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El amo Marcelo se divierte castigándome
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Transcurrieron un par de semanas desde mi primer visita al Amo dominante, en esos días no lograba dejar de pensar en él y en la forma en la que me había cogido, pero más que, en cómo me había sodomizado, más que en el acto sexual en sí, no podía dejar de pensar en cómo me sentía atraído por él, en cómo me había convertido en su siervo.

Me sentía atrapado en una telaraña que ese hombre misterioso había tejido.

No sabía porque mi mente solo tenía pensamientos sobre él, pasaba mis días, revisando mi correo y esperando alguna orden suya, sobretodo esperaba que me convoque a ir nuevamente.

Cuando ya pensaba que todo había sido un sueño, y no lo volvería a ver, recibí un escueto mensaje en el que me ordenaba que me presente en su casa y que le lleve una buena botella de champagne bien fría, para saciar su sed.

Ese mismo día compré bien temprano una botella del mejor que encontré, esperando que sea de su agrado y lo deje enfriando hasta la hora de salir para la casa del Amo.

Yo sabía que él, tenía varios esclavos a su servicio y no pretendía ser el único, solo deseaba que me dedique unas horas de su precioso tiempo y que me dé la oportunidad de servirle como merece.

Estaba obnubilado por él, era como un enamoramiento, pero era un amor no correspondido, mientras yo no pensaba en otra cosa que en complacerlo, él era indiferente, autoritario, cruel, pero esas cosas me ataban más a él.

Me presenté en su hogar, bajó a abrirme la puerta como la primera vez, subimos por el ascensor sin hablar, apenas lo miré de reojo porque no tenía permiso de mirarlo a la cara, pero alcancé a ver su permanente gesto adusto, me atemorizaba no saber que me haría, pero tampoco podía preguntar, no era cosa mía según él.

Ni bien entramos me ordenó poner en la heladera la bebida que llevé, y me dijo que me desnude, luego se sentó en un sillón del living y me hizo hacer una especie de show ante él, me dijo que baile y me mueva sensualmente como una mujer y me acaricie todo el cuerpo, que pase mis manos por mi culo y tire de mis pezones, saque y mueva la lengua y le muestre que soy un maricón.

-que puto sos, tenés buen orto y me gustó cogerte el otro día, es para lo que más servís, porque para otras cosas, sos bastante inútil.

Yo me esforzaba por servirle y él lo único que aprecio fue mi culo, y bueno… me conformaría con eso, si esa era lo que me permitía estar a su lado

Realmente no había hecho algo parecido nunca, me dio vergüenza, eso duró unos minutos, mientras él me miraba y se tocaba el bulto que empezaba a crecer.

Me ordenó que me arrodille entre sus piernas y le bese el pedazo por encima del pantalón, ya se sentía medio duro y me dijo que le saque la ropa, y luego vaya a preparar la ducha porque iba a bañarlo.

Lo desnude y vi su linda pija, ya conté que no era muy larga, pero si bien gruesa, lo suficiente para provocar dolor al penetrarme, por lo menos hasta dilatarme y acostumbrarme a tenerla adentro mío.

Me extraño que no me haga chupársela, en lugar de eso me hizo prenderle un cigarrillo y que se lo dé en la boca, quería fumar mientras le preparaba el baño.

Luego fui al abrir las canillas y templar la temperatura del agua, volví y ahora sí, me hizo chuparle la pija, otra vez tenía ese fuerte olor a sudor, era su piel, su olor a hombre, pero ya comenzaba a acostumbrarme y casi a gustarme.

Me comí toda la pija empujado por la presión que ejerció en mi cabeza, me la hizo tragar completa hasta nuevamente provocarme arcadas, era de sus placeres favoritos, esta vez duró poco, por el momento, termino de fumar su cigarro y me dijo…

-vamos puto, espero que sepas como bañar a un Amo, quiero un baño reconfortante con muchos masajes.

