Para saber más del relato les recomiendo leer la primera parte del 29 de julio 2020.
Me desperté alrededor de las 11 h. Romina seguía dormida, directo fui a darme una ducha con el agua más fría que soporte, al salir el timbre del teléfono estaba sonando, era German que después de preguntar como estábamos me dice que nos esperaba en su casa, que sería una cena formal y privada, le pregunte si se ofrecía algo a lo que me contesto que nada, él se encargaría de todo y pregunto si podía pasar por su auto, ya que tenía que hacer algunas compras, quedo en llegar en media hora. Terminaba la conversación cuando sale Romina bostezando y tallándose los ojos, con su cabello desordenado y desnuda. Le informe que German estaría en media hora para recoger su auto, se fue al baño y yo me dirigí a la recamara para vestirme, me puse una bermuda y una playera.
Cuando Romina salió del baño, yo me encontraba en la cocina preparando algo para comer, se acercó y me dio el beso de buenos días, me dijo que iría a ponerse algo y regresaba para ayudarme. Estábamos preparando el desayuno y platicando de lo sucedido en la noche, cuando sonó el interfono, era German, aperture el seguro de la puerta para que entrara, cuando sonó el timbre de la puerta Romina fue a abrir.
German con cierta timidez la saluda y le da un beso en la mejilla, ella le reclamo diciéndole que si esa era la forma de saludar a quien le había hecho el mejor sexo oral y que aparte le había salpicado la cara, al terminar dio una tremenda carcajada al ver el rostro de German que se había quedado estupefacto, ella, se acercó y estirándose de puntitas le dio un beso intenso en la boca y obvio que German respondió de la misma forma. Cuando vi cómo se estiro Romina me percate que solo traía su blusón, había olvidado ponerse ropa interior.
Cuando al fin terminaron el saludo, German le dice que no le fuéramos a fallar, que nos quería agasajar en su casa por la mejor experiencia que había tenido en su vida, Romina me voltea a ver con cara de “QUE”, a lo que rápidamente conteste que no había tenido tiempo de decirle, pero que con gusto acudiríamos.
German se despidió con otro beso y diciendo que sería un día muy largo.
Cuando se despidió desde la bocina del interfono, Romina me dice, tiene una rica verga y me la comeré nuevamente esta noche, al terminar su frase, fija su vista en mí y pregunta ¿Me dejas?, calle por un momento y respondí, solo que seas más perra de lo que fuiste anoche, brinca hacia mi abrazándome con sus piernas y sus brazos, me da un beso que inmediatamente recorrió todo mi cuerpo hasta mi pene que de inmediato reacciono, me susurra con su voz suave y cachonda, cógeme, necesito tu verga.
Ambos experimentábamos sensaciones diferentes, el sexo fue intenso, solo caricias, susurros y discretos gemidos, en mi mente aparecían las escenas cargadas de morbo que había vivido la noche anterior, superaba por mucho cualquier película XXX que hasta esos momentos había visto. Romina permanecía con sus ojos cerrados, tenía una cadena incontable de orgasmos, al parecer los recuerdos para ella eran más vividos. Descansamos muy poco, teníamos mucha hambre, eran las 3 de la tarde.
Mientras comíamos le informe que sería una cena formal, te informo para que vayas planeado como vestirte, ¿invito más gente? Cuestiono Romina-Creo que sí, le respondí, seguramente a todos sus amigos, quiere presumir lo que se comió anoche, no me pude aguantar la risa por la cara de incredulidad que puso, le dije que era broma, será una cena privada pero formal.
Sonó el interfono, se trataba de un mensajero que traía un paquete a Romina, baje a recibirlo, se trataba de una pequeña caja, delicadamente envuelta en rosa y un moño del mismo color, no pesaba, no imaginaba que podría ser. Al entrar Romina me arrebatarme el paquete preguntaba quién se lo había enviado, no traía remitente, dio la vuelta y se dirigió al dormitorio.
