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Somnámbulo (Capítulo 2): Alcohol
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David y su cuñado llegaron al pent-house tras una noche de juerga con los compañeros de Scott. 

-¿Qué tal te cayeron Eliot, Rolando, Reven, Brandon y Warren? -Preguntó Scott bastante borracho, mientras se tambaleaba en la entrada para encender la luz.

-Lástima que ninguno es gay. La verdad que tienes unos amigos, con unos culos y unos cuerpos, ¡qué Woo! -Contestó David, al tiempo que sostenía a Scott por la espalda.

-Gracias… Creo que me pasé con el vodka… Todo me da vueltas… -Dijo Scott, mientras apoyaba la cabeza en el hombro de David.

-No te preocupes cuñado. Yo estoy más sobrio. -Respondió David entre risas.

-Si… creo que todos notaron que eres gay… Pero no les importó, ¡les caíste de puta madre!, los enganchaste con la historia de tu viaje a la Amazonía y la escalada al monte Kenia… -Aseguró Scott.

-Repito, una lástima. Estuve a punto de tirársela a Elliot, es el que más me gustó. ¡Con un hombre como él, me la pasaría toda una noche cogiendo! -Dijo David, mientras cerraba la puerta del pent-house.

Scott soltó una carcajada.

-Elliot es Católico… Es un tipazo… Pero no batea para ese lado… No… Quizás si se lo propones a Reven… es el más abierto… Pero no creo… -Contestó Scott con dificultad.

-Lástima. ¿qué dices tú? -Preguntó David con malicia.

-No, no, no… Yo paso también… Cuñado, yo respeto, pero no le hago a eso… -Respondió Scott, mientras se tambaleaba al tratar de separarse de David.

David se carcajeó divertido.

-No, no hablaba de eso. ¿Qué dices tú de tomarnos otra copa antes de acostarnos?, Preparo un Martini excelente. -Propuso el fotógrafo.

-No sé… Creo que yo ya… Estoy… -Dijo Scott inseguro.

-Ándale cuñado, sólo uno. Además mañana es viernes y no tendrás que trabajar, pediremos comida china y podemos ver el juego o Netflix todo el día. -Afirmó David, a la vez que ayudaba a sentarse a Scott en el comedor.

-Vale, vale cuñado… Uno nada más… -Aceptó el entrenador de defensa personal.

David fue hasta el servibar y sacó la botella. Caminó a la cocina para preparar las copas y tomar hielo de la nevera. Mas en ese momento aprovechó para extraer un pequeño frasco de entre sus ropas, el cual contenía un polvo blanco y vació un puño en la bebida de Scott. Tomó una cuchara y revolvió bien, hasta que la substancia se disolvió en el alcohol por completo y al conseguirlo, puso una mueca de satisfacción.

-Aquí tienes cuñado. Pero para que valga la pena, ¿un fondo? -Inquirió David.

-No sé… Un fondo… Vale, vale… No voy a dejar que un puto marica como tú… me la pele… ¡Vale un fondo! -Aceptó Scott totalmente ebrio.

David llevó su trago a los labios y lo bebió de un golpe. Puso la copa en la mesa y observó cómo Scott hacía lo mismo. Sin embargo, de inmediato el ojiazul la soltó desganadamente sobre la mesa y comenzó a sentirse mareado.

-¡Oh My Good!… Hay cuñado… creo que esta madre si me pegó… Voy a desmallarme, todo me da vueltas… -Dijo Scott.

-Tranquilo, voy a ayudarte a llegar a tu recámara, ven. -Declaró David, mientras se colocaba a su lado.

-Mierda… No… No sé… Creo que me voy a caer si me levanto… -Respondió Scott entre risas estúpidas.

-No, yo te sostengo. Ven, vamos. Tienes que acostarte para que se te pase. -Aseveró David.

-Vale, vale… Ayúdame… Ayúdame… puto marica de mierda… Puto marica de mierda… -Dijo Scott, mientras se apoyaba en el hombro de David.

