Me encanta recordar cuando iba en la universidad, fue una gran época, conocí muchas personas y viví grandes momentos.
Pero en esa época conocí a Jorge, yo ya tenía dos hijos y aun no me casaba, Jorge era medio llenito, un tipo alegre y que te hacía reír de todo, pero era un libidinoso y se notaba en cómo me miraba de arriba abajo, deteniéndose en mis nalgas y piernas.
Yo no le daba mucha importancia, no era el único en la universidad que hacia eso, así que lo tomaba como algo normal y ya.
Así como los hombres despiertan de lujuriosos, las mujeres también necesitamos satisfacer nuestras necesidades y ya que llevaba tiempo sin sexo, ese día estaba muy cachonda.
Me vestí entallada, enseñando mis pies y con el cabello suelto, desde que iba en el metro sentí las miradas de los hombres y eso me prendía más y más.
Buscaba una aventura, pero nadie se acercaba a mí, así que pensé que tenía que hacerme justicia yo misma, pero justo cuando estaba decidida a irme al baño a masturbarme, ¡apareció Jorge!
J: ¡Hola! ¡Como estas!
K: Bien…
J; ¡Te noto extraña! ¡Uhm, que bien te ves amiga!
K: ¡Gracias…!!
Nunca pensé en Jorge como hombre, es más yo jamás imaginé nada con él, pero mi calentura pudo más, así que le pedí me acompañara.
Él iba atrás de mí, obviamente mirándome las nalgas, yo las movía más, note como un bulto empezaba a formarse debajo de su pantalón, ¡y justo me agache de sopetón haciendo que él me arrimara su verga!
J: ¡Compañera!!
K: ¡Ay!! ¿Que fue eso?
J: ¡Lo siento, lo siento!
K: Tranquilo, fue mi culpa, ¡pero gracias por el masaje jajá!
Él se quedó mudo, yo lo mire y continúe caminado meneándome más, el iba como perrito, oliendo mis hormonas hasta que llegamos al salón de usos múltiples del cual yo tenía la llave al ser parte de la danza folclórica.
Entramos, la verdad el solo me miro sin decir nada, ¡yo me di vuelta mirándolo de frente y me quité la blusa!
J: ¡¿Qué haces?!
K: ¿Qué? ¿No te gusta lo que ves?
J: ¡Pero… que te pasa, tú no eres así!
K: ¿Quieres que me la ponga?
J: ¡Dios!! ¡Que rico par de pechos!
K: ¡Puedes probarlos, si gustas!
Me comportaba como toda una ramera, sonriendo y acercándome a él, note como su bulto quería salir, el ya no aguantaba más y como loco se lanzó a mí.
Me empezó a besar mi cuello, yo lo abrazaba y me acercaba más a él rozando con mi pierna su paquete.
J: ¡Te deseo!
K: ¡Uhm!!
Me quito el brasear y él se quitó su camiseta, empezó a lamerme los pezones, lo hacía como desesperado, los llevaba a su boca y me los dejaba todos ensalivados
Me bajo el pantalón sacándomelo y dejándome solo en sandalias, se agachaba y su lengua recorría mis piernas, a esas alturas yo estaba súper mojada, excitada, ¡disfrutando de entregarme a él!
J: ¡Pinches piernotas!!
K: ¡Aprovéchalas!
J: No sé qué te pasa, ¡pero que rico es que estés así!
K: ¡Solo quiero disfrutar!
Me acostó en el escritorio y me quito la tanga, lentamente llevo su boca mi concha que escurría de lo excitada que estaba, ¡puso primero su nariz y luego comenzó con tremendas lamidas!
K: ¡Ah!! ¡Que rico!
J: ¡Mmm!! ¡La tienes depiladita, me gusta!
Su lengua bebía todo mi néctar, me tenía gozando y gimiendo como loca, me apretaba las teas mientras mordía mi clítoris, Jorge me había sorprendido con lo bueno que era con la lengua, eso combinado con mi calentura, me tenía gozando a mil.
K: ¡Ay! Jorge, así, que rico, uhm!!
J: Te soñé muchas veces, ¡peor ni en mis sueños imaginé tenerte así!
Jorge se detuvo y se bajó los pantalones, fue entonces que gracias a su corpulencia me cargo como si me fuese aplicar una llave de lucha, es aquella que le dicen rompe cuello, y parado me lamia mi concha y yo devoraba su verga gorda!
