El domingo Laura estaba súper ansiosa, tenía miedo que Matías no venga, nunca la vi tan insegura con un tipo, claro que este chico no era un tipo cualquiera, tenía solo 18 años, Laura era la primer mujer que se cogió, y encima por la diferencia de edad, podría ser su madre, yo creo que eso era lo que la ponía tan nerviosa, no lograba sacarse de la cabeza que Mati se podía asustar por algo y desaparecer, los chicos tan jóvenes y tan inexpertos suelen ser imprevisibles.
Mi participación esa tarde no estaba clara, mi mujer me contó la charla que tuvo con él la última vez que vino a casa, en ella le dio a entender al pibe que no tenía porque temer que yo le haga algo a él (tenía miedo que le toque el culo cuando se la estaba cogiendo a ella) concretamente le dijo, que más bien eso podría suceder al revés, ante esta respuesta, el chico no hizo ningún comentario, así que no sabíamos si le cabía hacerme algo a mí.
Laura me dijo que la deje a ella tantear el terreno estando con él un rato a solas, para saber si podíamos hacer algo todos juntos, yo sabía que a ella le calentaba mucho la idea de que el pibe aunque sea mínimamente me toque o me deje chupársela, por lo que Lau iba a tratar de inducirlo a eso, pero no iba a insistir demasiado porque no lo quiere espantar por apurarse.
Teníamos planeado que yo me pondría a hacer un asado en el parquecito que tenemos cerca de la pileta y en cuanto Matías llegara, Lau lo iba a secuestrar llevándoselo al dormitorio.
Al fin el invitado tocó el timbre de la entrada y Lau corrió a abrirle, parecía una quinceañera con su primer novio, era una tarde de verano y hacía mucho calor, así que ella estaba preparada para meterse en la pileta, tenía una micro tanga, de cola era un hilo que le dejaba su hermoso culo al descubierto, y la parte de arriba no era mucho más grande, la verdad que apenas sostenía sus lindas tetas, dejando gran parte de ellas a la vista y marcaban muy bien sus timbrecitos, estaba para comerla ahí mismo en el parque.
Lo recibió con un besazo en la boca, yo podía ver la puerta de casa desde la parrilla, y se quedó hablando con él un par de minutos, no los pude escuchar porque hablaron bajito y estaban como a 10 metros de distancia.
Luego me contó algunas de las cosas que le dijo, y el diálogo entre ellos fue más o menos así…
-hola mi amor, ahora vení conmigo donde está mi marido así lo saludas, vos tranquilo, confía en mí, con él no pasa nada, él sabe todo y además acordate que ya vio el primer día que me estabas en la cama conmigo, él es mi marido pero mi macho sos vos, así que me podes besar y hacer lo que quieras delante de él.
Luego de hablar con Mati, lo trajo a mi lado donde estaba preparando el asado que íbamos a comer, el chico me dio la mano y me preguntó…
-¿cómo está señor?
Era tan tímido y educado que todavía no sé cómo hizo mi mujer para meterlo en la cama con ella. Después del saludo Laura lo besó en la boca delante mío como para que el chico se fuera acostumbrado que esto iba a ser así, y le dijo…
-vení bebé vamos arriba al cuarto que te compré un regalito y quiero que te lo pongas.
Le había comprado un short de baño, bastante ajustado y cortito que le marcaba terriblemente el pedazo que tenía entre las piernas.
Al ver ese bulto, noté claramente las dimensiones de su verga y automáticamente comprendí el porqué del entusiasmo y calentura de la puta de mi mujercita.
Pero bueno, eso recién lo pude apreciar, un buen rato después, porque parece que tardaron bastante en que el chico se cambie y se ponga su nuevo short, es más, estoy seguro que no se lo puso inmediatamente.
Obviamente y considerando lo excitada que estaba Laura, tuve la certeza de lo que había ocurrido en mi dormitorio mientras yo preparaba el almuerzo, y que por supuesto ella me lo corroboró más tarde contándomelo todo detalladamente.
Ni bien entraron al cuarto Lau le dio el regalo, él lo abrió y vio su short de baño, ya que había dicho que no tenía para meterse a la pileta, es más el día que nadó unos minutos en ella, lo hizo desnudo, cosa que instigó y aprovechó mi mujer para prácticamente violarlo y chuparle la pija en el borde de la piscina y tragarse su semen.
