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Mi esposa dejó de ver a mi amigo como fracasado (Parte 4)
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Tiempo de lectura: 27 minutos

Si no has tenido la oportunidad de leer los relatos anteriores desde el inicio de la aventura que me convirtió en el cornudo que soy, por favor léelos antes de este para que tengas la historia completa y puedas disfrutarla como yo lo hice, gracias por acompañarme en esta fantasía maravillosa.

Pasaron algunas semanas después de haber descubierto aquella escena que me tenía la cabeza y mi calentura muy alborotada, la imagen del tío Teo masturbándose con la prenda íntima de mi mujer me había creado una nueva obsesión y era vigilarlo todo el tiempo a través de las cámaras instaladas en mi casa, la mayoría estaban escondidas por eso de las señoras de servicio que habíamos tenido en el pasado y algunas nos habían robado, sin embargo el estar al pendiente de lo que el tío Teo hacía en casa en especial cuando se encontraba solo en casa con mi mujer me había causado una nueva adrenalina.

Misma que era alimentada al descubrir que el tío Teo buscaba cualquier oportunidad para ver a mi esposa en alguna posición sugerente, al agacharse a recoger alguna cosa, inclinarse y ver sus hermosos pechos o verla llegar del trabajo o el gimnasio y escanear de re-ojo las nalgas y tetas de mi mujer en cada oportunidad, todo esto me tenía muy excitado al grado de dejarle algunas pequeñas trampas como la puerta abierta de nuestro dormitorio cuando mi esposa dormía y/o ropa tirada de mi esposa que ella no notaria su ausencia, para luego descubrir al Teo recogerla del piso y olerla, así como echar un vistazo a la recamara en alguna visita al sanitario, todo era captado por la cámara la cual nunca se dio cuenta de su presencia y yo podía deleitarme con los atrevimientos que el tío Teo me deleitaba inconscientemente.

Así pasaron los días y finalmente tuvo respuesta por parte de la notaria que estaba tramitando su papelería, necesitaban validar algunos papeles de su jubilación y el tío Teo no los tenía a la mano, era necesario ir de regreso a su ciudad anterior y tramitarlos en las oficinas de esa dependencia, el viejo estaba muy enojado y aun cuando tratamos de tranquilizarlo, este cayó enfermo debido al coraje provocado. En un acto de caridad lo llevamos con un doctor amigo de varios años y este le diagnostico presión alta, por lo que debía quedarse en cama varios días. Fue entonces que Gerardo se ofreció a ir por ellos para darle el tiempo al viejo de recuperarse, sin embargo yo tenía programado un viaje de trabajo casi por las mismas fechas a esa ciudad, por lo cual me ofrecí a recoger esos documentos en lugar del tío Teo, por supuesto una vez más teníamos que resolverles sus problemas.

Ahí estaba el tío, acostado en su cama y recibiendo de nuestra caridad el apoyo que necesitaba, antes de partir les dije a los dos amantes, que tuvieran cuidado en mi ausencia que no se confiaran y les ganara la calentura, sobre todo en esas escapadas en las noches. Algo me inquietaba de lo que aquella noche yo había creído haber visto o escuchado. Ambos me dijeron que no me preocupara y que serían responsables, así pues partí a mi destino.

No es necesario contar que todas las noches que estuve fuera de casa, me la pase pegado a la pantalla de mi celular, por las noches pude ver como Gerardo ocupaba mi lugar en nuestra alcoba, nada era más excitante que ver a mi mujer montada sobre la verga de mi amigo, cabalgando esa gran verga mientras mi amigo con sus manos apretaba sus nalgas su cintura y sus pechos, ver acelerar el ritmo de sus embestidas y escuchar en mi cabeza los gemidos de mi mujer cada que alcanzaba un orgasmo. Todo desde el ángulo superior era como “espiar” a dos amantes en jubilo. Las escenas iban desde mi mujer hincada sujetando con sus manos los glúteos de Gerardo y ofrecerle una mamada de campeonato mientras este le sujetaba el cabello con una mano y la otra sobre la parte posterior de la cabeza de Laura para empujarla hacia adentro la cual al sentirse ahogada por esa gran verga se sacaba ese monstruo lleno de saliva de golpe, otro día estaba mi mujer en 4 puntos y mi amigo le enterraba su herramienta hasta el fondo de sus entrañas, verlos comerse sus sexos, sus fluidos, todo era un mar de excitación que me hacia el cornudo más feliz del mundo.

Un día por la mañana recibí la llamada de mi mujer, la cual después de ponerla al corriente en mis actividades en la ciudad, me comento que el tío Teo le había hecho una petición que le parecía extraña, al preguntarle yo de que se trataba y captando toda mi atención, me dijo que el tío le pidió ayudarlo a tomarse una ducha, esto me hizo levantar una ceja de curiosidad repentinamente, captando toda mi atención le pedí que me explicara la petición anteriormente descrita.

-Me ha pedido que si puedo colocar una silla al interior de la regadera ya que aún se siente débil para estar de pie, sin embargo entiendo que debo ayudarlo a llegar a la ducha. ¿Cómo espera que suceda eso?, me extraña que no se lo pida a Gerardo. Comento mi mujer.

Esto rápidamente me hizo pensar que el tío quería sacar ventaja de la situación para abrazar a mi esposa o su convalecencia no lo hacía pensar con claridad. Opte por decirle que no se preocupara que solo fuera meter una silla en el baño y no le diera más importancia. Cambiamos de tema y colgamos, sin embargo no sería el fin de esa charla.

Yo podía ver que los días que no había nadie en casa, el tío se levantaba y caminaba a la cocina o al baño sin dificultad, tanto que en una de ellas pude verlo entrar a nuestra habitación y repetir la escena que les he contado con anterioridad, a diferencia, esta vez totalmente desnudo se masturbo en el centro de nuestra cama y pude verlo eyacular en una de las prendas limpias de mi mujer y guardarla nuevamente en el cajón, esto me causo una tremenda excitación de tan solo pensar que mi mujer más tarde se pondría esa prenda con el semen seco del tío, el semen seco de ese viejo por fin tocaría la parte más íntima de mi mujer y está no tendría idea de que eso sucedería. Pfff creo innecesario contarles como me masturbe pensando en eso.

