Ya eran casi las tres de la tarde de un domingo y yo, algo nerviosa, me encontraba bajándome del metro para asistir a una sesión de transformismo. No era la primera vez que asistía a una de estas sesiones, pero esta vez era diferente ya que la que me iba a transformar era una chica transexual. A las 15:30 tenía la cita, todavía me quedaban 15 minutos y me encontraba fumando (algo que hago solamente cuando me encuentro ansiosa y nerviosa) sentada en una banca cerca de la dirección que la chica me había dado.
Pese a que todavía me encontraba como chico ya me podía sentir como casi una mujer. Sentada en la banca me encontraba fantaseando con la idea de cómo me iba a vestir, como iba a maquillar y que peluca me iba a colocar. Ya me hacía la idea de que me iba a ver y sentir como toda una diva y fantaseaba mucho con eso. Ya de vuelta a la realidad me di cuenta que me quedaban solo 5 minutos y que una leve erección ya se podía sentir en mi entrepierna por lo que decidí levantarme y, con un sentimiento entre nerviosismo y de ansiedad, dirigirme al piso de la chica.
Ya en la puerta del edificio toqué el citófono, esperé unos cuantos segundos hasta que una voz muy femenina pero con esa tonalidad característica, aunque leve, que tienen las transexuales y travestis pregunta:
-¿Quién es? -por lo que yo respondo sin dudar pero con voz nerviosa, pero femenina:
-Silvana.
Finalmente se abre el portal y me dirijo al piso indicado que se ubicaba en la primera planta. Cuando llego a la puerta esta se abre y se asoma una chica de unos 32 años aproximadamente de casi mi misma estatura (1,70), pelo largo y oscuro, tez y ojos claros y un poco más delgada que yo (yo peso 60 kg). Nos saludamos de besos, me dijo que se llamaba Antonella y me hizo pasar a la habitación en la cual me iba a maquillar y en donde tenía todos los artículos necesarios para producirme (ropa, pelucas, taconazos, etc.).
Me sorprendió lo guapa que era Antonella en persona, tenía una belleza natural, de cuerpo bien proporcionada y para nada exagerada, era toda una mujer, lo único que podría delatarla era su voz que a pesar de ser muy femenina tenía esa tonalidad característica y también ciertos rastros de depilación facial hecha con láser pero que en realidad podría pasar perfectamente como rastros de una acné levemente agresiva en la adolescencia.
Ella estaba vestida con un vestido/minifalda de manga larga, ceñido a su cuerpo de color gris oscuro con detalles de piel en los costados, esto lo acompañaba con unas medias negras y unos tacones tipo botín. Toda esta combinación le quedaba muy, se veía muy sexy y elegante pero sin exagerar.
Conversamos unos cuantos minutos, me pregunto qué tono de peluca quería usar, que tipo de ropa me gusta y otras cosas más personales como desde hace cuánto tiempo me vestía y mis preferencias sexuales, para esto último le respondí con voz muy amanerada y algo fingida:
-“A mí me gusta la gente guapa, me da igual su sexo”, definitivamente ya era Silvana a pesar de que la sesión en sí no había comenzado aún.
Antonella comienza a sacar ropa, pelucas, y comienza a buscar tacones de talla 40 que es la talla que uso. Me pregunta si tengo bragas y yo les muestro mis bragas trucadoras. Ella me muestra unas medias grises, una malla para el pelo y una bata de chiflón tipo kimono, me dice que me desnude y que me las coloque. Yo me desnudo, me coloco la malla en el pelo y comienzo a colocarme las bragas. Antonella nota que me cuesta un poco acomodar mi pene y mis testículo en las bragas por lo que decide ayudarme. Al tocar y acomodar mi pene con sus manos ella nota mi casi instantánea erección por lo que me dice:
-“Tranquila cariño, es normal, siempre pasa”, por lo que yo pienso para mí mismo:
-“¿Y cómo no va a pasar? ¡Con lo guapa que eres!”.
Antonella comienza a maquillarme, yo me encuentro sentada en una silla que le da la espalda al espejo de la habitación, así de esta forma no se pueden ver los resultados sino hasta que ella termine de maquillarme. Mientras me maquilla comenzamos a conversar, ella me confiesa que cuando me vio se emocionó mucho porque no está acostumbrada a recibir personas jóvenes y más encima con una contextura delgada y rasgos finos como los míos, por lo general sus clientes es gente mayor por lo que al verme de inmediato pensó que yo tenía mucho potencial y que podría dejarme realmente guapa. Al decirme esto se notaba que Antonella amaba lo que hacía y que se emocionaba al ver a una posible “diamante en bruto”.