Nos recostamos un par de horas para aguantar la desvelada. Pasaban de las 8 cuando recibí la llamada de German, para darme la dirección y avisarme que ya estaba todo listo, que no tardáramos.
Mientras esperaba a que Romina saliera de la recamara, yo me castigaba con un trago de wiski en las rocas. Eran unos minutos pasados de las 9 cuando se abrió la puerta salió mi despampanante mujer, jamás me ha dejado ver cuando se arregla, por lo que siempre me sorprende por su exquisito gusto que tiene de arreglarse. Empiezo de la cabeza a los pies, quiero que se la imaginen, una mujer hermosa es más hermosa con su forma de arreglarse. Ella es rubia natural, se hizo una trenza francesa con un prolijo arreglo hasta del último cabello, no se percibía detalle alguno. Unos pendientes pequeños de esferas blancas, que eran juego de un collar. Un blazer color fuscia que hacían juego con sus sandalias de tacón de aguja de 12.5 cm (esa medida la supe más tarde) Un vestido de licra azul marino y medias también azules semi transparentes sin punta, para que los dedos de sus pies lucieran lo hermosos que son, remataba su atuendo con su bolso de manos color fuscia. El vestido tenía un conveniente escote y lo largo era a su media pierna, ni largo ni corto, recordemos que era una cena formal.
Al encontrar el número de su casa, toque el claxon 3 veces de acuerdo a como convenimos, era una casa vieja, cálculo de los años 40 s, 50 s del siglo XX pero muy grande. Abrieron el portón para que ingresáramos, antes de que descendiéramos del auto llego German y caballerosamente le abrió la puerta a Romina, le extendió el brazo y la tomo de la mano, le dio un beso en la mejilla al momento de darle la bienvenida.
El decorado de la casa era suntuoso sin embargo para mi gusto estaba pasado de moda, llegamos a un amplio salón, donde había muros repletos de libros, una cantina grandísima y llena de la más amplia variedad de bebidas, una mesa de billar y grandes sillones. Al parecer German vio nuestro desconcierto, ya que nos empezó a platicar que la casa que la había heredado de su papa que murió justo después de su divorcio, él fue hijo único.
No nos habíamos percatado que se encontraban dos meseros, permanecían a distancia muy discretos hasta que hizo una señal y uno de ellos se aproximó llevando una charola con copas de Champagne, cada quien tomo una copa, German se apresuró a brindar por la mujer más bella que sus ojos habían visto, chocamos las copas y apuramos el primer trago, nos sentamos para iniciar la charla.
Platicamos de todo y de nada, entre risas y brindis transcurrieron los minutos, hasta que uno de los meseros nos invitó a pasar a la mesa. Era una mesa rectangular muy larga con un gran número de sillas, le pidió German a Romina que ella se sentara en la cabecera para que nosotros ocupáramos los asientos laterales, sinceramente no recuerdo que cenamos y no voy a inventar, los meseros muy atentos a cualquier detalle, Romina pregunto si tenían vino tino lambrusco, mientras esperaba que se lo llevaran comento con gracia, está muy rico el champagne, pero me produce muchas cosquillitas entre las piernas y no quiero estar sufriendo. Nos reímos por su confesión y German agrego que más tarde nos encargaríamos de quitarle las cosquillas, ¿no es así Frances? A lo que asentí al momento que elevé mi copa y agradecí la espléndida cena.
Nos pidió que lo siguiéramos, llegamos una amplia escalera y subimos hasta el tercer nivel, nos pidió que nos acomodáramos donde quisiéramos y tomásemos del bar que allí se encontraba lo que deseáramos, los refrescos están en el frigobar donde también está el vino, bajaría a despedir a los cocineros y meseros. Mientras esperábamos, ambos escudriñábamos el espacio, se trataba de un piso que era totalmente opuesto a todo el ambiente que predominaba en la plaza inferior, era muy moderno, había un ventanal de todo lo ancho de ese salón, libre de cortinas, no tenía edificios o casas que pudieran invadir la privacidad, una sala de forma de herradura muy cómoda y grande de piel en color negro, los bancos del bar, tenían un tapiz tipo piel de cebra, lámparas con luz tenue, otra mesa de billar. El muro que enfrentaba al ventanal tenía una gran lona y vimos un proyector y una gran cantidad de cintas con títulos en francés, inglés, italiano y según recuerdo una en alemán. Junto al proyector se encontraba un estéreo en módulos y dispersas varias bocinas en los muros.
