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Mi ahijada es una gamer girl
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Y yo me preguntaba de dónde sacaba tanta ropa y cosa nueva esta chica, sin saber que la condenada ganaba más que yo. Y es que algunos se pondrán de malas al saber que una chica en su computador gana en una hora lo que ellos con sus diplomas y doctorados en seis meses, pero, ¡vamos!, el mundo está cambiando y siempre habrá espacio para médicos e ingenieros.

Aylin era mi ahijada, José Luis, mi compadre y amigo desde los seis años la tuvo cuando teníamos 17, la madre se fue para los estados en "busca de un mejor futuro" pero ese mejor futuro tenía ojos azules y apellido gringo. Desde los 27 era él y su niña, y como su padrino formé parte en su educación y crecimiento hasta ese momento, cuando ella contaba con 18 primaveras. Una de las cosas que José Luis siempre mantuvo fue una relación abierta y sin secretos entre los tres, eso incluía la libertad de andar desnudos por la casa cuando compartíamos fines de semanas o cuando simplemente iba a pasar un tiempo con ellos.

José Luis logró posicionarse en los bienes raíces y yo tenía mi taller de autos, pero eso lo hacían mis empleados, yo restauraba autos clásicos casi la mayor parte del día y al llegar a casa, ya sea la mía o la de ellos, tenía una cama ordenada esperándome, ropa limpia y algo de comer, eso "algo de comer" solía ser Aylin. Pero durante los últimos seis meses comencé a notar que dejó de pedirme dinero, tampoco lo hacía con su padre, pero salía de compras con sus amigas, volvía tarde, recibía paquete tras paquete de muchos remitentes distintos y se le notaba concentrada en algo, como decidida a alcanzar una meta, nunca me imaginé que lo que hacía era streaming y que contaba con cientos de miles de seguidores.

—A ver, padrino, la gente paga por ver como juego, es así de simple —me explicaba—. Las plataformas son las que fijan el margen de ganancia pero los suscriptores son los que pagan. A ellos les gusta como juego, así de simple.

—Coño, es que… ¡¿Tanto dinero por eso?! En mis tiempos el que más ganaba era el de la tienda de la esquina donde estaban las maquinitas de Mortal Kombat —Estaba estupefacto, pero con el tiempo lo fui asimilando y por pura curiosidad entré desde mi móvil a su canal para verla en vivo, ella estaba en la otra habitación encerrada, jugando. Entonces comprendí.

Aylin era una muchacha preciosa, muy deliciosa a simple vista, no decir cuando andaba por casa. Era una flaquita de cinturita pequeña y caderas de 90, pero tenía unas tetas jugosas y ricas con un pezón gordo y castaño como su cabello, los ojos los heredó de mi compadre, color miel con pestañas curvas como de elefante y unos labios paraditos como su culito, rellenitos también. Pero en el streaming llevaba un maquillaje que hacía resaltar sus ojos como los de una muñeca de porcelana y sus labios se veían tan ricos y apetitosos, eso no era lo más interesante, Aylin rayaba entre lo vulgar y lo permitido, con un top tan ajustado que las tetas se desparramaban por arriba y por abajo, como a punto de reventarse, y un short de licra del mismo color beige marcaba su chochita carnosa y sus labios vaginales se veían claros como si no tuviera nada. Como estaba, arrodillaba con las piernas entreabiertas, se veía como para comérsela y estoy seguro que nadie prestaba atención a la partida, al menos yo no lo hacía.

Estoy seguro que a esos "suscriptores" no les molestará que juegue con mi ahijada un rato, pensé con la polla ya morcillosa por la imagen erótica de mi sobrina, exhibiéndose para miles de extraños, dando saltitos de emoción y haciendo pequeñas charlas que hacían todo más interesante y sensual, aunque no decía nada erótico, sino que mencionaba sus siguientes movimientos, algún otro chiste sobre la partida o una maldición por haber sido herida o estar a punto de perder. Un pequeño chat al lado corría mostrando la interacción de sus viewers, ella de vez en cuando les prestaba atención respondiendo a las provocaciones con una risa, un comentario o haciendo lo que le pedían, que saltara, que agitara sus tetas o que se pasara unos dedos sobre la panochita, varios comentarios sugerían lo rico que sería verla empalada por una verga dura mientras jugaba. Sí, yo puedo complacerlos.

Me dirigí a su cueva adolescente y sin tocar antes abrí la puerta con suavidad, ella tenía sus cascos puestos y estaba muy concentrada en su juego, detrás de su computador sobre un diván circular de terciopelo rojo, en el juego sólo se veía el diván, la pared con las filas de libros, otros videojuegos, un escritorio y una parte de la cama, yo la veía a ella de costado, su cuerpo formaba una deliciosa "s" que me terminó de poner la verga dura bajo el slip. Me deslicé detrás de ella colocando mis manos en sus hombros, ella no se asustó ni se distrajo del juego, podía ver mi propia imagen en una pantalla alterna que mostraba el streaming: sólo se veía mi torso bronceado desnudo, mis piernas gruesas y definidas y mi cuello. Cuatrocientos mil idiotas veían eso, y cuando aparecí yo, los números aumentaron.