Entró a la bañera y empecé a enjabonar su espalda, luego se dio vuelta, se puso de frente a mi, masajeé sus hombros, sus pectorales, su torso, Dios que placer me dio acariciar así su cuerpo, fui bajando lentamente hasta llegar a sus genitales, lavé bien su pija que estaba media gomosa y que casi de inmediato se puso dura, tomé cuidadosamente sus testículos, por favor eran enormes, nunca había visto semejante tamaño de huevos, eso era un hombre de verdad, un machazo.

Todo esto me hacía sentir tan disminuido, tan inferior, era un honor poder servir así a un Dios, pero no era un Dios para mí por su belleza, sino por su personalidad, esto había comenzado como un juego y para mi se había transformado en una obsesión, solo pensaba y deseaba servirle y adorarle.

Me envolvió de tal manera en su trama que sentí que ya no podía escapar, y por cierto no quería hacerlo, cada vez quería estar más a su servicio.

Me atemorizaba un poco saber, que sería capaz de hacer por él, me desconocía a mí mismo, a pesar de haber estado en la garras de mi mujer mucho tiempo, aquello había sido distinto, había sido provocado por la culpa que sentía, aquí no había culpa, aquí había un dominio y un acto de superioridad legítimo de este hombre sobre mi.

Seguí enjabonando sus bolas y creo que me detuve en ellas mucho más tiempo del necesario, en un momento me dio un cachetazo en la cara como para despabilarme.

-¿qué haces imbécil? Saca el jabón de mi pija, enjuagala y chupala bien hasta que quede seca.

No entendía, le sacaba el agua con mis labios pero quedaba mi saliva, y nunca iba a estar seca, se la chupe un buen rato y luego enjuague sus pelotas para chupárselas también, de pronto dijo…

-Ya podés lavarme en otro lado, puto de mierda.

(Puto de mierda, era su insulto favorito) se dio vuelta y me dio la espada.

-Lavame el orto marica.

Era la primera vez que lavaba el culo de un hombre bien machote y tuve miedo de tocar donde no debía y provoque su enojo, por suerte eso no sucedió.

Lo terminé de bañar y enjuagar y me hizo por supuesto secarlo, le pase suavemente un toallón por todo el cuerpo y cuando estuvo seco salió de la bañera, me ordenó que entre en ella y me arrodille, me hizo inclinar bien como si fuera un perro, yo no entendía que estaba pasando ni sabía que iba a hacer, hasta que dijo…

-me dieron ganas de hacer pis, baja bien la cabeza inútil, voy a darte el honor de recibir mi meo.

Cerré los ojos y recibí un prolongado chorro de orina tibiecita sobre mi cuerpo, realmente no sé cuánto hacía que no meaba, pero lanzó sobre mi culo, espalda y cuello una cantidad inusitada de su lluvia dorada.

Al fin terminó de hacerlo y me dijo…

-Ahora lávate bien, sacate ese olor que tenés porque no me gusta cogerme un puto con olor a meo y vení a la cama rápido que tengo muchas ganas de coger.

Salió del baño y me di una ducha lavándome bien. Me sequé rapidísimo y fui corriendo al dormitorio, el Amo estaba por supuesto desnudo esperando, tomando champagne y sobre la cama había tres consoladores de distintas medidas, uno era enorme de dos cabezas, de los que vi usar una vez a dos lesbianas en una película porno, era muy largo justamente para poder conseguir satisfacer dos vaginas al mismo tiempo, obviamente pensé que tenía ese para aprovechar su extensión y no porque se iba a meter una punta en el culo, eso no era posible.

Como dijo que había demorado demasiado en ducharme, decidió por supuesto arbitrariamente, castígame, primero me hizo sentar en el borde de la cama y juntar bien pegadas las piernas, me ordenó que apriete bien mis genitales entre ellas, lo hice y aunque mis bolitas a pesar de que no cumplían mucho con la función para las que fueron creadas, me dolían y mucho, entonces le dije que era muy doloroso y entonces me dijo…

-ya sé que eso duele marica, no me importa, me encanta verte sufrir, para eso estás acá.

