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Mi cuñada se hace la tonta (Final)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

El tema de mi cuñada es una serie de acontecimientos que siempre me hicieron pensar que quizás si hubiese sido un poco más hábil, algo más me habría pasado con ella y más nada.  A veces pienso que quizás ella veía en mí solo un amigo que nunca imaginó que yo pensaba tantas cosas.

Todo empezó cuando tuve que acompañarla a otra ciudad a regar unas plantas de la casa donde ella vivía y darle comida a unos perros, mi novia estaba todavía estudiando en la universidad y en esos días no podía venir, así que mi cuñada me dijo que la acompañara y yo le pedí permiso a mi novia, ella estaba contenta que yo acompañara a su hermana. Nos fuimos y apenas llegamos allá nos pusimos a hacer quehaceres, limpiar la casa, el patio, el frente, darles comida a los perros, etc.

Esa casa tenía dos cuartos, uno con una litera que estaba sucio y parecía que allí nadie dormía desde hace mucho y otro con una cama matrimonial. Mi cuñada estaba casada, pero por esos días su esposo andaba de viaje. Me llamaba la atención que cuando ella cortaba algunas plantas y se agachaba, una tanga tipo hilo se salía sobre el borde de su pantalón, como les he contado en los otros relatos, mi cuñada tenía un trasero de infarto.

Se estaba haciendo tarde y le dije que teníamos que irnos pues no era muy buena idea andar de noche en carretera, ella se apuró, pero pasados unos minutos me dijo que nos quedaríamos, que avisáramos que volveríamos al siguiente día.

Ya yo había revisado los cuartos y de verdad no tenía ganas de dormir en la misma cama con ella, ella misma me dijo, “hoy dormiremos en esa cama” yo le dije que eso no era buena idea que yo arreglaba eso y ella insistió, pero yo arreglé la otra habitación y allí dormí.

Esa fue la primera señal de que algo extraño pasaba, tal vez solo eran cosas mías, pero ese día comencé a sentir eso yo.

En otra ocasión, estando en casa de los suegros después del almuerzo nos acostamos a descansar echando cuento todos en una cama y mi suegra y mi esposa se levantaron a hacer algo, quedamos solos ella y yo y comencé a acariciar sus muslos, e iba subiendo tocando su cadera y ella estaba calladita a mi lado disfrutando de mis caricias hasta que llegó mi novia y quité mi mano como flash el rayo y ella disimuló.

Recuerdo que una vez me dijo que se sentía mal, mi suegra me dijo que si por favor podía darle un masaje a su hija para que se mejorara y mi novia me dice “si, dáselo” y yo tuve que hacerlo, y tocar su piel me ponía re mal, nos quedamos solos en el cuarto y masajeé sus muslos, sus hombros, metía mis manos casi hasta tocar sus senos, masajeé sus pies y mi pene erecto ya no aguantaba más así que apoyé su pie en mi pene y pensaba ¿será que lo siente? Era difícil no sentirlo, fui más allá y lo metí entre sus dedos pulgar e índice del pie, claro mi pene estaba bajo el mono pero se marcaba completo, agarré sus dos pies y casi que me hacia una paja con el mono puesto y con sus pies, en ese momento entró de repente a la habitación una perrita que tenían y ella dijo “ay casi me matas del susto” yo quedé frio y pues no pude seguir, le dije que ya terminaba y le toqué las nalgas a modo juguetón y ella no dijo nada.

Una vez, luego de ver todos juntos una peli, quedamos solos en la habitación y esa fue la vez que más me pasé, acaricié sus muslos mucho, casi llegando al borde de su vagina y ella se levantó y dijo “me voy” yo ya no aguantaba más y me paré, la abracé, por un segundo ella se dejó abrazar, apreté sus nalgas, se separó de mí, la volví a agarrar y me dijo “déjame, estás loco” eso me dolió, que estúpido soy, no debería estar haciendo nada de eso. Luego al bajar le pregunté que si ella se dejaba tocar así por cualquiera, y ella me dijo que si alguien más la llegaba a tocar así lo mataba. Que solo se dejaba conmigo.

Fueron muchas cosas, siempre que caminábamos se ponía a mi lado y yo le tocaba las nalgas, he hecho el tonto también y ella nunca se resistió. Más bien me decía que no tenía casi nalgas y yo siempre le decía que eran hermosas.

Total que se fue del país y bueno, como dijo un comentario del primer relato. ME QUEDÉ CON LAS GANAS.

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