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Mi hermanastro (Final)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

La noche que follé con mi hermanastro, fue algo maravilloso y excitante. Antes de que llegaran nuestros padres a casa, nos vestimos rápidamente y tendimos la cama para que no hubiera sospechas de que tuvimos relaciones sexuales, ya que la dejamos completamente desordenada.

Me sentía agotada y adolorida de tanta actividad sexual con mi hermano. Pero valió la pena, se recompensa mi cansancio y lo adolorida con el exquisito sexo que tuvimos.

Lo planeamos tan bien, que no hubo nada que lo impidiera. Era obvio, que se tenía que hacer cuando estuviéramos solos y sin que nos interrumpiera.

Me fui a acostar, me sentía tan cansada que me quedé profundamente dormida. No supe a qué hora llegaron mis padres a casa.

A la mañana siguiente, fue todo como un día normal. Nos sentamos en familia a desayunar, y mi hermanastro como en los demás días me puso su mano en mi pierna y sentí la misma sensación electrizante y deliciosa invadiendo mis piernas.

Me fui a mi habitación para arreglarme, ya que mi madre y yo íbamos de compras al centro comercial. Compramos de todo, en especial yo fui a una tienda de lencería para comprar algunas cosas para volver a follar con mi hermanastro.

Compré baby dol, brassieres, tangas, coordinados sexys y unos ligueros. Nuevamente tendré una noche con mi hermanastro. Esta vez, será más candente que la pasada que tuvimos en mi habitación.

Llegamos a casa, mi madre se fue a si habitación a probarse lo que se compró y yo igual hice lo mismo. Me medí un cordinado que me compre, mi hermanastro entró a mi habitación y se quedó parado viéndome. Al principio no mencionó ninguna palabra, después me dijo que me veía bien guapa y sexy. Mi clítoris estaba palpitando, las ganas de copular con mi hermanastro invadían mi cuerpo. Me besó apasionadamente como la noche pasada.

Me puso en cuatro, me quitó las bragas y se quitó el pantalón y su bóxer. Me penetró con su miembro, me hizo jadear intensamente.

-¡Ah que delicia! -le decía y lo mismo me dijo. Nos vestimos rápidamente para que nadie nos viera. Se fue y seguía jadeando, yo igual.

En tan solo unos minutos, mi hermanastro me sacó miles orgasmos. Es tan maravilloso y guapísimo, no sé qué haría sin mi hermanastro.

Llegó la noche, mi hermanastro entró y me dijo que si mañana salíamos con su novia. Vaya, mi hermanito tiene novia y no le importó engañarla conmigo.

Y le dije que sí, para conocerla mejor. Me dijo que íbamos al cine. Salió de mi cuarto, me fui a dormir para levantarme temprano a desayunar en familia como siempre.

La misma rutina de siempre, desayunar en familia y hacer cada quien nuestras actividades diarias. Mientras me estaba peinando, mi hermano entró y me dijo que no se me olvidara la salida con él y con su novia, le dije que no y salió de mi cuarto.

Llegó la tarde, nos fuimos y para mi sorpresa me mintió. Me llevó a un hotel, ahí estaba su novia en ropa interior en la cama de la habitación.

Su novia al verme me dijo “sí que estás bien buena y sexy”. Dios mío, su cuerpo era una obra de arte.

Me dijo que quería probarme y me besó en la boca, ese beso era tan exquisito que no pude contenerme en besarla.

Mi hermanastro estaba quitándome la ropa mientras me besaba con su novia, me desnudó. Y su novia y yo lo desnudamos.

Jamás en mi vida había hecho un trío sexual, la novia de mi hermanastro, yo y mi hermanastro.

Entre los tres estábamos follando, su novia me estaba haciendo arte con sus dedos en mi clítoris y mi hermanastro besándome apasionadamente.

Acabamos en la cama, mi hermanastro en medio y nosotras a sus lados. Yo estimulando su miembro y ella besándolo apasionadamente, que delicia es hacer un trío.

Y lo mejor dos personas haciéndote arte en todo el cuerpo. No parábamos de jadear intensamente, el cuerpo de su novia era un verdadero deleite y un placer.

No me aguanté las ganas de hacerle arte en su clítoris, estaba jadeando y gritando mi nombre.

Y mi hermanastro, estaba probando con su boca mis piernas.

Dios mío, acabamos cansados y nos quedamos profundamente dormidos. Cuando nos despertamos ya era muy tarde, nos vestimos y nos fuimos del hotel.

Comer en familia es de ley, nuestros padres no nos perdonarían a mi hermanastro y a mi no llegar a casa a comer y menos a tiempo.

Dejamos a su novia a su casa y nosotros nos fuimos a casa, estuvo exquisito el trío que armamos.

Llegamos a casa, nos sentamos a comer en familia y le platicamos a nuestros padres, lo bien que nos la pasamos en el cine. Era obvio que es una mentira, ni modo de decir que hicimos un trío sexual.

Nos crucificarían nuestros padres, por el pecado mortal que cometimos.

Pero en fin, fue una experiencia única y maravillosa el trío sexual que armamos.

Jamás lo voy a olvidar, me hicieron jadear los dos intensamente y deliciosamente.

– Andy Pau

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