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Escapada en la montaña (IV)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Abrió los ojos y vio el techo de madera, miró hacia un lado y al otro para por fin situarse, era la habitación de la cabaña. Acababa de despertar y, aunque no recordaba que había soñado, se sentía feliz.

En rayo de luz se reflejaba en el espejo de la pared, siguió con la mirada el rayo de sol hasta la ventana, allí encontró a Matt, desnudo sosteniendo una taza de café mirando por la ventana. Parecía obnubilado, y no era para menos, el paisaje que les acompañaba en esta escapada era inmejorable.

Se estiró y retozó un poco entre las sábanas y Matt volvió a La Tierra.

-Oh. ¿Ya has despertado preciosa? –preguntó Matt al girarse.– te he subido el desayuno, ¿quieres un poco de café?

-Oh… que detalle… eres el hombre perfecto… –dijo con una sonrisa incorporándose sobre el cabecero de madera.

Matt cruzó la habitación para servirle el café y Sarah no pudo evitar que sus ojos se proyectaran en el bamboleo que hacían los genitales de Matt al caminar.

Desayunaron en la cama comentando como habían sido estos días y organizando el viaje de vuelta que les esperaba en unas horas.

-No quiero que esto acabe… -se lamentó Matt con voz de pena.

-Siempre va a ser un recuerdo… -contestó Sarah.

-Cierto, un recuerdo para toda la vida… -sentenció Matt.

Se abrazaron queriendo que ese momento fuera eterno, sentían el calor que desprendían sus cuerpos, Sarah tenía la cabeza apoyada en el pecho de Matt escuchando el latido de su corazón como una melodía agradable. Matt acariciaba su pelo y bajaba hasta el fondo de la espalda. Sarah se sorprendió al darse cuenta que estaba desnuda y se sentía cómoda con ello, Matt había conseguido que amara su propio cuerpo tanto como lo amaba él.

Estuvieron un rato acariciándose en silencio y Sarah se percató que la sábana que tapaba medio cuerpo de Matt se había alzado.

-¿Y esto? –cuestionó ella con tono pícaro acariciando sobre la sábana.

-Es difícil controlarlo cuando tengo la oportunidad de presenciar un cuerpo tan precioso… -contestó Matt mientras recorría la espalda de Sarah con la punta de los dedos.

-Vaya… -Sarah se quedó sin palabras por un segundo.– te voy a enseñar a controlarlo…

Comenzó a acariciar toda la zona por encima de la sábana, subiendo la mano por la pierna, agarrando, y volviendo a bajar por la pierna. Matt cogía aire cada vez que la mano llegaba hasta arriba. Sarah sintió como se endurecía aún más y sonrió al ser consciente de la reacción que causaba en él, esa sensación la excitaba, se sentía poderosa, se sentía sexy, se sentía más deseada que nunca.

Pronto comenzaron a besarse, Sarah se colocó encima, tenía el poder y lo iba a usar. Comenzó a besarle el cuello, él le acariciaba el pelo con una mano y con la otra bajaba hasta el fondo de su espalda y le agarraba de vez en cuando una nalga. Entre los dos aún estaba la sábana, pero Sarah sentía el calor de Matt con cada roce, le estaba gustando, y eso acompañado a las manos de Matt que parecían gritar TE DESEO por todo su cuerpo, hizo que se le escapara un gemido. Matt aprovechó el gemido para agarrar las nalgas de ella y acercarse un poco más.

Sarah volvió a sentir esa sábana ya muy húmeda y comenzó un vaivén de caderas que cada vez le iba gustando más. Las manos de él recorrían todo su cuerpo, acariciaba su espalda de arriba abajo, otra mano bajaba desde la mejilla, por el cuello, paraba en sus pechos y bajaba para agárrala otra vez y apretarla contra él mismo. Sarah comenzó a notar como su temperatura subía drásticamente, una gota de sudor empezó a recorrer su espalda, su respiración empezó a descontrolarse, el vaivén cada vez más rápido, notó como Matt le tiró del pelo hacia atrás sacando así su pecho cual diosa griega, no pudo aguantarlo más y gimió por todo lo alto mientras empapaba la sábana de puro placer.

-¡Guau! –dijo Sarah dejándose caer a un lado de la cama.– nunca había llegado a sentir algo así sin penetración…-comentó con la respiración aun agitada.

-Me encanta. –dijo Matt mientras bebía agua de pie junto a la cama.

-… y el tirón del pelo ha sido la guinda… me encanta tu modo salvaje… –seguía divagando Sarah

-Ah ¿sí? ¿Te gusta el modo salvaje em? –Fanfarroneó Matt.

-Umm y veo que aun sigues contento. –dijo Sarah acercándose al borde de la cama y comenzó a darle placer.

Matt se tambaleó levemente por lo inesperado pero pronto se aferró al pelo de Sarah y empezó a acompañar su movimiento. Cuanto más se agitaba la respiración más fuerte agarraba el pelo. De pronto Sara sintió un tirón de pelo que la despegó de Matt.

-Te voy a empotrar. –gruñó Matt mirando a su cara mientras la sujetaba por el pelo.

La tumbó en la cama y rápidamente se colocó entre sus piernas, estaba siendo brusco, pero a Sarah le estaba encantando.

Se introdujo fácil, ella estaba muy excitada. Le sujetaba las piernas de tal manera que estaba casi suspendida en el aire y eso hacía sentirlo hasta el fondo. Empezó a embestirla poco a poco, el cabecero golpeaba la pared con cada sacudida. Comenzó a aumentar el ritmo, sentía como la recorría por dentro, el cabecero cada vez más fuerte, su cuerpo estaba suspendido en el aire, la habitación daba vueltas, cerró los ojos y se dejó llevar.

De pronto una mano sube desde su bajo vientre, pasa por sus pechos y le agarra el cuello. Ya no siente la mitad de su cuerpo, ese último gesto la ha transportado a las nubes, aprieta sus piernas y explota… siente como si un rayo de placer recorriera todo su cuerpo, desde la punta del pie hasta la nuca. Sigue con los ojos cerrados escuchando la respiración agitada de Matt q se entrecorta coincidiendo con un calor líquido que empieza a sentir sobre sus pechos…

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