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Una fantasía hecha realidad (Cap. 2): La tanga de Andrea
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Soy Jorge nuevamente y en esta ocasión les voy a relatar la segunda parte de mi relato.

Habían pasado varios años, durante los cuales seguí masturbándome viendo fotos y videos de mujeres desnudas o con una tanga como única prenda, seguí haciéndolo a pesar de tener una enamorada por un breve tiempo y haber tenido relaciones sexuales, los motivos por que seguía masturbándome era porque ella nunca accedió a cumplir dicha fantasía, pues lo consideraba algo aberrante y fuera de lo normal, sumado a nunca se dejó que terminara eyaculando sobre o dentro de su vagina, las pocas veces que habíamos tenido relaciones fueron con preservativo. Nuestra relación se volvió algo monótona y a los pocos meses rompimos y cada uno tomó su camino.

Hace unos ocho años (2012) estaba trabajando en una estación de autoservicio cerca de mi nuevo domicilio en turno de la mañana. Tenía ya laborando ahí unos dos años, durante esos años era muy frecuente la llegada de nuevo personal que iniciaba sus prácticas laborales quienes después de terminar su semana eran enviados a otras estaciones de autoservicio y muy pocos se quedaban allí trabajando. Éste sería el caso de una nueva compañera llamada Andrea, ella era una chica de unos veinticuatro años, de estatura regular, se notaba que tenía una buena figura, pero era algo reservada con su vestimenta pues siempre llegaba con una chompa (suéter, jersey o cómo lo llamen en diferentes países de habla hispana) y unos jeans algo ajustados de me hacían resaltar sus caderas.

Los primeros días, Andrea mantendría un semblante algo reservado, pero de a pocos empezamos a congeniar y conversar de muchas cosas, mayormente de las ocurrencias del día o cómo nos habíamos llevado con los clientes de turno.

De esa forma pasó rápidamente un año y volviendo al contexto del relato, tras el arduo día de trabajo me fui al área de descanso del personal laboral a almorzar. Después de almorzar, tenía que marcar mi salida y retirarme pero que quedé unas horas apoyando a Andrea a sacar las cuentas para que cuadren con el arqueo (ella trabajaba en el área de tienda) y debía entregar el informe al turno siguiente. Después de terminar el arqueo, Andrea salió un momento del cuarto de descanso, yo en ese momento me puse a revisar mi celular las fotos de muchas chicas en bragas, de más está decir que empecé a tener una erección que trataba de disimular.

Para mi mala suerte sin que me haya dado cuenta, Andrea estaba mi espalda y me estaba mirando todo lo que estaba haciendo en ese momento:

-Jorge ¿qué estás mirando en tu celular?

-Yo, nada – me hacía el desentendido.

De un momento a otro, Andrea me quita el celular de las manos y empieza a revisar las fotos, yo estaba totalmente avergonzado y con la mirada hacia abajo, pero al levantar mi mirada vi que Andrea estaba sonrojada:

-No te avergüences, es normal que un chico tenga fotos de chicas desnudas en su celular, mi hermano también tiene su celular así.

-Andrea ¿no te incomoda o fastidia para nada? No vayas a pensar que soy un pervertido o cosas por el estilo.

-Para nada, al contrario, me gusta.

Me quedé sorprendido con su respuesta que no atinaba qué responder:

-Por lo que veo, tu amiguito se está calentando

Andrea se había dado cuenta de mi erección, ella empezó a reírse por mi reacción que ya no podía ocultar más. Es entonces que Andrea dirige su mano hacia mi pene y empieza a frotar su mano sobre mi pantalón que estaba hinchado por la notoria erección:

-¿Te calentó ver las fotos de las chicas de tu celular?

-No, para nada… ¿¡cómo vas a creer eso!?

-Estás todo erguido, no me lo vas a negar ¿verdad?

-No puedo negarlo, Andrea – fue mi breve respuesta.

-¿Qué es lo que calienta de una chica en la intimidad?

-¿Quieres que te lo diga?

-Dímelo, no me voy a molestar así sea lo más raro de tus fantasías.

-Ver a mujeres que usen una braguita pequeña y transparente.

Mis respuestas ante la notoria insinuación de Andrea, revelaban de a pocos mis deseos y fantasías, pero me abstuve de decirle que mi mayor deseo era de eyacular sobre las braguitas puestas de una chica. Eran como las cuatro de la tarde, Andrea mira su celular y me dice que se tiene que ir a su casa pues se le hacía tarde, le propuse a acompañarla (como lo hacía desde hace meses) hasta el paradero del bus que estaba a unas cuadras del autoservicio. Mientras caminábamos hacia el paradero ella me pregunta:

-Tienes que hacer algo el sábado.

