Como se los he contado en mis dos relatos anteriores, siempre soy contactado por hombres que quieren cumplir su fantasía de ser cornudos y yo soy el corneador perfecto para ellos, uno de eso hombres fue don Jacinto.
Este viejo era de dinero, trabajaba para un partido político y se había casado por tercera vez, según cuentan los rumores durante su juventud fue un verdadero semental, tenía aventuras con mujeres de todo tipo e incluso se rumora que se follo a algunos colegas para escalar peldaños, en ese rubro suele pasar.
Pero ahora a sus casi 70 años, el viejo se sentía morir, sabía que tal vez fue un error casarse por tercera vez y más con una mujer de 38 años, morena, alta, cabello castaño, piernas torneadas y buen trasero, la típica mujer que busca al mejor postor.
“Estimado, seré breve, quiero que te cojas a mi mujer, sé que ella anda en busca de un amante y no toleraría que alguien de mi entorno fuera el que se la coma, prefiero pagarle a alguien para que lo haga y tenerla contenta, te envío la dirección de una fiesta que daré, creme no te arrepentirás ni por la plata ni la mujer”
La verdad desconfié mucho de esa propuesta, es verdad que el dinero era bueno y cuando el viejo me mando las fotos de Miriam la verdad era tentador, la mujer estaba buenísima, así que acepte siempre y cuando aceptara unas peticiones, la primera era que el me recibiera al llegar y me pusiera su mujer en frente y la segunda era que solo sería ella y yo, no estaba dispuesto a hacer más que eso, el acepto y me dio incluso un adelanto.
Me puse mi smoking y fui a la fiesta, al llegar estaba ese tipo esperándome, me recibió como si fuese alguien importante, luego entendí que lo hizo para llamar la atención de su mujer.
E: Querida te presento a Márquez, ¡es un importante empresario!
M: ¡Mucho gusto señor!
CA: ¡El gusto es mío señora!
Quedé impactado con esa mujer, su mirada su sonrisa pícara, tenía el diablo dentro y eso dicho de la mejor manera, sentía su sangre caliente y no pude evitar erizarme de más.
El esposo se fue a pasarla bien con sus amigos y yo me quede charlando con Miriam, resulto ser una profesora retirada de biología, claro apuesto que fue la maestra que todos se querían coger, no pensaba en otra cosa más que en desnudarla y montarla como loco.
La fiesta se desarrolló como debía ser, entre champagne y música de jazz la pasamos hablando, hasta que pudieron tango, mi debilidad, ella me miro y me dijo que bailáramos, ¡mire a donde estaba su esposo quien me dio su aprobación y así comencé a bailar con esa mujer!
M: Eres un tipo misterioso, ¿porque miras a mi esposo?
CA: ¡No quiero que se mal interprete nada!
M: Eres muy guapo, ¡mira que pareja hacemos!
CA: Tú estas muy bella, ¡además bailas bien el tango!
Estábamos metiditos seduciéndonos con el baile, mis manos acariciaban su sensual espalda y ligeramente las colocaba entre su cintura y cadera sintiendo el excelente trasero de esta mujer.
Una vez terminado el baile recibimos una ovación y todos regresaron a sus actividades, fue entonces que el viejo me hizo la seña de que me fuera con ella, pero yo no tuve que hacer nada ya que Miriam me tomo la mano y me pidió la siguiera.
Subimos a una habitación grande de cama grande y ella me sirvió una copa de vino que había ahí.
CA: ¿Que hacemos aquí?
M: Pasar un rato en privado, ¡no quiero que nadie nos vea juntos!
CA: ¿Pero? ¿Tu marido?
M: Dejemos de fingir, ¡yo sé que él te trajo para seducirme!
Me quedé anonadado, la miraba fijo y no supe que responder, ella sonriendo y bebiendo vino me mostraba que era una vieja zorra de gran colmillo.
M: Mi marido no cree que es lo suficiente para mí y tiene celos de todos, jajá, ¡que inseguro!
CA: Si sabes a que vine, ¿entonces porque estamos juntos?
M: Porque me gustas y porque necesito una buena cogida.
La mire sonriente e inmediatamente empezamos a besarnos, su boca daba unos besos espectaculares sus manos con uñas largas me apretaban la espalda, mis manos acariciaban sus piernas y su espalda desabotonando su sensual vestido.
Me quite la camisa y la corbata y Miriam me comenzó a besar el pecho y abdomen, su lengua recorría todo mi torso, que excitación, mi pene necesitaba salir ya.
Me desabotono el pantalón y bajo mi trusa, una sonrisa enorme salió de ella al ver lo dura que estaba mi verga, me miro fijo y comenzó a chupármela de forma suave y sofisticada.
No era una chupada acelerada, se daba su tiempo para probar cada cm de mi jugosa verga, se bebí mis fluidos, la metía todita a su boca, le daba mordidas, sus manos apretaban mis testículos y debajo de ellos, en la conexión con mi ano, ¡eso me la ponía todavía ms dura!
CA: ¡Uhm!!! ¡Que rico lo haces!
M: ¡Tenía tiempo sin probar una hermosa verga como esta!
CA: ¡Que rico, de verdad continua!
M: ¡Mmm, como ordenes!
La bella mujer me la chupaba ahora con más rapidez y tosca, su boca tragaba toda, me permitía tomarla de la cabeza y moverme para follarle su deliciosa boquita, sus gemidos y ojos me ponían más loco, sentía que terminaría, así que la apreté a mas no poder hasta que mi leche empezó a salir y ella gustosa, la tragaba enterita.
M: ¡Riquísima leche!!
CA: ¡Oh!!! ¡Que rico!
M: ¡Uhm! sacas muchísima!!
