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Luis me dio todo el placer del mundo
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Era un día como cualquiera entre a una cafetería y pedí un mi café de siempre, me senté en la mesa que estaba en la terraza, empecé a tomarme el café y note que un hombre me estaba viendo, está en la mesa de enfrente, trabajando en su laptop, pero se notaba que llevaba un rato sin quitarme la mirada de encima, sin pensarlo mucho le sonreí, él me sonrió de vuelta e hizo un gesto de brindis con su tasa de café. Pasó un rato y empezó a guardar sus cosas se levantó de su mesa y se fue, cuando paso junto a mí me lanzo una sonrisa encantadora, lo seguí con la mirada hasta que salió de la cafetería.

No podía dejar de pensar en ese hombre tan guapo, se notaba que tenía unos cuarenta empezaba a encanecer su cabello, pero tenía muy buen porte y una mirada de ensueño.

Termine mi café y me iba a ir cuando vi que volvió a entrar a la cafetería, fue directo hacia donde yo estaba y me dejó su tarjeta de presentación.

“Soy Luis, espero que no te parezca demasiado atrevido, pero me gustaría invitarte a salir algún día.”

Me sonrió otra vez, no dije nada, pero le devolví la sonrisa y me mordí el labio. Tome la tarjeta y la guarde. Se dio la vuelta y volvió a salir de la cafetería, su traje era ajuntado así que al verlo irse una vez más note que tenía muy buen trasero.

Ya en mi casa no dejaba de ver su número de teléfono, me armé de valor y le envié un mensaje

“hola soy Angélica, nos conocimos en el café del centro, me gustaría conocerte, así que salgamos en estos días”

Me contestó al instante

“Claro que si hermosa, ¿puedes mañana?”

No lo pensé demasiado y le dije que sí.

Al siguiente día me arregle para nuestra cita, me puse un vestido corto rojo, ajustado de arriba y holgado de abajo, unas zapatillas negras y me ricé el cabello, yo soy una chica de estatura media, mido poco más de 1.65, soy delgada pero trato de mantenerme en forma.

Habíamos quedado de vernos en la cafetería donde nos conocimos, llegue un poco tarde y él estaba esperándome en auto, al verme me sonrió y me abrió la puerta para llevarme a un restaurante.

En el restaurante me platico que tenía una compañía de alimentos, que era divorciado y que tenía poco de haberse mudado a la ciudad. Yo le platiqué que estaba empezando una línea de ropa con una amiga de universidad, Él era 25 años más grande que yo. Yo tenía 24 y el 49, pero no importó, nunca había salido con alguien tan maduro y eso me gustaba

La cena continuo muy normal, en un momento empezó a acariciar m rodilla bajo la mesa, no me incomodó, al contrario, empecé a sentir como si algo empezara explotar dentro de mí, no sé si fue por todo el vino que habíamos tomada o porque estaba intrigada por un hombre como él. Empezó a subir su mano por mi muslo hasta llegar a mi ingle, tocó mi ropa interior de encaje y sonrió y con una voz dulce me dijo “¿nos vamos?”

Me acerque y lo bese apasionadamente, nunca me habían besado así, “vámonos” le dije al oído.

Subimos a su coche y la intensidad de los besos subió, quería arrancarle ahí mismo la ropa, empecé aflojando su corbata, puso su mano encima de la mía y me dijo “espera deja que lleguemos a mi departamento”.

Llegamos a un edifico en una zona muy bonita de la ciudad, él vivía el sexto pisto de aquel edificio. Entramos al elevador y en cuanto cerraron las puertas me tomo de la cintura, me levanto un poco y me sentó en el barandal, se recargo con fuerza en mí y me abrió el escote del vestido, me empezó a besar los pechos, me sostuve como pude en el barandal, mi cuerpo estaba explotando.

Llegamos al piso seis y salimos del elevador, completamente calientes y agitados. Entramos al departamento aun besándonos, dimos un par de pasos y lo lance con fuerza hacia un sillón grande, se sentó jadeando y me miró con lujuria, como si me estuviera ordenando algo solo con la mirada.

Di un paso atrás y me quite las zapatillas, sonrió aprobando lo que había hecho. Continué bajando el cierre de mi vestido y lo deje caer lentamente, él extendió sus brazos en el respaldo del sillón y me miró casi desnuda de arriba a abajo.

Me quedé parada dejando que me devorará con la mirada

Se empezó a quitar la corbata y luego el saco, desabotono poco a poco su camisa, yo seguí sin moverme solo observándolo, pero dentro de mi estaba ardiendo de deseo podía sentir como algo palpitaba en mi vagina y mi respiración se entrecortaba. Se quitó en cinturón y no pude aguantar más, se notaba que se desvestía lento para incrementar mi excitación. Corrí hacia él, me senté en sus piernas, de frente a él con las piernas abiertas, ya alcanzaba a sentir su pene tieso y eso me excitó aún más, le desabroché el pantalón y metí mi mano en su ropa interior, su pene se sentía muy duro y caliente, era más grande de lo que esperaba, me mordí el labio y lo miré, él puso sus manos dentro de mi brasier y empezó a acariciar en círculos mis pechos, yo lo empecé a masturbar y conforme movía mi mano también movía mi cuerpo, me dijo "detente", me detuve, solté su pene y saque la mano de su pantalón, "levántate, quítate el brasier y esa tanga y no te muevas" me dijo al oído, yo estaba demasiado caliente ya no quería seguir jugando, necesitaba que me cogiera en ese instante, así que me levanté y le di la espalda, después cumplí con lo demandado, me quite el brasier y lo deje caer al piso, después la tanga y esa se la lancé a él, la tomo con la mano, la olió y volvió a sonreír, esta vez con la expresión de un animal apunto de comerse a su presa.