Seguidamente agarró mis pezones y los retorció con fuerza, tanto que me hizo gritar, los pellizcó, tironeo y apretó sin piedad, no di el brazo a torcer y evité decir la palabra clave y tartamudeando suplique cono una nena…

-ah, ah, ah por por por favor, nooo basta, se se lo su su suplico, no siga, le ruego que pare.

-cállate maricón, pareces una nena, yo te voy a hacer hombre, conmigo vas a aprender a aguantártela, ahora ponete en cuatro arriba de la cama.

Obedecí y me puse en cuatro, en posición de perrito con mi culo a su disposición, se quedó de pie detrás mío y me pasó la yema de sus dedos por mi hoyito dejándolo encremado y preparado para penetrarme, inmediatamente agarró ese consolador larguísimo de dos cabezas, que además era re grueso, e hizo tanta presión en mi próstata que me oriné encima, por suerte había quedado uno de los toallones que habíamos usado para secarnos, pero por supuesto no fue suficiente para no mojar las sábanas.

Eso merecería más tarde un nuevo castigo terrible, porque su enojo fue muy grande. Sin embargo en ese momento siguió empalándome con esa pija doble de plástico, grité como una perra y lloré desconsoladamente. El solo se reía de mí.

-cállate marica, cerra la boca y aguntatela, para eso estas acá, tu deber es sufrir por mi, sos una basura y te mereces esto, no servís para otra cosa que para darme el orto.

No dejaba de humillarme mientras parecía que me perforaba el culo con esa bestia.

No sé hasta dónde me lo metió pero el dolor fue insoportable, igual me la aguante sin decir la palabra clave "clemencia".

Por supuesto luego de abrirme bien el ojete, sacó tirando de golpe ese pedazo enorme de consolador, me quedó una sensación de vacío, sentía mi culo reabierto, entonces me agarró de las caderas, apunto su glande a mi agujero, y lo penetró sin ninguna contemplación, era tan grande mi orificio en ese instante que casi no lo sentí, empezó a bombear muy suavemente, lo que supongo hizo que mi ano, con el correr de los minutos, se contraiga un poco y lentamente empecé a sentirlo de nuevo.

Me cogió así más de una hora, no acababa nunca, era impresionante, pero no era que aguantaba, no podía eyacular por más que quiera, necesitaba alguna otra cosa que no usaba conmigo por el momento, estuvo entrando y saliendo mucho tiempo, por Dios como me cogió…

-Dios mío por favor papi (se me escapó) no puedo más, perdón me está matando que manera de garcharme.

Se cansó de cogerme y me dijo que me iba a dar un castigo ejemplar por haber mojado la cama y además por decirle papi, me llevó a la bañera y me hizo entrar en ella otra vez, pensé que iba a mearme de nuevo, pero no, me dejó esperando ahí unos minutos y volvió con una jarra con una manguera para hacer enemas, una coca cola de 2 litros bien helada, y un dildo que tenía una forma que hacía que no se salga solo.

Pude ver todas esas cosas y me di cuenta lo que iba a hacerme, me enchufó el pico de la manguera en el culo y vertió el contenido del envase de gaseosa, elevó la jarra y el líquido empezó a entrar en mi cuerpo, empecé a lloriquear y suplicar…

-Por favor no haga eso, me voy a descomponer, se lo ruego, por Dios no lo haga, nooo, no aahh.

El gas, más el azúcar y el líquido helado comenzaban a hacer estragos en mi organismo, sentía muchísimo dolor, estaba a punto de provocarme una diarrea, los dolores eran muy fuertes, dejó que entren los dos litros y me colocó el dildo que oficiaba de tapón, empecé a tener retorcijones y me doblaba del dolor, gracias a Dios mis entrañas no soportaron tanto y viendo que me retorcía y gritaba, creo que pensó que me iban a escuchar los vecinos, me sacó el tapón y expulse todo el líquido mezclado con otras "sustancias" un asco, quede en un lago de esa porquería tratando de reponerme, cuando dijo…

-Levántate, limpia todo, date un baño y andate, es suficiente por hoy.

Espero que les haya gustado y pueden dejar un comentario aquí o escribirme a mi correo [email protected].

Besos a todos mis lectores.

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