Como supuse, en cuanto él se sacó su pantalón, ella le ofreció darse una ducha en nuestro baño privado, ya que venía de trabajar toda la mañana y hacía mucho calor, por supuesto él aceptó y Lau entonces le dijo…
-me encantaría que me dejes bañarte, te quiero enjabonar bien y darte un lindo baño relajante, con unos buenos masajes.
¿Quién podría negarse a semejante ofrecimiento? El chico por supuesto aceptó de muy buen grado. Entonces mi mujer, cual si fuese una geisha, le preparo el agua de la ducha templando la temperatura, lo hizo ingresar a la bañera y procedió a enjabonar todo su cuerpo, pasándole las manos resbalosas por cada centímetro de su piel suave y lampiña.
Primero masajeo su cuello y hombros, y empezó a bajar sus manos recorriendo sus brazos musculosos, se detuvo un momento en sus bíceps y luego pasó a enjabonar sus pectorales, poniendo especial atención en sus tetillas que estaban duras como las de mi mujer cuando se las acarician, el cerró los ojos disfrutando la suavidad de sus manos y la delicadeza con la que ella lo mimaba, Lau bajo un instante la vista y vio como el pene del muchachito estaba bien parado y ni siquiera se lo había rozado todavía, estuvo tentada de dejar de enjabonarlo y meterse esa pija divina en la boca.
Sin embargo, siguió con su labor, bajó sus manos enjabonadas recorriendo todo su torso, hasta llegar a su pubis, allí tuvo cuidado de pasar sus manos solo alrededor de esa belleza que colgaba entre sus piernas, solo acarició por arriba, a los lados y sus huevos que ya había lamido en la primer cita, no quería agarrarle la pija hasta que Matías se lo pidiera.
El chico no dejaba de respirar cada vez más aceleradamente, no decían ninguno de los dos una sola palabra, solo se escuchaba correr el agua y la agitación del muchacho.
Laura quería hacerlo desear y vaya si lo estaba consiguiendo, a medida que las manos de mi mujer se acercaban a su verga y parecía que se la iba a agarrar, se notaba que su deseo estaba por llegar al límite, su agitación se transformó en gemidos y hasta quejidos.
Para mí mujer, conservar la calma y no tirársele encima tampoco era fácil, tenía una calentura descomunal con este pendejo, ya me había confesado que no podía dejar de pensar en cogerlo.
En un momento se arrodilló frente a él, y con su pija dura a milímetros de su cara, hizo un esfuerzo más y se dedicó a enjabonar las fuertes piernas del joven, lavó hasta sus pies, y después de enjuagarlos bien, llevó sus pies a la boca y se los chupó.
Lau estaba dispuesta y empeñada en hacerlo desear hasta la locura.
Después de besarle los pies y meterse dedo por dedo en su boca, al fin, se volvió a poner jabón en las palmas de sus manos y le agarró la poronga, arrodillada y mirándolo con esa cara que tiene cuando está muy excitada, se la pajeo y enjabono toda, Mati estaba que deliraba de deseos, no daba más, se la quería poner ya mismo, mientras lo masturbaba se fue poniendo de pie y ya parada frente a él le dijo que se dé vuelta y mire hacia la pared.
El chico no daba más de la calentura, no obstante obedeció, entonces comenzó a pasar los dedos llenos de jabón por su ano.
El chico gimió e intentó una leve queja, entonces ella apoyó las yemas de dos de sus dedos haciéndole presión en su agujerito virgen y le dijo…
-Bebé me dijiste el otro día que tenías miedo que mi marido te toque el culo, pero yo sí te lo puedo tocar ¿no?
-si, usted si señora, pero despacio por favor.
Entonces le froto aún más los dedos en su agujero.
-Ay señora por favor ¿qué hace?
-te hago gozar mi amor.
-pero señora Laura, nooo por favor.
-¿por favor qué? Mi amor si te está gustando.
A esta altura ya sin querer o queriendo, le había metido dos falanges del dedo medio en el ano y el chico entre asustado y sorprendido lo estaba disfrutando, pero por temor se negaba.
-No por favor señora Laura, esto no está bien.
-¿dónde dice que no está bien? No tengas miedo confía en mí, no tiene nada de malo que sientas placer así mi amor, no vas a ser menos hombre por esto.
