Las despedidas de solteros por lo general son bastantes parecidas entre sí.
Las mujeres festejamos casi siempre en lugares con strippers y los hombres contratan a mujeres para bailes eróticos y cumplir fantasías sexuales.
Hace unos años atrás decidimos casarnos con mi pareja.
Mis amigas me organizaron una despedida de soltera súper divertida con juegos, alcohol, risas, estuvo estupenda. Pero esa es otra parte de la historia.
Unos días después de mi festejo a mi futuro esposo le esperaba una noche con amigos, alcohol y PUTAS!!
Por un error de logística del organizador de la noche llegó a mi la información de la fecha, la hora, el lugar y los números de teléfono de las chicas a contratar.
Me pareció muy divertida la idea de tomar cartas en el asunto. Ya que me parecía que mi pareja merecía un mejor festejo.
Y en absoluto secreto empezó mi plan.
Me puse en contacto con las chicas contratadas para contarles mi idea. Ellas me enseñaron a bailar y desnudarme.
Estuve una semana bailando sensual frente a mi espejo al salir de la ducha… practicando mi baile erótico.
Me compre una ropita diminuta, corset negro, simil cuero, con un cierre por delante, de el se desprenden los portaligas que sujetaban las medias de red negras asomando por encima de las botas de charol que llegan al muslo…
Me sentía súper puta. Me veía súper puta.
Todos los días me desnudaba frente al espejo al ritmo de la música, como las chicas me habían enseñado.
La experiencia de ocultar esa información a mi prometido y mentirle a diario para conservar la sorpresa me hacía sentir poderosa, sexi, puta… y me encantaba.
La noche del festejo, mi prometido se bañó, se perfumó, se vistió y salió inocente y contento desde mi casa sin saber realmente la noche que le esperaba.
Mientras tanto yo me preparaba en la casa de una de las chicas.
Subimos todas juntas al auto de una de ellas, éramos cuatro en total.
Llegamos al lugar del evento.
Era un quincho, con aproximadamente 30 hombres, la mayoría ya estaban borrachos, que se reían y gritaban todos juntos lo que hacía que fueran sonidos inentendibles.
Una escena bastante diferente a la esperada por mi
Cuando llegamos en el auto los gritos se transformaron en los de barrabravas, todos juntos gritando: "ahí llegaron las putas!! Prepáralo para las putas!!".
En primer lugar bajaron del auto mis tres nuevas amigas, mientras yo esperaba mi momento sin ser vista aún por nadie.
Las chicas entraron a la fiesta, sorteando a los borrachos de la entrada, bailando y moviendo los culos casi desnudos, usando nada más una bombachita diminuta.
Fueron directamente en busca de mi prometido. Una de ellas acomodaba una silla en el medio del tumulto masculino, las otras dos chicas lo sentaron, taparon con una venda sus ojos y ataron sus manos al respaldo de la silla.
Los 30 amigos, empezaban a ver que ese jueguito iba a ser muy divertido.
Mientras las chicas bailaban alrededor de la silla, mi futuro esposo comenzaba a excitarse.
Entonces bajo del auto, tomo aire, me paro firme y camino hacia el medio del tumulto lleno de testosterona.
Con una cola alta en el pelo, maquillada, con la ropita que me había comprado, las botas de 20 cm de taco y entro, victoriosa, mostrándome delante de 30 hombres que habrían paso y gritaban mientras tomaban sus cabezas entre sus manos.
Mi prometido estaba cada vez más nervioso, no veía nada y escuchaba gritos que decían: "nooo!!! Mira quien es!!!
-Te va a matar!!! Que buena que estaaaa!!!
Ninguno me tocó. Aunque se morían de ganas.
Llego hasta el centro. Me paro detrás de la silla donde estaba el aún soltero maniatado y con los ojos vendados y con una voz un poco impostada me presento: "soy la más puta".
Recorriendo con la punta de mis dedos sus hombros y brazos, me siento sobre sus piernas, y apoyo mis tetas en su boca.
Noto su miembro duro y comienzo a frotar mi vagina sobre él.
Los gritos de los amigos eran constantes…
El aun no sabía quién era la puta que cabalgaba sobre su pene.
Estaba muy mojada. Siendo la puta de mi esposo. Siendo vista mostrando mis tetas y mi culo a 30 hombres y abusar de un hombre maniatado… eso me calentaba mucho.
Mis tres nuevas amigas deleitaban con sus cuerpos y sus bailes a los amigos desenfrenados de mi pareja.
Empecé a morder sus labios, su cuello, recorrer con mi lengua su pecho y su abdomen hasta llegar a arrodillarme frente a él, abrí el cierre de su pantalón y deje libre su pene duro, mojado, caliente. Lamí esas gotas que salían de él, lo lamí de arriba hacia abajo, le pase mi lengua recordando a un cucurucho.
Mi pareja jadeaba, dejando caer su cabeza hacia atrás, cerrando sus ojos, y sujetando mi cabeza que repetía un movimiento hacia arriba y hacia abajo mientras me cogía la boca.
Logré mirar un poco más la escena y vi que unos cuantos de los 30 amigos estaban masturbándose mientras miraban, otros bailaban intentado sin éxito tocar a las chicas y unos pocos miraban sin entender mucho qué era lo que estaba pasando.
Toda esta situación me excitaba mucho, asique introduje dos dedos en mi vagina y mojados, se los introduje en la boca, a mi prometido, para que pruebe un poco de mi sabor.
Y baje, nuevamente, arrodillándome, ahora si, me disponía a todo.
Le chupé, lamí, succioné y apreté el pene tanto que logré mi recompensa. Una gran eyaculación, sabrosa, abundante, que tragué encantada y saboree hasta la última gota.
Luego volví a sentarme sobre sus piernas, quité la venda de sus ojos y dándole un besito en los labios le confesé: "me lo tomo todo, como siempre. Soy la más puta".
Le di el besito y me retiré, junto a mis tres amigas, triunfante como había entrado, convertida en LA PUTA DE MI MARIDO.