back to top
InicioSexo AnalSexo con un colega recién conocido

Sexo con un colega recién conocido
S

el

|

visitas

y

comentarios

Apoya a los autores/as con likes y comentarios. No cuestan nada.
Tiempo de lectura: 6 minutos

Estuvimos trabajando todo el día dando una conferencia a un grupo de jóvenes, era un municipio pequeño de la Amazonía, caluroso y con mucha humedad en el ambiente, lo que hacía que la sensación siempre fuera de aire caliente y pegajoso sobre la piel, a pesar de su cercanía al río.

Ya en la noche decidimos salir a tomar u trago y quizá bailar, pero el único lugar abierto del pueblo no ponía tan buena música; aun así, departimos y nos reímos.

Había alguien especialmente interesante en el grupo, alguien que me llamó poderosamente la atención desde el primero momento, alto de aspecto tonto, con un sentido del humor muy similar al mío, su doble sentido hizo ruborizar en más de una ocasión a nuestras colegas, pero no a mí, que también gozo de plantar ideas de doble filo en la mente de los demás.

Con él balamos y reímos toda la noche, hicimos bromas y juegos de doble sentido que caían en lo sexual, era como un reto para mi no dejar intimidarme por este hombre.

Ya de camino al hotel donde todos nos alojábamos, las bromas subían de tono entre los dos que nos fuimos caminando atrás de todos. Él me insinuó que pasara por su habitación para seguir charlando y quizá me daría algo más que charla, a lo que yo le respondí que si él se atrevía pasara por la mía para que conociera lo que es una buena charla; así seguimos riendo y tentándonos.

Al llegar al hotel nos despedimos en la recepción, el me dio un beso mas que afectuoso lascivo, sentí la tibieza de sus labios muy cerca de mi boca lo que me dejó un poco excitada.

Estaba acostada en mi habitación, pensando que pasaría si yo pasara a su habitación, me acariciaba los senos a través de la suave tela de una pijama muy pequeña que permitía sentir la dureza de mis pezones. Mis manos volaban igual que mi imaginación y llegaron a mi entrepierna, se sentía caliente deseosa de ser acariciada, mi mente imaginaba a este colega tomándose su tiempo entre mis muslos, metí mi mano bajo mis pantis y pude sentir cuan mojada estaba. Este tipo me tenía muy caliente. Estaba recién acariciando mi palpitante clítoris cuando escuche que la puerta se abría…

Era él, estaba parado frente a mi viendo como mi mano acariciaba mi sexo con suavidad, estaba ahí escuchándome gemir en silencio, viéndome retorcerme de deseo con mis piernas muy abiertas…

Se acercó a mi sin decir nada, yo sin dejar de tocarme lo mire a los ojos que estaban llenos de lujuria, se aproximó a mi y sin mediar palabra me beso, fue un beso largo y profundo, lleno de pasión, sentí su lengua acariciar la mía, sus labios dulces chupaban con avidez los míos y yo me entregué a ese beso, a ese hombre que despertaba más humedad en mi vagina que aún era acaricida por mi mano.

Él se apoyó en mi cama sin dejar de besarme, sus labios descendieron por mi cuello y sus manos bajaron los tirantes de mi pijama, por fin sentí sus manos apoderándose de mis tetas, las masajeaba y las apretaba con firmeza pero con delicadeza, sentía sus dedos rozar mis pezones duros y sensibles, su boca siguió el camino de mi pecho, beso y lamio mis senos, su lengua dibujaba arabescos a l rededor de mis aureolas, sentía su cálido aliento quemar mis pezones, quería mas pero mis gemidos no me permitían pronunciar palabra.

Prosiguió con sus besos descendiendo por mi abdomen a la vez que mi única prenda cedía paso a sus besos, llegó a mi ombligo que lamio y beso para pasar luego a las caderas y a los muslos, cada vez se acercaba mas a donde mi mano acariciaba, mi pelvis, mi monte de venus y por fin con su mano tomo la mano que estimulaba mi sexo y la beso, lamio mis dedos y sonrió viéndome directo a los ojos…

Seguidamente se recostó cómodamente sobre mi ingle y empezó a besar despacio, lamio lentamente mis labios que estaban muy excitados y listos para sus caricias, abrió con su lengua mis labios en busca de ese pequeño botón de placer, mi clítoris que es muy pequeño se encontraba hinchado, erecto, firme como el guardián de un tesoro, pero él supo doblegarlo, lo metió entre sus labios y los chupo con suavidad, lo lamió por lago tiempo, sentía como su lengua penetraba mi estrecho sexo y se deslizaba a lo largo de mis pliegues llegando casi a mi ano, yo quería más, apretaba su rostro contra mi vulva palpitante logrando así que su lengua entrara a cada rincón de mi coño empapado y me diera mas placer, no pude más, un fuego se apodero de mi sexo y recorrió todo mi cuerpo, mi abdomen mis senos, mis pezones y estalló en mi boca en forma de gemido, era el más delicioso orgasmo que jamás había sentido, se prolongó por unos segundos en los que él no se separó de mi gruta, libando mis jugos como perdido en el desierto…

Ahora soy yo quien está de pie frente a este hombre que me acaba de regalar el mas delicioso orgasmo, el sentado en la cama me acaricia con la mirada, sus ojos van desde mis ojos hasta mis piernas haciendo fuentes énfasis en mis tetas y mi sexo, yo solo quiero devolverle en algo el regalo que me acaba de dar…