-No, nada que hacer el sábado.

-Qué te parece si salimos juntos ese día.

¡Era una cita a todas luces! Antes había invitado a mi ex enamorada a una cita, pero nunca me había pasado esa situación. Ni corto ni perezoso acepté salir con ella el sábado.

Llegó el día sábado, era como el mediodía cuando ambos nos encontramos en el Parque Central de Miraflores. Andrea tenía una bonita blusa de color melón y una falda blanca plisada que llegaban a la altura de sus rodillas, sus cabellos castaños oscuros y unos labios carmesí completaban tal belleza, estaba algo nervioso, creo que ella lo notó pues me preguntó si estaba bien:

-Si estoy bien, no te preocupes Andrea, es que tú me has puesto algo nervioso por tu belleza.

Ella se sonrojó, dándome las gracias por el cumplido. La tomé de la mano y empezamos a pasear juntos por el malecón de Miraflores, mientras nos contábamos nuestras anécdotas personales.

Tras almorzar en un restaurante cercano al Parque Central, nos fuimos a hacer algunas compras en una tienda por departamentos y después terminamos viendo una película en el cine. Mientras más avanzaba las horas, más notaba que Andrea se ponía nerviosa:

-Andrea ¿te sientes mal?

-No, no me siento mal – responde nerviosa y sonrojada.

-Si, te sientes mal, lo he notado desde que salimos de la tienda por departamentos.

-Pues… verás que sí estoy algo nerviosa.

-Tienes algún problema…

-No, no tengo problema alguno. Es que estoy nerviosa por…

Ella se queda muda y no termina de completar la frase. Tras unos breves segundos, Andrea mirándome fijamente a los ojos y tomándome de las manos me dice:

-Jorge, me puedes acompañar a mi departamento. Te tengo una pequeña sorpresa.

Me ofrecí entonces a llevarla a su departamento. Ella vivía sola desde hacía buen tiempo, sus padres eran naturales de Trujillo y se comunicaba muy a menudo con ellos mediante teléfono o correo.

Llegamos a su departamento como a las 9 de la noche, Andrea me invita a pasar a su departamento que era pequeño, pero de agradable ambiente. Ella me invita a sentarme en uno de los confortables de la sala, se va un momento a la cocina, regresa con dos vasos de jugo de naranja y un plato con unas galletas, me entrega un vaso y nos ponemos a conversar de muchas cosas.

Pasado casi una hora, noto que Andrea se pone un poco inquieta y recuesta su cabeza contra mi regazo:

-Y dime ¿qué te pareció nuestra pequeña cita?

-Me gustó mucho, Andrea.

-Pues esto te va a gustar más…

Andrea tomo un suspiro profundo, se pone de pie delante de mí y para mi más grande sorpresa, se levanta la totalmente la falda blanca y me enseña su diminuta tanga, era un pequeño pedazo de tela de encaje negro transparente, claramente podía ver los pequeños labios de su coñito depilado y ese pequeño trozo de tela era sujetado por delgadas correas que contorneaban sus caderas:

-Jorge ¿Te gusta mi sorpresa?

-Me gusta mucho, la verdad no me lo esperaba – fue lo que le respondí entrecortado.

Eso era la razón por lo que Andrea estaba nerviosa, saqué mi cuenta que ella tenía puesta esa tanguita todo el día y mientras más llegaba la hora de enseñármela, más se ponía inquieta y nerviosa. Quería preguntarle si la llevaba puesta durante todo el día, pero no podía gesticular palabra alguna, al contrario, mis ojos (tal cual había pasado con mi fetiche por los afiches, imágenes o videos de chicas anteriormente contado) se clavaban directamente hacia su diminuta tanga, no pude contenerme más y empecé a tener una erección incontrolable, Andrea lo notó y dirigió su mano hacia mi pene que empezó a masajearlo sobre mi pantalón:

-Tu amiguito se ha despertado, me dejas verlo.

-Pues claro que sí ¿Quién no se excitaría por semejante sorpresa? – le decía estas palabras mientras empezaba a bajarme la bragueta del pantalón.