Otro día, mi mujer le ayudo al tío a meter la silla al baño, Gerardo había ido a recoger al súper mercado una lista de alimentos que Laura le había pedido. Al saber el tío esto, casualmente le pidió ayudarlo a que este tomara un baño, mi esposa sin sospechar nada accedió a ayudarlo con la silla, sin embargo esta al finalizar de ponerla debajo de la ducha, vio entrar al tío Teo al baño con tan solo una toalla sujetada a la cintura, Laura en un parpadeo rápidamente evito cruzar la mirada con él, a voz de ella solo pudo ver el pecho desnudo del tío el cual estaba cubierto de vello y una gran barriga la cual era adornada con un ombligo grande y profundo, esquivando el cuerpo del tío salió de prisa del baño y antes de cerrar la puerta pudo ver como el tío dejaba caer la toalla sin embargo solo pudo apreciar las nalgas gordas y peludas del viejo antes de sentarse en la silla que minutos antes mi mujer había colocado, esta escena le causo repulsión y se fue de ahí sin mediar una sola palabra.

En otras ocasiones cuando ella le llevaba de comer al tío o dejarle su dosis de medicina, está por intención u omisión debía tocar la puerta y pedirle que se tapara, ya que generalmente solo tenía puestos sus calzoncillos o desnudo solo con una sábana. Mi esposa se sentía acosada cuando tenía que recoger los platos vacíos y/o ayudarlo a acomodar las almohadas, podía notar como el tío clavaba su vista en sus nalgas o pechos, sin embargo no le generaba más problema por la situación de salud del viejo.

Todo esto lo supe una vez al regresar de mi viaje, mientras jugábamos bajo las sabanas y yo empezaba a masturbar su sexo, me contaba como habían sido las noches con Gerardo y lo rico que la habían pasado, esto la tenía en el punto de su excitación máximo, ya que cada que me explicaba cómo llegaba al orgasmo yo aceleraba la masturbación con mi mano y lo que salía de su boca era un placer para mis oídos. La excitación de ambos me nublo la vista al ver a mi mujer y recordar como disfrutaba de cada cogida que Gerardo le dio en mi ausencia, sin embargo la escena del tío eyaculando sobre la tanga de mi mujer y que ella lo viera desnudo fue lo que me hizo perder la cabeza y acelerar el ritmo de mis tres dedos metidos sobre la vagina de mi mujer, al escuchar que llegaba al orgasmo perdí la razón y dije de manera inconsciente:

-Vente mi amor, vente… córrete puta, vente zorra, córrete en mi mano… imagina que es la mano del tío Teo que te está metiendo los dedos, córrete puta!

Esto hizo que Laura se arqueara al escucharlo y soltara un gemido seco pero profundo al sentir su orgasmo llegar, pude sentir como sus muslos pélvicos se comprimían al recibir esa dosis de placer y apretaban mis dedos en su interior.

Cuando se recuperó, aun podía sentir su sudor frio al recibir esa avalancha de placer mientras respiraba agitada, la bese con pasión y sentí el sabor seco de su boca. Antes de que pudiera recuperarse dijo.

-me has sacado uno de los mejores orgasmos que he tenido, siempre sabes que decir para excitarme de esa forma. -Dijo ella.

-¿de verdad? ¿Te excito que te dijera que eres una puta y que aparte el tío Teo te estuviera masturbando? -Le conteste.

-Si, lo que a ti te excita a mí me calienta, he notado que te llama mucho la atención que te platique como me ve el tío Teo, me imagino que te ha dado material para imaginar muchas cosas ¿no?”.

Esas palabras me hicieron abrir el cofre de secretos que había guardado hasta ese momento, aunque lo dude un poco y ella me pregunto qué pasaba, le platique como el viejo la veía en sus descuidos y lo que había visto a través de las cámaras, en un principio se sorprendió cuando le dije lo de las masturbaciones en sus prendas íntimas, pero al verme que al estarle contando todo esto y mi erección alcanzo mi máximo limite, tomo mi verga y empezando a masturbarme me dijo:

-“entonces te excita que el viejo eyacule en mis tangas y yo las use sin darme cuenta” a lo que responde que sí.

Vi como hizo una mueca de maldad y enseguida se llevó mi miembro a su boca, me regalo una de las mejores mamadas que me había dado y me hizo llegar al cielo. Una vez que termino de tragarse los borbotones de leche que eyacule de varios tragos, le dije “quiero que hagas sufrir al viejo, sin ser evidente caliéntalo, hazlo que cada día te desee más y vamos a engañarlo como el cree que nos engaña al entrar a nuestra habitación” como si de dos niños traviesos se tratara, al principio la vi dudosa pero luego me sonrió de manera picara y me dijo “Pero solo hasta donde yo me sienta cómoda, no quiero que vaya a tomarse atribuciones y luego no podamos controlarlo”.

-No te preocupes, será como tú quieras… no llegara más allá de lo que permitamos. Le dije.

Así pasaron los días, Laura al inicio se mostró vergonzosa pero finalmente participo en nuestro juego, se dejaba pasear por la casa en ropa más ajustada, provocativa o incluso fingía que por error el tío estaba ahí y salía del baño en solo una toalla pequeña muy por debajo de sus hermosas nalgas. Lo llamaba para que la ayudara con algún que hacer de la casa y le permitía ver más a detalle su hermoso cuerpo, recuerdo un día que Gerardo y yo nos fuimos a mi oficina ya que me ayudaría con algunos trámites, mi esposa aprovecho esta oportunidad y sabiendo que estaba a solas con el tío se metió a bañar, para luego intencionalmente llamarlo y pedirle que le subiera una botella de shampoo que había supuestamente olvidado en otro lugar, el Tío Teo de inmediato aprovecho esta situación y corrió a dejarla, tocando a la puerta del baño y mi esposa diciéndole que pasará y se la diera por un costado de la regadera, yo no me perdía ningún detalle a través de las cámaras desafortunadamente no tenía una dentro del baño, pero pude ver antes de que el ingresara como el viejo nervioso se limpiaba el sudor de la frente con la botella del shampoo en mano, tomar la perilla de la puerta e ingresar al mismo mientras escapaba el vapor mediante se abría la misma, ya dentro mi mujer le dijo “pásemela por favor”, mi esposa solo podía ver la silueta grande del tío y su brazo atravesando por un costado de la cortina le entregaba la botella, mi esposa le respondió con un “gracias que lindo”, el solo dijo “de nada” con una voz entrecortada, seguramente pudo ver la silueta desnuda de mi mujer, el contorno de sus pechos y sus hermosas piernas, mi esposa me contó luego que duro algunos segundos ahí parado viéndola y ella fingiendo dándole la espalda para que pudiera apreciar sus nalgas, al cabo de unos minutos escucho la puerta cerrarse. Mi mujer estaba excitadísima de los nervios, dice que no pudo contener masturbarse en la ducha.