Ahí estábamos los dos, ¡parados disfrutando de nuestro sexo!
No duramos mucho en esa pose, ya que es incomoda y mejor él se paró y yo me arrodille para continuar chupando pene, ¡tenía años que n me llevaba una verga a la boca y la del gordito no estaba ml!
J: Mamacita sigue, uhm, ¡que rico lo haces!
K: ¿Te gusta?
J: Jamás me la habían chupado si, ¡uhm!
No quería que terminara en mi boca, quería disfrutar aún más, me puse de pie y me acostó en el escritorio levantándome las piernas y me la metió así, a pelo de “patas al hombro”
K: ¡Ah, que rico, ah!
J: ¡Que escandalosa, uhm!!
Jorge se movía rápido y rico, tenía tiempo sin tener nada dentro y esa verga era un alivio para mi necesidad!
Me besaba las tetas, el cuello, me apretaba las caderas y nalgas, yo gemía y le pedía más, no me importaba que nos descubrirán solo quería seguir cogiendo rico.
K: ¡Mas, que rico, mas!
J: ¡Nena, como coges!
Él se sentó en la silla que teníamos ahí y yo de frente apoyada en el escritorio comencé a cabalgarlo como hace tiempo no lo hacía.
Me movía en círculo, luego nova todo mi cuerpo, ¡el me lamia las tetas y gritaba de placer!
J: Así, que rico te mueves, uhm, ¡así!
K: Ah, no sabes cómo necesitaba esto, ¡hm!
Nos pusimos de pie y me empino sobre el escritorio, le dio un par de lamidas a mis nalgas mientras sus dedos palpaban mi húmeda vagina.
J: Que rico, que nalgas, ¡siempre te quise tener así!
K: Métemela, uhm, ¡apúrate!
Me tomo de las nalgas abriéndolas y me la ensarto lentamente, sentía lo rico que me abría, mi vagina lo apretaba como si una bestia devorara su presa, aun ves dentro el empezó a moverse rápido, mis nalgas chocaban en su pelvis, mientras sentí su baba caer en mi espalda.
J: ¡Oh!! ¡Que rico, uhm!
K: ¡Ah! ¡No pares, así, sigue, así!
El seguía embistiéndome con fuerza, el escritorio se movía, sentía que nos descubrirían en cualquier momento, pero no podía detenlo, quería que siguiera cogiéndome así.
Yo también comencé a moverme, movía mis nalgas, mi cadera, sentía como si se me fuera a salir para con un movimiento meterlo enterito otra vez, esto lo tenía gozando como loco.
J: ¡Uhm que rico las mueves, uhm!!
K: Vamos, no pares, vamos, así síguele, ¡así!
Subió una de mis piernas al escritorio, sentí riquísimo como me entraba en esa pose.
J: No mames que rico, uhm, ¡uf!
K: ¡Ah! ¡Si, que rico, uhm!
Una tras otra sentía las embestidas, Jorge sudaba y sentía que ya no podía resistir más, yo me movía como podía, ¡quería sentirlo quería hacerlo terminar dentro de mí!
J: ¡Dios! ¡Me voy a venir!
K: ¡Si, uhm, sácala, uhm!
J: Si, ahí viene bebe, ¡ahí viene mi leche!
K: Si, dámela, uhm, ¡vente!
Sentí como se inflaba y me moví como torbellino, el no tolero más y apretándome las caderas empezó a correrse dentro de mí, ¡expulsando una tremenda cantidad de semen!
J: ¡Ah!! ¡Toma, uhm, toma!
K: Si, así, uhm, ¡que rico!
J: ¡Ten tu lechita, uhm!
K: ¡Ah!! ¡Dámela, uhm, que rico!!
Que rico orgasmo, quedamos los dos pegados como perros encima del escritorio recuperando las fuerzas.
Unos minutos después me vestí, el me pidió mi tanga y por haberme ayudado a relajarme se la regale, salimos sin que nadie se diera cuenta, Jorge intento tenerme más tiempo con él, pero yo lo deje ya que tenía que ir a mi clase.
La verdad me costó trabajo deshacerme de Jorge, ya que desde ese día siempre andaba tras de mí, jamás entendió que solo lo utilice para calamar mis ganas y que eso no se repetiría, peor bueno, termino su semestre y el ya no regreso, aunque de vez en cuando me cribe diciéndome que aún recuerda nuestro encuentro en el salón de usos múltiples de la universidad.
Kali