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La cuarentena con mi sobrino (XIX)
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Anteriormente: mi sobrino tiene que estudiar mucho para rendir sus exámenes. Si falla debe volverse a su casa.

Tras un imprevisto con el internet llegamos a tiempo para terminarlo, porque yo lo ayudo a resolverlo.

Luego a medianoche termino arrodillada haciéndole sexo oral a mi sobrino hasta acabar en mi boca.

Mi esposo llama por teléfono en ese final, lo atiendo aun limpiándome la leche tibia de mi sobrino.

En altavoz mi sobrino escucha como hablo con mi esposo, me retiro dándole un beso al costado de su boca, me voy lentamente mostrándole mi culo y la bombacha corrida.

Me giro para ver lo que hay tras de mí, y está mi sobrino desnudo con la pija dura otra vez, pero sigo mi camino a mi cuarto diciéndole a mi esposo que no habría videollamada porque el día fue muy largo y estoy cansada.

Amanece el día 20, sábado.

Me despierta un llamado de mi suegra, estoy dormida y la escucho decir muchas cosas, me habla de su hijo. Quiere que vuelva, que no entiende porque yo no hago nada para que regrese.

Le intento explicar que es él quien no quiere regresar sin su negocio, ella me cuenta de que se cerraron todos los aeropuertos, solo están volando por prioridad y para repatriación.

Que si mi esposo, su hijo no se anota para volver, probablemente pase mucho tiempo hasta que regrese.

Me habla y no hay forma de hacerla callar o de que piense en otra cosa, o que entienda que no es que yo no quiera que venga.

Se me va casi la mañana, me visto rápido, me peino apenas y me cepillo los dientes así nomas.

Salgo al comedor y ya está mi sobrino limpiando y ordenando ese cuarto.

Le digo que desayuno y voy a ayudarlo. Me dice que no me preocupe. Se comporta como si la noche anterior no hubiera pasado nada.

Voy con mi peor ropa, el jogging ancho, el remerón, con una colita en el pelo, sin maquillaje, en pantuflas.

Esa es mi apariencia, mientras ordenamos el cuarto.

Suena el teléfono, me sorprende, es el envío de la cama que pedí dos semanas atrás. Ya me había olvidado de eso.

Me dicen que llegan en un rato, más razón para ordenar el cuarto, para que pueda dormir ahí mi sobrino. Es una lástima no poder contar con más noches que pueda verlo en el sofá.

Acomodo mis cajas, aprovecho para tirar muchas cosas de mis sueños frustrados, salimos con mi sobrino a la calle para tirar cosas.

En una de esas salidas, pasa por la vereda con un short que no cubre nada la pendeja trola de la plaza.

La pendeja tiene un culo perfecto, sin celulitis y lo presume a todo el barrio, mi sobrino no puede escaparle a ese culo, lo mira. Ella lo saluda, yo estoy hecha un desastre.

Descaradamente le tira un beso en el aire y a mi me dice:

"saludos doña"

Me hace enojar de tal manera que quería agarrarla de los pelos ahí nomás, pero me contengo.

Mientras se aleja le hace una seña como que hablarían más tarde con mi sobrino.

Miro a mi sobrino para ver qué responde, le devuelve el saludo.

"Si queres cogerte a esa putita, hacelo cuando termine la cuarentena, invitala a tu pensión, esta casa no es un telo ni un parador para que te vayas a coger por ahí" le digo enojada mientras entro a casa.

Ese día todo transcurre sin hablarle, enojada tiro mas cosas y haciendo ruido para que se dé cuenta de que estoy fastidiosa.

Para comer hago unas salchichas y me voy a comer a mi cuarto.

En ese momento que estoy comiendo mis salchichas suena el timbre. Son los que traen la cama.

Salgo a atenderlos, con mucha mala onda, les pago el envío y los despido.

Dejan la cama en el cuarto, le digo que mi sobrino que ya es grande se va a armar solito la cama.

Vuelvo a mi cuarto, pero antes me lavo las manos, cuando me miro en el espejo tenía mostaza en el cachete. Una vergüenza.

Esa noche no salí, solo para buscar comida y mi sobrino estaba en su cuarto encerrado.

