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El sereno de la fábrica (Parte 3): El reemplazo
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Una semana exacta después de que el hermanito del sereno, me pegue esa terrible cogida, volví a ir a la fábrica, no estaba seguro de a cuál de los dos iba a encontrar, toqué el timbre a las 10 de la noche y salió Carlos, el hermano menor, me alegró verlo, la verdad es que me había quedado con muchas ganas de volver a acostarme con él.

Tenía una sensación extraña con ese chico, por un lado me había hecho gozar como una perra, tenía una polla hermosa, gruesa como nunca había visto, era dulce y tosco a la vez, y por otro, no me sentía seguro entregándome a él, pensaba que el día menos pensado me iba a jugar una mala pasada, no confiaba en él, intuía que podía defraudarme y hacer algo que no me guste, no obstante eso, el tipo me calentaba y deseaba volver a ser su puta.

Al entrar lo primero que me dijo fue si me había puesto lo que me pidió, si, le dije, "vamos que quiero ver cómo te queda" me dijo, me llevó de la mano, atravesamos ese galpón oscuro y sucio con olor a grasa de las máquinas, el lugar me daba miedo, siempre pensé que podía haber alguien escondido espiando como él lo había hecho cuando me cogia el hermano, el temor que sentía, me excitaba más.

Fuimos hasta el fondo y allí en su habitación, que era donde Mario me había cogido tantas veces, me hizo pasar y me ordenó que me desnude, lo hice lentamente moviéndome sensualmente como una puta, él se sentó a observarme, uno de mis mayores placeres, era desnudarme delante de un hombre y sentirme deseada y cuando me saqué todo y solo me quedaba puesta la bombachita, se levantó, se paró frente a mí, me apretó los pezones, me besó en la boca y me manoseó las nalgas, enseguida me ordenó que me arrodille a sus pies, se sacó rápidamente el short de baño que usaba siempre y su verga quedo tiesa frente a mis ojos.

-¿Te gusta puta? -Me preguntó.

-si papi -le respondí.

-Mirala bien perra, hoy la vas a chupar toda hasta el final.

-Si amor -fue mi respuesta demostrando mi sumisión.

Me incliné un poco y lengüeteé esas bolas enormes que me tenían fascinada, las saboreé bien disfrutando cada pasada de mi lengua sobre la bolsa que guardaban esos grandes huevos llenos de esperma, la cantidad de leche que él tenia allí me tenía loca y no podía dejar de pensar en tragarme hasta la última gota de su delicioso jugo.

Mientras no dejaba de lamer esas pelotas disfrutando el sabor de su piel y su olor a hombre, mostraba mi devoción por complacerlo.

-Que puta barata sos, como te gusta la pija nena -me dijo tratando de humillarme, y siguió- Vas a ser mi mujer puto. -Esa ambigüedad, de género al hablarme, no hacía más que confirmarme que era un marica.

Yo no dejaba de emitir sonidos que mostraban mi placer mientras lo lamía desenfrenada. Y agregó:

-Sabes que te voy a romper bien el culo cada vez que vengas -y yo seguía besando, lamiendo y chupando sus pelotas. No podía contestarle, estaba extasiada con su sexo.

Entonces apuntó la verga a mi boca y me la hizo chupar, besé primero su cabezota y me la fui tragando poco a poco hasta tenerla casi toda adentro, disfruté lo más que pude esa belleza, luego de un buen rato follando mi boca, abrió el cajón de la mesita de luz y sacó un enorme dildo con vibrador.

-Mira lo que compré para vos perra -era verdaderamente grande, me asusté un poco y le dije que con su verga yo era feliz- no seas tonta -me dijo- vas a tener de las dos.

Me hizo subir a la cama y me puso en cuatro patas con la cola para arriba separó mis piernas y abrió mis nalgas, debo decir que siempre los hombres que conocí dijeron que tengo un culo hermoso, paradito, redondo, muy femenino y apetecible y además naturalmente lampiño.

Entonces escupió en su mano y empezó a pasar muy suavemente la yema de un dedo mojado con su saliva, empapó mi hoyito, me hizo desearlo como loca, el roce de su dedo me desesperaba, deseaba con locura ser penetrada con ese dedo de una vez, pregunté loca de deseo:

-¿qué vas a hacerme por Dios?

-Sos mi puta y te hago lo que quiero -dijo.