David le dirigió una mirada de lujuria, casi sin poder aguardar a lo que estaba a punto de suceder. Sujetó con fuerza a Scott, se atrevió a acariciarle el cuello, mas él no lo notó pues balbuceaba cosas incoherentes.

-Karen tiene unos pechos magníficos… ¿verdad cuñado?… Pero no sé si me quiero casar con ella… Yo soy de los que se llevan a todas las que están buenonas a la cama… Me gusta ir con las prostitutas… Ser de una sola mujer… Me gusta drogarme de vez en cuando… -Comentó Scott, mientras abrazaba a David.

David sonrió pues aquella indecisión jugaría en su favor durante el proceso de reprogramación, no obstante, evitó responder y se limitó a conducir a Scott hasta la cama. Lo empujó suavemente para que se sentara y comenzó a desatarle los zapatos.

-¡Ee!… ¿qué haces puto?… ¡ya te dije que yo no soy joto maricón, No soy maricón! -Indicó entre gritos Scott, con su cabeza que se balanceaba sin control de un lado a otro.

-Sss… Silencio. Tranquilo Scott, flojito y cooperando. -Respondió David con voz sugerente.

-¿Vas a violarme… joto maricón?… ¿Así nada más?… -Cuestionó Scott más y más perdido en el alcohol, pero sin oponer más resistencia.

David soltó una carcajada.

-No, todavía no. Por ahora te estoy quitando la ropa para que duermas más cómodo. Cálmate, ya veo después como te cojo. Verás que te va a gustar. -Contestó David, mientras le sacaba los pantalones.

-A vale, vale… Entonces quítame lo que quieras… Cuñado… Gózalo… Si quieres toca… Espalda… Piernas y pecho… Solamente… Nada de tocar el pene… Ni el trasero… Lo demás tócalo… Creo que estoy sabroso ¿verdad puto joto maricón?… -Dijo Scott totalmente perdido en el alcohol, mientras se dejaba caer sobre el pecho de David.

David le sacó la camisa y dejó al ojiazul en bóxer, después lo ayudó a meterse en las sábanas. Una vez que Scott estuvo acostado, David sacó otro frasco de entre sus ropas, lo destapó y lo acercó al rostro de su cuñado.

-Toma esto, es para que duermas mejor. -Afirmó David con voz ronca y cargada de ansiedad.

-¿Qué es joto?… ¿más vodka? -Inquirió Scott con los ojos entreabiertos.

-Si, el último trago, lo guardé para ti. -Respondió David malicioso.

-Vale, vale… Dámelo puto… Vez que yo sí resisto el alcohol… Y tú no… -Afirmó Scott mientras abría la boca.

David vertió el contenido despacio en la boca del ojiazul y él lo chupó gustoso. Tras sorber hasta la última gota, Scott cerró los ojos y dejó caer su cabeza pesadamente sobre la almohada.

David tapó el frasco y miró a su cuñado, presa del deseo y excitado porque la reprogramación estaba a punto de comenzar. Se divertiría al transformar al heterosexual novio de su maldita hermana, a ese macho con cuerpo de escort, en su novio sumiso esclavo sexual gay.

David salió de la pieza y se encaminó hacia su habitación. Tomaría un baño primero, quería estar bien lúcido para disfrutar el cuerpo de ese guapo hombre. Las drogas suministradas harían efecto en una hora y quería estar lo más presentable para su futuro esclavo novio.

Se desvistió, entró en la ducha y abrió el agua caliente. Disfrutó del chorro de agua durante casi veinte minutos, después se secó con una toalla lentamente y se vistió como si fuera a una gran cita. Se puso unos ajustados jeans, una camiseta de manga corta que revelaba lo atlético de su cuerpo y una chaqueta de cuero. Usó una loción fuerte y se peinó con cuidado ante el espejo, hasta que su cabello estuvo perfecto.

Después apagó todas las luces, encendió un cigarro de mariguana y se sentó en la sala a esperar paciente la llegada del sonámbulo. Tras unos quince minutos escuchó la puerta de la habitación de su cuñado abrirse y los pasos descalzos de Scott recorrer el pasillo.

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