Día 21, domingo

Cuando me despierto, ya mi sobrino había desayunado, esta vez no me dejó preparado el desayuno. Me lo tuve que hacer.

Él está afuera haciendo algunos ejercicios de rehabilitación de ese desgarro que tuvo cerca de su ingle.

Me da un poco de culpa y vergüenza mi reacción de ayer, me siento una adolescente estúpida que se pone celosa, cuando ya soy una señora grande.

Tengo un esposo que amo y lo quiero respetar, quiero que esté para siempre conmigo.

Porque negarle a mi sobrino que se enamore, mi mente podrida piensa en lo sexual, pero tal vez mi sobrino encontró el amor con esa chica más de su edad y yo se lo estoy coartando.

Cuando entre a la casa le voy a pedir disculpas y decirle que es libre de salir con los cuidados necesarios.

Al mediodía entra a la casa, antes que yo le diga algo, me dice que estuvo pensando en lo que le dije ayer.

Me dice que tengo razón, y que no quiere ser estorbo, me dice que ya arregló con el flete para llevarse la cama, que me la pagaría, le aviso a mi hermana de la compra, se la quedaría y se la llevaría a la pensión.

Me deja sin palabras, ya había resuelto todo y tomado una decisión.

Había hablado con la pensión, lo esperaban el lunes, habló con la madre, mi hermana para pagarme la cama, habló con el flete para que el lunes a primera hora se fuera de casa.

Antes que yo pueda decir algo, me dice que la disculpe que necesita darse una ducha, está sucio. Ayer después de todo el trabajo, no pudo bañarse, yo en mi cuarto lo deje aislado.

Parece que ahora el enojado es él.

Va a mi cuarto directo a mi baño para darse una ducha. Se escucha claramente como cierra la puerta del baño, esta vez no habría puerta entreabierta para mirar siquiera.

Suena mi teléfono, es mi hermana.

Me putea de todos los colores, que no sabe porque mi sobrino se quiere ir, que tanta molestia puede causar, que porque lo echo de la casa, que no le vaya a pedir ningún favor y que no me quiere volver a ver por mucho tiempo… Y corta.

Me da bronca todo, hace 36 horas le había chupado la pija de manera espectacular y me había tragado su leche y parecía que ahora era la peor de todas.

Entro a mi cuarto y cierro la puerta esperando que salga de mi baño.

Cuando sale, con la toalla en la cintura le digo que tenemos que hablar, me dice que espere que se cambie. Le digo que no hace falta que quiero hablar ahora.

Le digo que tiene cuerpo de hombre, algunas actitudes de hombre maduro, pero en otras se comporta como un niño.

Esto de enojarse y pegar un portazo llamando a todos lados para irse es muy de adolescente, esa no es la actitud de un macho que tiene las bolas bien puestas.

Le dije que es al pedo que tenga semejante pija si se va a comportar como un niño. Eso lo puso colorado. Lo estaba humillando.

Y me acerque para decirle en la cara que a ninguna mujer le gustan los chiquilines, nos gustan los hombres bien machos.

En ese momento me agarra del cuello y con la otra mano me acerca a su cuerpo.

Me mete la lengua dentro de mi boca contra mi voluntad, Yo solo me quejo y trato de hacer fuerza contra su pecho y su brazo, mis manos pequeñas no pueden hacer nada ante todo ese cuerpo lleno de músculos viriles.

Su lengua adolescente quiere meterse hasta donde puede dentro de mi boca, me quejo, pero eso no lo disuade.

Su mano es enorme, cubre todo mi cuello, su otra mano me vuelve a presionar contra su pelvis.

En un momento se separa de mí y agarrándome de los brazos me tira a mi cama.

"¿que vas a hacer sobrino?" le digo temblorosa

Estaba vestida con un pijama de dos piezas, nada sexy, despeinada, sin maquillaje, con unos soquetes.

Se saca la toalla y me dice:

"bien que te gusto comerme las bolas, la pija y mi leche el otro dia, tia puta"

Se lanza como un tigre contra su presa, y en dos movimientos me rompe la parte de arriba del pijama y la parte de abajo dejándome solo con la tanga gris que estaba usando.

"no, sobrino no está bien esto" le digo temiendo que se enoje.