Escuchamos unas pisadas y apareció German, cargando en su diestra una champanera con su respectiva botella con hielos y otra en la mano izquierda. Nos preguntó que estábamos tomando, le conteste que habíamos decidido esperarlo, apuro el paso y agradeció el gesto, mientras nos servía nos dijo que no habría barman porque no eran de su confianza los meseros que previamente nos atendieron , le pregunta a Romina si creía posible que llamase a la girlbar que nos había atendido la noche anterior, Romina de inmediato le contesto que ya sabía que necesitaríamos el servicio, que llegaría en cualquier momento, como si German y yo nos hubiéramos puesto de acuerdo, aplaudimos por ser tan previsora. Como seguro ya vieron, tengo un proyector y una variedad de películas muy buenas, decía esto mientras nos acercaba las copas, todas sobre el sexo, puntualizo. De las que has visto cual recomiendas para que veamos, le pregunte.
-Con honor a la verdad, me parece que me he vuelto adicto a varias, las que me han parecido aburridas o muy comunes las he desechado, por lo que tú puedes tomar la que gustes y te garantizo que es algo que aún no has visto.
-Me levante y tome la que tenía el título en alemán, ¿Qué te parece esta?
-A mí me gusta, la pongo y si no es de su agrado la quito y listo, ¿Estás de acuerdo? Pregunto a Romina, ella encogiendo los hombros dio un sorbo a su copa y asintió con su cabeza.
Nos pusimos a platicar mientras bebíamos, no era muy atractiva la vista que teníamos ante nosotros, pero se sentía un espacio libre iluminado que tenía un efecto relajante, yo abrazaba de la cintura a Romina y ella se pegaba a mí, confiando en que la cuidaría. Ya estábamos muy alegres, German no dejaba de ver a Romina, pendiente de todo lo que necesitara, parecía que estaba encantado por algún hechizo.
-Ustedes me disculpan tengo que ir a refrescarme, se levantó del sillón y se quitó el blazer, no conocía ese vestido, tenía toda la espalda descubierta hasta llegar a donde inician la separación de los glúteos, sostenido por unos discretos tirantes que abrazaban su cuello. ¿Disculpa German, cuál de todas las puertas es el tocador? De inmediato se incorpora y la acompaña a la puerta. Romina estuvo a punto de ser modelo, por lo que su caminar es perfecto, sabe sincronizar sus pasos y mover sus caderas de forma sugestiva.
Esta guapísima tu esposa, te felicito y te envidio a la buena, brindo por ustedes, chocamos las copas y terminamos la copa hasta el fondo.
Ambos volteamos hacia la puerta del tocador cuando escuchamos que se abría, Romina salió solo con su tanga, un pequeño brasier y sus zapatillas, todo en color fuscia, yo aplaudí y German chiflo –Se había soltado el cabello y lucía una melena voluminosa, su maquillaje lo exteriorizo, luciendo más provocativa
Ya vengo a servirles chicos, ¿Qué toman? Me aproximé y le di un beso en su mejilla mientras la tomaba de un mano y le daba una vuelta (No me deja que la bese en los labios hasta que estamos en el acto, le gusta que el color de su lápiz labial le perdure) tan pronto me separe German hizo lo mismo, en ese momento supe que el paquete que recibió por la tarde, fue un regalo de German, ya que le dio las gracias y el agradecía que lo hubiese utilizado en esa ocasión. Cuando quedo libre saco la botella vacía y puso a enfriar la otra, tendrán que tomar otra cosa porque se terminó esta botella y la otra tardara un poco en enfriarse.
