Ya había amanecido, era tarde casi las diez de la mañana, cuando me levante Izan ya estaba en el salón, nos miramos pero enseguida apartamos la mirada, se notaba la tensión entre los dos, se notaba que algo había pasado, me moría de vergüenza y supongo que él también, quizás para tirar aquel muro que se había levantado entre los dos y que los demás empezaban a notar me dijo.
– Que María, se te pegaron las sabanas, pues que sepas que te gane, me levante antes que tú, desayune antes que tú y hasta me he bañado en la piscina antes que tú.
– Ja, ja, ja, (le contesté con una mueca de burla).
– Quizás si alguien no se hubiera pasado toda la noche roncando.
Todo el mundo se empezó a reír, supongo que por la mueca que le hice en plan de burla, o quizás porque todos sabían que ya empezábamos a meternos el uno con el otro para demostrar quién era mejor.
El día transcurrió con miradas cruzadas entre Izan y yo, evitábamos, nos daba vergüenza hablar de lo que sí había sucedido esa noche y quizás fuera mejor olvidarla. A media tarde me puse el bikini para bajar a la piscina, el resto de la familia se iban al pueblo a tomar algo, luego habíamos quedado todos para cenar en un restaurante, iba a ser mi tarde, relajarme, nadar y tomar el sol tranquilamente sola.
Cuando baje estaba mi primo con mi hermana, nada más verle pensé que guapo, que bueno que esta, con el cuerpo desnudo, mojado, allí tumbado tomando el sol, uf madre mía pero que cambio había dado Izan en estos dos años desde que se fue.
Otra vez empezaba a tener esos pensamientos calenturientos, le miraba de una forma lasciva, sabía que él a mí también porque a pesar de llevar puestas gafas de sol, podía sentir como con su mirada me penetraba, sabía que me deseaba y más después de lo de anoche y no le podía culpar porque yo también lo deseaba.
Al principio le intenté ignorar pero, parece que lo nuestro es una pura competición, así que cada vez que se hacía un largo nadando, allí iba yo para hacer dos, cuando yo buceaba el largo de la piscina, él lo hacía pero ida y vuelta, me canse de todo aquello y empecé a discutir con el como siempre, realmente no sé por qué… yo hacía lo mismo que él.
Mientras discutíamos nos sujetábamos de las manos y caímos al agua, mi hermana nos miraba, suspiraba y se cansó de estar allí, nos dijo que estaba cansada de nosotros, que nos comportábamos como niños, se levantó de la tumbona y se fue a cambiar para bajar al pueblo, nosotros nos quedamos riendo en el agua, mirándola como se marchaba.
Parecía que todo había terminado pero, me salpico una vez más, le respondí con una aguadilla y la pelea continuo, nos salpicábamos, nos hacíamos aguadillas, entre aguadilla y aguadilla nuestros cuerpos se rozaban, a veces él me tocaba los pechos sin querer y yo notaba como su pene se iba hinchado, nuestras piernas se entrelazaban, mi coño y su polla se rozaban unos segundos, otras veces, casi minutos, era una sensación que me encantaba y mentiría si no la buscaba, la provocaba, quedándome quieta durante ese tiempo para que no se separara de mí y notaba que a él le pasaba igual, mi excitación subía por momentos, sabía que estábamos solos en casa, que mi hermana se había marchado hacía rato.
El juego siguió y subía de todo, yo estaba deseando que pasara algo más, algo que los dos íbamos buscando, pero que ninguno iba a dar el primer paso, quizás para no tener que escuchar del otro “tú fuiste el primero en caer en la tentación”, lo que si teníamos claro los dos era que deseábamos que ocurriera, me imaginaba a Izan tumbado mientras yo jugueteaba con su polla y como él me saboreaba el coño, como nos besábamos, como me penetraba pero esta vez, de frente, mirándonos a los ojos.
Notaba humedad en mi interior, tenía una braguita muy pequeña y de los movimientos del juego, de la pelea en el agua se había movido hacia un lado, se podía ver parte de mi rajita al descubierto, Izan me sujeto por las muñecas y poniéndomelas en cruz apoyadas contra el borde de la piscina, me miraba a los ojos, nos estábamos mirando fijamente.
Deseaba que me besara, quería disfrutar de sus besos, de sus labios y de su lengua, nuestros labios se iban acercando muy lentamente, pero muy serio me dijo, “para ya”, “vamos a ser buenos y tomemos el sol en paz”, yo notaba su polla, sobre mí estómago, la tenía durísima y se le había salido del bañador, eso me estaba poniendo enferma, “de acuerdo” le conteste.
Nos mirábamos fijamente a los ojos, ninguno de los dos quería soltarse, nuestros labios se seguían acercando, nos mirábamos y solo veíamos pasión el uno en el otro, nuestra respiración era entrecortada, nuestros pechos pegados sin separación, mis piernas abiertas rodeando su cuerpo, empecé a mover las caderas, en alguna ocasión note su pene sobre mi sexo, estaba tan excitaba.