Con su mano de un tirón me rompe la tanga, la fuerza que aplico hizo que la resistencia de la tela me queme la cadera, que comenzó a arderme inmediatamente.

Estaba desnuda, a su entera merced. Había tentado a la bestia que llevaba por dentro y ahora no habría forma de detenerlo.

Estando boca arriba me acomoda hacia el final de la cama, allí acerca su pija a mi boca y me obliga a comérsela.

Apenas me entra, esta enorme, la mete con rudeza, golpea mis cachetes, toca mi campanilla, tengo arcadas. Mi saliva comienza a salir y a escurrirse por los costados, llenando de saliva toda la pija, toda mi mano, cae por sus piernas, cae a mis pechos.

Luego de varios minutos de tenerme en esa posición, desciende y baja a comerme las tetas, me las chupa como un ternero hambriento, las masajea. Su lengua enciende mi concha.

Concha que rápidamente encuentra alivio con sus dedos jugando por debajo.

Cuando parece haberse saciado de tetas, baja hasta mis labios vaginales, allí se entretiene chupando, metiendo lengua, saboreando las texturas, los sabores, los olores de una mujer excitada.

Comienzo a jadear, a gritar de placer, siento su lengua ir por todos lados, queriendo meterse donde solo sus dedos habían llegado.

Esa tarde era eterna y hermosa como era. No quería que termine.

Él se recompone y se pone sobre mi, me come el cuello, mientras sostiene con una mano el mismo y con la otra mis muñecas por encima de mi cabeza.

Me vuelve a besar desesperado, su lengua está dentro de mi boca, esta vez yo lo recibo, lo beso apasionadamente como una adolescente.

Nuestras lenguas se funden en una, cerramos los ojos, nos sentimos, mis pechos erectos tocan el suyo, y siento el calor de su pija jugando en la entrada de mi concha.

Es torpe, intenta entrar de muchas maneras que seguro solo vio por internet, entiende que necesita ayuda, me libera de una mano.

Con esa mano libre llegó hasta tomar la cabeza de ese monstruo de 23 centímetros.

Lo miro a los ojos con lujuria, y lo guío hacia el interior de mi experimentada concha.

Entra con facilidad al principio por los jugos, luego tiene que ir con cuidado, es muy gruesa, muy grande.

Siento que llega hasta donde nunca la sentí.

Por dentro me prendo fuego, mis piernas lo abrazan, él va hasta el fondo.

Me está haciendo el amor. Mi sobrino me está haciendo el amor, o me está cogiendo. Como gusten.

Se siente el aroma en el aire a sexo, se siente el ruido de los flujos uniéndose.

Entra y sale a un ritmo disfrutable, luego lo intensifica, me quiere taladrar. Tiene todo el vigor de un adolescente.

No cambiamos de posición, está enamorado de esa posición, entra y sale, lo araño en la espalda, muerdo sus hombros, él me come la oreja.

Cada tanto me manosea las tetas e intenta llevársela a la boca. Vuelve a mi boca y me besa con pasión.

Me deja chupones en el cuello, luego retorna a mi lengua, le gusta jugar con ella mientras me coge.

No sé cuánto tiempo paso, pero ya casi está oscureciendo cuando termina explotando dentro de mí.

No sé en qué pensaba para dejar que haga eso, una cosa es coger, otra distinta es que me acabe dentro.

Siguió bombeando aun después de acabar, más sonoro era el chasquido de su entrar y salir, yo sentía como caían las gotas de leche que llegaban hasta mi culo.

Estuvo tratando de bombear un rato más hasta que se rindió, se deja caer sobre mi cuerpo, y parece que está exhausto.

Así nos quedamos como media hora, hasta que siento que se queda dormido.

Aun con su pija dormida dentro de mí disfruto cada movimiento, es enorme aun dormida y me da placer.

Así pasamos la tarde, luego nos acomodamos y dormimos una siesta.

A la tarde noche, lo despierto con una cena reconfortante.

El llama para cancelar la pensión, el flete y a su mama, mi hermana.

Como todo un hombrecito, se tiene que hacer cargo de sus decisiones y se come las puteadas de los 3 actores.

Gracias por su lectura, aún queda el capítulo final, así que espero sus comentarios.

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