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Mi primer hombre (Parte 1)
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Esto sucedió hace muchos años, recién había cumplido 18, me gustaban las chicas pero era muy tímido y me costaba mucho acercarme a ellas, por la imposibilidad de tener relaciones hetero, empecé a masturbarme imaginando que tocaba una mujer, me acariciaba la cola y jugaba con mis pezones pensando que se lo hacía a una chica pero a mi mismo, la cola que acariciaba era la mía, hasta que comencé a jugar metiendo mis dedos en el ano, y esto me daba placer, aunque lo hacía simulando que alguien me obligaba, era mi manera de limpiar la culpa que me producía sentir que me comportaba como una hembra, eso me atormentaba y cada vez que tenía un orgasmo de esa forma, mi angustia era terrible.

Una noche luego de salir con un grupo de chicos y chicas del club al que iba, tratando de tener lo que yo pensaba, tenía que ser una vida normal, se me hizo algo tarde y llegué a tomar el último micro de la noche que iba para mi casa.

Cuando logre tomarlo era ya más de la una de la madrugada (1 a.m.) a medida que iba llegando al final del recorrido, que era donde yo bajaba, iba quedando menos gente, llegó un momento en que quedó solo un hombre y yo.

Al quedar solos este hombre empezó a mirarme insistente, se notaba que estaba buscando conocerme o levantarme como se dice comúnmente, me miraba y me hacía gestos inequívocos de cuales eran sus intenciones.

Empecé a ponerme nervioso, porque si bien hacía rato que rondaba en mi cabeza, la idea de tener sexo con un hombre, no estaba seguro ni decidido a hacerlo, me daba miedo, sentía que no estaba bien.

Cuando el hombre me miraba, trate de mantener la vista en él como para que note que me interesaba, pero no quería ser demasiado evidente, no quería que el chófer se diera cuenta, estaba aterrorizado pero igual pensé que podía ser la oportunidad que estaba esperando, en algún lugar pensé que si lo dejaba pasar, jamás iba a poder concretar mi fantasía de estar con un hombre.

Era un tipo de apariencia agradable, después supe que tenía 39 años, o sea que doblaba mi edad y además tenía casi la de mi padre, cosa que me asustaba más. Tenía labios gruesos, y un poco de cara de morboso, bueno, yo lo veía así, estaba tratando de convencerme de que no debía entablar una charla con él, en realidad sentía una lucha entre mi deseo y mi temor.

En un momento me guiñó un ojo e hizo un movimiento con la cabeza indicándome que vamos, y de pronto se levantó de su asiento y se dirigió a la puerta trasera del micro, al hacerlo se acercó casi a mi lado y en voz baja me dijo "DALE BAJÁ" en ese instante, no pude razonar y tuve el impulso de obedecer su pedido, y sin pensarlo más, me baje con él, aunque faltaban unas cuadras para llegar a mi destino, creo que pensé, es ahora o nunca, unos segundos después estaba en la calle con él.

Me baje temblando, me saludó, me preguntó mi nombre y dando todo por sobreentendido me propuso que lo acompañe hasta la casa que quedaba a unos 400 metros de allí, acepte y en el camino yo iba petrificado, y casi mudo, la calle era muy oscura y por la hora, no había nadie más que nosotros dos andando por ahí.

En el camino me tomó de una mano como si fuéramos una pareja, anduvimos unos metros así pero apareció un auto de pronto y lo solté por vergüenza.

Llegamos a su casa y me dijo si quería pasar un rato, le pregunté tímidamente si no había nadie y me contestó que vivía con su madre, pero podíamos quedarnos en el pasillo de entrada y jugar un poco, ¿no puede venir nadie? pregunté y me respondió que a esa hora no entraba ni salia nadie, era una casa antigua, el pasillo conducía a la entrada de tres apartamentos, y los vecinos y su madre a esa hora dormían.

Pasamos, hizo que nos paremos a un par de metros de la entrada, el lugar estaba bastante oscuro, solo entraba un poco de luz de la calle por un vidrio opaco que tenía la puerta, si pasaba alguien por la calle no nos podían ver.