Intentaba subir mi cuerpo buscando pene en vano, Izan se separaba y volvía a mí moviendo su cadera, buscándome de arriba abajo, quería entrar.
Continuamos con ese baile mientras simplemente, sin hablar, nos mirábamos a los labios como queriendo besarnos, prácticamente estaban ya unidos, nos separaban un par de centímetros, volvía a sentir su pene cerca de mi abertura vaginal pero no conseguía entrar, estaba tan mojada que simplemente cuando encontrara mi vagina se metería sin más.
Nuestros labios al final se unieron, nos empezamos a besar, le estaba abrazando y ¡¡¡aaahhh!!! di un pequeño grito del placer, por fin su pene está dentro mi…
Izan hacia que mi cuerpo se estremeciera cada vez que metía su pene, le deseaba tanto y a pesar de eso le recriminaba que me estuviera follando, al principio Izan se cortó por cómo se lo dije, casi me pide perdón, me soltaba las manos y se intentó separarse de mí, diciéndome "perdóname María, ha sido un error, pensé que tú también lo deseabas".
Que tonta que era, lo deseaba y aun así quería castigarle para quedar mejor que él, se iba a separar, no lo podía permitir, lo abrace con fuerza y le susurre que no se separara, que lo deseaba, mis brazos sobre su cuello mis piernas rodeando su cintura, suspendida en él, su pene, dentro de mí.
Al soltarnos un poco su pene se metió más al fondo llegando casi hasta el cuello del útero, ¡¡uuhh!! el placer fue tal que mi cabeza se echó hacia detrás metiendo mi melena en el agua y haciéndome gritar de placer a Izan le paso lo mismo y nos empezamos a besar profundamente.
Izan me agarro fuerte de las caderas y empezó a subiéndome y a bajarme, no parábamos de besarnos, de morder nuestros labios, de mirarnos, ver como disfrutábamos el uno del otro.
Ahora nos movíamos al compás, me quito la parte de arriba del bikini y empezó a chuparme los pechos, estaba que no cabía de felicidad, cada vez que me penetraba todo mi cuerpo se estremecía, tenía un pene tan grande y tan duro que me llenaba por completo, metido tan profundo que empezaba a pegar pequeños gritos, mientras le decía mirándole a la cara entre gemidos que parara, que no podíamos estar haciendo eso, que estaba mal, él me daba la razón y me decía entre gemidos “voy a para María, voy a parar”, todo lo contrario, ahora más rápido seguía empujando su pene dentro de mí.
Con una mano agarro mi cadera con la otra culo y empezó a subirme y a bajarme fuertemente, ¡¡¡aaahhh!!! la metía tan dentro que gritaba de placer, era toda una locura.
El placer que me estaban causando aquellos movimientos no me dejaban ni chillar, simplemente tenía la boca abierta sin poder emitir ningún sonido, le estaba empapando todo su pene de mis fluidos, entraba y salía con una facilidad impresionante, estaba a punto de correrme… y aún le seguía diciendo al oído déjalo por favor para luego decirle que siguiera, que por favor me siguiera follando, mi cabeza estaba hecha un lio y de forma burlona le comente “tú serás el primero en sacar la polla de mi coño” a lo que él me dijo riendo “no María serás tú”.
En ese momento y después de sentir su polla tan dentro de mí, sentí como el orgasmo bañaba toda mi vagina ¡¡uuhh!! no podía articular palabra, ni gritar, apretando los ojos, cerrándolos, mis músculos en tensión, me eché hacia detrás, solté a Izan, mis piernas seguían rodeando su cintura, mis brazos en cruz apoyándome en el borde de la piscina.
Izan aprovecho para agarrarme mis pechos mientras que seguía metiendo su pene en mi vagina totalmente inundada de mis fluidos, en esa posición me tenía a su merced, estaba empujando su miembro con fuerza, ¡¡¡aaahh!! Yo seguía recibiendo sus embestidas, parecía no tener fin, ahora me penetraba más y más rápido, gemía como un animal, sus manos rodeaban mis pechos apretándolos, soltó un grito de placer.
Un corro caliente salió disparado de su pene, los movimientos fueron tan profundos y tan bruscos como placenteros que hicieron que me volviera a correr, terminando los dos en un orgasmo conjunto.
Le dije que se acercara a mí y nos fundimos en un beso profundo, estaba tan feliz y tan relajada que no me di cuenta de…
– Joder Izan, te has corrido dentro de mí, joder, joder y joder.
Me separé y me fui corriendo a lavarme gritando y maldiciendo por todo el camino, en esos momentos mi cabeza iba dando tumbos, estaba tan enfadada que no sabía si era porque Izan se había corrido dentro de mí o… por qué me había ganado separándome yo antes.
El resto de la noche paso mirándole de reojo, sin mediar palabra, estaba tan enfadada que hubiese querido matarle, hasta que llegó la hora de acostarnos, pero eso, eso es otra historia.