-Por favor dame pija amor, no puedo esperar más, me estás volviendo loca, tómame por Dios hazlo de una vez por favor.

Después de suplicarle inútilmente, parecía que me iba a hacer desear toda la noche, siguió jugando con la yema de su dedo en la entrada de mi ano, luego de un buen rato, jugó con dos, comenzó a introducirlos, finalmente metió otro más y con tres me cogió como si fuera una verga, meta y saca haciéndome gritar como una yegua. En un momento los quitó de mi ano, me los hizo chupar y llenarlos de saliva, para volver a metérmelos bien adentro.

Unos 10 minutos más tarde, los quitó, sumergió su boca en mi cola y lamió mi ano como si fuera una vagina, gocé sus lamidas y luego su lengua penetró mi agujero y me llevo a sentir un éxtasis monumental. Lamenté mucho que dejó de hacerlo, podría estar con la lengua de un hombre en mi culo, indefinidamente, pero lo bueno no dura para siempre y entonces tomó esa verga de plástico y se dispuso finalmente a sodomizarme con él.

Me empezó a follar con ese pedazo de plástico duro, primero lo metió lentamente y segundos después, cuando lo tuve ensartado del todo, lo dejo puesto ya que tenía una forma que no permitía que se salga. Entonces acercó su polla divina a mi boca, me la hizo chupar otra vez, la sensación de tener su pija en la boca y otra polla, aunque no fuese natural, en mi ano, era como si dos hombres me estuvieran enfiestando, mientras saboreaba esa verga estupenda y disfrutaba su sabor, la tersura de su piel y su olor a macho, sentía que me tenía empalada y me tenía totalmente sometida.

Sabía que podía tenerme así toda la noche, total él no se cansaba teniéndome penetrada con eso, me siguió violando la boca por más de media hora, hasta que no pudo más y empezó a soltar todo el esperma que juntó toda la semana desde que había terminado en mi culo el lunes anterior, pensé que moría ahogada por la cantidad de esperma que depositó en mi boca. Saboreé su semen, con mi lengua y mis labios, lo junté en mi boca y lo mantuve degustando su sabor, mmm, que rico es, adoro su leche, pensaba, cuando comenzó a escaparse por la comisura de mis labios, frene esas gotas con mis dedos y las volví a meter en mi boca, hasta que me gritó que me la trague toda y no desperdicie nada. Y así lo hice, me la tragué toda, disfruté su leche, su esperma era un premio para mi, el premio que merecía por ser una buena puta. Y él volvió a decirme que era "una puta, una perra, una zorra y una marica".

Estaba muy dolorida porque para penetrar un culo con un pedazo de plástico hay que saber hacerlo, no es lo mismo penetrar con tu verga que hacerlo con algo en la mano, me lo termino de ensartar bien profundo, yo sentía que me había empalado, y él disfrutaba mirando mis reacciones al dolor y a las vibraciones que me daba con ese aparato demoníaco, jugó con esa cosa en mi culo más de una hora, me volvió loca, lo sacaba casi completo y lo volvía a meter constantemente, y cuando lo tenía todo metido bien adentro accionaba el vibrador y me hacía ver las estrellas, mientras lo hacía, rozaba un poco mi pequeño e inútil clítoris varonil, y en un momento me hizo correr sin tocarme.

Al hacerlo, yo necesitaba al menos 5 minutos para recuperar mi excitación, al enfriarme mi sensación era de rechazo, pero no le importó, me tiró del cabello y me mantuvo agarrada para que no salga de esa posición en la que me tenía y me siguió penetrando, eso se convirtió en una tortura hasta que logré reponerme y excitarme de nuevo y ese pedazo en mi culo me hizo acabar nuevamente.

Quede tirada en la cama un rato, hasta que me dijo que debía irme temprano esa noche porque tenía cosas que hacer, me vestí a las apuradas, me acompaño a la salida y me dijo que me esperaba el lunes siguiente para seguir cogiéndome.

Los encuentros con este joven se sucedieron varias semanas, y contaré aquellos en los que ocurrieron cosas distintas y dignas de contar, como el que viví la semana siguiente.

Eso se los contaré en el próximo relato.

Espero que les haya gustado y me dejen sus comentarios o si quieren preguntar algo pueden escribirme a mi correo [email protected] que con mucho gusto les contestaré.

Continuará…

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