Estaba por sacar mi pene erecto cuando le dije que, si podía tocar su coñito, Andrea me dijo que podía tocarla todo lo que quisiera. No perdí el tiempo y empecé a frotar mis dedos sobre su tanga, sin apartársela, acariciaba suavemente los labios de su vulva para luego meter mi dedo medio en su rajita hasta sentir su palpitante clítoris y llegar a su vagina que empezaba a mojarse, Andrea se estremeció rápidamente y al mismo tiempo brotaban de sus labios un breve gemido.

Mientras empezaba a jadear de a pocos, desabrochó el cierre de su falda que cayó al suelo. Acercó su rostro hacía mí y empezamos a besarnos apasionadamente mientras ella metía su mano dentro de mi bragueta y sacaba mi pene erecto del que ya salían gotas de pre semen de mi glande. Después de besarnos por un largo rato, dirigí mi rostro hacia su entrepierna y empecé a lamer su coñito por encima de la tanga, mi lengua recorría los labios de su vulva hasta llegar a su rajita y clítoris, pero esta vez aparte tu tanga para poderla sentir mejor, Andrea empezaba a jadear más y más.

Estuve lamiendo su coñito por varios minutos, miré mi pene y éste goteaba abundante pre semen, así que volví a poner en su sitio la tanguita y tomando mi pene por la parte de arriba, empecé a frotarlo frenéticamente sobre la tanguita de Andrea, no paré hasta dejarla empapada de pre semen. La respiración de Andrea empezó a acelerarse, me besó nuevamente en la boca y nos quedamos así por largo rato, hasta que ella se arrodilló delante mío y tomando mi pene erecto con la mano izquierda, comenzó a pajearlo suavemente hasta que salieron de mi glande más pre semen, ella empezó a lamer mi glande en forma circular, absorbiendo todo el pre semen con su lengua, luego lo metió dentro de su boca y de a pocos fue introduciendo mi pene dentro de su boca, la sacón de su boca suavemente y la volvió en engullir y así lo repitió varias veces, fueron largos minutos de una mamada increíble.

La lengua de Andrea recorría todo mi pene, desde el glande hasta mis testículos y viceversa para luego volverlo a meter dentro de su boca a mamármela nuevamente, mientras su mano derecha acariciaba su clítoris. Yo me estaba retorciendo de placer, tratando por todos los medios de no eyacular dentro de su boca. Fue entonces que, sin dudarlo le solté mi fantasía sexual:

-A… Andrea, quiero terminar sobre tu tanguita…

-¿Eh? ¿Cómo dices, Jorge?

-Sabes Andrea, esa es mi fantasía sexual, permíteme eyacular sobre tu tanguita que me tiene loco.

Intuía que la intención de Andrea era que no la penetrara, pero si quería que me corra dentro de su boca, por su prolongada mamada. Estaba al límite y esa tanguita lujuriosa me nublada por completo la cabeza, pero tras revelarle mi fantasía sexual a Andrea, me quedé algo aturdido pues no sabía cómo iba a tomarlo, si lo rechazaría como lo hizo mi ex enamorada, si aceptaba o no tal proposición. Tras unos segundos, Andrea me mira de forma lujuriosa y me responde:

-Claro que sí, Jorge… puedes correrte en mi tanguita.

Andrea se pone de pie y se sienta a mi lado, mientras se desabrocha la blusa y deja expuestos sus hermosos senos que no llevaban sujetador ¿Se lo habría sacado mientras iba a la cocina? No tenía tiempo para ponerme a pensar en eso, tenía que estar concentrado en cumplir al fin mi fantasía sexual. Abrió sus piernas, dejando a la vista su coñito en todo su esplendor, yo me puse en medio de ella y empecé a frotar mi glande sobre su tanguita de forma frenética hasta dejarla nuevamente empapada de pre semen.

Aparté la tanguita a un lado, dejando su coñito descubierto que ya estaba muy mojado por los fluidos que brotaban de su vagina, es así que empecé a penetrarla despacio, Andrea lanza un gemido largo mientras su hermoso cuerpo se retuerce de placer sobre el confortable. Mi pene llega hasta el fondo de su vagina, lo mantuve unos segundos ahí y empecé a embestirla primero suavemente y luego muy rápido, su vagina se sentía muy apretada y húmeda.

En ese ínterin, tomé una de las manos de Andrea, ambos entrecruzamos nuestros dedos, ver cómo Andrea se excitaba mucho y el movimiento de sus senos con cada embestida que le daba fueron suficientes para llegar al límite, saque mi pene de su vagina y empecé a masturbarme sobre su tanguita, Andrea con sus manos temblorosas acomoda su la diminuta prenda a su sitio, mientras yo fijaba mis ojos en cada detalle de la tanguita negra, Andrea lame sus dedos y con los dedos ensalivados los frota sobre su tanguita hasta dejar marcados los labios de su vulva… eso fue el detonante final, empecé a eyacular como loco, chorros y chorros de semen fueron directos hacia la tanguita de Andrea hasta dejarla casi sin espacio visible, ella dio un fuerte y largo gemido de placer como aceptando mi tributo a cambio de su sensual sorpresa.