-Yo espero conteste y German me secundo, yo igual, bueno yo si tengo sed, se sirvió vino y pregunto ¿A qué hora empieza la función? Se sentó junto a mí, mientras German alistaba la cinta de súper 8 y apagaba la iluminación. Cuando inicio la película Romina le hizo una seña con su mano para que se sentara al otro lado de ella.
Tan pronto dio inicio la película Romina ya tenía sus manos sobre nuestros miembros, al tiempo que nosotros acariciábamos la parte interna de sus muslos. La película trataba de un trio de dos hombres y una mujer, ambientada en una oficina, no tenía fondo musical, sus diálogos eran ininteligibles, básicamente eran susurros y sonidos guturales. Mientras veía la película me cuestionaba la situación que estábamos viviendo, mi excitación era brutal al igual que la de ellos, Romina que disfrutaba mucho de estar siendo acariciada por dos hombres, con nuestros dedos acariciábamos su clítoris, sus muslos, abrió sus piernas y las coloco encima de las nuestras para permitir que nuestras caricias fueran más profundas. Besábamos sus labios, su cuello, sus senos, ella suavemente recorría con sus manos nuestros miembros, con sus ojos cerrados disfrutando cada caricia que recibía.
Se enderezo y se desvaneció hacia el piso, quedando de rodillas, con una señal nos pidió que nos juntáramos para poder tener cerca nuestros miembros, devoraba uno sin dejar de masturbar la otra, alternando continuamente, dar sexo oral es algo que disfruta demasiado, nos pidió que nos pusiéramos de pie, nos colocó juntos y con gran esfuerzo se metió ambos penes en su boca, ya que realizo su antojo , nos separa y le dice a German, quiero que disfrutes de mi coño, se subió al sillón quedando de espaldas, quedando con sus deliciosas nalgas listas para ser ensartada, rápidamente se colocó el condón y se lo fue metiendo poco a poco, Romina hacia movimientos en círculos para hacer que el pene se fuera introduciendo lo más posible, la medida de su pene es muy similar a la mía, por lo que no tendría problemas de recibirla.
Me hizo una señal al momento que me dijo “Quiero mamarte la verga” textualmente fueron sus palabras, me subí al sillón y me senté en el respaldo del sillón frente a ella para que pudiera estar con dos penes al mismo tiempo. Al cabo de unos minutos cambiamos de posición, estábamos súper calientes, cuando ella sentía que no aguantaríamos más, bajaba sus movimientos. Se detuvo y se bajó del sillón, sin decir nada se dirigió al baño, la tanga y el brasier estaban fuera de lugar, había tenido varios orgasmos y sus piernas parecían perder fuerza.
Nos quedamos desnudos y pudimos ver el grado de excitación que teníamos ambos, nos reímos al vernos en esa situación. German me dice vayamos a ver si el champagne ya está frio porque tenemos que apaciguar este fuego, -Estoy sediento señale, abrió la botella y sirvió 3 copas, de un trago les vimos fondo y las lleno nuevamente. Le sugerí que parara la película, ya que definitivamente nadie la estaba viendo.
Tienes razón, mejor pongo música, puso a Carlos Santana, bien recuerdo que era la melodía de Samba pa’ ti. Romina salió del baño y German se apresuró a decir, ahora voy yo, no tardo, me que quede solo con ella y me abrazo y nos dimos un gran beso, al separarnos me pregunto si lo estaba disfrutando, a lo que le conteste que mucho, que me trastornaba verla disfrutar, me volvía un degenerado, como respuesta con sus manos me acaricio la cabeza y me dio las gracias por hacerla disfrutar esos momentos. Salió German y me tocaba a mi acudir al baño, se la encargue y le dije que no le hiciera nada que yo no le hiciera. Mientras me refrescaba escuche que la pieza de Samba pa’ ti se repetía, al salir pude ver que bailaban estrechamente pegados, me acerque y me coloque atrás de ella, acomodando mi pene entre sus nalgas, cuando me sintió nos dijo con un susurro que quería que nos la cogiéramos de pie.