Habíamos llegado sin darnos cuenta a un punto sin retorno, ambos nos excitaba la idea de que el tío Teo estuviera siendo víctima de sus deseos sexuales hacia mi mujer, era tanta nuestra complicidad que Gerardo había pasado a un segundo término, aun así Laura cumplía con satisfacerlo por las noches y en algunas ocasiones en algún motel de la ciudad donde se citaban para saciar sus pasiones. Habíamos acordado no decirle nada de nuestra nueva fantasía, esto para no hacerlo sentir mal o que se molestara de saber que su tío estaba siendo víctima de nuestras ardientes travesuras.

Los días pasaron, yo disfrutaba de ver a mi mujer siendo la calentura de dos hombres que vivían en mi casa, uno la cogía todas las noches en mi cama y el otro se la comía con el pensamiento, muchas veces podía ver al tío Teo masturbarse en los pasillos, en el jardín, en la sala y en cualquier lugar donde estuviera solo y le ganara la calentura de esos pensamientos morbosos que mi mujer le provocaba con sus acciones predeterminadas, a solas, mi mujer y yo veíamos esos videos y yo podía notar como ella se quedaba atónita al ver la verga del tío, incluso coincidimos que debía ser más grande que la de Gerardo sin embargo lo que más le sorprendía era la cantidad de semen que eyaculaba y como cada que podía repetía dejar marcadas todas las prendas de mi mujer, incluso mi mujer se llegó a poner para calentarme aún más aquellas que aun tenia humedad de la leche de ese viejo.

El tío Teo había se había sentido en total comodidad ya en casa, en nuestra ausencia se paseaba desnudo por la casa sin temor a que llegáramos de repente, se sentaba a ver televisión y era como si esperara que mi mujer un día cruzara la puerta y lo encontrara de esa manera, sentado y con su mano sujetando ese monstruo erecto, lo cual sucedió más tarde pero de otra manera.

Un día mi mujer al llegar a casa y preguntar quién estaba en ella nadie respondió, así que pensando que estaba sola decidió ir a la recamara a ponerse cómoda, en el camino desabrocho su blusa y dejándola caer en una silla, camino en falda y sujetador hacia la recamara, Laura al ir a la mitad del pasillo vio como la puerta del baño de visitas se abría, en ese momento apareció la enorme silueta del tío, desnudo y secándose su gran cabeza con una toalla recién salido de bañar.

Mi mujer se paralizo al ver ese enorme cuerpo frente a ella desnudo, su enorme barriga sobresalía al igual que su miembro que colgaba flácido junto a los testículos tupidos de vellos púbicos. Mi mujer finalmente estaba frente a ese miembro que tantas veces vio en video y esta vez lo tenía a pocos metros, pudo notar a detalle el largo de este y como la forma del glande sobresalía del resto, era como si un pene de caballo pareciera.

Cuando mi mujer pudo finalmente salir del trance, corrió tapándose los ojos y en voz alta dijo:

-“¡Por favor Teo! Tenga cuidado, vístase antes de salir de la ducha”. Mientras tapaba su vista con la palma de la mano y corría a la habitación.

Este solo le contesto:

-“Perdón, no sabía que había llegado. Discúlpeme usted también por verla en sujetador”. Esto mientras una sonrisa burlona se veía en su cara.

Fue cuando mi mujer reacciono que le había regalado otra imagen para su colección y había disfrutado de ver sus hermosos senos. Mi esposa al contarme esto, sabía lo que provocaría en mí y finalmente me pude imaginar que hubiera pasado si la escena con Gerardo aquella primera noche su hubiera repetido, definitivamente estaba perdiendo la razón, como era posible que me excitara la idea de que ese hombre viejo, gordo, no agraciado físicamente y vulgar pudiera disfrutar de mi mujer, sabía que había perdido el control y aun así lo disfrutaba.

Una tarde, recibimos la notificación de que los trámites del tío se habían logrado, la notaria tenia lista su documentación y sabíamos que pronto se iría, no puedo describir aun el sentimiento de negación y de decepción de saber que nuestra nueva fantasía se acabaría, sin embargo era así y sabíamos que sucedería pronto, el viejo también sentía sentimientos encontrados.

Al día siguiente recogimos los documentos del tío y propusimos celebrar esa noche con una cena para los 4, Laura prepararía todo con ayuda de nosotros y compraríamos vino para la velada. Una vez en la mesa, los caballeros empezamos a platicar de cosas sin importancia, chistes y anécdotas de nuestras infancias, mi mujer bajo más tarde ya que le había pedido como última condición antes de que el viejo se fuera se luciera para que este se llevara esa imagen para siempre, mi mujer no me decepciono y al escucharla bajar las escaleras con sus tacones y bajar el último escalón todos nos quedamos atónitos y un silencio surgió, mi mujer lucia espectacular, se había puesto un vestido blanco ajustado que marcaba todo su cuerpo hasta sus muslos, un escote pronunciado hasta su ombligo y unos tacones negros de plataforma, su pelo alaciado y sus aretes de circulo que adornaban perfectamente su cara, lucia realmente sexy. Los cumplidos no faltaron hasta sonrojarla.

Al pasar por un lado mío para sentarse a un costado de la mesa, pude percibir el aroma de mi perfume favorito y al verla por detrás un escote en su espalda dejaba ver su hermosa figura, por ultimo pude ver como el vestido dejaba ver una tanga blanca por debajo, la cual era diminuta y se veía el triángulo perderse entre sus nalgas. El tío Teo no daba crédito a lo que veía, no pudo disimular cuando se dio cuenta que había dejado a medio camino un tenedor con comida que se llevaría a la boca antes de quedar en shock al ver a mi mujer.

Gerardo por su parte, le sirvió rápidamente una copa de vino a mi mujer y este le dijo:

-“muchas gracias por la cena, esta deliciosa” sin despegar su mirada de los senos de mi mujer que se asomaban sobre la mesa una vez que esta puso sus hermosas nalgas en la silla.

-“Qué bueno que les gusto, lo hice especialmente para el tío Teo”. Dijo Laura con una sonrisa.

La noche circulo entre risas, experiencias y palabras de despedidas al tío, esta solo eran interrumpidas cuando mi mujer se levantaba a la cocina por mas botellas de vino y que yo fingía revisar mi celular para que estos dos pudieran comérsela con la mirada.