Tras eyacular sobre Andrea, estaba por limpiar mi glande en uno de sus muslos, pero ella toma mi pene aún erecto con su mano derecha y lo mete en su boca, limpiando y tragándose todo rastro de semen mientras con los dedos de su otra mano frotan su tanguita enlechada y esparce mi corrida por todo su coñito, toma un poco de semen con los dedos y los chupa de uno en uno, yo estaba totalmente excitado, sorprendido ante aquella escena de lujuria total pero estaba satisfecho de al fin hecho realidad mi fantasía sexual.

Nos quedamos sentados en el confortable, Andrea recostada a mi lado derecho miraba y estiraba de vez en cuando su tanguita que tenía aún rastros de semen, me pregunta sobre mi fantasía sexual y por qué le pedí que eyaculara sobre ella, yo le cuento toda mi historia y el cómo se inició mi fantasía sexual por las bragas, tangas; del cómo me masturbaba con afiches de chicas en bragas y mi deseo de correrme sobre ellas. Andrea simplemente se sonríe y veo que le causa morbo mi relato:

-Me encantan tus fantasías ¡qué guardadito te lo tenías! – me responde Andrea, mientras se ríe.

-Gracias por cumplir mi fantasía – le respondo algo agitado.

-¡Qué malita era tu ex! ¿Por qué no te dejaba hacerlo?

-Déjalo, eso es cosa del pasado.

-Si deseas, puedes contar conmigo cuando lo necesites, solo pídemelo.

-Está bien – No había terminado de hablar, cuando Andrea se sube sobre mi cuerpo.

-Para empezar, quisiera que te volvieras a masturbas sobre mi tanguita nuevamente.

-¿Lo dices en serio?

-Claro que sí, Jorge. Si quieres me puedo poner otra y te corres sobre ellas.

Andrea me toma de la mano y me lleva a su dormitorio, mientras caminaba con dirección a su dormitorio empecé a tener una erección que, tras cruzar el umbral de la puerta, mi pene ya estaba totalmente erguido. Me invita a sentarme sobre su cama, mientras se quita la tanguita negra de forma sensual, abre uno de los cajones de su velador y de ahí extraen una tanguita blanca sin transparencia, pero con estampados de flores. Ella acerca su ingle a mi rostro mientras se pone la tanguita de forma lasciva, que tras ponérsela me excitaron un montón, tanto por lo diminuta que era y cómo se le marcaban los labios de su vulva.

De ahí fue casi igual a como lo habíamos hecho minutos antes, eché a Andrea sobre su cama, le hice sexo oral lamiendo cada rincón de su tanguita y coñito, para luego penetrarla con fuertes embestidas hasta que ella llegó al orgasmo con un fuerte espasmo que recorrió su cuerpo acompañado de un largo gemido y su corrida que empapó la tanga, aproveché ese momento para sacar mi pene de su vagina, frotar intensamente mi glande sobre la tanguita hasta eyacular nuevamente dejando la diminuta prenda enlechada.

Nos quedamos los dos echados en la cama abrazados, yo estaba desnudo y Andrea se había quedado dormida con la tanguita empapada de semen. Por momentos no podía conciliar el sueño y me quedaba mirando el techo del dormitorio por largo rato como si fueran el antídoto para poder dormir, pero había una sola idea recorriendo mi cabeza, mi fantasía al fin estaba cumplida y si existían mujeres a quienes les excita la idea de que alguien termine en sus bragas.

Días después en el autoservicio, tras terminar nuestra labor diaria y apoyar a Andrea con las cuentas de su tienda, se acerca hacia mí y me susurra al oído:

-Jorgito, te tengo otra sorpresa.

Andrea desabrocha el cierre de su jean ajustado y me enseña que lleva debajo una tanguita blanca de encaje:

-¿Las quieres estrenar hoy?

FIN

(Por el momento)

 

Muchas gracias por leer mi relato.

¿Qué les pareció las dos partes de mi relato?

Espero les haya gustado la segunda parte de mi relato, les prometo que vienen más relatos y estoy a la espera de vuestros comentarios.

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