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Adicta a la intimidad (Parte 1)
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Mi nombre Marisol. Esta es mi historia llena de calentura y romance.

Su nombre es Sebastián, un joven apuesto y apasionado de 19 años, yo una señorita reservada de 18 años con una mente sucia…

Aún recuerdo lo suave de su piel y ese seductor aroma que merodeaba por todo su cuerpo el simple hecho de verlo a lo lejos me volvía loca y tenerlo cercas, su mirada directa me excitaba…

Todo inició cuando en nuestro noviazgo empezó a ver problemas bueno un día me pidió que me escabullera y me fuera con él a caminar y bueno lo hice… corrí a sus brazos. íbamos a donde empezaría nuestra caminata, pero nunca imagine lo que estaba por venir… durante el camino conocí sus miedos y virtudes… cuando en una parte de aquella sierra fresca con el olor de los pinos y la tranquilidad de tierra comenzó a abrazarme dulcemente… y después a besarme pasaba su mano por mi cintura estremeciendo mi cuerpo.

Me acercaba a él, y metió su mano bajo mi blusa recorrió suavemente mi abdomen… Después bajo mi bra y acarició suavemente mis pechos… Yo sabía lo que venía; no quería conformarme con solo unos besos candentes y me demostró que el tampoco… Se apartó un poco se quitó su sudadera y la tiro al piso se recostó sobre ella.

Lo veía como la cosa más hermosa del mundo simplemente era todo lo que siempre había soñado, me pidió que me recostara a su lado y debo confesar que sentí algo de miedo, y mis emociones en total descontrol nunca había llegado tan lejos con alguien, pero me recosté le tenía completa confianza.

Nuevamente comenzó a besarme esta vez con más pasión e intensidad y en un momento le quite su camisa y el a mí la blusa mientras besaba mi cuello y me susurraba al oído que todo estaba bien en un momento sin darme cuenta ya estaba semidesnuda por mi mente pasaban cientos de escenas estaba tan excitada que yo quería más de lo que ya tenía.

Así que introduje mi mano en sus pantalones y acaricie su miembro mientras besaba Sus dulces y suaves labios y descendía a su cuello y con mi otra mano arañando su suave espalda…

CONTINUARÁ…

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