Se levantó y escuché como caía su pantalón al suelo, después se quitó su bóxer, se acercó a mí y me abrazó, sentí su pene en mi espalda y colocó sus manos en mis pechos, hizo a un lado mi cabello y empezó a besarme el cuello, me pare de puntitas para sentir su pene con mis nalgas, incluso curvee la espalda hacia enfrente sacando las bubis y acercando mi trasero más a él. Me tomo del cabello y me jalo hacia él y me besó, me voltee y lo volví a lanzar al sillón, lo bese en los labios y empecé a bajar hacia su pecho, después en su estómago hasta llegar a su pene, primero solo bese la punta de su pene, succionándolo un poco.

Después empecé a metérmelo más, él me tomo de la nuca y me lo metió hasta la garganta, sentí una sensación de querer vomitar pero la controle porque en serio estaba disfrutando de ese rico pene, se inclinó hacia mí y me tomo de la barbilla, me levanto y me tomo de la cintura, estaba completamente a su disposición, también se levantó “recuéstate en el piso” ordenó, lo hice sin titubear, el piso se sentía frio en mi espalda, se puso de rodillas en el piso y tomo mis piernas, doblo mis rodillas y las separo con fuerza se inclinó hacia mí y puso la punta de su pene en la entrada de mi vagina, no se movió, solo se quedó quieto, no pude soportarlo y empecé a tocarme, estaba enloqueciendo por tenerlo dentro de mí, pase mis piernas detrás de él, rodeándolo con ellas y lo empuje hacia mí, su pene no entró, yo estaba tan húmeda que solo se resbalo por toda mi vagina, eso me éxito aún más, “tranquila, o ¿ya quieres que te coja?” me dijo al oído, “si” respondí soltando un suspiro, “entonces pídemelo, como si no pudieras soportarlo más”.

Me levanté un poco sin soltarlo con las piernas, puse mis brazos alrededor de su cuello y me acerque a su oído y susurre “cógeme, cógeme como un loco, quiero que me dejes desecha y suplicando por más”, su mirada en seguida se encendió, me empujo por los hombros para dejarme tendida otra vez en el frio suelo hizo su torso hacia atrás y de una tajada metió completo su pene en mí, sentí como todo dentro de mí se estremeció, después lo saco y lo volvió a meter, esta vez con más fuerza, sentí como rebote en el suelo, volvió a sacarlo , pero esta vez solo hasta la mitad y lo volvió a meter más rápido, continuo así y empecé a gemir, “gime más fuerte, eso me encanta”, mis gemidos se tornaron en gritos de placer, sentía como rebotaba todo mi cuerpo contra el piso de lo duro que me estaba cogiendo mi pechos rebotaban a más poder mentía como salía demasiado liquido de mi vagina.

De pronto se detuvo en seco y saco su pene se acercó y me beso, me tomo de la espalda y me sentó en el piso, se sentó frente a mí y yo estaba con la piernas abierta frente a él, me levanto un poco las piernas y las puso sobre las de él, después me acerco a él y me senté en sus piernas, sentí como lentamente metió su pene en mi vagina llena de jugo y me encantó, esta vez me reboto en su pene tan rápido y duro que sentía con los dedos de mis pies se tensaban para aguantar todo esa excitación, volví a gemir casi gritando en su oído sus mano estaban en mis senos, los apretaba y jugaba con ellos como si de una masa de tratara, bajo su cara un poco y empezó a lamer mis pezones, eso me volvía loca y de pronto lo sentí, un hermoso orgasmo creciendo de la punta de mis pies, subiendo por mis rodillas pasando por mi vagina, hacia mi estómago y llegando a mis senos donde él se estaba encargado de que yo tuviera todo el placer del mundo.

Él notó en seguida que me había causado un orgasmo de tal magnitud y me beso el cuello jalando mi cabello, lo empuje lentamente hacia el piso y quede encima de él, puse mis manos en su marcado torso y empecé a moverme de atrás hacia adelante, dejando mis pechos al descubierto, solo para él, podía ver su cara de placer, tome su mano y lamí su dedo medio, me tomo de las nalgas y las apretó, empujando con más fuerza para que me entrara todo su pene, de pronto sentí su deliciosa leche esparcirse dentro de mí, su pene palpitada y él no dejaba de apretar mi nalgas, las piernas me temblaban, sentí como lentamente me soltó las nalgas y se empezó a incorporar.

Me levanté de su entrepierna y me senté juntó a él, tomé su camisa y me la puse, puse los botones de forma que aún se alcanzaran a ver mis senos, “la puerta del fondo es mi habitación” me dijo después de besar mi mejilla, me levante y fui directo a su cuarto, abrí la puerta y había una enorme cama y una ventana con una vista increíble de la ciudad, me recosté y me quede dormida, había quedado agotada después de tener a ese gran hombre solo para mí.

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