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Un segundo intento para un trío
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Mi mujer estaba frustrada tras haber esperado disfrutar de dos vergas a la vez y no haber podido. Por cuanto mi compañero se vino muy rápido.

Esta es una continuación de mis relatos anteriores “Matando la rutina (Primera y Segunda Parte)”.

Unas noches después de nuestro primer trío, mi esposa estaba algo insatisfecha, me costaba trabajo satisfacer su apetito sexual por la decepción tras la venida rápida de mi amigo y para lidiar con esto, se me ocurrió ofrecerle un consolador de 18 centímetros y acepto.

Lo compramos y ¡bomba! el fin se hizo real, pues le metí mi verga por detrás y los 18 cm de consolador estaban en su coño totalmente cubierto por los jugos sexuales sin dejar un solo centímetro afuera. Mi mujer gritaba como loca, creo que los vecinos tuvieron que escuchar por fuerza y enterarse así; la perra que por las noches tengo en mi cama.

Y una vez más nuestra imaginación hizo su parte, mi mujer le puso por nombre al consolador… Jorge… El nombre de su ex amor más recordado.

¿Quién es Jorge? Les contaré un poco sobre él.

Mi esposa conoció a Jorge en una tarde caminando por la playa con sus amigas en el puerto la cruz tumbes. Y él estaba con su grupo de amigos exhibiendo lo que a mi mujer le llamó la atención, su pecho totalmente velludo y desde esa tarde mi mujer lo llama peloncito. Esa tarde solo lo vio por primera vez y no se dijeron nada, por la noche hubo una fiesta a la que acudió junto a sus hermanas (o sea mis cuñadas) y ¡eureka¡ allí estaba él acompañado en esta ocasión por una amiga de mi esposa, anclaje perfecto para que mi esposa pudiera conocerlo y en menos de un minuto mi esposa se había acercado a saludar a su amiga y como es lo lógico su amiga le presentó a Jorge, quien no dudo por un segundo contemplar el cuerpo perfecto de mi mujer, su gran culo y sus tetas asomando por los filos de un escote bien pronunciado en la polera sexi que esa noche llevaba puesta mi mujer. Sus ojos el resto de la noche no perdían oportunidad de disfrutar del bello cuadro que le parecía el culo de mi mujer y para hacer esta parte más corta solo unas noches después mi mujer ya se encontraba tumbada sobre la arena de la playa con las gruesas manos de Jorge apretando sus nalgas y su boca chupando sus tetas.

Pero todo era tocamientos, besos y caricias ardientes que si bien eran fuego total. No había la fuerza necesaria para hacer que mi mujer echara a perder su sueño (llegar virgen al matrimonio) por esto, esta relación solo se basó en juegos sexuales sin penetración. Mi mujer dice que tras verlo así de excitado diciéndole una y otra vez que le deje poner aunque sea la putita en su coño ella le ofreció hacerlo por el culo a lo que él le respondió que no era cabro, que solo los cabros lo hacían por detrás, pero por algunos relatos que les contaré en otros escritos sé que solo decía esto porque su meta era cachar a mi mujer siendo él quien la desvirgara y eso nunca pasó.

Puedo golpear mi pecho de orgullo y decir que fui yo quien le metió por primera vez la verga en su rico coño a mi mujer. Y en parte nuestros juegos sexuales se trataban de esto, de imaginar que lo que quiso su cuerpo hacer mientras ardía como causa de sus besos y tocamientos y que no pudo. Ahora en nuestra cama mientras la penetraba… ella, se hiciera la idea de que mi verga es la de su ex amor Jorge.

-M… Aah jorge, sí. Sigue, sigue así, hazme ahora todo lo que quisiste hacerme cuando estábamos sobre la arena de la playa.

Cada vez mi mujer repetía esta frase con mayor fuerza, a la medida en que mi verga se hundía en su rico coño y mis bolas parecían aplaudir al chocar con sus nalgas, era sorprendente como su cuerpo terminaba rendido sobre la cama, cubierta de nuestros jugos sexuales.

