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Paseo para tres (Parte 2): Calentura al anochecer
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Diana mencionó que es una lástima que el novio de Elena no esté presente puesto que pudo a ver sido una velada muy romántica, a lo que Elena le respondió que aproveche que estoy yo y que pueden darle placer, a estas alturas ya nadie se avergonzaba de decir tales cosas a lo que yo dije que vamos a pasar rico. Elena dijo finalmente riéndose: con tal que me dejen dormir.

Llegada la hora de dormir, Diana y yo nos quedamos conversando hasta muy tarde y nuevamente la lujuria hizo su aparición y nos empezamos a masturbar mutuamente, hasta que Diana me pregunta:

-Crees que ya se durmió?

-No lo sé, no la oigo

-Dame un poco de esa atención, dijo Diana cogiéndome más duro el pene

-Es todo tuyo

Se sacó la camisa y la tanga que llevaba puesta y yo me saqué el bóxer.

Diana se puso encima de mí y empezó a realizar roces de sus labios vaginales con mi pene y en poco tiempo todo mi pene ya estaba dentro de ella. Eso dale, sigue, fueron las palabras que mencionaba Diana con su voz un poco baja, mientras yo también gemía y me turnaba entre tomarle de la cintura y acariciar sus senos.

Luego tomándole de la espalda y con mi pene dentro de ella, la fui acostando de tal manera que ahora yo estaba sobre ella y podía apreciar su sexo, ahora mi vista era quien se turnaba entre la penetración vaginal y el movimiento de sus pechos que iban de arriba abajo. Ahora cambiamos de posición y ella poniéndose en cuatro nuevamente con su culo y vulva pegándome a mi cara, aprovechaba el momento para lamerle su coño. En esa posición le empecé a penetrar tan rico que ambos gritábamos de placer, con una mano le acariciaba un poco fuerte sus senos mientras que con la otra le frotaba su clítoris.

Por un momento olvidamos todo y solo nos enfrascamos en darle el mayor placer el uno al otro, en medio del acto, empiezo a oír gemidos que sin duda alguna era de su amiga que al parecer a lado también la estaba gozando, al parecer no fui el único que la escuchó pues posterior a ello tanto yo como Diana nos movíamos más frenéticamente al pensar que nuestra lujuria produzca placer también a terceros. De una forma veloz le saque el pene de su vagina y le volteé a lo que Diana continuaba acariciando sus senos exhausta mientras me masturbaba rápidamente.

Diana no tardó en tener en su boca, entre sus pechos y un poco más en el abdomen mi semen recién fabricado. Los dos muy cansados nos dimos un sensual y placentero beso, el cual fue mi último de aquella noche. Mientras que Diana se levantó a pegarse una ducha para volver a la cama.

A la mañana siguiente me desperté viéndole ese culito a Diana. Le di una pequeña nalgueada y me fui a duchar. A lo que salgo de la ducha oigo a Elena y Diana que están conversando. Me estaba lavando la boca, cuando Diana dice: amor Elena dice que no la dejamos dormir.

– No te quejes Elena, bien que disfrutaste, comenté.

Ella se puso un poco roja, pero no dijo nada. Cuando volví a la cama, Elena se levantó para usar el cepillo de Diana para peinarse y seguían conversando entre ellas. Mientras yo, por debajo de las cobijas vuelvo a acariciar a Diana. Empezando por su abdomen y bajando hasta su tanguita. Diana a su vez también aprovechaba cuando Elena se daba la vuelta para acariciarme el pene. En este juego estábamos hasta que Elena dijo:

-ya van a empezar de nuevo.

– Mejor aún, acompáñanos y terminemos lo de ayer en el yacusi, mencionó Diana.

Me quedé sorprendido, cuando Elena se dio la vuelta y se acercó hacia nosotros. Con una voz seductora, pidió que siguiéramos con nuestras caricias mutuas. No sabía si era real lo que en ese momento estaba viendo, hasta que siento que la mano de Diana nuevamente está en mi pene. Inmediatamente mi mano también empezó a calentarse al estar en contacto con la vagina de Diana. Elena estaba ahora sentada a nuestro lado y bajó las cobijas. Para luego acariciarse por debajo de su camisa sus senos. Mi vista iba dirigida hacia las caderas y piernas de Diana que se encontraba abiertas y los senos de su amiga.

Diana dejó de acariciarme el pene y empezó a besarme, pero ahora Elena se encargó de masturbarme con sus manos, para más tarde chupármelo. Diana se sacó su tanga y camisa y se puso encima de mi cara para lamerle su vagina, estuvimos durante un tiempo así hasta que Diana quita su vagina de mi cara y empieza a bajar a besos desde mi pecho hasta el pene donde se encuentra con los labios de su amiga. Se dan un pequeño beso con lengua y siguen acariciando a mi pene cada una por un lado, en eso Diana me saca el bóxer por completo y Elena de igual manera se queda sin nada, de esta forma mientras Diana me lamía el pene, Elena me masturbaba y así se turnaban.

Elena estaba de tal forma que mientras hacían su juego, yo podía apreciar su vulva y no tarde en acariciarla, primero en círculos y poco a poco metiéndole el dedo por su vagina, la cual estaba muy húmeda. El dedo entraba y salía con tal facilidad que no tardó Elena en gemir. Ahora Diana volvió a poner su vagina en mi cara para que Elena ponga la suya en mi pene. La sensación de lamer esa concha ardiente y húmeda, junto con mi pene dentro de la vagina de Elena hizo que gritáramos de placer.

Luego cambiamos de posturas y mientras le daba por el culo a Diana, Elena se apretaba los senos y sentía la lengua de Diana en su clítoris. De igual forma yo aprovechada de vez en cuando para chuparles a ambos sus senos y apretárselos a lo que gritaban de placer. Al final se encontraban las dos una junto a la otra besándose y tocándose sus senos, mientras me turnaba por penetrar a la una y a la otra. Me concentré en darle el mismo tiempo a ambas, mientras le estaba penetrando a una, le masturbaba a la otra y así sucesivamente, hasta que todos nos masturbamos viendo la escena.

Elena con su concha semi-depilada, Diana con la suya y yo con mi pene esparciendo el semen por esos cuatro senos. Nos dimos otro beso apasionado con Diana, le acaricie una última vez los labios vaginales a Elena y nuevamente me fui a bañar.

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