Como les conté en relatos anteriores, soy una mujer casada de 30 años hace poco de la mano de esposo nos sumergimos en el mundo del cuckold, no somos expertos en el tema pero estamos aprendiendo a disfrutar de nuestra sexualidad, ambos disfrutamos el que yo me acueste con otros hombres, claro con el consentimiento de mi esposo.
Para los que no han leído mis relatos anteriores, les cuento rápido: me acosté con mi jefe, el señor Arturo 20 años mayor que yo y fue una experiencia gratificante pues me hizo disfrutar mucho.
Algunos días después de nuestro primer encuentro en puerto progreso, estando en la oficina el conmutador sonó y era mi jefe, me pedía que le llevara las facturas de un contrato que había pedido poner en orden. Contenta me dirigí hasta su oficina, al tocar, el me esperaba en la puerta, la abrió y al verme en seguida me invito a entrar, era fin de semana un viernes que recuerdo muy bien, yo llevaba puesto un vestido holgado por abajo pero ceñido por la parte del busto que hacía que el vestido se me pegara al cuerpo desde mi ombligo hasta mis pechos, debajo un brazzier y una tanga de hilo de color negro.
En seguida que pase a su oficina, mi jefe tomo la carpeta de facturas que le llevaba y los puso sobre una mesa, me saludo como siempre, con un abrazo llevando sus manos a mi trasero los cuales apretó fuerte, dirigió su boca hacía mi cuello y me dio un pequeño mordisco, se separó regresando a la puerta asegurándose haberla cerrado con llave, me tomo de la mano y me llevo hasta su escritorio – “Te tengo una sorpresa, mi amor, no digas nada solo déjate llevar” – me puse roja de la excitación y me recorrió un escalofrío por todo mi cuerpo, mi jefe provocaba esa sensación en mi, sabía en el fondo que lo que pasaría en seguida sería una más de sus locuras y de algo estaba segura, lo disfrutaría mucho.
Mi jefe, a pesar de ser una persona mayor tiene la mente abierta en cuanto a temas del sexo se refiere, es un hombre muy caliente y pervertido, este último lado de él me ponía hot haciendo que deseara estar más con él. Me llevo al sillón de su escritorio, se sentó y dejándome de pie abrió su cajón y tomo algo de ahí, me pidió inclinarme hacía el escritorio, lo hice postrando las palmas de mis manos sobre el cristal frio de su escritorio que adornaba su oficina, me alzo el vestido poniendo sus manos sobre mi par de nalgas, mismas que apretaba marcando sus manos en cada una de ellas. Afuera podían escucharse los sonidos de las conversaciones de los demás trabajadores con los pasos del pasillo, yo me estaba calentando que mi vagina se empezó a lubricar con mis jugos.
Mi jefe tomo mi tanga negra y la hizo a un lado, ahogó su cara en mi trasero estimulando mi ano con su lengua, movía su lengua de arriba hacia abajo sobre la comisura de mi ano, podía sentir sus labios mordiendo muy cerca de mi puerta trasera, todo mi cuerpo respondía a tal suculenta mamada de mi jefe, lo estaba disfrutando tanto que mi cuerpo cayó sobre el escritorio con mi cara sobre el frío cristal del escritorio, mi jefe estuvo así unos minutos haciendo que mi ano se dilatara cada vez más, con los dedos en mi coño metiéndolos y sacándolos tuve que llevar mi mano hacía mi boca para ahogar los gemidos que salían de mi boca, de pronto sentí algo frio recorriendo el botoncito de mi clítoris hasta la cavidad de mi ano, eso me hizo estremecer, de repente sentí que eso mismo que sentía frío entraba por mi ano, esa sensación friolenta entrando por mi ano me hizo estremecer una vez más sacando un pequeño grito de mi boca que no pude ahogar.
Mi jefe me estaba metiendo un dildo anal (plug) de esos que tienen una base circular, fue metiéndolo poco a poco para eso mi ano ya estaba estimulado y dilatado, mi jefe recorrió con la punta del dildo la comisura de mi ano y luego me la metió dejándola ahí, se sentía frio ese pedazo de metal. Mi jefe acomodo mi tanga dejando el pedazo de metal entre mi ano, bajó mi vestido y me ayudo a incorporarme.
Con el dildo en mi ano, mi jefe me levanto poniéndome de pie, me tomo entre sus brazos y me pidió que no me lo sacara, que la diversión aún no terminaba, se me olvido por completo que estábamos en su privado, estaba tan extasiada que solo quería seguir gozando con las perversiones de mi jefe. Me tomo entre sus brazos, rodee con mis brazos su cuello y nos besamos, mi jefe movió la cabeza para comerme el cuello al tiempo que separaba el escote de mi vestido para tomar mis senos con sus manos.
Me apretaba mis senos y jugaba con mis pezones por encima de mi ropa. Eso me prendió más, con cada movimiento que hacia sentía que dentro de mi ano se movía el pedazo de metal provocando más placer, estaba cachondísima, sentía hervir mi vagina la cual ya había empapado mi tanga con mis jugos. En seguida me arrodille a sus pies y baje su pantalón al igual que su bóxer para meterme su verga a la boca, ya estaba bien erecta, mi jefe se postro de espaldas al escritorio y con sus manos en mi cabeza me penetraba la boca con su verga, metía y sacaba su verga de mi boca dando lamidas a la punta de su verga gruesa, con mi mano masturbaba a mi amante mientras metía sus huevos a mi boca para succionarlos, me gustaba chupar su verga y a mi amante le encantaba que lo hiciera, pues con la mamada que le estaba dando veía su expresión de gozo intenso al sujetarme fuerte de la cabeza mientras me la metía hasta el fondo de mi garganta.
De repente y pensando que alguien pudiera tocar a la puerta, seguí mamando la verga de mi jefe de forma descontrolada, empecé a masturbar su verga y con mis boca succionaba la cabeza de esa verga gruesa a un ritmo frenético que no tardo en que sentí salir una carga de semen caliente de su verga que fue a dar directo a mi garganta, se sentía espesa y no era desagradable, ya estaba acostumbrada a que mi jefe eyaculara en mi boca o en mis pechos, antes de levantarme me cerciore de limpiar muy bien la verga de mi hombre, acomode su bóxer y le asegure su pantalón, mi jefecito estaba tan feliz que al ponerme de pie volvió a ponerme contra la mesa levanto nuevamente mi falda, corrió mi tango hacía un lado y con el dildo aún en mi ano, me metió su verga en mi vagina.
Empezó a embestirme provocándome una doble penetración su verga en mi vagina y el dildo en mi culo, fue tan intenso lo excitada que estaba que no pude evitar moverme a mi propio ritmo para comerme esa verga, no me di cuenta en que momento empecé a gemir que mi jefe me tuvo que poner su mano tapándome la boca para ahogar mis gemidos, no tarde más que unos minutos que me corrí en un rico orgasmo, fue tanto el líquido que expulse que la verga de mi hombre quedo como si luciera salido de una batidora por la mezcla de nuestros fluidos.
Quedé acostada boca abajo sobre el escritorio, mi jefe saco el dildo de mi culo y enseguida lo metió a su estuche, sentía tanto mi ano como vagina aún dilatados, acomode mi ropa como pude y salí de su oficina a hacer mis deberes.