Se apoyó contra una de las paredes, me hizo poner frente a él, empezó a desprenderse el pantalón sin decir agua va y me ordenó que me levante bien la remera, yo me quedé mirándolo atónito, me miró y me dijo imperativamente “vamos levantate bien la remera”, al hacerlo mire lo que él hacía y quedó ante mis ojos su pene ya medio duro, no tenía ropa interior así que su pedazo apareció inmediatamente, "ay Dios mío" dije, “¿qué pasa nene, te gusta?”, "es enorme" respondí, sentí que mis ojos se ponían vidriosos, sería por el miedo, los nervios me paralizaron.

En ese instante comenzó a jugar con mis pezones, apretándolos suavemente y retorciéndolos un poco, cerré los ojos, la respiración se me aceleró, me preguntó si estaba nervioso porque vio que me temblaba todo el cuerpo, le dije que nunca había estado con un hombre, se sonrió y preguntó “¿sos virgen putito?”, intenté decir "no soy puto", pero me replicó “¿y que estás haciendo acá conmigo?”.

De inmediato tomo una de mis manos y la llevo a su pene, me ordeno que lo toque, lo toqué, me ordeno que acaricie sus huevos, lo hice y volvió a apretar mis pezones, ahora con más fuerza, solté un gemido de dolor y enojado me dijo que no haga ruido "callate marica, vas a despertar a todos".

Le pedí perdón y le dije que me dolió, me dijo que era para que aprenda quién es el macho, entonces preguntó “¿quién es el macho?”, "usted" conteste “¿y quién es el putito?” y bajando la mirada por la vergüenza, contesté "yo".

Pensando que me iba a coger, le dije que tenía miedo que me duela, entonces me dijo que si quería que me penetre, tenía que conseguir un lugar donde pudiéramos hacerlo en una cama, eso me decepciono un poco pero a la vez me tranquilizó, realmente tenía mucho miedo que me lastime, su pija era enorme para mí culito virgen.

Entonces acercó su boca a la mía, sus labios carnosos se juntaron con los míos, los entreabrió y me besó, sentí su lengua buscando la mía y al fin se rozaron dentro de nuestras bocas, respondí moviendo la mía y correspondiendo su beso, por supuesto era la primera vez que le daba un beso de lengua a un tipo, de verdad sentí un placer que no creí que iba a experimentar, me chuponeo un buen rato muy dulcemente y de pronto…

“Ponete de rodillas”, me dijo. Fue tan firme al decirlo que no pude negarme, me arrodillé, su pene enorme y goteando líquido preseminal quedo a la altura de mi boca, “besala putito”, me dijo, "no sé" contesté, “vas a aprender puto, empezá ya”.

Entonces comencé a darle besitos y él me ordenó que se la lamiera toda, le pase la lengua por el glande y luego por todo el tronco hasta llegar a su base, allí se levantó la bolsa de los testículos y me los hizo lamer y luego de un rato me tomó de la cara, me dijo que abra bien la boca e introdujo su miembro, primero su glande y luego empezó a penetrarme hasta la garganta, haciendo que me den arcadas y casi vomitar, los ojos se me llenaron de lágrimas por el ahogo, ya que al introducir toda esa verga casi no me dejaba respirar, de pronto un torrente de semen espeso y áspero invadió mi boca, al hacerlo me tomó de la nuca para que no me la saque de la boca, me apretó contra su pelvis y su leche pasó directo por mi garganta, al tiempo que me ordenó con firmeza “tragatela toda putito”, no tuve más remedio que hacerlo, no había forma de que pudiera resistirme, en parte era mi fantasía, ser obligado a satisfacer un hombre y no poder evitar hacerlo, en mis fantasías, yo no tenía la culpa de lo que había hecho.

Entonces terminó de descargar hasta la última gota sin importarle si yo quería acabar, me dijo que me arregle la ropa y que me vaya, mientras él se subía los pantalones. Antes de irme apunto su teléfono en un papel y me dijo que lo llame cuando consiga un lugar donde cogerme.

Me fui caminando por esas calles oscuras, llorando por lo que había hecho, me sentí humillado y ultrajado por la forma que había cogido mi boca y obligado a tragar su semen, pero luego empecé a sentir que esa era mi obligación, si quería sentirme una hembra, debía satisfacer al hombre que quisiera tomarme y proporcionarle el placer que él requería. Comprendí que esa era mi manera de sentir placer sexual y que no podía luchar ni resistirme a eso. Así comenzó mi despertar homosexual, que un par de semanas después, lo fue por completo con la pérdida de mi virginidad anal.

Eso sucedió unos días después, pero lo contaré en una segunda parte, espero que les haya gustado… continuará

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