Impaciente por la espera comencé a caminar por la habitación del lujoso hotel, mi cabeza no dejaba de pensar en aquella exótica isla, cálida y hermosa isla y ni mucho menos podía saca de mi mente a aquella mujer hermosa con bronceado hermoso.
-Haylie- dijo saboreando aquel nombre.
Semanas atrás había recibido un mensaje de aquella mujer; yo había anunciado mis servicios de compañera sexual en un foro de internet en donde te permitía anunciarte a todo aquel o aquella que estuviera interesado en buscar compañera sexual, aquel foro era estricto con las mujeres que se anunciaban. Nuestro registro debía pasar por rigurosos filtros de seguridad de; confidencialidad, condiciones, examen médicos… en fin…una organización muy bien organizada, con tan solo una cuota de 400 euros tu anuncio era publicado en el foro, era un foro muy exclusivo, solo para millonarios, de ahí por qué tan estricto.
Mi celular sonó y rápidamente corrí a la cama para contesta.
— !Si! Era ella.
— ¿Si?—conteste tratando de calmar mi emoción.
—Hola hermosa, ¿te encuentras bien?— pregunto la voz que salía del celular.
—Sí, algo excitada—conteste mordiéndome los labios.
—Te llamo para avisarte que un auto llegará por ti en cualquier momento, es para ti— me aviso la voz de mi interlocutora— ¿Vale?
—Sí, yo lo esperare, gracias— respondí — ¿A qué hora llegarán al aeropuerto?
—En media hora aterrizamos, por eso te aviso, para que llegues a tiempo y de ahí irnos.
—Muy bien entonces… ¿sabes? estoy muy emocionada.
—Deja que veas la isla… te morirás de un paro cardíaco— Me advirtió Haylie entre risitas— Te dejo, no ha de tardar en llegar el auto… asique… Hasta más al rato.
—Sí, nos vemos— y colgué el celular.
—¡Siii!— exclame— mi sueño será realizado.
Mi sueño siempre fue tener una vida de libertinaje y por fin comenzaba. Mi entre pierna sentía un cosquilleo de excitación "¿Tendré tiempo de jugar un rato con mis dedos?", mi mente se deshizo de esa posibilidad, el auto llegaría en cualquier momento.
Me levanté de la cama y busque en las maletas y saque un vibrador a control remoto. Podría utilizarlo en el auto.
Me levante la falda, por fortuna yo nunca utilizaba pantis, me metí aquel vibrador rosa que estimulaba tanto coño como clítoris. Sentí como se estimuló mi coño con tan solo meterlo.
Llamaron a la puerta de mi habitación, seguro era el chofer.
Abrí enseguida y una mujer esperaba en la entrada, era linda, bronceado perfecto, labios rojos y gruesos y lucía un lindo cabello rubio deslavado recogido por una cola de caballo.
— ¿Es usted Kahely? —me pregunto amablemente.
—Sí.
—Un gusto— me contesto mientras me se hacía a un lado para que entrase un empleado del hotel por mis maletas.
Salimos de la habitación hacia las afueras del hotel. No pude deja de ver el vestido de la chófer; escote tanto de espalda como de pecho, éste último muy bien pronunciado, una falda entallada que muy apenas estaba a tres dedos del firme trasero y por último, unas calzas de lencería negras que transparentaban las hermosas piernas.
Mientras hacíamos nuestro recorrido en automóvil, me comencé a tocar discretamente, la chófer me miraba a los ojos, por su mirada comprendí que sabía loyo que quería.
—Toma— le tendí el pequeño control— juega conmigo.
La bronceada mujer lo tomo con una sonrisa y comenzó a manipular el vibrador.
Mi coño sentía un enorme cosquilleo, aquel juguete seguía un patrón; primero vibraba con intensidad y después con tranquilidad, esa montaña rusa de placer me hacía poner en blanco los ojos. Mis jadeos se oían tan fuerte que la conductora subió el volumen de la música. Mis piernas temblaban más y más, me agarre las tetas y las apreté, me mordía los labios.
— ¡Aaaah… si!… ¡Siii!
Apreté las piernas y mis manos se aferraron a las tetas y la mujer sólo me veía por el espejo…con sus ojos llenos de lujuria me envolvió con su mirada…
Las piernas me temblaban demasiado… ya mero llegaría mi clímax…
— ¡Aaaah!—mi gemido sonó dulce de placer, mi corazón se aceleró mucho y mi cuerpo quería que parase pero… aquella perra no dejaba de jugar conmigo…
—Aaaah… p-para… aah… deten… —no pude terminar la última palabra, mi cuerpo no me dejo.
Mire como la mujer bajaba el auto y se subía al parte de atrás junto conmigo, me extraño que hiciese eso, le pregunte porque se vino a la parte trasera del auto y le respondió que ya habíamos llegado al Aeropuerto, yo no me di cuenta de lo rápido que aviamos llegado.
—Aún nos quedan minutos… —me susurro al oído, sentí como lo mordía.
— ¿Pero…?
Me comenzó a besar sin que me dejara terminar mi pregunta. Le pase las manos por las tetas, le apreté los pezones duros y ella solo suspiraba. Su mano llego debajo de mi falda y me caco el juguete y comenzó a jugar con mi coño con sus avilés manos. Me estremecí más, sentía como ella estaba dentro de mí, con su otra mano me acariciaba las piernas… las tetas… todo el cuerpo.
—Alguien ya está húmeda…
Le calle la dulce boca con un rico mordisco a su labio inferior… esta perra es un encanto, ¿Cómo puedo resistirme a ella?, no podía, simplemente… no podía…
Continuará…