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Mi maestra, mi compañera y yo
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Un jueves más y como es de costumbre disfrutaba de mis clases de música, estaba muy emocionada porque en el semestre la clase tendría énfasis en técnica vocal lo cual resultaba espectacular pues el canto es uno de mis talentos, además de tocar el piano y la guitarra.  En las clases de música formamos un coro, donde la mayoría de estudiantes cantábamos bajo la supervisión de la nueva maestra, su nombre era Carla, una mujer de piel clara, alta, delgada de cabello largo y rubio, ojos color miel, en general muy atractiva, la maestra rondaba perfectamente los 29 o 30 años.

La maestra llamó tanto mi atención que no pude evitar mirar su estilo de vestir, se notaba que cuidaba mucho cada prenda, era demasiado culta y recatada; lucía un jean clásico, una camisa blanca y encima llevaba un suéter gris oscuro. Mientras ella daba la clase mi mente solo estaba centrada en Carla, en un momento dado noté como ella miraba más de lo normal a mi compañera Dayana quién ya por naturaleza era llamativa, pues era una chica realmente guapa, piel clara, cabello oscuro y corto, delgada con una proporción de cadera y pecho perfecta, Dayana era la típica muchacha con look de chica ruda, solía vestir chaquetas negras de cuero y botas, el resto de sus prendas por lo general eran negras, ella resultaba agresiva a la vista, pero en realidad era una mujer bastante femenina, más de lo que parece.

La clase transcurrió y traté de no darle mucha importancia al asunto, al fin y al cabo es normal cruzarnos miradas de vez en cuando.

Al día siguiente comenzamos nuevamente las clases, la maestra Carla nos organizó en grupos de tres, quedábamos solo Dayana y yo sin grupo, así que Carla decidió realizar la actividad con nosotras dos. Hicimos ejercicios de respiración y calentamiento de voz, cuando esto sucedía otra vez volví a notar que la maestra miraba mucho a Dayana y esta vez mi compañera le correspondía disimuladamente, de inmediato sospeché que algo extraño sucedía entre ellas dos.

La clase culminó, todos salieron, solo quedábamos la maestra, Dayana y yo, así que recogí mis pertenencias del salón y me retiré, minutos más tarde me percaté que había olvidado mi libreta en el aula de clase, me devolví por ella, en el instante que iba abrir la puerta escuché unos ruidos que venían del interior del salón, me detuve a detallar hasta que claramente identifiqué gemidos; la curiosidad me ganó y muy sigilosamente abrí un poco la puerta y lo que observé por una pequeña abertura me dejó sin aliento.

Carla estaba sentada sobre su escritorio sin ropa interior, tenía sus piernas abiertas y entre ellas se encontraba Dayana que besaba con gran deseo toda la entrepierna de la maestra. Mi corazón latía descontroladamente de la impresión que me causó tal escena y de la excitación que provocaba en mi, sencillamente no podía dejar de mirar ese acto tan maravilloso.

Dayana parecía ser una experta en lo que hacía, lamía y besaba el clítoris de Carla con tan habilidad que la maestra no paraba de jadear y gemir, a su vez Dayana metió dos dedos en la vagina de la sexy maestra y lentamente comenzó a masturbarla, al cabo de minutos aumentó la velocidad y Carla se retorcía como loca.

Yo solamente me tenía que conformar con verlas disfrutar y escuchar como la palma de la mano de mi compañera golpeaba la vagina de mi maestra al igual que el sonido de los dedos de Dayana entrando y saliendo del sexo húmedo de Carla. Me encontraba tan excitada que mi respiración aumentó y de manera discreta comencé masajear mi entrepierna encima de mi ropa interior, sentía que me iba a estallar, de repente y sin querer se me escapó un gemido, lo cual alertó a Carla y a Dayana, ellas se dirigieron a la puerta, se quedaron mirándome unos segundos, me hicieron entrar al aula y me dijeron que no debía divulgar nada de lo que vi, ya que si decía algo no me iban a creer, dicho esto Dayana me agarra violentamente, me pone contra la pared y me besa en el cuello.

-Disfrutabas viendo, ahora disfruta con nosotras! -Susurro Dayana en mi oído.

Sin decir nada más, dejé que sucedieran las cosas, Dayana no paraba de besarme, lentamente me quitó la blusa y me dejó en brassier para disponerse a tocar mis pechos sobre mi ropa interior, los masajeaba, los apretaba hasta el punto en que me hacía desear más, en cuestión de minutos sentí sus dedos apretándome suavemente los pezones, en un golpe de agresividad me descubrió los pechos y comenzó a besarme los senos, con la punta de su lengua rozaba rápidamente mis pezones, sentía mi entrepierna cada vez más mojada.

Estando sumida en placer pude notar a Carla que se encontraba en el fondo sentada con las piernas extendidas masturbándose mientras nos miraba, eso me excitaba aún más. En un arrebato puse contra la pared a Dayana para quedar libre y sin pensarlo me dirigí hacía Carla, me arrodillé y empecé a saborear su deliciosa vagina húmeda, sentía su clítoris duro de tal excitación, lo lamía suavemente con la punta de lengua, lo besaba con gran deseo, al mismo tiempo que le daba placer a Carla, sentía las manos de Dayana acariciándome el trasero, instintivamente me bajé el pantalón y mi panty, desde atrás Dayana comenzó a darme palmadas, me calentaba demasiado la situación, con más deseo me comía todo el sexo de Carla, en cuestión de minutos tenía los dedos de Dayana dentro de mi, Carla me besó y dejó que siguiera disfrutando con mi compañera de clase, la cual me penetraba con sus dedos, no me dejaba voltear, me dominaba, se notaba que a Dayana le encantaba dominar, así que me dejé llevar, ella me agarró del cuello me hizo bajar la cabeza me insistió que me quedará de esa manera hasta que sorpresivamente sentí su lengua caliente jugando alrededor de mi vagina deslizándose cada vez más hacía mi zona anal, seguía disfrutando hasta que no pude aguantar tal estimulación y llegó a mí un orgasmo incontrolable.

Ahora era el turno de dominar a la chica ruda, con ayuda de Carla la tendimos en el piso, Carla la tenía sujeta de los brazos, cuando le quitaba la ropa, pude observar los múltiples tatuajes que tenía en sus piernas y en su abdomen, se veía realmente sexy. Carla y Dayana se besaban, las miraba besarse, hasta que bajé el panty de Dayana, abrí sus piernas, empecé a masajear su clítoris, pegué mis labios a él, lo besaba, lo chupaba como si de un caramelo se tratara, mi boca estaba cubierta de la humedad de aquella sexy mujer, introduje mis dos dedos a su vagina, sin parar de besar su clítoris, ella solo podía gemir de placer. A su vez, Carla le estaba chupando y mordiendo los pezones. Dayana estaba dominada en su totalidad por el deseo y la excitación, en cuestión de minutos dio un gemido tan placentero, acompañado de un chorro de sus fluidos.

De lo sucedido jamás se habló, fue la experiencia más extraña de mi vida, pero la más satisfactoria hasta el momento, el probar a dos mujeres tan atractivas.

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