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Juan y Emilio me volvieron a enfiestar
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Unos días después del trío con Juan y su amigo Emilio, me sorprendieron con una llamada, estaban los dos juntos un viernes y se les ocurrió repetir, me dijeron que se habían quedado con ganas de cogerme más y me preguntaron si a mi no me pasaba lo mismo, y la verdad es que me había quedado gusto a poco, quería más porque sabía que podíamos hacer entre los tres muchas cosas que nos den placer, y en un par de horas como estuvimos, no se podían concretar.

Me di una ducha y fui para la casa de Emilio, donde me iban a estar esperando, al llegar, me recibieron los dos en ropa interior, me hicieron desnudar mientras ellos se terminaron de sacar lo poco que tenían puesto, nos metimos en la cama, yo en el medio y obvio, ellos a mi lado, enseguida se dedicaron a mi, empezaron chupándome los pezones, cada uno se ocupó del de su lado, y acariciándome todo el cuerpo, me sentí muy deseado, esos dos hombres maduros succionando mis tetillas y manoseándome a cuatro manos, me encantaba ser el motivo de atracción de esos dos machos, les agarré las pijas a los dos y los pajeaba mientras me besaban las tetas, el cuello, la boca, me sentía volar de la calentura, mientras sentía la yema de un dedo, vaya a saber de quién de los dos, acariciar mi hoyito, apoyarla suavemente en mi agujerito y de a poco ir introduciendo el dedo, yo con los ojos cerrados, deliraba de gusto.

En eso Emilio me hizo poner de costado frente a él, me pidió que lo mire bien a los ojos, comenzó a tironear mis pezones que como siempre, estaban re duritos y a todos los machos les encantaba pellizcarlos y retorcerlos, eso me enloquecía, Juan quedó atrás mío y se acomodó de costado, bien pegado a mi, mientras me besaba el cuello y lamía, una oreja, empezó a apoyar en mi cola esa enorme y hermosa verga que ya estaba bien dura y parada, y no dejaba de acariciar mis piernas, mis caderas, mis nalgas, Emilio miraba extasiado mis reacciones y mi forma de gozar, sobre todo cuando Juan me calzó la cabeza de su pija en el borde de mi ano y empezó lentamente a introducirla en mi culito, en eso sentí como mi macho, me metía esa anaconda y me hacía ver las estrellas, Emi disfrutaba escuchar mis gemidos, y cada tanto ahogaba mis grititos besando apasionadamente mi boca.

Me hacían sentir tan puto y tan feliz de serlo, mi mente se ponía en blanco y perdía totalmente la noción de lo que pasaba, solo podía gozar, era como perder la voluntad, solo me dejaba llevar por esos maravillosos hombres y me dejaba hacer todo lo que ellos querían hacerme.

Escuchar las cosas calientes que decían y como me llamaban, puto, putito, marica, no hacía más que ponerme más caliente y dispuesto a que me cojan y me hagan comer las dos vergas. Me repetían constantemente.

-Como te gusta la pija, maricón. Que putazo sos, hoy te vas a comer las dos pijas otra vez, puto. Te vamos a llenar de leche mariquita. Te vas a ir bien cogido a tu casa.

Oír todo eso me hacía calentar muchísimo y casi no podía evitar acabar como una yegua.

Tenía que hacer un gran esfuerzo para no irme en seco y casi arruinar el momento.

Después de casi una hora, metiéndome hasta los huevos y sacando casi completo, ese pedazo de carne inmenso, una vez tras otra, yo no podía articular palabras, solo se me escuchaban sonidos onomatopéyicos como

-ahh, ohm, mmm.

Y de vez en cuando lograba decir tres palabras seguidas.

-como me coges papi, ay querido, que pija tenés, que bien me coges, soy todo tuyo papi, que puto me haces sentir.

Mientras Emilio no dejaba de ver maravillado la forma en que el amigo me garchaba, y mis reacciones ante cada embate en mi culo, hasta que Juan empezó a gritar que estaba por correrse.

-Te la doy nene, te doy la leche putito, ahí va, ahí va marica, te estoy llenando el orto nene, toma putazo.

Sentí en ese instante como su cuerpo, se movía provocando espasmos y sus estertores, me llegaban hasta las entrañas, inundándome con su esperma. Al mismo tiempo, Emilio apretó bien fuerte mis pezones, para distraer mi atención que se centraba en mi culo y así evitar que sienta todo el dolor que esa verga descomunal me podía causar al bombear mi cola sin miramientos. Juan me la sacó todavía goteando y le dijo al amigo que vea como me salía lechita de mi agujerito.