Me cuenta que en la actualidad tiene un novio con el cual sale hace un año y que ella que desde niño siempre se sintió más femenina que los demás chicos. Comenzó a vestirse a escondidas probándose la ropa y maquillaje de su hermana y su mamá cuando ella se quedaba sola; luego sumó a un compañero de su escuela que también se vestía de chica y que al poco tiempo comenzaron a jugar y a tener sus primeras relaciones sexuales entre ellas y siempre vestidas como chicas. A los 18 todavía no se atrevía a salir a la calle como chica y que su familia tampoco lo sabía (aunque si me conto que ya lo asumían como el típico chico gay) pero ya tenía un grupo de amigas y amigos que ya la conocían como Antonella y ya la aceptaban como tal. Ya en la universidad comenzó a tomar hormonas y Antonella empezó definitivamente a relucir.
La hora que se demoró en maquillarme se pasó volando, una vez que terminó me pidió que todavía no me viera en el espejo y que me pusiera un sostén y relleno, y un vestido minifalda color beige por la parte superior y que era de imitación piel de color negro de la cintura para abajo, el vestido era de manga larga y me quedaba ceñido y se ajustaba muy bien a mi cuerpo.
Antonella me colocó algunos accesorios como un reloj, una pulsera y unos aros hasta que llegó el momento de ponerme la peluca. La escogida fue una de pelo largo, negro y lisa. Me la puse y Antonella me dijo:
-“Cariño, ¡Te ves preciosa! Silvana se ve como toda una diosa”.
Cuando me miré al espejo quede impresionada con lo bella y guapa que estaba, era una diva, una diosa, me veía como toda una mujer. Al verme en el espejo mi erección fue instantánea, mi lado masculino reaccionando al verme. Verdaderamente me sentía increíble.
Estuve unos cuantos segundos posando frente al espejo, me encantaba verme, hasta que Antonella me agarra suavemente por la cintura apoya su cabeza en mi hombro, nos quedamos mirando al espejo y entonces me dice:
-“Te ves muy bella Silvana, ya es hora de tu sesión de fotos”.
Antonella sacó su iPhone y yo me puse a posar frente a ella. Pose de casi todas las formas posibles, me sentía una modelo, una orgullosa modelo-travesti, estaba disfrutando mucho el hecho de posar y modelar, incluso pose en la cama en muchas posturas con actitud de “Por favor fóllenme, ¡AHORA!”.
Después de la sesión Antonella me convenció de salir a fumar afuera y dar una vuelta por la manzana, yo ya estaba muy envalentonada y además el barrio era muy tranquilo por lo decidí decirle que sí. Antonella me pasó unas gafas de sol con cristales rojizos anaranjados y marcos dorados y un abrigo peludo de color negro que me llegaba hasta la cintura, ambos muy a la moda, me vi el espejo y me veía más diva aún con el abrigo y las gafas puestas. Salimos del piso y un tipo estaba esperando el ascensor, al vernos nos digo: -“Hola” y yo con aires de diva e indiferente le respondí también con un hola, en el fondo estaba muy nerviosa pero siento que reaccione como toda una mujer que se sabe atractiva y deseada, debo reconocer que siempre quedaré con la duda si el tipo notó que yo era un travesti o si de verdad pensó que yo era una mujer biológica.
Salimos del portal y yo encendí un cigarrillo, Antonella saca su iPhone y comienza a sacarme fotos y me dijo:
-“Wow Silvana, eres una diva total, toda una bitch.”, yo solo reía complacida.
Llegamos a la esquina y me senté en una banca y de nuevo me empieza a fotografiar. Después Antonella se sienta al lado mío y empezamos a conversar y a mirar a la poca gente que pasaba, me dijo que:
-“Silvana, me alegra que hayas venido, aquí tienes una amiga”, yo le respondí:
-“Gracias cariño, tú también puedes contar conmigo”
Nuestro paseo habrá durado unos 30 minutos los cuales disfrute muchísimo, era la primera vez que yo como Silvana salía a la calle a la luz del día.
Regresamos al piso y ya para casi finalizar la sesión nos comenzamos a sacar fotos juntas. Nos sacamos fotos muy juntas, con nuestras caras ya casi besándose. Después nos dimos un cariñoso abrazo y le dije que lo pase genial hoy, ella me respondió que se alegraba mucho con que yo haya venido y que tenía que regresar para visitarla.