—Éste es mi padrino, chicos, saluden —dijo ella tras dar un vistazo al chat. Lo que decían esa recua de enfermos era la mismo que yo estaba pensando, pedían que la tocara, que le magreara las tetas y la pusiera a mamar mi polla mientras jugaba en vivo—. Sucios —se rio con picardía, pero yo no reí, deslicé mis manos desde sus hombros hasta sus tetas y las comencé a magrear llenándome la mano con ellas, pero aun así no podía abarcarlos por completo y se desparramaban por mis manos como una suave crema blanca.

Le apoyé la verga en la espalda comencé a frotarme en ella viendo como los números aumentaban a cada segundo. Aylin era una cosita apretada y deliciosa, no me resistí mucho hasta que deslicé mi mano por sobre su short para deslizar mis dedos sobre ese coñito estrecho, sintiendo sus labios bien marcados contra la palma de mi mano y un inicio de humedad pero un calor latente emergiendo de él, podía apreciar que le iban saliendo los pelitos apenas porque picaba un poco mi piel, pero estaba rasurada como la última vez que la toqué.

—Creo que tengo un sniper cerca —dijo ella, continuando con su juego mientras yo jugaba con su coño—. Necesito la mira, a ver si lo encuentro. —Volvía a llevar las manos a sus tetas y esta vez le bajé el top, haciendo que saltaran libres para el público, tomé la punta de sus pezones castaños y tiré de ellos con fuerza, haciendo que mi ahijada jadeara. No me aguanté más, necesitaba sentir su piel sobre la mía así que me saqué el slip y mi verga dura y larga rebotó y besó su espalda, la tomé y le di golpecitos en la curva de su espalda, por sus hombros definidos y la clavícula que se le marcaba como a una estilizada bailarina, también en su cuello y, intentando no obstruirle la vista, en su mejilla y la comisura de sus labios carnosos.

Cuando volví a ver el contador teníamos más de medio millón de personas viéndonos y el chat estaba ardiendo, así como yo. Tenía que dar otro paso más, así que la hice ponerse en pie lentamente sin desconcentrarla de su juego y le deslicé el short por sus largas piernas dejándola desnuda frente a la cámara. Bueno, el top todavía estaba enrollado en su cintura, pero todo el mundo podía ver la "v" de su vientre plano, sus tetas ricas y gordas colgando y su vagina depilada goteando de excitación. La volví a acomodar en su diván circular, abierta de piernas ésta vez comencé mojándome los dedos y llevándolos a su coñito, haciendo círculos en su clítoris hinchado y duro. En el chat demandaban que le metiera un dedo, que mis manos se veían grandes y ricas para masturbarla, lo que no sabían era que Aylin ya conocía muy bien mis dedos y no tuvo problemas en recibir el primero mientras le magreaba una teta y me pajeaba entre sus nalguitas paradas.

Era un locura y a cada segundo más visitas había y más dinero ganaba mi ahijada. Aylin gemía y hacía un esfuerzo por seguir con el juego, pero ya estaba soportando dos dedos míos y mis mordidas sobre su cuello. Quería cogérmela, quería reventarle el coño allí, así que la puse en pie le sujeté de las caderas, entreabrí sus piernas y la incliné al frente mientras ella avanzaba a otra parte del juego. Tomé la punta de mi verga y la acomodé en su entrada, empujé suavemente hasta que su coñito apretó mi verga y la succionó hasta el fondo, recibiéndola completa allí de pie, exhibiéndose como era cogida para seiscientos mil personas. Increíble.

Comencé a cogérmela suavecito para que ella no perdiera su perdida, ella estaba acostumbrada a que la cogiera y que la pusiera sentada en mi verga mientras hacía tareas o comía su cena, así sólo se distrajo un ratito, gimió y se dejó hacer. Le crucé una mano en el torso, otra en las caderas y comencé a cogerla con más fuerza, con el sonido de nuestros sexos chocando como música de fondo en el juego y mis gruñidos mientras disfrutaba del calor interior de mi ahijada.

En el chat comenzaron a pedir lechita para Aylin, su gamer favorita, y yo los complací, sacándola y volviendo a ponerla sobre el diván rojo, me coloqué a su lado y comencé a pajearme mirándola con la boca entreabierta y sus ojos de muñeca abiertos, me corrí llenándole la carita de mi semen mientras ella transmitía en vivo, los chorros cayeron en sus mejillas, su nariz, sus tetas y su cuello, lo que cayó junto a sus labios ella lo recogió con su lengua y lo chupó con gusto, sonriendo.

La última vez que vi el contador había casi un millón de personas observando.

***

¿Qué les parece éste relato? Un poco corto, pero siempre escrito con mucho morbo.

¿Les gustaría leer más de esta historia o prefieren algo distinto? Déjenme saber en los comentarios.

Un beso rico,

Emma.

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