El chico se calmó un poco y buscó una excusa para que le saque el dedo de allí.
-quiero cogerla, no puedo más…
Entonces Laura que tampoco podía ya más, lo hizo girar, lo puso de frente a ella, y cambiaron de posición, ahora Laura era la que apoyaba su espalda contra la pared, flexionó una pierna poniendo su pie contra un saliente de la bañera, se corrió a un lado la poca tela que le cubría la concha y casi le rogó…
-cogeme mi amor, ponemela así de parada, dale bebé por Dios dámela toda ahora.
Entonces el chico al ver la conchita abierta y escuchar el ruego de mi mujer, se la metió casi de una vez, la hizo dar un grito mezcla de dolor y placer, que pude escuchar claramente, porque la guacha dejó a propósito la ventanita del baño abierta, seguramente para yo la escuche gritar mientras la cogia.
Cada embestida que Matías le daba profundamente, Laura soltaba un gritito de placer, así la escuché no menos de veinte veces,
-Ahhh ohh mmm ahhh dame, dame mi amor dame la leche amor, soy tu puta papi, dámela toda mi vida.
Hasta que los gemidos y gritos de los dos se confundieron en uno solo, al acabar juntos.
Cinco minutos después bajaron juntos, la carne ya estaba a punto, Laura se acercó a mi y me dijo…
-hola amor, ¿qué tal?
-bien, ¿vos la pasaste bien arriba?
-si papito, ¿se escuchaba?
-si absolutamente todo.
-no sabes cómo me cogió papi, es un divino.
-espero que te coja otra vez, pero delante mío.
-olvidate, seguro que me coge un par de veces más como mínimo. ¿te gustaría que le dé la cola? Tengo ganas de ver si te da la verga para que se la chupes.
-no lo presiones, si se da lo hacemos, sino no importa, disfrútalo vos mi amor.
Claro pensé, ¡cómo no va a estar encajetada con este pibe! Si es como un animalito, sino hubiera tanta diferencia de edad entre ellos yo pensaría que se estaba enamorando de él.
Ya eran más de las dos de la tarde y todos teníamos hambre, así que nos sentamos a comer, luego nos quedamos tomando sol y ellos se comportaban como dos tortolitos, sobretodo mi mujer, que está obnubilada con su juguetito nuevo, no dejaba de franelearlo y tocarlo bastante.
Estábamos todos tomando sol sobre unas colchonetas tiradas en el pastito, cuando Laura empezó a besar apasionadamente a Mati, ella estaba de costado con su hermoso culito ante mis ojos, los dos se acariciaban abrazados sin despegar sus labios y lenguas del otro, todo esto obviamente como si yo no estuviera viéndolos, de mi mujer eso no me sorprende, a los dos nos da placer que lo haga delante mío, pero me sorprendió que el chico se haya soltado tanto, pero bueno, eso era lo que esperábamos.
De pronto Lau comenzó a deslizarse hacia abajo, se puso casi sobre el muchacho que ya tenía una nueva erección, tomó con una mano su pija y la corrió para dejar sus huevos a la vista y a su merced, sobre los que empezó a pasar su lengua lamiendo a su gusto, el pendejo que ya estaba tomando confianza y dejando de lado su timidez, agarró del cabello a mi mujer y tirando de él, le hizo comerse bien la chota.
Se la metió hasta la campanilla haciendo que se atragante, le provocó arcadas, y como ustedes saben Laurita a pesar de llevar las riendas de nuestra pareja y de la relación con este chico, en el fondo es bastante sumisa en la cama y algo masoquista, así que no le vino mal que Matías le aplique algo de rigor.
Mientras Laurita se estaba tragando toda esa pija teniéndola metida hasta la coronilla, el pibe al tenerla agarrada del cabello, la obligaba prácticamente a comérsela toda, yo miraba atentamente y con mucho morbo la escena, Matías me miró a los ojos como diciendo, "vea lo que le hago" se habla enganchado con el juego del cuckold y le estaba gustando, entonces se preocupó porque yo vea como le pasó un brazo por detrás a mi mujer y alcanzó a tocarle bien el orto y enseguida vi cómo le metía un dedo en su anillito trasero.
