -Pregunté nerviosamente.

-Sí lo soy, vengo a reemplazar a la anterior recepcionista por sus vacaciones, estoy aquí para lo que se te ofrezca.

Lo dijo con una voz tan sexy que no me la pude sacar de la cabeza, ese día ya tenía los libros en la mesa, pero no me concentraba, estaba excitado y ella me observaba, se quitó los lentes y chupó la punta con sus hermosos labios y me sonrió.

Ya era momento de irme, cuando me dirigí al mostrador para sacar algunos libros, ella me rozó la mano, tomó los libros, los escaneó y vi que metía algo en uno, como un papelito.

-¡Que tengas una hermosa tarde! -Lo dijo de una manera sensual y pude percibir su perfume, la tenía bien erecta de la excitación.

Al salir de la biblioteca abrí el libro donde metió el papel, y este decía: “Soy Laura, observé como te pusiste cuando te veía y me encantó, quiero pasar un rato contigo, salgo a las 6”.

Estaba atónito, me emocioné, eran las 4, pero ya quería que fueran las 6 para verla, estuve dando vueltas por el campus, se aproximaba la hora y la esperé afuera de la biblioteca.

Cuando la vi salir me saludó como si me conociera, me tomó de la mano y me dio un beso en el cuello.

No lo podía creer. Estaba tan excitado, observé sus tetas tan hermosas y bien acomodadas en la blusa, ella se me acercó y me susurró al oído: “Vamos a un lugar más íntimo”.

Yo vivía en un departamento cerca del campus y le propuse ir, pero antes fuimos por una botella de vino, aún estaba nervioso me temblaba todo.

Ya estando en el departamento la invité a sentarse, serví un par de copas de vino y me senté con ella.

Laura apartó las copas en la mesita y se acercó a mí, pude percibir el aroma de su perfume, labios y ser, nos besamos y le decía cuánto la deseaba desde la tarde y ella también lo quería porque vio como estaba mi pantalón con mi verga parada.

Desabroché su blusa y le arranque el sostén, le empecé a besar las tetas, le deje los pezones bien ensalivados y elle gemía “Dame más que rico las chupas”, yo estaba súper caliente, se sienta sobre mí, me sigue besando mientras que con su trasero empieza a moverse en mi entrepierna, mi verga ya no aguantaba quería salir y Laura lo dejó salir.

Se puso de rodillas desabrochó mi cinturón y botón, me baje los pantalones y calzones, y de repente salió tan grande, ella lo tomó con sus hermosas manos y escuché que dijo que hermosa verga, acto seguido se la metió a la boca.

No podía creer la sensación tan estimulante que estaba pasando, jugaba con ella tan delicioso, la chupaba tan rico, mientras yo olía su cabello rojizo estaba hipnotizado a tanta belleza. Sentía como la verga la tenía llena de saliva y los huevos, como jugaba con su lengua. No aguanté más y me vine en su boca, ella lo disfruto, se estaba tomando toda mi leche, pareciese que se barnizaba la boca, yo estaba vuelto loco, quería más.

Laura notó que seguía bien parada, me sonrió, se levantó, me tomó de la mano, nos dirigimos al cuarto en donde ella se acostó, boca arriba, me dirigí hacía ella, le volví a chupar las tetas, ahora baje lentamente y le quité suavemente la falda, traía un liguero tan sexy y una tanga roja, le empecé a masajear la concha con mis dedos, noté lo húmeda que estaba y tenía tantas ganas de sus jugos, le quité le tanga, lo tenía rasurado. Así que me coloque de rodillas, abrí sus piernas y empecé a meter mi lengua en su concha, su sabor era tan delicioso que me volví adicto, le seguí chupando, ella gemía tan fuerte y eso me ponía más excitado, la acosté bien en la cama la abrí de piernas, me puse arriba de ella, yo le chupaba su deliciosa concha y ella mi verga, fue tan delicioso que me pedía más, estábamos llenos de sudor.

Escuché que me dijo “ya métemela, está rogando para que me la metas”, ya estaba listo y la tenía tan lubricada con su saliva que puse su hermosas piernas sobre mis hombros y se la metía, cuando se la metí escuché un gemido tan placentero, yo estaba al cien, sentí como se corría entre sus piernas, pero quería más, mientras se la estaba metiendo la besaba y la abrazaba fuerte para sentir todo su calor y aroma.

Se me puso más dura, ya estaba a punto de explotar y me susurro “Vente dentro de mí” y me mordió la oreja, la solté, tomé sus piernas y exploté dentro de ella, la sensación fue tan placentera y excitante, mi leche corría por sus muslos, sus medias rasgadas, termine besándole los tacones y nos acostamos en la cama.

Laura y yo nos metimos a bañar para limpiarnos, nos abrazamos y me dijo que fue una experiencia inolvidable.

Salimos de la ducha nos vestimos, ella se puso una camisa mía, y fuimos a tomar una copa de vino.

Nunca la voy a olvidar, estuvimos saliendo mientras seguía de reemplazo de la bibliotecaria, después de ello se marchó.

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