Todos empezábamos a tener los efectos del alcohol con cada botella que se destapaba, el primer en sufrir los efectos por supuesto fue el tío Teo el cual comenzaba a repetir algunas cosas como “los voy a extrañar, a usted más Laurita por su comida” “por su amabilidad” “por su amabilidad con este viejo”, mi mujer ya en un estado también etílico en una de esas palabras de cariño hacia ella se levantó a darle un abrazo, situación que el tío aprovecho para abrazarla y poner sus manos sobre su cintura y pude ver como con sus dedos intentaba sentir la prenda íntima de mi mujer, todo esto mientras Gerardo veía lo que pasaba y me volteaba a ver con cara de extrañeza, pero al ver mi cara con una mirada directa era como si nuevamente nuestros poderes telequineticos hicieran efecto, supo entonces de lo que se trataba y atónito giro su cabeza hacia mi mujer y el tío que recién se separaban y este le daba un beso a mi mujer en la frente.

Yo estaba fascinado viendo como mi mujer empezaba a coquetear con el tío y por debajo de la mesa tocarme sobre mis pantalones para revisar como estaba erecto, Gerardo ante la excitación que también le provocaba ver a su puta, se le ocurrió decirle a Laura que lo acompañara a fumar un cigarrillo afuera, mi mujer entendió la indirecta y afirmo con la cabeza, el tío ya entrado en copas no pudo disimular cuando mi mujer se paró y le dio la espalda para dirigirse al jardín, este clavo su vista entre sus nalgas las cuales le pasaron a unos cuantos centímetros y solo pudo sentirlas en su imaginación.

Yo sabía que Gerardo estaba excitado e iba aprovechar para tocar a mi mujer fuera de la vista de los dos, es por eso que tuve que distraer al tío con la plática, sin embargo este no me ponía mucha atención y solo contestaba con movimientos de su cabeza, sabía que estaba desesperado por seguir viendo a mi mujer como un adicto sin su dosis diaria, solamente apaciguaba su ansiedad con un trago a la copa y tomando valor me dijo algo que me sorprendió y no venía venir.

-“Tu mujer es muy hermosa, yo nunca podría tener una mujer como ella, realmente te admiro”

Esto retumbo en mi interior y me dejo atónito, me pasaron por la cabeza contestarle mil cosas entre ellas que sabía que se masturbaba pensando en ella, que sabía que la veía a escondidas y sobre todo que me excitaba de manera enferma de pensar en todo eso. No tuve más opción que decirle “Gracias, realmente es una belleza”.

El tío se levantó de la mesa y pude notar como una gran erección se marcaba sobre sus pantalones, su enorme barriga ayudaba a esconderla pero sin duda podía notar ese gran bulto sobre su muslo derecho, una vez incorporado con voz desinflada, dijo:

-“necesito ir al baño”.

Yo solo le acerté con un movimiento de cabeza mientras le daba un trago a mi copa, una vez que entro al baño aproveche y al escuchar el sonido del seguro de la perilla, me levante de prisa y fui a buscar a los amantes. Al salir al patio no los vi a primera vista, pero un gemido dirigió mi mirada hacia el cuarto de servicio, me acerque y al asomarme por la ventana de este mi sorpresa fue ver a mi mujer empinada sujetándose con sus dos manos sobre una mesa, su vestido levantado hasta media espalda y su tanga echada a un lado de sus nalgas por la mano de mi amigo el cual tenía los pantalones en los tobillos, la penetraba duramente y podía ver como sus nalgas rebotaban con cada embestida que le daba Gerardo, esto mientras este le decía:

-“¡¡eres mi puta me escuchas!! Me excita que estés coqueteando con el viejo, eres una zorra”

Mi mujer solo gemía del placer que sentía. Estaba por sacarme mi verga para masturbarme cuando escuche el agua del inodoro del baño donde había entrado el viejo, rápidamente regrese al comedor en lo que se lavaba las manos, al salir este lo primero que dijo fue “donde están los otros?” me tarde en contestar entre la falta de aire por la corrida y la excitación que tenía por haber visto a esos dos cogiendo.

Le conteste que seguramente terminando el cigarrillo, el no contesto nada y tomo su copa, lo invite a sentarnos en la sala mientras le llenaba más su botella, en ningún momento me paso por la cabeza que el viejo había estado delicado días antes y no debería estarme excediendo en lo que se le servía, sin embargo el tío Teo se veía alegre y queríamos que la pasara bien. Una vez sentados, los amantes entraron disimulando discutir por un tema sin sentido, sin embargo no pude dejar de notar ligeramente despeinada a mi mujer y mi amigo aun acalorado el cual tomo su copa de la mesa y se sentó a un lado mío, mientras que mi mujer se sentó a un lado del tío, mi mujer camino hasta el sillón donde estaba el tío, el cual al verla acercase no pudo disimular ver sus hermosos senos, recorriendo los pies para que Laura pasara este le indico que se sentara a un lado de él, mi mujer obediente lo hizo mientras me veía con cara de malicia, se sentaba a un lado del viejo mientras iba depositando su cuerpo en el sillón pude notar que levanto sus nalgas más de lo normal para tomar asiento, el tío Teo debió haber tenido una vista espectacular desde ese sitio, todo mientras mi mujer me regalaba una sonrisa traviesa.

Al sentarse cruzo sus piernas dejándolas la pierna en la parte alta pegada a la del tío, el cual se notaba estaba nervioso al estar frente a ese monumento que tanto tiempo le había dedicado varias masturbaciones. La plática continuo como si nada, en un momento de la charla el tío fingiendo no darse cuenta puso su mano derecha sobre la rodilla de mi mujer, la cual sujeto fuertemente mientras fingía una sonrisa para disimular el movimiento, al hacer esto vi la reacción de mi mujer la cual se notaba nerviosa, nunca se habría imaginado que el viejo tocaría una de sus piernas sin embargo pudo contener la situación y dejó que este disfrutara de su suave piel.

Ver esa escena me causaba una enorme excitación, me era difícil acomodar mi verga sin que notara el hecho, por eso fingía cruzar las piernas para poder acomodar mi miembro erecto, peor aún mi mujer me estaba regalando una deliciosa vista, ya que al tenerla de frente con un vestido tan pequeño, junto a ese hombre gordo y feo y ver como tocaba su pierna me volvía loco, sumado a que podía notar el triángulo de su ropa interior el cual seguramente aún estaba húmedo por la cogida que le habían propinado minutos antes.

En ese punto sé que Gerardo estaba disfrutando de la escena también, no hubo necesidad de platicar que yo estaba de acuerdo, sabía que me gustaba ver a mi mujer siendo la puta y coquetear con el viejo, el cual podría estar de acuerdo o no, eran las reglas de mi casa.

