Se dispusieron a dar una vuelta por el bosque. La mañana era preciosa, el sol se colaba entre los claros de los árboles, la temperatura cálida y perfecta, se oían pájaros, el movimiento de las ramas, el sonido de un río no muy lejos, era el lugar perfecto para desconectar del mundo.
Siguieron un sendero que se adentraba en el bosque, lo recorrieron durante un rato charlando de cosas banales y haciendo bromas. Junto al sendero encontraron un cúmulo de grandes piedras que daba a un precipicio.
-Ayúdame a subir ahí, quiero disfrutar de las vistas. –dijo Sarah.
Matt la agarró por los muslos y la impulsó hacia arriba. Quizás la agarró más de lo que debiera, pero Matt no podía dejar pasar cada oportunidad de disfrutar de una de las partes del cuerpo que más le gustaba de Sarah, ella era consciente de ello y por eso sonrió mientras subía, Matt siempre la hacía sentir muy atractiva y eso le encantaba.
-Guau… es precioso… -se tomó su tiempo para contemplar todo el valle.- bueno… ahora viene lo difícil. ¿Cómo bajo de aquí? –dijo Sarah entre risas.
-Lánzate y yo te sujeto en el aire como una bailarina. –contestó Matt levantando los brazos.
-Jaja. –volvió a reír Sarah.– ni yo soy una bailarina ni tu puedes sujetarme…
Se fue deslizando lentamente por las rocas hasta estar lo más cerca posible del suelo y desde ahí saltó para caer justo delante de Matt, que la abrazó para sujetarla y permanecieron así unos segundos, se miraron a los ojos, y Sarah le robó un beso antes de zafarse entre risas.
Siguieron el camino hasta que los llevó a un río.
-¿Qué hacemos, lo cruzamos o nos damos la vuelta? –cuestionó Sarah
-¿Y si seguimos la senda del río? A ver donde nos lleva. –contestó Matt.
Prosiguieron río abajo caminando por la orilla del río disfrutando del sonido relajante que este producía hasta que llegaron a una pequeña cascada que rompía en un pequeño lago de agua cristalina.
-Ha sido buena idea seguir el río. –dijo Sarah.
-Apetece un baño, ¿a que sí? –dijo Matt quitándose la camiseta y el pantalón y tirándose al agua. Se acercó a la orilla después de nadar un poco para convencer a Sarah de que se bañase. Al salir del lago, el agua había hecho que sus boxers se apretaran, marcándolo todo.
-¿por qué no te bañas cariño? Está perfecta.
-Ahí voy. –contestó Sarah sin quitarle ojo a esos boxers.
Se quitó la camiseta y los shorts que llevaba dejando al descubierto un conjunto de encaje negro que dejó a Matt con la boca abierta una vez más.
-¿No tienes ropa interior que no me ponga a 100 verdad? –dijo Matt y los dos soltaron una carcajada.
Nadaron, bucearon, jugaron y se besaron durante un rato en aquel lago hasta que decidieron salir y tumbarse en una gran roca que había junto al lago, suerte que habían traído en la mochila una manta de cuadros típica de picnic que encontraron en la cabaña y que pusieron sobre la roca antes de tumbarse.
Estuvieron un largo rato mirando las nubes, divagando sobre futuros posibles o historias por llegar hasta que decidieron poner rumbo de vuelta a la cabaña.
-Tengo un problema. –comentó Sarah.– aún tengo la ropa mojada…
-Pues quítatela… -bromeó Matt.
Sarah se levantó y, de espaldas a Matt, se quedó completamente desnuda. Matt se quedó paralizado por un segundo, no se esperaba esa reacción. En cuanto volvió a tener control de su cuerpo saltó hacia ella para darle un beso de pasión desmedida. Se besaron y acariciaron junto a la orilla del lago.
-Umm… -exhaló Sarah como si se le acabara de ocurrir una idea, mientras Matt le besaba el cuello.– tu aun llevas ropa y eso no está bien… -Se agachó para desprender a Matt de sus boxers y se quedó a la altura de su cintura. Miró hacía arriba sonriendo y dijo.– me encanta… -y comenzó a darle placer…
Matt se mantuvo de pie como pudo tras la primera embestida y se le empezó a agitar la respiración. Miraba hacia abajo y con cada cruce de miradas subía más su temperatura. No podía controlar los gemidos de placer y más aún cuando Sarah comenzó a acariciar todo su cuerpo con las manos mientras seguía paseándolo por el cielo con su boca. Matt trató de levantar a Sarah para cambiar de postura y empezar a llevar él la iniciativa pero Sarah le hizo un gesto con la mano negándole esa posibilidad, y liberando su boca por un momento le dijo:
-Hoy me toca a mí, no podrás tocarme sin que yo te dé permiso. –y volvió a enfocarse en lo que estaba haciendo.
Matt suspiro fuertemente y miró hacia el cielo, había aumentado por mil el deseo hacia ella. De repente solo sentía una mano de Sarah sobre su cuerpo, miró hacia abajo y pudo ver como Sarah había comenzado a acariciarse mientras seguía dándole placer. Era como si un río de lava recorriese su cuerpo, nunca había estado tan caliente.
De pronto Sarah se levantó y sin decir ni una palabra condujo a un hipnotizado Matt a la roca donde estaban antes, lo tumbó y se colocó encima, encajando como dos piezas perfectas de un puzzle. Matt quiso sujetar a Sarah por sus muslos, pero ella no le dejó volviendo a hacerle el gesto de negación con la mano y comenzando un suave vaivén con las caderas. Matt cada vez estaba más deseoso de disfrutar del cuerpo de Sarah, quería acariciar cada centímetro de su piel, y cuanto más se lo prohibía más lo deseaba.
Sarah aumentaba poco a poco el ritmo y Matt al sentir el calor que emanaba de entre sus piernas tuvo el impulso de acariciar los pechos bamboleantes de Sarah. Esta le sujetó las muñecas contra la roca y aceleró aún más el ritmo.
-Esas manos quietas… -dijo Sarah con la respiración acelerada.
-No puedo, deseo disfrutar de todo tu cuerpo. Te deseo, ¡¡te deseo más que nunca!! –le respondió Matt entre gemidos de puro placer.
-¿Quieres tocarme? –Decía Sarah apretando aún más las muñecas de Matt.- ¿seguro? –aceleró aún más el ritmo. Los dos estaban a punto del clímax, notaba a Matt palpitar dentro de ella y eso le producía un placer incontrolable. Se sentía más deseada que nunca, había conseguido lo que quería.– Eres libre… -le susurró al oído soltando sus muñecas.
Matt no tuvo más tiempo que para abrazarla fuertemente contra él mientras los dos llegaban a una explosión de placer que hasta subió la temperatura del lago…