Matt conducía el coche por esa carretera de montaña. Sarah, sentada en el asiento del copiloto, estaba nerviosa por la sorpresa que él le había prometido.
A medida que iba avanzando la carretera el paisaje se hacía más acogedor, un precioso bosque en la ladera de la montaña.
Pronto se desviaron de la carretera por un camino que se adentraba entre varios árboles y que les condujo a una cabaña de madera y piedra. Rustica pero a la vez muy acogedora.
Al entrar Sarah se sorprendió de lo amplia que era por dentro. Mientras Matt encendía la chimenea Sarah recorría la estancia percatándose de que la cabaña era mucho más acogedora de lo que ella esperaba, había varios sofás aparentemente cómodos, un par de butacas, una mesa amplia de comedor, una cocina (bastante moderna para esta casa, pensó Sarah) e incluso había una escalera a un segundo piso.
Matt no tardó mucho en encender la chimenea y colocó dos amplias y cómodas mantas de piel en el suelo junto a la chimenea a los pies de uno de los sofás, se sentó en la manta apoyando la espalda en el sofá.
-Ven aquí preciosa. –Dijo Matt.
Sarah se quitó los tacones y el abrigo y se acurrucó entre sus brazos.
Contemplaron el fuego hipnotizados degustando una copa de vino, por un momento nada más importaba, todo el estrés del día a día desapareció.
-Que tranquilidad… -Dijo Sarah.
-Disfruta el momento. –contestó Matt.
-La cabaña es perfecta. –comentó Sarah mientras lo miraba sonriendo.
-Pues aún no has visto lo mejor.-dijo Matt mientras se levantaba y ayudaba a Sarah a levantarse.
La condujo hasta la puerta del fondo del salón y que escondía un porche con unas vistas a todo el valle y un jacuzzi que Matt se apresuró en poner en marcha mientras Sarah contemplaba todo el paisaje.
Estuvieron abrazados un rato mirando el horizonte mientras el agua del jacuzzi cogía la temperatura.
-No traje bañador. –dijo Sarah con voz pícara.
-Yo tampoco. –dijo Matt mientras se desvestía completamente para entrar al jacuzzi.– ven, el agua está perfecta.
Sarah se empezó a quitar la ropa y el corazón de Matt empezó a revolucionarse, le encantaba el cuerpo de Sarah, sus pechos, sus caderas, sus muslos… cada centímetro del cuerpo le encendía la llama.
Sarah entro al jacuzzi con miedo a que el agua estuviera fría pero estaba perfecta, así que se sumergió hasta los hombros y se acercó a Matt. Este la colocó delante de él, sentada entre sus piernas y así poder abrazarla por la espalda mientras contemplaban el valle.
Al sentir el roce de su piel Matt ya empezó a encenderse y mientras miraban el horizonte en silencio comenzó a besar el cuello de Sarah. Esta empezó a agitar su respiración, la situación era perfecta y ella estaba deseando que esto pasase.
Matt seguía besándola mientras sus manos recorrían el cuerpo de Sarah, subiendo por los muslos, las caderas y agarrando sus pechos, cosa que despertó aún más el deseo en Sarah.
Matt seguía disfrutando del cuerpo de Sarah y está empezó a notar como subía la temperatura de Matt subiendo por su espalda.
-Esto es el paraíso. –dijo Matt
-Aún se puede estar mejor. –dijo Sarah con su voz pícara mientras se daba la vuelta y se ponía encima de Matt.
Sintió como Matt entró en ella y no pudo evitar un gran gemido. Lo sentía muy dentro y estaba muy dura y gorda. Comenzó a moverse sobre él mientras se besaban.
Cada vez aumentaba más el ritmo y en cada vaivén la sentía más dentro, más placer. No podían para de gemir y como allí nadie los iba a escuchar se dejaron llevar.
Las piernas de Sarah comenzaron a temblar de gusto y más aún cuando Matt le agarró los glúteos apretándola contra su miembro. La sintió entera dentro de ella y no pudo evitar llegar al clímax…
Aunque Sarah ya había llegado al cielo, aún seguía cachonda, seguía sintiendo el miembro de Matt en su vagina, aun sensible después de ese orgasmo.
-Sigamos dentro. –dijo Sarah mientras salía del jacuzzi en dirección a la chimenea, donde se tumbó en las mantas que habían puesto antes.
Matt salió del jacuzzi aún erecto, el agua recorría su cuerpo mientras se acercaba a la chimenea.
Sarah no pudo reprimir su impulso al ver la polla de Matt tan dura y se apresuró a metérsela en la boca antes de que Matt pudiera hacer nada. Se la chupó con deseo, como si llevara años queriendo hacer eso.
-Yo también tengo hambre… -dijo Matt entre gemido y gemido. Se colocó en el suelo y Sarah encima sin despegar la boca de su entrepierna, dejando la cabeza de Matt entre sus piernas.
Matt sujetó a Sarah por la cintura mientras su lengua empezó a jugar de una forma salvaje, se tenían ganas y se estaban destapando las fieras.
Sarah sentía como Matt le llenaba la boca mientras con su lengua le hacía vibrar de placer, Matt sentía que se iba a correr con cada chupada que le hacía.
-Necesito follarte. –gritó Matt. Y se colocó de rodillas mirando la preciosa espalda de Sarah y se la metió otra vez hasta el fondo.
– Aummm. –gimió Sarah mordiéndose el labio. Sentía como la empotraba, como golpeaba con sus testículos en cada embestida.– no pares! –gritaba agarrando con fuerza la manta de piel.– me voy a correr otra vez, me voy, me voy, me corrooo!! –gritó una vez más mientras tenía un orgasmo espectacular.
Jadeando aun, se dio la vuelta, Matt estaba de rodillas aun erecto.
-Vamos a acabar con esto. –dijo Sarah mientras se echaba el pelo hacia atrás.
Agarro el miembro de Matt y se la metió en la boca, comenzó a moverse con tanto deseo que Matt se tambaleaba de placer.
-Oh dios! Que gustazo! Me voy a correr por todo lo alto! –gritó Matt.
Y apuntando hacía sus pechos desnudos siguió masajeando la polla de Matt hasta que sintió el calor salpicando en su pecho…