Esta situación que me tenía con los huevos a punto de explotar y decidí dejarlos solos para que se sintieran más cómodos al coquetear con ella, fue entonces que dije que era mi turno de ir al sanitario, mi mujer con su mirada trataba de descifrar mi mensaje mas no dije más y me fui a nuestra habitación a orinar a nuestro baño. Ya en la recamara solo me acosté en la cama y espere que preguntaran por mí, entonces escuche como alguien fue a la habitación y fingí estar dormido, escuche los pasos retirarse y decir a mi amigo Gerardo en la sala:

-¡Vaya! el cansancio ha hecho presa a tu marido mujer, se ha quedado dormido.

Los tres rieron en voz baja y continuaron con la plática, decidí cerrar los ojos para descansar un poco pero cuál fue mi sorpresa que dormité unos minutos, tal vez habrían pasado unos 40 minutos pero cuando desperté el bullicio de la sala había desaparecido y mi mujer no estaba en la cama, solo un silencio el cual no supe que había pasado. Decidí salir sigilosamente de la habitación aun algo adormilado, al pasar por el cuarto de visitas mi sorpresa fue ver a Gerardo acostado en su cama profundamente dormido, fue entonces que me di cuenta que el tío Teo no estaba en la habitación, me pregunte donde podrían estar y algo en la boca de mi estómago empezaba a sentirse, regrese a la sala y no encontré a nadie, las copas estaban sobre la mesa y fue cuando escuche una charla a la distancia, me acerque a la ventana que da al jardín y ahí estaba mi mujer y el tío Teo, sentados en la mesa de jardín fumando un cigarrillo o por lo menos el viejo le hacía compañía a mi mujer.

El tío se veía que luchaba por no quedarse dormido, sin embargo aún podía hilar palabras las cuales no entendí de que estaban hablando, mi mujer estaba sentada sobre una silla con el cuerpo flojo, tumbada en la silla recostada de lado podía notar como sus pechos casi se salían por ese escote pronunciado, la elegancia había sido perdida unas copas antes pero se veía en total comodidad con el tío al frente, no le importaba que el viejo tenía solamente su vista clavada en esas redondas tetas mientras mi mujer hablaba sin voltearlo a ver. Estuve ahí viéndolos sin que notaran mi presencia por 15 minutos, hasta que mi mujer dijo que era hora de dormir, se inclinó e intento meter sus pies a los tacones que para ese momento ya deberían ser una carga pesada, aun así pudo ponérselos sin sujetarlos.

El viejo ya se encontraba de pie y ofreció con su mano ayudarla a pararse a mi mujer de la silla, Laura acepto y de un pequeño jalón la puso de pie y esto hizo que ella tambaleara un poco pero en un reflejo el tío con su otra mano la sujeto de la cintura para que esta no cayera al suelo, el viejo tenía sus dos manos en mi mujer y esto me causaba un morbo increíble, verlos tan cerca cuerpo a cuerpo, solos y mi mujer en esa ropa era lo mejor de lo que me había imaginado.

Al verlos acercarse a la cocina para entrar a la casa, corrí a esconderme a otro lugar donde no podían verme. Los escuche entrar y él se ofreció a ayudarla a recoger las copas y los platos, lo cual mi mujer dijo que no era necesario, que se fuera a dormir y le agradecía haberla escuchado en esa casi media hora, me sorprendí al verla inclinarse y darle un abrazo y un beso en la mejilla. Esto hizo que el viejo le regresara el abrazo tratando de disfrutar más de ese cuerpo que lo tenía loco, una vez se separaron él se quedó viéndola fijamente a su cara, luego bajo a su pecho y por ultimo a su parte baja, mi mujer con una sonrisa nerviosa le dijo:

-¿estás bien Teo?

El viejo tardo un minuto en contestar mientras la veía fijamente.

-Si estoy bien, gracias por ese abrazo cálido.

Mi mujer se sonrió y se dirigió a la mesa a recoger los platos, el tío camino sentido contrario rumbo a las habitaciones se despidió dando las buenas noches, mi mujer hizo lo mismo. Yo para ese momento estaba frotándome sobre mis pantalones, ver esa seducción y esa “inocencia picara” de mi mujer me tenía enfermo de morbo.

Fue entonces que mi mujer una vez recogida la última copa, la puso sobre el fregadero y abrió la llave del grifo para enjuagarlas. Mientras hacía esto yo podía ver sus hermosas nalgas, su espalda, su cintura y toda la belleza que irradiaba mientras ligeros movimientos en su cuerpo eran causadas por el fregar de las copas con la esponjilla.

Estaba en mi trance más profundo observando a mi mujer y fantaseando como el tío Teo se masturbaba viendo ese monumento, cuando de repente fui interrumpido al ver al Tío aparecer en escena nuevamente y silenciosamente pararse a escasos metros de mi mujer por detrás, ella nunca se dio cuenta de su presencia y como si la casualidad fuera parte del juego, mi mujer se agacho para sacar una toalla para secar las copas del cajón debajo del fregadero, nunca percibió la presencia del tío, yo estaba mudo con la boca abierta, mi garganta rápidamente se secó al dejar de tragar saliva, estaba en un nuevo shock al verlo ahí viendo el hermoso culo de mi mujer que se transparentaba su hermosa y delicada tanga al estar ella en esta posición, mi verga estaba a punto de estallar.

Finalmente sucedió, como en cámara lenta pude ver al tío caminar hacia detrás de mi mujer y antes de que ella pudiera darse cuenta el tío tomo sus nalgas y le empujo toda su humanidad a su cuerpo, mi mujer al sentirlo se incorporó asustada y sin darse cuenta el tío con sus grandes brazos gordos la sujeto por detrás de su cuerpo, una de sus manos se sujetó fuertemente su estómago y la otra a su cuello, mi mujer estaba paralizada y el tío se acercó a su oído y le dijo susurrando:

.-“me moría por sentir tu cuerpo, crees que me iba a ir sin haber disfrutado de él”

Mi mujer quería decir algo pero antes de poder soltar palabra alguna, el tío sujeto el frente de su vestido con ambas manos y jalo fuertemente hacia lados contrarios, los senos de mi mujer brincaron a la vista violentamente y sin perder tiempo el tío los apretó con ambas manos. Mi mujer intentaba torpemente taparse y decía:

-No… noo… espera… espera… aaahhh… suéltame Teo!

-¡No, no esperare más! Contesto él.