El abrazo se fue prolongando más de la cuenta y se fue poniendo más y más intenso. En un momento nos miramos detenidamente y aún abrazadas comenzamos a besarnos delicadamente y después de manera más apasionada. Antonella comenzó a acariciar y agarrar mi culo, yo hago lo mismo con el suyo, yo estaba muy pegada a ella, podía sentir su excitación y ella la mía.
Amé tocar y manosear su cuerpo y que ella hiciese lo mismo con el mío. Entonces Antonella me sube un poco el vestido y empieza a meter su mano en mi entrepierna y a tocar y a agarrar mi pene, yo también subo un poco su vestido y meto mi mano en su entrepierna, ella podía palpar mi erección y yo la suya. Sentí que su pene estaba tan duro como el mío y casi de forma sincronizada ella saco mi pene y yo el de ella y nos empezamos a masturbar mutuamente, suavemente y después más intensamente al mismo tiempo que seguíamos besándonos.
En un momento nos pusimos a mirar cómo nos masturbábamos. Ver su pene erecto en mi mano me excitaba más y más, era de buen tamaño pero normal, era muy parecido al mío pero solo con la diferencia de que el de Antonella estaba circuncidado.
En un momento Antonella pareció acordarse de algo y me dijo:
-“Cariño, en poco rato más va a llegar mi novio”.
-“Sigamos, corrámonos juntas” le respondí.
Antonella empezó a masturbarme de manera más intensa, y yo empecé a hacerlo de la misma forma a ella. El clímax ya estaba por llegar. Cuando yo ya me sentía a punto de estallar veo como Antonella intentaba apretar y contornear su cuerpo en un último intento de aguantar un poco más pero ella comienza a gemir y a eyacular y a salpicar mi vestido con su semen, al ver esto yo también comencé a eyacular y a salpicar el vestido de Antonella con mi leche.
Agitadas, las dos nos mirábamos satisfechas, nos sentamos en un sillón y cada una encendió un cigarrillo.
-“Esto no estaba incluido en el servicio cariño” me decía Antonella riéndose.
-“Ojalá corazón que no hagas esto con todas” le respondí de forma burlona pero cariñosa mientras jugaba con las puntas de su cabello.
Nos besamos una vez más a modo de despedida de yo como Silvana y cada una se fue a cambiar de ropa, Antonella se fue a su habitación y yo al baño.
Todavía como Silvana me quede mirando en el espejo y comencé a sacarme mis últimas fotos como chica. Al verme me sentía muy guapa y puta al ver mí vestido manchado y goteando un poco por el semen de Antonella. Me quedé mirando unos segundos el semen que quedaba en la parte de imitación piel de mi vestido y decidí agarrar un poco con mi mano y meterlo y saborearlo con mi boca, al probarlo cerré mis ojos, no tenía ningún sabor en especial pero el solo hecho de pensar que era de Antonella me deleitaba, solo pensaba que increíble hubiese sido que Antonella hubiese eyaculado en mi boca.
Al terminar de cambiarme salí del baño y vi Antonella ya lista vestida con una camiseta de color fucsia y unas leggings negras imitación piel que solo hacían resaltar mucho más su linda figura (no sé cómo hacía ella para esconder su pene en esas leggings), y una zapatillas blancas.
Me entrega una bolsa con el vestido que use y me dice:
-“Para que me recuerdes, aparte te queda igual o mejor que a mí”.
La abracé y le pagué lo acordado por la sesión y Antonella me acompaña hasta la puerta y nos dimos un último beso y me dice:
-“Cariño ojala que vuelvas a visitarme, llámame o escríbeme cuando quieras, pero quería decirte que ojala te atrevas a ser lo que realmente eres y a vivir como se te dé la gana, como chico eres muy lindo, pero como mujer eres una diosa y te sale muy natural, se nota que Silvana es tu verdadero tú, y yo tengo un sexto sentido para esas cosas”.
Yo le asentí y le respondí:
-“Lo sé, ojala hubiese tenido la valentía que tú tienes para atreverte a ser tu misma, a veces trato de reprimirlo, pero sé que tarde o temprano voy vivir como Silvana”.
Nos besamos una vez más y me fui.
Ya caminando hacia el metro me quede pensando, fue una tarde increíble, me hubiese quedado allí para siempre como Silvana. No era la primera vez que asistía a una sesión de transformismo, además yo tengo mi ropa, mi maquillaje y mi peluca entre otras cosas, por lo muchas veces me visto y voy a fiestas o juntas como Silvana, pero esta vez me quedo dando vueltas en la cabeza, conecté mucho con Antonella y me refleje también en ella.
Antonella es la persona que me hubiese gustado y atrevido a ser, pero todavía estoy a tiempo, no todo está perdido. Silvana todavía puede salir y relucir.