Era un sábado cualquiera, habíamos ido a casa de los amigos que siempre nos invitaban a tomar los tragos de fin de semana. Tenían una casa amplia con un pequeño patio donde se podía estar al aire libre, escuchando música y hablando cualquier tema. Llegamos a media tarde, porque no queríamos estar hasta la noche tarde, así que comenzamos a preparar las bebidas sin más rodeos.
Lisa, mi novia de ese entonces era una chica bastante activa sexualmente, de esas que prueban todo sin poner peros, y si le agradaba algo, pues seguía repitiéndolo. Lisa era una chica rubia, de unos 1.6 m de altura, y de contextura media, no muy flaca ni muy gordita, con curvas interesantes y unas nalgas redondas y duras, su cara era delicada, con ojos verdes, y sus piernas terminaban en unos pies pequeños, delicados y siempre bien cuidados.
Aquel día no tomamos demasiado, pero si lo suficiente para ponernos calientes y querer irnos a nuestra casa y tener sexo desinhibido todas las veces que pudiéramos. Así nos fuimos en nuestro auto cerca de las 11 pm, con unas cervezas para el camino, entre risas picaras, caricias, algunos besos. En un momento ella se sentó recostándose de la puerta, descalzo sus zapatos y subió sus pies sobre mis muslos.
-Alex, viste como me hice los pies hoy? La señora hizo muy buen trabajo. Las uñas quedaron perfectas, y mis pies mira que suaves están…
Estiraba y abría sus dedos del pie derecho mientras subió su pie izquierdo y comenzó a acariciarme el cuello y la cara con su suave planta.
-Viste? Están suavecitos. Tú barba la siento más áspera de lo normal así jajaja! Veamos tus labios como se sienten…
Comenzó a pasar su planta sobre mis labios, luego con sus delgados dedos comenzó a atrapar mis labios.
-Abre la boca, quiero ver cómo se siente tu lengua…
Abrí mi boca como pude, y sin perder la vista en el camino logre atrapar dos de sus dedos, y lo chupe lentamente y frotando mi lengua de bajo de ellos, mientras le lance una fugaz mirada lujuriosa.
-Ya déjame! Apúrate en llegar a la casa o voy a comerme tu verga aquí mismo!
-No Lisa, aquí no. En la casa mejor. Te aguantas ahora!
El sabor de sus pies me había hecho tener una erección que me dolía por lo apretado del pantalón y quería que me la mamara allí mismo, pero si me daba un oral en el carro, solo sería eso, y probablemente no tendíamos nada en cada.
Al llegar fuimos directo a la habitación. Nos arrancamos la ropa entre besos y caricias. La tumbe de espaldas en la cama y baje lamiendo, besando y mordisqueando su cuello, sus tetas, su abdomen, hasta llegar a su vagina. Ella estaba ya húmeda, su olor y sabor los reconocí de inmediatos, su calor, su textura. Lamia sus labios mayores, chupaba su clítoris, metía mi lengua lo más que podía dentro de su vagina, y la escuchaba gemir. Me apretaba entre sus piernas, sentía como deslizaba sus pies sobre mi espalda, me tomaba del cabello y me empujaba a que la chupara y lamiera más.
Tras unos minutos sus fluidos estaban por todas partes, todo se sentía lubricado en ella, incluso se chorreaban hasta su culito, el cual aproveche de lamerlo también, lo que causó más gemidos de su parte. Allí me di cuenta que tendría su primer orgasmo, así que subí lamiendo hasta apoderarme de su clítoris, lo chupé y masajee con mi lengua mientras metía uno de mis dedos en su culito, sabía que eso la haría explotar, y no tardo en suceder.
-Uhmmm ay… Siii uyyyhhh
Y me apretó frenéticamente entre sus piernas, mientras yo seguía chupando y frotando su clítoris en mi boca, al tiempo que sentía como su culito se contraía sobre mi dedo que entraba y salía. La tuve a mi merced varios segundos, hasta que retiré mi dedo de su interior y dejé en paz su clítoris, pasando a dar tiernos y cortos besos. Eventualmente me fue liberando de sus piernas, así que me puse de pie en la orilla de la cama y me preparaba para follarla, cuando ella se alejó de la orilla.
-No vas a follarme, no aun! Quiero esa verga para mi ahora. Te aguantas!
Me jaló hacia la cama y me recostó boca arriba. Se subió sobre mí, como para hacer un 69, pero no me dio acceso a su vagina, sino que aprisionó mis brazos a mis costados con sus piernas, y puso sus pies a ambos lados de mi cabeza, me tenía a su merced.
-A ver… Este pajarito que esta por aquí tiene mucho que conversar conmigo, y no voy a dejar que nadie nos interrumpa…
Sentí como besaba mis muslos, mi vientre, besaba y lamia todo menos mi verga. Lo hacía para hacerme sufrir. Luego me acarició mi vientre, bajo a mis muslos y llegó hasta mis bolas, las masajeo suavemente, casi como una cosquilla, mientras yo respiraba y dejaba escapar un leve gemido.
-Míralo como se mueve, como se levanta ante mi! Jajaja! Quieres que lo mame?
-Si…
-Cómo quieres que lo haga? Muéstrame…
No entendí al principio que quería, pero luego giro su cabeza para verme y sentí que con un pie me hacía voltear mi cabeza hacia el otro lado, y con el otro pie apuntaba sus dedos hacia mi boca.
-Chupa mi dedo gordo, mámalo como quieres que te la mame. Vamos…
Abrí mi boca y chupe desesperadamente su dedo, sentía su uña en mi lengua, sentía su suave dedo en mis labios, el saladito de su piel comenzaba a salir, sentía mi bica llena con aquel delicioso dedo, incluso hice movimientos como si ese dedo fuera un pene, y mi concentración fue rota cuando sentí que su boca caliente comenzaba a ingerir mi verga.