Mi mujer trataba de quitárselo pero era imposible, el peso del tío fácilmente triplicaba el de mi mujer. El tío seguía diciéndole cosas al oído como:

-No sabias como moría por este momento, te voy a coger como nadie te ha cogido, estoy harto de solo mirarte, hoy me voy a saciar todas las que me debes”.

Lo que estaba viendo era increíble, mi fantasía se estaba volviendo realidad frente a mis narices y no podía perderme cada detalle, aun no puedo creer como he sido el cornudo más feliz del mundo viendo como otro disfrutan de mi mujer de esa manera. Yo estaba ahí congelado viendo la escena.

Mientras veía todo esto, mi mujer insistía en detenerlo, incluso llegue a pensar en actuar ya que mi mujer empezó a suplicar que parara, pero mi calentura me impedía hacer algo, solo escuchar me provocaba en mi estómago un placer indescriptible.

-¡Para, para, para… por favor Teo, no quiero, por favor para, déjame”

El tío sin parar su faena, le decía.

-Tranquila preciosa, disfruta de cómo te haré sentir mujer.

Entonces el viejo, con su mano derecha busco la parte baja del vestido de mi mujer y levantándolo de un jalón se abrió camino para tocar la vagina de mi mujer, las débiles manos de mi mujer no eran impedimento contra las manos gordas y rudas del tío, mi mujer suplicaba que parara pero esto solo incitaba más al tío para violentarla, una vez su mano se abrió camino hacia el sexo de mi mujer este empezó un movimiento brusco y acelerado en los labios vaginas de Laura, me tenía impactado la forma tan ruda con la que estaba abusando de mi mujer, sin embargo no podía actuar y no quería perderme detalle de nada.

El tío empezó a besar el cuello de Laura y esta solo podía girar su cabeza pero todo eran vano, no podía liberarse de esa bestia que estaba hambrienta de sexo, con su mano izquierda tenia atrapado el seno derecho de mi mujer el cual parecía explotar de la presión que este ejercía al apachurrarlo.

Así estuvieron luchando por 2 minutos mientras el tío aceleraba el ritmo de su mano en la vagina de mi mujer, el insistía y le pedía que no se resistiera, fue entonces que el tío en un movimiento se inclinó más encima de mi mujer, obligándola está a poner la mitad de su cuerpo sobre la barra de la cocina, lo que la obligo a abrir más las piernas para poder sostenerse y con sus manos tratar de sostener el peso que ejercía el tío sobre ella, todo era en vano la presa no podía hacer nada contra el depredador.

No supe como paso, pero cuando reaccione yo ya tenía fuera de mis pantalones mi pene erecto, estaba masturbándome viendo esa escena donde mi mujer luchaba por liberarse de las bajas pasiones del tío Teo, este no dejaba de abrirse camino en la vagina de mi mujer la cual había ya cedido a la violación que estaba sufriendo. Yo estaba impactado viendo aquello y de repente el forcejeo tomo un rumbo diferente cuando el tío le dijo a mi mujer en la oreja.

-“Relájate Laurita, déjame saborear tu delicioso sexo”

En eso pude ver como sacaba su mano del interior de los labios vaginales de mi mujer y se metía los dedos a la boca para chupárselos mientras emitía sonidos de que estaba disfrutando de los jugos de su presa.

-“Ahora entiendo por qué Gerardo todas las noches disfruta de esta delicia. Dijo abruptamente el tío”

Mi mujer al escuchar eso se paralizo y yo salí de mi trance, el tío soltó una silenciosa carcajada y dijo:

-Si preciosa, yo sé que mi sobrinito disfruta de tu cuerpo y tu cornudo esposo lo disfruta viendo, ahora es mi turno de disfrutar de ti.

Todo este tiempo el tío nos había descubierto, esa noche definitivamente estaba escuchado cuando yo vi su silueta y ahora conocía de nuestro estilo de vida. Una vez más mis pensamientos fueron interrumpidos por el tío al ver que subía el vestido de mi mujer hasta la mitad de su espalda, mi mujer nuevamente intentaba zafarse de esa prisión pero era imposible, el tío en un movimiento brusco jalo de aquella fina tanga blanca y la arranco del cuerpo de mi mujer. Mi mujer insistía en que parara.

-Espera tío, suéltame por favor… Para, para!!

-¡Tranquila!… voy a disfrutar de ti por todo lo que me has calentado y sé que tú también lo disfrutas!!! -Dijo Teo.

Rápidamente el tío con su mano aun libre, se desabrocho los pantalones y bruscamente se hizo a un lado el tirante del calzón, su enorme verga salió disparada de aquellos calzoncillos… Su verga era descomunal para su edad y sus problemas, era increíble cómo podía lograr esa erección, un mástil negro con una cabeza en forma de hongo rosada y unas venas hinchadas que adornaban el tronco de esa herramienta… Vi como la tomo con su mano y rápidamente la abrió camino por las nalgas de mi mujer, la cual está al sentir el hirviente fierro antes de poder decir algo el tío Teo rápidamente libero de su prisión el pecho que tenía sujetado con firmeza para taparle la boca a mi mujer… y susurrando le dijo:

-Te voy a coger como nunca te han cogido estos pendejos…

Sin más, se la enterró de un golpe seco en la vagina de mi mujer, yo solo pude ver como mi mujer soltó un grito ahogado con la mano del tío tapando su boca y sus ojos se abrieron casi a punto de salir de sus orbitas. La gran barriga del tío estaba aplastando la espalda de mi mujer la cual tardo un minuto en poder ahogar ese grito de dolor.

Lo que yo estaba viendo era una violación y lo peor de todo es que yo lo estaba disfrutando, mi mujer estaba siendo usada por ese ser despreciable y viejo y yo estaba ahí paralizado viendo y resignándome como el cornudo que era, ver como mi mujer era el objeto sexual de otro y de qué manera había sobrepasado todos mis pronósticos.

El tío seguía empujando para abrirse camino en el sexo de mi mujer, los gritos de ella eran ahogadas por esas grandes manos y unas lágrimas empezaron a rodar por las mejillas de mi mujer, el dolor era demasiado para ella. El tío entonces haciendo una pausa al brusco movimiento, se incluso hacia la espalda de mi mujer y comenzó a besarla a cada detalle y diciendo:

-“Tranquila hermosa, deja entrar en tus entrañas… deja que tu cuerpo se adapte a mi verga”…

Mi mujer gemía gritando algo que no fue comprensivo para nadie, así estuvo 1 minuto mientras Teo hacia ligeros movimientos circulares para ayudar a que esa enorme verga se abriera camino en su interior. Algo paso y pude ver como mi mujer desvanecía la respiración agitada poco a poco, incluso su cabeza sobre la barra para tratar de recuperar energía y la agitación en vano que utilizo para liberarse… esto debió ayudar a sus músculos vaginales ya que el tío burlonamente dijo:

-“ya viste mamita? Así es, relájate y deja que yo haga el resto”.