Lau sintió la entrada del dedo y se estremeció porque creo que no lo esperaba y estaba segura que no era yo el que le estaba metiendo el dedo, soltó unos quejidos, Matías le hizo bajar la cabeza y que su pija le haga de mordaza, estábamos al lado de la pileta al aire libre y no era cuestión que alguien la escuche desde la calle, le agarró el gusto a meterle el dedo y le metió otro más mientras no dejaba de mirarme sonriendo, entonces dijo…
-tengo muchas ganas de penetrarla por la cola señora.
Lau levantó la cabeza ya que al decir eso Matías había aflojado la tensión en su pelo, se sacó la pija de la boca por completo y le dijo…
-hacelo bebé, no esperes más, cogeme por el culo mi amor, pensé que no me lo ibas a pedir nunca, dale amor haceme la cola, mostrale a mi marido como me coges.
Entonces sin perder más tiempo, ella se colocó en cuatro patas como una perra con la cola bien paradita, él se puso en cuclillas detrás suyo, le apretó fuerte los glúteos separándolos, hizo que se le abra bien el ano, se inclinó y le pasó la lengua sobre el agujerito, le dio varios lengüetazos y la mojó toda con su saliva, ella al sentir esa paleta lamiéndole el ojete, empezó a gemir como una cerda, tuve que llamarle la atención para que baje el tono y no la escuchen desde la calle, paredón de por medio, no estamos tan lejos de la vereda por donde puede pasar gente y oírla y le dije.
-shhh, cállate nena, baja la voz putita, te van a escuchar los vecinos.
Luego el chico apoyó su glande en el orto de mi mujer y empezó a metérsela lentamente, Lau gritó…
-Ahhh mi vida, despacito mi amor, se siente muy grande bebé, oooh por Dios, no amor, en la cola parece más grande, para pará chiquito, no me lastimes cielo.
Le volví a decir que se calle…
-vamos puta, cerra la boca, vos querías que te lo haga, déjate coger sin quejas nena
De a poco ella se fue amoldando y dilatándose, pronto cambió sus ruegos por expresiones de placer…
-Ohh mi amor que bien lo haces corazón, dámela fuerte, dame más bebé, haceme bien puta.
Entonces está vez yo lo dije…
-así me gusta amor, que lindo es ver como te garcha, me encanta como te hace la cola, me encanta que seas tan puta.
Él se entusiasmó más y le dio unos lindos pijazos que mezclaron sus gemidos con pequeñas quejas de dolor, ella se metió un par de dedos en la concha y se pajeaba mientras Mati la cogia por el culo, y dirigiéndose a mi dijo…
-Ay mi amor mira como me garcha, me está rompiendo el culo papi, ay por Dios que pija tiene, mirá lo que me hace, como me coge, como me la da este chico.
Entonces me acerqué bien a su oído y le dije…
-que puta sos.
-vos me hiciste así, hijo de puta, esto es lo que querías de mí.
Pero no crean que eran reproches verdaderos, decirnos esas cosas son parte de nuestro morbo y nos excita más.
Vi entonces como el pibe, le agarró los pezones y se los tironeó con fuerza, ella gritó desesperada y le rogó que la llene de leche.
-Dámela nene, por favor dame tu leche corazón, llename la cola chiquito, por favor quiero sentir tu leche entrando en mi culo, dale cielito, dámela toda.
Hasta que a ella también, le vino un irrefrenable deseo de acabar.
Entonces el chico empezó a descargar todo su esperma en el orto de mi mujer, mientras ella gemía y trataba de contener el volumen de su voz, se corría por el efecto de la paja que se estaba haciendo, frotándose el clítoris.
Yo me quedé extasiado viendo ese espectáculo maravilloso, la verdad confieso que al verle la pija en el momento que penetró a Laura, deseé que también me lo haga a mí, o por lo menos chupársela, pero si mi mujer no dijo nada al respecto, no lo hizo por egoísmo o por comerse a ese chico sola, a ella le gusta tanto como a mi ver que un tipo me haga el culo y seguramente pensó que no era el momento.
Ella encontrará la manera de llevarlo a Matías a esa situación, estoy seguro que en un próximo encuentro algo así sucederá, lo que si les aseguro es que será dentro de la casa, no quiero volver a estar pendiente de los grititos y expresiones de mi puta, seguramente se los contaré en el próximo relato.
Pronto publicaremos la parte 3.
Continuará.
Espero que les haya gustado y pueden dejar un comentario aquí o escribirme a mi correo [email protected].
Besos a todos mis lectores.