Emilio estaba tan excitado que me agarró del cabello y me tironeo hasta poner su pija frente a mi boca, prácticamente me ordenó que se la chupe, yo todavía caliente como fuego, no dude un instante, me puse debajo de su entrepierna y me comí a besos y lamidas la bolsa de sus huevos, luego de unos minutos sentí que él no daba más, empezó a decir que me iba a llenar de leche, entonces me la puse entre los labios y la succioné tratando de sacarle la lechita lo más rápido posible, deseaba hacerlo gozar y también sentir esa leche calentita en mi garganta, lo ayude un poco metiéndole un dedito en el culo, ningún machote resiste mucho un dedo en el orto sin acabar, no tardó mucho, todo el juego previo conmigo y ver como me dejé coger por el amigo, hicieron su parte y mi ayuda lo terminó de acelerar, me empujó la cabeza y me la retuvo pegada a su pelvis, la verga llegó hasta mi campanilla y entonces sentí como un torrente de semen golpeaba en mi paladar y llegaba a mi garganta. Juan estaba parado a los pies de la cama y empezó a decir.

-Dásela toda, que se la trague, vamos puto trágala toda que a vos te gusta maricón, así tenés la leche de los dos, mostranos como te la comes toda, putito, no dejes ni una gota, te vamos a mantener a dieta láctea.

Emilio, la verdad que acabó un montón, cuando sentí su semen entrando a mi boca, se la seguí chupando muy suavemente, hice que apenas sienta mis labios para que se desespere y lo disfrute más, mientras acariciaba delicadamente sus huevos y parte de su tronco, cada tanto me la sacaba de la boca y le pasaba la lengua por el frenillo y a lo último le salían gotas mas lentamente, y a medida que seguía saliendo, yo iba pasándole la lengua y juntándola, la saboree bien y me la tragué toda.

En eso escucho a Juan decir:

-¿viste flaco, que putito es? Es una maravilla como se traga la leche.

Después de eso los tres caímos rendidos y nos quedamos dormidos, a la mañana siguiente escuché que Emilio se levantó y fue a darse un baño, yo estaba caliente otra vez y me tentaba la idea de que me cojan bajo el agua de la ducha, pero volvió en un par de minutos, envuelto en un toallón, yo hacía que dormía y seguía acostado desnudo con la cola a la vista, en eso me doy cuenta que Juan hace lo mismo y se va al baño, de pronto siento las manos de Emilio separando mis nalgas.

Y jugando con sus dedos en mi agujero, me quedé quieto, dejé mis ojos cerrados, sin darme vuelta, quitó los dedos y de pronto la lengua de ese tipo, lamía dulcemente el centro de mis nalgas bien separadas por sus manos, no hay cosa que me fascine tanto como que me chupen la cola, es algo que me enloquece, el hombre que me chupa la cola como lo estaba haciendo Emilio, consigue lo que quiera de mi, sentir una lengua lamer, besar, llenar de saliva mi agujerito, hace que me entregue completamente y pierda la razón, mi ano se transforma en una vagina y se abre como una flor.

Obviamente empecé a gemir y jadear gozando como una perra, también mi cuerpo comenzó a contornearse rítmicamente moviendo mi culo sin proponérmelo, fue una respuesta natural al placer que me estaba dando con la lengua, me tenía con sus manos, las nalgas bien separadas y completamente entregada, sentía como su lengua recorría mi raya, entonces, me agarró de los tobillos y me arrastró hacia atrás, hasta el borde de la cama, me ordenó que me ponga en cuatro, mis pies quedaron colgando, mi culo bien expuesto y abierto, él se paró detrás mío y sin mediar palabra, me penetró, tenía tanta saliva en mi agujerito que la verga prácticamente se deslizó adentro mío, y empezó a cogerme bombeando bien rápido sin parar, me hice pis por la cogida que me estaba pegando, en eso Juan salió de la ducha, se paró al lado nuestro y dijo:

-qué lindo es ver cómo te coge mi amigo, ¿estás gozando puti? Te gusta cómo te rompe el culito otra vez, ¿no? Me encanta ver cómo te cogen otros tipos, te voy a llevar a un lugar para que te garchen varios.

Mientras Emilio seguía cogiéndome como un animal enloquecido, se ve que el descanso lo había revitalizado y estaba como un toro dándome pijazos a lo loco. Yo escuché a medias lo que Juan acababa de decir, porque justo Emilio empezó a decir que se venía y que me llenaba el culito.

Cuando Emilio terminó, se fue para el baño y después se puso a preparar un café, le pregunté a Juan, que era eso de llevarme a un lugar para que me cojan varios y me explicó que conocía un sauna para hombres gay donde me quería llevar, para cogerme delante de otros tipos y seguramente algún tipo me iba a querer coger y a él le gustaría ver eso, seguimos hablando y le dije que me calentaba mucho que me coja él frente a otros tipos, pero dejar que me entregue a cualquiera, no estaba tan seguro, me dijo que a ese lugar iban mayoría de tipos maduros y que los putitos jóvenes como yo, eran muy buscados, y que seguro iban a hacer fila para voltearme, dijo que podíamos probar, y si no me sentía cómodo nos íbamos, o podíamos estar a solas en un gabinete privado, me aseguró que nadie me iba a molestar ni a forzar a nada, si yo no quería, y que además él iba a estar ahí para cuidarme, así quedamos en ir en unos días, pero eso será motivo de un nuevo y próximo relato.

Nos tomamos el café y quedamos en hablar para arreglar para ir al sauna.

Espero que les haya gustado y me dejen algún comentario o me escriban a [email protected].

Besos a todos.

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