El tío con su sonrisa burlona, su frente empezaba a gotear ligeras gotas de sudor sobre la espalda de mi mujer, su gran tamaño y peso a pesar de controlar la situación lo había agitado tratando de neutralizar a su presa, agitado empezó un movimiento de vaivén en la pelvis de mi mujer… la cual no oponía ya resistencia.

Entonces pude ver finalmente como su enorme verga se abría paso entre los labios vaginales de mi mujer, sus grandes manos se pusieron sobre las curvilíneas caderas de mi mujer y esto le permitió comenzar un nuevo ritmo de penetración el cual desde mi posición me permitía ver los testículos de Teo golpear en los labios vaginales de mi mujer, mismos que lucían rojos de la hinchazón provocada por la vejación violenta sufridos previamente. Mi mujer estaba rendida y finalmente entendía que no podría hacer nada contra él, posiciono sus brazos y manos sobre la barra, dejando a merced su cuerpo al tío. Este lo celebro diciendo:

-“eso es mi Laurita, déjame mostrarte lo que este viejo puede darte”

-“por favor… no… espera” -dijo mi mujer.

Entonces el tío, con un movimiento lento se arrancó su camisa que había lucido esa noche. Los botones cayeron al suelo junto con los retazos de tela de la misma, finalmente su enorme barriga y una enorme espalda llena de pelos canosos tupian esa pared obesa hasta las nalgas las cuales fueron expuestas una vez el pantalón de Teo cayó al suelo por el movimiento pélvico del tío.

La escena me tenía impresionado, ver la humanidad grotesca del tío sobre mi mujer penetrando el cuerpo frágil y hermoso de Laura la cual intentaba ponerse de puntitas sobre sus dedos de los pies para aligerar la penetración ya que soportar el peso del tío siendo sofocada por esa bestia le estaba arrancando la vida.

Mis ojos no daban crédito, finalmente mi fantasía se estaba volviendo realidad y era ver como ese viejo trataba como a una cualquiera a mi mujer y al mismo tiempo se volvía en el desfogue de otro hombre más, el cual a diferencia de Gerardo estuvo trazando poder llegar hasta este momento y lo había conseguido, ahora mi mente estaba completamente fuera de control al saber que mi mujer estaba saciando el deseo más pervertido de ese anciano.

Todo este tiempo estuve masturbándome sin darme cuenta, estaba disfrutando cada segundo de lo que veía, escuchaba y podía sentir en el ambiente. El tío entonces detiene un momento sus brutales embestidas, con su brazo derecha busca la pierna de mi mujer la cual intentaba seguir balanceando el cuerpo del tío Teo, sin embargo este al sostener su pierna derecha con su brazo inicio nuevamente la estocada, la vista era inaudita podía ver perfectamente los huevos del tío chocar en la maltrecha y llenos de fluidos vaginales de mi mujer, el tío rompió mi concentración al decir agitadamente y falto de aire lo siguiente:

“Que rica y estrechas Laurita… déjame llenarte con mi semen”

Mi mujer no podía decir nada, solo podía escuchar sus ligeros gemidos los cuales empezaban a degustar del momento. El tío apretó entonces sus movimientos y comenzó con un fuerte vaivén que me puso nervioso, el ruido que emanaba de la barra me hacía pensar que podía quebrarse y ambos caer encima de ella. Los trastes a un lado que recién había lavado mi mujer empezaban a vibrar, una copa de vino cayó al suelo y el ruido de los vidrios quebrándose se escuchó en toda la cocina y comedor, estaba seguro que Gerardo lo hubiera escuchado, mi cabeza empezaba a pasar de excitación a nervioso ya que no sabía qué pasaría si mi amigo pudiera llegar en ese momento y encontrarlos así, pero al parecer el cansancio y el alcohol como la vez anterior lo había hecho presa del sueño.

Desde mi posición pude ver entonces como mi mujer al empezar a sentir esa violencia indudablemente había pasado del susto a la excitación, un ligero;

-si, si, si, dale cabron. Salía de su boca.

Entonces con sus brazos dejo de querer levantarse y abrió ambos brazos sobre la barra, lo que hizo que su pecho y cabeza se pusieran sobre la superficie, esto hizo que el tío finalmente al sentir a su presa a disposición pudiera arremeter contra toda su humidad y bajo nuevamente la pierna derecha para ahora hundir sus gruesos dedos en el cabello de mi mujer y con un movimiento rápido lo jalo bruscamente hacia él, haciendo que mi mujer inclinara toda su cabeza hacia atrás.

-Así Laurita… así, déjame llenarte del semen de un verdadero macho. Dijo el tío entrecortado por la agitación y el esfuerzo físico que estaba haciendo.

-Lléname, lléname… lléname viejo asqueroso decía mi mujer con su cara descompuesta.

Al escuchar esto, mi verga el cual ya estaba a punto de explotar sentí llegar el orgasmo, incline mi cabeza hacia atrás para no hacer ruido, apreté mis labios y eyacule tan fuerte que hasta la fecha no sé dónde quedaron mis fluidos. El orgasmo que había experimentado me dejo aturdido, con la boca seca un frio sudor en mi frente… sin embargo no podía perderme terminar de ver ese momento único y excitante ya que pude escuchar como el tío empezaba a brumar señal de que estaba por terminar, entonces sujetándose con una mano en las cadera de mi mujer y con la otra jalando fuertemente el cabello de mi mujer, el tío llego al orgasmo, podía verlo por el espejo como empezaba a gritar como loco mientras una línea de saliva empezaba a salir de su boca y decía:

-Haaa, Haaaa… que rico toma toda mi leche en tu vientre, aaaahhh”

-SI tio! Dame fuerte… dame!! Aaaaahhh” mi mujer exclamo con su voz ahogada por el peso del tío.

El tío con sus últimas fuerzas empujaba todo su cuerpo tratando de atravesar a mi mujer y esto provocaba en ella un grito ahogado mientras sentía en su interior la leche caliente del tío, esa leche que por mucho tiempo estuvo esperando poder entrar en las entrañas de mi mujer y que ahora celebraba el júbilo de su victoria.