La lamia, la besaba, la metía dentro, la apretaba con sus labios, le daba pequeños mordiscos, estaba haciéndome una mamada increíble, tanto fue que no pude sino quedarme quieto con su dedo en mi boca y gimiendo de placer.
-Uhmmm te gusta verdad?
Lisa dijo aquello mientras metía y sacaba mi verga de su boca.
-No te corras en mi boca aun, hoy tu verga sabe más rica que nunca. Quiero mamarla y mamarla, no me arruines el momento. Distráete con mis dedos mientras tanto.
Siguió mamando y majeándome, mientras yo no podía hacer nada, la saliva se salía de mi boca entre sus dedos. No quería correrme, era demasiado delicioso lo que hacía, la forma como me sometía, sus pies en mi boca. No sé cuantos minutos estuvimos así, hasta que sentía que iba a explotar y Lisa se dio cuenta.
-Ya está bueno. Te vas a venir si sigo. Ya sabe demasiado a tu lechita.
Se separó de mi verga y sacó su pie de mi boca, luego sin quitárseme de encima se voltio y comenzó a besarme mientras frotaba su clítoris ardiente sobre mi verga. Sus labios se pusieron sobre los míos con furia, y nuestras lenguas se encontraron. Fue allí cuando deguste el sabor de mi verga en su boca. El olor y sabor de mi pene junto con su saliva y su lengua, pensé que así sabía una verga, me dejé llevar pensando en eso mientras dejaba que ella metiera su lengua en mi boca. Pensé que así se sentiría si mamaba una verga a otro hombre, me sentía bisexual. Mi trance fue roto cuando lisa se había empalado con mi verga, y comenzaba a moverse frenéticamente y gemir en mi boca. La dejé tomar el control en esa posición unos minutos, dándole algunas embestidas que la hacían gemir más fuerte, luego deslicé mis manos y comencé a masajear su clítoris, ella se reclino hacia atrás y apoyo sus manos en mis rodillas para abrirse más a mí. La penetré lo más rápido que pude, mientras agitaba su clítoris frenéticamente, quería que ella explotara en otro orgasmo, pero antes que yo
-Alex… Sigue… Uhm aaayyy!
Su orgasmo llegó, sentí como su cuerpo daba espasmos y temblaba, hasta que se derrumbó sobre mi pecho temblorosa. Su corazón latía fuerte, respiraba entre gemidos. Y unos segundos después cuando recobro el control me dijo sorprendida.
-No has llegado?
-No. Ahora viene tu castigo…
La abracé y besé, sin sacar mi verga de sus entrañas giramos y quedé sobre ella, luego recogí mis piernas para elevar las suyas, la miré con lujuria.
-Vas a ser toda mía hoy, por todas partes, sé que lo deseas y voy a dártelo.
-Vas a acabar conmigo…
No la dejé hablar más, la besé e introduje mi lengua en su boca a la vez que sacaba de un empujón mi verga de su vagina y la dirigía hacia su rico culito. Eso la excitó más, ella disfrutaba del sexo anal. Comencé a frotar mi glande en su esfínter. Sin más lubricantes que sus propios fluidos que mojaban todo, comencé a empujar lentamente mi verga dentro de ella. Un poco allante y un poco atrás, sentía como se iba abriendo aquella cavidad, poco a poco. No deje de besarla nunca, sentía su respiración, sus gemidos ahogados. Lentamente su culito se dilataba y mi cabeza iba entrando, hasta que por fin ingresó y sentí su culito cerrarse detrás del final de mi glande, ya estaba adentro.
-Lento Alex… Sigue ahora metiéndolo todo sin echarte atrás…
Así hice, seguí empujando hasta que estuve totalmente dentro de ella. La forma como apretaba su culito era única. Era mejor que su vagina. Comencé a ir y venir lentamente, luego más rápido. Escuchaba sus gemidos de placer, sus piernas me apretaban, sus pies se retorcían, abría sus dedos, me pedía más, más duro, más rápido. Yo pensaba que ella gozaba mucho, que quizás si me follara un hombre a mí de esa forma seria rico también, esa idea me mantuvo unos minutos alejado un poco del placer de su culo sobre mi verga, hasta que sus gemidos me trajeron de vuelta a la faena. Lisa estaba teniendo otro orgasmo, más intenso, un orgasmo por placer anal.
-Lléname de leche! Ummm si… Mis dedos, siento que arden! Cógeme más! ¡Más rápido!
Por su comentario tome instintivamente sus piernas y puse una en mi hombro y la otra la tome para llevarme los dedos de sus pis a mi bica y chuparlos. Metí los dos deditos largos de en medio, los comencé a chupar, pasaba mi lengua en la suave piel que esta entre sus puntas y la planta de su pie. Los sentía tibios y saladitos, yo estaba gimiendo mientras la penetraba lo más rápido que mis caderas me dejaban, chupando sus bellos y ricos deditos.
-Nooo no los chupes más! Ayyy
No aguanté y vacié toda mi leche caliente dentro de su estrecho culito. Sentí como sus dedos se estiraban en mi boca. La vi llevarse una almohada a la boca para poder gritar por el placer de nuestro orgasmo juntos.
Luego de ese orgasmo sólo me derrumbé sobre ella. Entre jadeos nos besamos y nos abrazamos. No sé qué paso luego, creo que por el alcohol y la faena sexual sólo nos quedamos dormidos así, yo aun dentro de ella.
Desde esa vez, nunca volví a ser el mismo, ahora algo dentro de mí se había despertado, una curiosidad, algo que podría abrir aún más mi amplio gusto sexual…