Ver sus tetas moverse por su agitación y oír su respiración apresurada, provocaban en mi el besarla desde sus pies hasta las puntitas de sus tetas. Haciendo una breve parada en su coñito y continuar luego por su ombligo hasta llegar a sus sublimes pezones.

-Te amo -sonaba entre un susurro, mientras sus manos sujetaban mi cabeza por los cabellos buscando que no deje de disfrutar de sus tetas que para este momento otra vez estaban duritas indicando que ella estaba preparada para una segunda ronda de placer.

Y cuando me encontraba chupándole otra vez su coñito, ella me dijo:

-amor quiero que intentemos otra vez

-¿Otra vez qué? -Le dije

-Ya pues, no te hagas. Sabes bien que me estoy refiriendo a que volvamos a probar con un trío.

Le dije que estaba bien, que llamaría a mi amigo y le preguntaría y antes que termine de decirle eso.

Mi mujer me dijo que lo hagamos con otro, ya no con mi amigo al que ella llamaba pistola defectuosa o cañón de un solo tiro.

-Quiero una verga que me haga gozar, que me haga gritar así como las putas de los videos.

-¿Segura que eso quieres? -Le pregunté algo extrañado.

.Si quiero que me hagan sentir una perra…

Desde ese momento por varios días estuvimos pensando a quien le diríamos ahora y no sería una tarea muy fácil porque teníamos el temor de repetir la misma experiencia de un cañón defectuoso jeje.

Tras casi un mes llegó un amigo a visitarme y luego por la noche en plena acción cuando mi verga era una manjar en boca de mi mujer ella entre mete y saca me dijo:

-Tu amigo José tiene un cierto parecido a Jorge.

-Ah si? ¿Entonces, te gustaría que el trío fuera con él?

Podría ser me dijo con la cabeza de mi verga dentro de su boca.

-¿puede, o quieres que sea con él?

-Sí, quiero sentir su verga dentro de mí -me decía mientras rosaba sus tetas sobre mi pecho con un ritmo muy suave.

-Está bien -le dije.

Voy a sondear a José, a ver si se atreve a hacer un trío con nosotros. Aunque de antemano yo tenía casi el 90% de certeza. Pues sabía que él llevaba meses separado de su mujer. No puedo decir que llevará meses sin sexo, pero sí que no lo hacía más con su mujer, así, que teníamos la esperanza de que diría que sí. No me fue muy difícil convencerlo y unas pocas noches después se dio la oportunidad.

Llevamos a José a nuestro terreno a las afueras de la ciudad, y esta vez mi mujer disfruto cada momento desde que llegamos. Le chupamos las tetas una cada uno, con mis dedos le sobaba su culo mientras José le metía sus dedos en su coño sin dejar ninguno de los dos de chuparle las tetas, los gemidos de mi mujer empezaron hacerse más fuertes con cada vez que José le empujaba sus dedos hasta el fondo y yo con uno de mis dedos habría su ano que lo tenía bien apretadito.

Luego nos acostamos boca arriba y mi mujer empezó a chupar nuestras vergas turnándolas. Pero evidentemente demorándose un poco más en las veces que chupaba la de José y claro que era lógico lo que hacía, la mía la tenía todas las noches y ella debía disfruta de la verga extra que tenía en esa oportunidad.

A diferencia de la vez anterior, esta vez podía ver en los ojos de mi mujer disfrute perfecto, se cogia de las vergas como si no quisiera soltarlas nunca. Luego poco a poco fue colocándose de rodillas poniendo hacia mi su culo y entonces entendí perfectamente que deseaba mi verga entrando y saliendo de su coño mientras disfrutaba del banquete que era para ella la verga de José.

Luego llegó el turno de que la verga de José entrará en el coñito de mi mujer y mientras chupaba mi verga pude sentir como casi me la muerde apenas sintió como José le metía su fierro. Y allí estaba ella, disfrutando por primera vez, tal como lo habíamos imaginado (su placer era extremo entre chupar y recibir verga por su coñito).

Y esta vez pudimos decir estando ya en casa (satisfacción total).

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