CA: ¡Ah!! Cómetela toda!!
La madura se tragó toda mi leche y me hizo tener un fantástico orgasmo, luego era mi turno, ella se acoto y comencé lamiéndole sus ricas tetas, pequeñas pero hermosas, mi boca traga su pezón y luego con mi lengua recorría desde sus tetas a sus entre piernas, le quité la tanga y su vagina depilada ya estaba húmeda, empecé dándole unos ligeros besos, eso la estremecía, mi lengua empezó a lamerle los labios vaginales para luego con mis dedos abrirla y meter mi lengua y empezar a moverla rápido.
M: ¡Ah!! ¡Que rico, uhm!!
CA: ¡Este coño esta de ensueño!
Me comía todita su vagina, me tragaba sus fluidos, el mordía el clítoris, después de usar solo mi lengua ahora también metía un par de dodos para palpar todo su interior.
M: ¡Rico!! No pares, uhm!!
CA: Así mi amor, uhm, ¿te gusta?
M: Chupas riquísimo, síguele bebe, ¡ah!!
Miriam estaba súper cachonda, mi sexo oral la tenía en la gloria tanto que ahora ella comenzó a venirse teniendo un fantástico orgasmo, sus fluidos me mojaban toda la cara, esa explosión fue sensacional, su vagina se precipitaba parecía una olla exprés explotando del orgasmo obtenido.
Mi verga estaba nuevamente dura, sin darle oportunidad de nada la puse en cuatro y la penetraba con delicadeza, mientras me movía, le acariciaba su hermosa espalda, ella movía en círculos su cadera acerba mis manos a su boca y lamia mis dedos como si fuesen vergas, ¡que rica hembra!
CA: ¡Oh!! ¡Que rico!
M: ¡Así, empújala hasta el fondo, uhm!!
Subí el ritmo de mis embestidas, mi verga le entraba enterita, sus nalgas chocaban con mi pelvis, ella se empinaba y abría sus nalgas para que le entrara más.
Fue entonces que escuche un ruido y mire hacia la puerta y vi que su esposo entro, se quedó quieto apoyado en la puerta, ¡fue entonces que lo mire fijo y empecé a darle con todo a su mujer!
CA: ¿Te gusta mi verga?
M: ¡Me encanta es riquísima!
CA: Que rico coges, ¡uhm!
M: ¡No pares, ah! ¡Que rico, estoy en el cielo!
Sin que ella se diera cuenta la acosté en la cama y le levante las piernas, me acomode de tal manera que su marido fuera testigo de cómo mi verga entraba hasta el fondo.
Me movía fuerte, ¡levantaba las piernas de Miriam y me las colocaba en los hombros y alzándonos un poco para que su marido viera como su mujer era penetrada una y otra vez!
M: ¡Oh!! ¡Que rico, uhm, no pares!
CA: ¡Como aprietas, uhm!
M: ¡Nadie me había cogido en años así!
CA: ¡Uhm, tu motivas!
Me coste y al coloque encima mío y ella empezó a moverse fantástico, note como el cornudo viejo se masturbaba, eso me motivo a darle más rico a su mujer.
Ella se movía en círculos y rápido, yo la tomaba de su cintura y me movía con fuerza, la levantaba y me la dejaba caer, sus gemidos eran muisca para mí, su cornudo se masturbaba con fuerza, no sé en qué momento termino, pero yo me cogía riquísimo a su mujer.
M: ¡Que rico, uhm!!
CA: ¿Qué harías si te viera tu marido?
M: Gritaría ms, te pediría más, me movería como loca, que viera como se debe de coger a una mujer como yo.
La puse boca abajo, coloqué una almohada en su pelvis para que sus nalgas quedaran paraditas le abrí sus nalgas y se la metí lento, ella gemía y se movía rico, poco a poco fui penetrándola mientras miraba a su marido como todo rojo observaba el show.
La tomaba de su frente y se la metía con velocidad, Miriam solo gemía y me pedía más, yo me movía como loco, que rico apretaba mi verga, ¡el cornudo miraba y su mujer me pedía más!
M: ¡No pares que rico, uhm, que rico!
CA: ¡Ah!! ¡Me voy a venir!
M: ¡Uhm, vengámonos juntos bebe, uhm!!
CA: Eso, muévete, ah, ¡uhm!!!
Ambos nos movíamos como locos, mi verga la empalaba delicioso, Miriam se movía como loca, ¡fue entonces que ya no aguantamos más y empezamos a venirnos juntos!
CA: ¡Ah!!! ¡Toma mi leche tómala!
M: ¡Ah! ¡Sí que rico!!
Mi semen la llenaba hasta el fondo y escurría en sus sabanas, el cornudo miraba como su mujer estaba llena de semen, nos quedamos pegados como perros en brama reposando ese fenomenal orgasmo, al voltear el cornudo se había marchado.
M: Que rico, ¡tenía tiempo sin tener varios orgasmos!
CA: ¡Eres una diosa, de verdad tienes un volcán entre las piernas!
M: Bueno, ¡es hora de que te vayas!
CA: Claro, ¡solo pasare a tu baño!
Una vez aseado salí de la habitación y pocas personas quedaban en el lugar, se me acerco el cornudo y con una sonrisa me dio al mano.
E: ¡Gracias! ¡Que rico la pase!
CA: ¿Espero haber cumplido las expectativas?
E: Y con creces, ¡te puse una propina extra!
Así que salí ganador, me comí a una mujer espectacular y aparte me pagaron un extra, algo inusual ya que yo generalmente termino cobrando menos o definitivamente no lo hago, pero ese día, fue increíble.
CORNEADOR ANÓNIMO.