Finalmente esa pesada humanidad cayó sobre mi mujer, ambos quedaron tendidos sobre la barra, varios platos más cayeron al piso. La agitación de ambos se escuchaba en la cocina solamente, mi mujer fue la primera en intentar reincorporarse, pero el tío seguía sobre ella y este trataba de recuperar la respiración y seguía experimentando algunos ligeros espasmos los cuales lo tenían en las nubes, sin embargo mi mujer con mas esfuerzo y viendo que su depredador ya no podía ejercer fuerza, lo hizo a un lado.

Pude ver como la enorme verga del tío saliendo de la empapada vagina de mi mujer, al salir esa enorme cabeza roja un chorro de semen salió junto a ella y caía sobre los chamorros de mi mujer, otro hilo de semen empezaba a resbalar en la pierna de Laura.

Cuando esta pudo finalmente ponerse de pie, se acomodó el vestido que había perdido toda su forma, como pudo tapo sus senos y bajo su falda, se acomodó el pelo el cual estaba desaliñado como si recién se hubiera levantado de la cama, recogió sus zapatos y volteo hacia Teo el cual seguía tendido sobre la barra tratando de recuperar fuerzas, entonces mi mujer sin decir nada camino hacia la salida de la cocina y fue cuando se llevó la sorpresa de verme escondido detrás ella e hizo que se paralizara de la impresión, rápidamente entendió cuando le indique con el dedo índice en mis labios que guardara silencio y siguiera a la habitación, había entendido perfectamente mi mensaje y siguió hacia nuestro cuarto dejando ambos atrás al tío Teo.

Una vez en nuestra habitación y cerrando la puerta finalmente la tome de un brazo y jalándola rápidamente hacia mí la bese apasionadamente como hacía mucho tiempo no lo hacía, mi mujer me había convertido en el cornudo más feliz del mundo y yo tenía que sentirlo, por eso la avente hacia la pared y bajándole el vestido hasta los tobillos, la penetre de un solo golpe… Ella solo gimió pero le tape la misma con mi mano… Pude sentir su humedad y la leche del tío Teo aun en su útero, esa sensación estuvo toda la noche que hicimos el amor.

Para cerrar esta historia, basta decirles que decidimos guardar el secreto y no contarle nada a Gerardo acerca de lo sucedido con el tío Teo, mi mujer a la mañana siguiente lo hablo con el viejo y él estuvo de acuerdo, así como también hacerlo creer que yo no sabía nada y que se iría en la fecha ya establecida, a cambio de ese trato de silencio pues él se sirvió con la cuchara grande, el aprovecho los dos días previos a su partida para hacer de mi mujer lo que quería, aprovechando mi ausencia y la de Gerardo en el resto del día.

Yo tenía un festín a través de las cámaras de celular, en esos dos días el tío se cogió a mi mujer en mi cama, en la sala, en el comedor, en la ducha y hasta el jardín. Le pedía toda clase de sugerencias eróticas, como comerse su vagina y ella su enorme verga al mismo tiempo en un 69, intento varias ocasiones penetrarla analmente pero mi mujer no se lo permitió forcejeando con él, era un bestia ya que si mi mujer estaba trabajando o cocinando llegaba y le arrancaba las ropas y se guardaba en su pantalón las tangas rotas no sin antes olerlas y prácticamente violarla como lo había hecho la noche de la cena y una vez que terminaba en ella la sujetaba fuertemente del cabello y la obligaba a tomarse hasta la última gota que salía de ese enorme capullo rojo, me excitaba por las noches verle los moretones y mordidas que le dejaba mientras mi mujer dormía.

Una tarde en que Gerardo y yo estábamos en casa él se ofreció a acompañar a mi mujer al súper mercado, yo sabiendo sus malvados planes evite que Gerardo los acompañara y fingí que necesitaba su ayuda para algo del trabajo, mi mujer me conto que en el súper mercado la tocaba descaradamente por los pasillos y una ves de regreso la obligo a detenerse por una zona abandonada y ahí la sometió a hacerle un sexo oral como una prostituta de la calle, era una bestia que había despertado sexualmente y no podía controlarse, incluso le arranco el parche anticonceptivos a mi mujer por que le excitaba verla sufrir cuando este se lo quitaba violentamente y le decía que la iba a dejar embarazada de un bastardo suyo, lo cual mi mujer en su excitación le decía que le llenara el vientre para que la embarazara y eso transformaba al tío en un toro en celo al escuchar esas palabras, obviamente mi mujer tomo una pastilla de emergencia para evitar esto pero yo disfrutaba llegar a casa y verle las manchas secas de semen en su labios vaginales y las delgadas líneas que dejaba el semen que escurría sus entre piernas.

Muchas otras cosas pasaron que convirtieron en la partida del viejo en algo muy erótico en complicidad con mi mujer. Afortunadamente Gerardo no se dio cuenta hasta que le contamos tiempo más adelante para revivir la llama de nuestra relación lo cual obviamente lo enloqueció al enterarse y se cogía a mi mujer mejor que nunca.

El tío cumplió su promesa y se fue llegando la fecha pactada, yo nuevamente invente no poder estar ese día y le pedí a ella que me despidiera de él, Gerardo y Laura lo hicieron y el tío volvió a su ciudad a regañadientes, así terminaba la aventura fugaz con el tío Teo, mi mujer actualmente se mensajea y le envía fotos desnuda o algún video tocándose, esto hace que el tío insista en querer venir algún tiempo a visitarnos pero siempre le hemos dicho que no podemos recibirlo más, no le queda más que resignarse con esos recuerdos.

Algunas veces hemos pensando si darle la oportunidad de visitar a mi esposa con mi complicidad porque en mi interior sé que ella disfruto siendo la puta de ese hombre poco agraciado y la forma en que la tomaba como un simple juguete sexual para desahogar sus deseos hace que mi mujer de recordarlo tenga unos orgasmos riquísimos, por lo pronto el tío se tiene que conformar con recuerdos y masturbarse como yo, un cornudo feliz.

Gerardo a los pocos meses también se fue de casa y no por que las cosas entre los tres estuvieran mal, sino porque una nueva oportunidad de trabajo al otro lado de la ciudad lo llevo a mudarse independientemente, aun así nos ha seguido visitando o pasa los fines de semana con nosotros donde puedo saciar mis fantasías al verlo cogerse a mi mujer y experimentar ellos sus propias fantasías, las cuales espero en una oportunidad contárselas porque también han sido muy excitantes y placenteros.

Agradecemos infinitamente a todos sus comentarios y saludos que nos han hecho llegar a nuestro correo, no soy un profesional y nuestra única intención era compartir nuestra riquísima aventura, una disculpa por las faltas de ortografía y/o redacción. ¡Muchas gracias!

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