Romina mide 1.64 m. más los 12.5 cm de sus zapatillas, media 1.76, German media 1.79 m. y yo mido 1.81 m., aunque alta no pudimos acomodar fácilmente, German la alzo un poco y le ensarto el pene en la vagina, elevando las piernas y sosteniéndolas con sus brazos, mientras Romina se abrazaba a su cuello, yo con mis manos abrí sus nalgas y apunte mi pene a su culo, para mi sorpresa lo tenía bien lubricado y aunque tarde en estar completamente adentro lo conseguí. Ellos se besaban, mientras yo besaba su espalda y su cuello, con mis manos la sostenía de sus nalgas, bailábamos con el ritmo de la música. Los orgasmos de Romina eran frecuentes, lo sabía porque apretaba las nalgas como queriendo arrancarme el pene, más tarde supe que German sentía los apretones de los músculos de su pelvis, estaba sorprendido, comento que sentía como si una pequeña mano le estrujara la verga.
Háganlo por favor desfallezco, interrumpió Romina, nos separamos y le pedí a German que fuera el primero, le pidió a Romina que se acomodara dónde quisiera, ella se tiró al piso, la alfombra era mullida, se recostó sobre su espalda, su cuerpo blanco totalmente desnudo de no ser por sus zapatillas, su belleza era de un erotismo inimaginable. German coloco un cojín debajo de ella para su subir su pubis y le fuera fácil introducir su miembro, levanto las piernas y las abrió para que quedaran una a cada lado de su rostro, al momento que se sumía en sus entrañas. Su excitación se le reflejaba en el rostro, la sangre se le agolpaba, sus embestidas eran fuertes y se aferraba a las piernas de Romina para no perder el equilibrio, soltó un gran gemido y parecía que quería fundirse en el cuerpo de ella. Se quedó inmóvil por unos instantes, yo note que el pubis de Romina seguía moviéndose suavemente como queriendo sacarle toda la leche que tuviera contenida.
Se quedó tirado en la alfombra cuando se separó, le pedí a Romina se diera la vuelta y coloqué otro cojín para que con dos, sus nalgas quedaran más empinadas, abrí sus piernas y me fui introduciendo poco a poco, tantos orgasmos la tenían muy bien lubricada, me agarre de sus nalgas e inicie una serie de embestidas sin resistencia alguna, no aguante mucho, solté todo lo que tenía, sentí como su ano y sus nalgas me apretaban para que todos mis fluidos se lo dejara adentro.
La última escena que recuerdo de ese momento es que ella quedo rendida en la alfombra con su brazo izquierdo sobre su vientre y el brazo derecho extendido, German tenía su mano sobre su vagina y yo tomaba su mano.
Desperté antes de que amaneciera, moví suevamente a Romina, abrió sus ojos al verme me sonrío, le señale mi reloj de pulso y le hice la seña de que debíamos irnos, mientras Romina estaba en el baño desperté a German para preguntarle si estaba en condiciones de llevarnos, se levantó de inmediato y contesto que con mucho gusto.
Eran poco antes de las 6 de la mañana del día domingo cuando llegamos a casa, subimos en silencio y solo el conserje se percató de nosotros.
Alrededor de las 3 de la tarde, sonó el teléfono, se trataba de mi suegra para preguntarnos si queríamos que nos llevara a las niñas o iríamos nosotros, le pedí que nos esperara, nosotros iríamos por las niñas para llevarlas más tarde al cine y a cenar. No habían pasado más de dos minutos cuando volvió a sonar el teléfono, pensé que se trataba nuevamente de mi suegra, pero no, era German para avisarme que había regresado bien y preguntarnos como estábamos, le dije que todo bien y me pondría en contacto en la semana, tendríamos al menos 3 semanas para planear el próximo encuentro.
Hasta aquí lo que fue nuestro inicio en nuestra vida sexual entre tres o más.