Me pongo entre sus piernas y con mis ojos puestos en sus ojos abro su pantalón y puedo por fin ver ese hermoso pene, grueso, largo, surcado de venas palpitantes, con un glande que ya pide ser besado y no lo hago esperar, acerco mis labios a ese falo enorme y lo acaricio con la punta de mi lengua, recogiendo las primeras gotas de su líquido preseminal, lo rodeo con mis labios mientras mi mano se mueve arriba y abajo por toda su extensión, escucho sus gemidos ahogados y veo que no puede apartar de mi su mirada, así que le doy una sonrisa y una vez mas devoro ese delicioso pene, así paso un rato pero ya quiero tenerlo adentro, quiero que esa verga llene mi húmedo coño, quiero tenerlo todo hasta el fondo…

Me puse de pie y dándole la espalda me acerque dejando que besara mis caderas y nalgas, mientras yo tomaba su miembro por entre mis piernas, lo acerqué a mi chorreante sexo y acaricie con el mis labios y mi clítoris, luego me dejé caer sobre el de un golpe, lo sentí entrar en mi como una daga de carne caliente, él me tomo de las caderas con fuerza para no dejarme mover, sentía su glande latiendo en las paredes de mi vagina, sentí que podía succionarlo y dejé que lo disfrutara un instante, luego empecé a moverme lentamente, dejando salir casi por completo su verga para después meterla nuevamente con lentitud, sus manos apretaban mis senos y pellizcaban mis pezones, estaban tan duros como no recuerdo haberlos tenido nunca, esas manos viajaban de mis pechos a mi clítoris, a mis labios, a mis espalda y nalgas y así pasaron varios minutos, donde solo nuestros gemidos y el chasquido húmedo de mi sexo eran la música ambiental.

Estaba cerca de terminar de nuevo, pero aun quería sentir el lado salvaje de mi colega, gire levemente mi rostro y le susurré “tómame como a una puta”…

Me levantó de un solo impulso y me arrojó a la cama quedando de rodillas con las cara hundida en la sabana, me tomó de la cintura y pego sus labios a mi chocho empapado de nuestros jugos, metió ávidamente su lengua y recorrido cada pliegue de mi vulva, luego dedico unos segundos a mi estrecho ano, esto último me hizo erizar totalmente ya que nunca me habían tocado de esa manera. Se puso tras de mi con su miembro como una lanza y me penetro de un golpe y siguió adentro y afuera en un ritmo frenético, estaba muy caliente y sentía mis fluidos deslizarse por el interior de mis muslos temblorosos, me aferraba a la sabana con manos y dientes mientras era castigada por mi amante…

Después me encontré acostada boca arriba con él dándome placer de pie entre mis piernas, sentía cada embestida agitar todo mi cuerpo, amasaba mis senos y yo lo acompañaba tomada de sus manos, estaba tan excitada que mis gemidos eran ya gritos de placer que seguro se pian en todo el hotel.

No sé cuántas veces había llegado al orgasmo y si fue uno solo que se prolongó, pero estaba en el cielo de la lujuria penetrada salvajemente por un casi desconocido del que solo sabía que quería que terminara en mí, le pedí que se acostara para cabalgarlo como a un potro salvaje, me subí sobre el apoyada en su pecho y deje que su verga se abriera paso a mi interior, lo que no fue nada difícil ya que estaba muy mojada y dilatada, una vez tuve todo su pene adentro me recosté sobre él para besarlo tiernamente mientras mis caderas bailaban un ritmo muy lento y sensual, fui aumentando la intensidad de mis besos a la medida que mis caderas se movían con más rapidez, sentía cada vez más gruesa su verga y sabía que pronto me llenaría de su éxtasis, pero quería algo más, esta es una noche que nunca se repetirá, me dije, así que con mi mano tome su pene y lo puse en la entrada de mi estrecho pero necesitado culo, lo fui empujando con suavidad y él como un caballero que es, dejo todo el control para mí, milímetro a milímetro sentía como me entraba y cada centímetro me mataba de dolor, pero el dolor era poco comparado con el placer que me producía sentirme sometida por él, así que no me detuve, seguí insertando su duro pene hasta tenerlo todo adentro, sentía como si me fuera a romper por dentro, pero sabía que solo había una forma de sacarlo de allí, así que mis movimientos empezaron a marcar un ritmo más intenso, entraba y salía con suavidad y el dolor fue desapareciendo para dar paso solo al placer más exquisito que haya tenido, seguía agitándome pero esta vez sentada totalmente sobre ese monstruo que invadía mis entrañas, sentía como se convertía en algo cada vez más grande, más grueso, sentía esa cabeza de su pene como un enorme volcán que se inflamaba y palpitaba cada vez más rápido a punto de hacer erupción…

Por fin, agarrando mis caderas con fuerza metió una última envestida que alojó su miembro en lo mas profundo de mi ser y sentí como su lava ardiente inundaba mi cuerpo, me quema, siento que me derrito por dentro con cada bombeo de semen, siento que pronto terminará y solo puedo pensar en cuento deseo otro encuentro….

En silencio como llegó, me besó y se fue, solo hasta la mañana cuando salimos para el aeropuerto nos saludamos como si nada, pero nuestras miradas habían cambiado, no podíamos dejar de pensar en esa noche y en cuando volveríamos a trabajar juntos.

Compartir relato
Autor

Comparte y síguenos en redes

Populares

Novedades

Comentarios

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Los comentarios que contengan palabras que puedan ofender a otros, serán eliminados automáticamente.
También serán eliminados los comentarios con datos personales: enlaces a páginas o sitios web, correos electrónicos, números de teléfono, WhatsApp, direcciones, etc. Este tipo de datos puede ser utilizado para perjudicar a terceros.