Les cuento mi primera experiencia en el ambiente swinger, somos pareja de 33 ella y 34 yo, de la ciudad de Guadalajara, México.
Ella es de altura promedio 1.67, de tez blanca, sus pechos no son muy grandes, pero bien acomodaditos, lo que si tiene unas nalgas preciosas y unas piernas bien torneadas.
Nos casamos hace unos 10 años, de inicio fui muy celoso, no quería ni saber de sus exnovios ni nada, pero no sé en realidad ni como fue, tal vez viendo vídeos de tríos y de maridos que disfrutaban de ver a sus esposas gozando, comencé a fantasear con esa idea, lo primero que hice fue comprar un juguete y aunque para ella no fue como tan agradable, después de usarlo, le encantó.
Después de algún tiempo y un día después de unos tragos, estábamos jugando en la cama, me pidió le pasar su juguete y al ritmo del mete y saca de si juguete y sus gemidos, me decía sentía delicioso a lo que pregunté qué era lo que le gustaba y me dijo, “te confieso que me encanta sentir como si fuera otro el que me está metiendo su verga, su tamaño es distinto y su textura también, por lo que me excita imaginar que es alguien más el que está aquí y tu estás viendo lo que él me hace”.
Ufff, eso me volvió loco, casi explote al momento, inmediatamente me acomodé y se la dejé ir de un solo golpe, no fue difícil penetrarla, estaba caliente, empapada y abierta, ella estaba desenvuelta, me decía que si me ponía caliente imaginar que otro la penetrara y yo respondía que sí, seguimos el juego, me decía que si la dejaría estar con otro y cada vez me ponía más caliente.
Así fue como comenzamos a fantasear con incluir a otro más en la cama, cada vez fue más recurrente el imaginar que alguien más la penetraba, incluso cuando ella caminaba por las calles y se le quedaban viendo, ella imaginaba que querían estar con ella y hacerla gritar.
Me contaba que imaginaba como serían sus vergas.
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